La zona de en medio.

En el centro y si quieres, un poquito hacia la derecha o un poquito hacia la izquierda o un poquito hacia arriba o un poquito hacia abajo, pero poquito.

Ahí donde los opuestos no se tocan, justo en el lugar donde no es necesario escoger un bando porque la cosa reside estar en el punto medio, buscando un equilibrio difícil mientras los de los extremos tiran, cada uno para su lado, intentando polarizar y sus sinónimos:  dividir, divergir, discrepar, diferenciar, separar.  Y pocos sistemas evolucionan así, más bien, involucionan. Ahí, en ese punto central, es donde se refugia el diálogo, el debate , la empatía y esa energía transformadora que solo aparece cuando hablamos, de verdad.

Y creo que es, en esa zona de en medio, donde estamos la mayoría.

Tengo la esperanza que habrá un día, en el que nos daremos cuenta de nuestro poder. El de los de en medio…

NB : Foto generada por IA.

No hay que olvidar.

Son tiempos en los que la razón y el optimismo se van diluyendo y la impotencia y la tristeza se imponen, como una realidad aplastante.

La esperanza vaga por el mundo debilitada. Lo último que se pierde es, justamente, lo único que no podemos perder pero nos lo están poniendo muy difícil.

Hoy, he colgado en la pared, al lado del rosal, dos invocaciones a la concordia. La rama de olivo y el símbolo de la paz.

Mi yo pragmático me dice que no sirve de nada.

El otro yo, el que aún tiene esa mínima esperanza, casi sin batería y a punto de apagarse, me dice que sirve para no olvidar . Nos estamos acostumbrando. Casi , normalizando.Estamos asistiendo a guerras en directo, con miles de vidas perdidas en todos los bandos de todas las guerras. Adultos y niños. Los hijos inocentes de esta humanidad. Nuestros. De todos.

Me dice que cuando la rama de olivo esté seca, la sustituya por otra fresca. Que no me importe que el símbolo de la paz se oxide ,lo puedo pintar.

Pero que no olvide…

Banderas blancas.

Hace 14 años , publiqué un post en este Blog que titulé “Un mundo Non Perfect”. Ese 6 de enero del 2009, en la portada de La Vanguardia, aparecía la foto de un Rey Mago sonriente con una niña preciosa en brazos y un segundo titular, de otra noticia de actualidad : «Lucha cuerpo a cuerpo en Gaza» .

Finalizando 2023, las guerras continuan. Nuevas , eternas y las que se repiten. Muchas.

Este es el mundo imperfecto que hemos creado después de tantos siglos de ensayo y error y en el que nos ha tocado vivir . La violencia entre seres humanos, genéticamente hermanos, todos de la misma raza -la de la humanidad-, todos habitando el mismo planeta, despertándonos bajo el mismo cielo, viendo la misma luna…¿ Cómo puede ser? ¿Como nos negamos el deber de utilizar el don más mágico que tenemos ?

Los seres humanos nos podemos comunicar de manera inteligente. Nos podemos dedicar a procesar la información que nos da el otro, compararla con la nuestra , podemos negociar y tomar decisiones en aras del bien común. Es nuestra única salida : entendernos todos.

Es muy difícil acabar con la violencia. Es como uno de esos virus, de alta resistencia, que se niega a abandonar su huesped. Pero debe haber algún camino y hay que descubrirlo . Somos muchos más , en ese conjunto llamado humanidad , que quiere la concordia y no aceptamos la violencia como argumento. No hay que olvidar esa superioridad numérica, para tener esperanza. Aunque sea pequeñita.

Una estrofa de la canción de Sopa de Cabra “Si et quedes amb mi” dice :

Despinta les banderes
I fes-ne un gran llençol
Per sobre les fronteres
Podràs sentir-me a prop

Despinta las banderas /Y haz una gran sábana /Por encima de las fronteras/Podrás sentirme cerca.

Toca despintar banderas y que todas sean blancas.

Foto de samantha woodford en Unsplash

La última patata de la tierra.

patata2

—¡Corre! —Soltó sin preámbulos, casi sin aliento.

No le hice caso. Estaba a punto de comerme la última patata de la tierra…

El 23 de marzo se anunció, oficialmente, el éxito del primer viaje a un exoplaneta muy similar a la tierra, descubierto tres años antes por los miembros del Proyecto Carmenes en Calar Alto. Unos días antes del anuncio, mi amigo Alf, el que se fue a trabajar al Banco Mundial de Semillas de Svalbard en Noruega, me había enviado un paquete por mensajería urgente.

La caja contenía semillas de Patatas de la Vall de Camprodón y una nota manuscrita. El mensaje era muy breve: «Aprovecha para degustar las últimas.»

Alf sabía que me encantaban las patatas mucho antes de la plaga que acabó con la producción mundial de todo tipo de tubérculos. Se había convertido en un manjar extinto… ¿Por qué me enviaba esas semillas tan valiosas? Todos sabíamos que el Banco de Svalbard estaba fuertemente custodiado… ¿Por qué me instaba a plantarlas? ¿No sabía que era delito?

Y… ¿Por qué «las últimas»?

Tres meses después de recibir ese paquete, estoy a punto de comer una de las últimas patatas del planeta .De las originales, de las de verdad, de las de antes de la gran plaga… La planté y la he cosechado yo misma. A escondidas. Infringiendo la ley…Y, sí, tengo las respuestas a todas mis preguntas.

Nadie pensó que todo iría tan rápido. Por lo menos, ninguno de los seres humanos de base. Nadie creyó los informes de aquellos científicos… Décadas, sabiendo que el crecimiento del planeta no era sostenible. Demasiados carburantes, demasiadas emisiones, demasiado consumo, demasiado plástico, demasiadas personas…

Todo se precipitó…Como cuando algo cae al vacío, sin más parada posible que el impacto contra el suelo…Ese era el camino de la humanidad.

El día en el que se reunieron todos los dirigentes del planeta en una cumbre de urgencia, fue cuando fuimos conscientes que ya hacía dos siglos que hablábamos del “Cambio Climático”… Dos siglos sin hacer demasiado o nada para parar la caída…

Y es que “El Cambio” sucedió de forma gradual. Las estaciones frías empezaron a acortarse, el calor fue aumentado al igual que la ausencia de lluvias. Lo vivimos con una cierta desidia: mejor librarse del frio invierno y vivir nuestras eternas primaveras, abarrotando las playas, surcando los mares en cruceros masivos, visitando ríos que se iban secando y valles que se iban marchitando. La introducción de semillas transgénicas, modificadas para las nuevas condiciones climáticas, tampoco supuso ningún problema. Ya lo estábamos haciendo hacía años… Todo era rutinario, conocido, poco alarmante.

Y la tierra se nos reveló. Las temperaturas subieron y subieron y subieron…

Abro la patata cocida con mucha delicadeza. Le pongo una pizca de sal y otra de pimienta negra, recién molida. Aún conservo un frasquito de aceite de oliva no transgénico que he escondido durante un par de años para una ocasión especial. Esta se lo merece. Vierto un fino hilo del oro líquido sobre la patata…

¡Qué bien huele, por Dios!

Antes de dar el primer bocado, mi vista se dirige al horizonte. El cielo está plagado de luces. Hay muchas…Parecen estrellas fugaces pero son de color rosado y serpentean en un cielo anaranjado. Son las naves del Gran Éxodo desapareciendo de la atmósfera terrestre.

Los que nos quedamos aquí, no sobreviviremos. Los que se van hacia esa nueva tierra, no han aprendido nada.

— ¡Corre! —Mi vecino está ya en las escaleras, con una mochila colgada al hombro. -¡Podemos hacerlo! ¡Estamos a media hora de la base de lanzamiento!- Oigo gritos, pasos, carreras…Todos intentan llegar a las últimas naves con plazas disponibles.

Miro la patata humeante y le digo que me quedo…

Lloro.

Lloro de emoción.

La última patata de la tierra está divina…

De compras.

Hace muchos años, fui a una tienda de Sentidos. En ese momento, buscaba un sentido concreto y pasé de largo por secciones de sentidos que, o no estaban de oferta o no me interesaban en ese momento. 

Me acuerdo de la bolsa, de sencillo papel reciclado. Como si San Antonio me ayudará en la búsqueda, la he encontrado en el armario de reciclaje de bolsas. Siempre he sentido que no debía deshacerme de ella y bien que hice porque no me acuerdo donde estaba el establecimiento y seguro que encuentro la dirección en la bolsa. Y ahí está, en un lateral, tan desteñida que me cuesta leerla.

Foto de Dmitry Mashkin en Unsplash

Sentidos Shop es una tiendecita encantadora. Al abrir sus puertas de madera vieja y decapada, me ha parecido que entraba en otra dimensión (igual lo he hecho). Decenas de estanterías de roble, ocupaban toda la estancia y, alineados en perfecta simetría, unos encantadores tarros de cristal, como los de mermelada casera, con unas etiquetas manuscritas en papel reciclado. Un neón luminoso centelleaba: “Sírvase Ud. mismo”.

He cogido una cestita de mimbre y he empezado a recorrer la tienda. Los sentidos físicos estaban en la primera planta (gusto, tacto, etc.…). Los conceptuales, en la segunda y allí me he ido. He pasado de largo la sección de “El Sentido de la Vida” y también la de “El Sentido de nuestra Relación”. En el área de “El Sexto Sentido” he caminado más deprisa, por si acaso… Finalmente he llegado a la sección de “El Sentido Común”. Mi intención era comprar las máximas unidades posibles y repartirlas a diestro y siniestro.

Foto de Darío Méndez en Unsplash

Para mi sorpresa, casi no quedaban frascos y los que quedaban estaban rotos, con fisuras y taras.  Un chico con una camiseta en la que rezaba Staff se me ha acercado a preguntarme si necesitaba ayuda. Le he preguntado si podía buscarme algo de Sentido Común en el almacén o en la central (está tienda tiene filiales en otros países) pero ha negado con la cabeza.

  • Lo siento mucho. Es el único Sentido del que tenemos rotura de stock. No te puedo decir cuándo estará disponible de nuevo. Parece que no hay producción en los últimos tiempos. Por la sequía, el cambio climático, la guerra… Son muchas variables, ya sabes, pero de momento no se fabrica Sentido Común. Si quieres, te puedo apuntar en una lista de espera y te llamo si lo volvemos a vender.

Me he ido, con la esperanza de que pronto, recibiré la llamada de Sentidos Shop, diciéndome que tienen “El Sentido Común”disponible…

Ya os avisaré.

Su trigo, nuestro pan.

Al volver, me reconecto con el mundo. 

Leyendo la actualidad política, recuerdo mi estancia en el pueblo. Este año, conocí a gente joven que intenta desarrollar su proyecto vital en el entorno rural. Agricultores que intentan profesionalizar su trabajo en el campo: hablaban, con ilusión, de su afán por cosechar grano de máxima calidad, utilizando productos naturales y tecnología para optimizar resultados.

También, de cómo se enfrentan a problemas básicos de vida que suenan a los de los urbanitas, pero son más acusados y trascendentes en esos preciosos pueblos remotos. La mala comunicación de la red de transporte, la falta de conectividad, la falta de médicos, de colegios cercanos para los niños, el exceso de burocracia que les obliga a desplazarse aquí y allá…

Son el futuro. Son pocos y les cuesta hacerse oír, pero si se les escuchara, podríamos explorar todas las posibilidades que tiene esa España, mal llamada vaciada. Lo que está es abandonada. Se abandona el talento de esa juventud que se arriesga y apuesta por el campo y también se abandona la materia prima de un país de primera. Tenemos sol, campo, montañas, mar, y, hasta ahora, un buen clima…

Los resultados electorales dejaron fuera a los partidos que representaban esa España tan particular y, a la vez, tan importante. 

Pienso en esos jóvenes agricultores y en la importancia de tener pueblos habitables y no solo ciudades habitables. Que la elección de ciudad o de pueblo, para desarrollar un proyecto vital, sea en igualdad de condiciones porque tal y como vienen las cosas, en esta llamada Crisis de Civilización, un semiconductor puede quedar inservible pero el trigo, está ahí desde hace más de 14.000 años. 

Y su trigo es nuestro pan.

Mientras tanto, solo hay que leer el periódico del día para ver cuáles son las noticias de cabecera. Es desconcertante observar cómo, en el plano nacional, se obvian temas muy básicos y se hace una política de paja.

No pesa casi nada y sirve para dar de comer al ganado.

NB : Por cierto, el pan del pueblo, un tesoro de valor incalculable…

Cuadro electoral y caluroso.

¡Qué calor!

El calor extremo es el protagonista de estos días. Me temo, que lo será los próximos veranos de nuestras vidas e incluso, tendremos calor en primavera. La ciencia lleva años y años advirtiendo de los efectos del cambio climático. Un cambio que conlleva una emergencia, una crisis global y planetaria.

¡Qué calor!

Para despistar y esquivar al calor, he estado pintando. Me ha salido un cuadro de tonos anaranjados calurosos, con una ventana redonda verde y azul que podría ser la esperanza y el agua. 

¡Qué calor! 

Entonces me he dado cuenta de que este calor infernal, es “el cambio climático”, en persona, con su propia campaña electoral y haciendo sudar a todos, incluidos aquellos que lo niegan. 

Le cedo mi cuadro para su campaña y , como no hay Planeta B, espero que gane las elecciones.

¡Qué calor!

Dialogad, dialogad, malditos…

Ilustración de Saul Steinberg

Han pasado cinco años de este post y lo puedo publicar sin cambiar ni una coma. Lo único que puedo añadir es : que triste…

Leer la prensa con tranquilidad y más exhaustivamente era un placer.Y digo que «era» porque, a medida que voy leyendo sobre los acontecimientos nacionales e internacionales y como los gestionan los seres humanos nacionales e internacionales, van convirtiendo la lectura en un displacer. Añadid, la televisión y Twitter…

Si algo queda claro , a una mente básica como la mía, es que esos seres humanos en todo el mundo, que dirigen el cotarro,  han perdido o no han tenido nunca una característica básica del ser humano  : la dialogicidad.

«El diálogo no impone, no manipula, no domestica, no esloganiza.»

hablen

La dialogicidad es la postura epistemológica en donde reconocemos que el diálogo se encuentra en la base de todos los procesos del conocimiento.

«En el anti diálogo se quiebra aquella relación de simpatía entre sus polos, que caracteriza al diálogo. Por todo eso, el anti diálogo no comunica. Hace comunicados.»

Dada la importancia de esta habilidad básica para la resolución de problemas , ¿Se podría medir esta característica/habilidad de alguna manera para elegir a quien nos representa?

Apuntando más alto : ¿Podría ser una condición sine qua non para cada uno de los líderes de cada uno de los partidos políticos , que se presentan a unas elecciones?

¿Cómo lo hacemos?

 

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NB  : Dialogicidad. Término acuñado por el pedagogo brasileño Paulo Freire,  que basaba su metodología de aprendizaje en el diálogo. Las citas, también son de Paulo Freire.

 

 

 

Sobramos.

El mundo se pelea y mientras lo hace, sigue saliendo la luna cada noche. Y mañana, de nuevo, el sol. Y la vida seguirá, inamovible, en su ciclo perfecto.

Por mucho que la humanidad se vaya complicando la existencia, sin saber que lo importante no es lo que creemos importante, los pájaros nocturnos de junio seguirán con su melodioso jolgorio, las mariposas aparecerán con la luz, el lagarto aprovechará el sol y las flores estarán preciosas, dándolo todo a las escasas abejas que aparecerán por allí.

Se intuye que sobramos…

Atascados.

Estos días he estado ordenando libros de mi padre. Entre las joyas de la corona que me he guardado para relectura y futuras reflexiones, estaba uno de sus libros preferidos.

Es del humorista gráfico y escritor catalán Jaume Perich, conocido como El Perich. Fue un maestro en la crítica social y política en tiempos en los que hacerlo era más difícil que ahora (aunque algunos digan que no). El libro en cuestión es “Nacional II”.

Además de las viñetas, siempre aparece El Perich escritor-pensador con perlas como estas:

Nuestra sociedad.

En nuestra sociedad todo el mundo cree que la honestidad debe ser una cualidad ajena.

Maravillas de la Humanidad.

Las tres cosas más extraordinarias que ha inventado el hombre son: a) libertad, b) democracia, y c) la posibilidad de no utilizarlas para nada.

Releyendo este “Nacional II”, he sentido que se hacía una radiografía a nuestra sociedad actual, con algunos matices, pero muy cercana. El libro se publicó en 1972 y, salvo alguna excepción, parece que nos hemos quedado atascados, que la cosa no ha avanzado como era de esperar en 51 años. 51 : se escribe y se dice rápido pero eso son cinco décadas.

Así que espero que , en las próximas cinco décadas, nuestra evolución inteligente sea más veloz y «Nacional II» sea una obra desactualizada.

 

 

Acabo con uno de los consejos del maestro Perich:

Consejo

Carpintero a tus zapatos.