
Hoy, al llegar a casa, me he llevado un susto tremendo.
¡He encontrado un extraterrestre en mi jardín! ¡Sí! Un alienígena de los típicos: de color verde con su antenita y tres ojos.
He gritado tanto y tan fuerte que el que se ha acojonado ha sido él. Mientras yo desplegaba todo el repertorio de gritos de cuando estoy histérica ( desde uh, uy, ay, hasta madre-del-amor-hermoso), el extraterrestre se ha ido replegando en sí mismo, hasta formar una bola compacta de color verde. En esta fase, me he quedado muda de golpe. He oído un sonido electrónico como deslizante y de lo alto de la bola, ha emergido un palo verde con una banderita blanca.
Cuando he decodificado correctamente el mensaje , me he calmado y me he acercado a la bola . Nos hemos observado mutuamente, la bola y yo. Yo y la bola. Tras unos tensos minutos, la cosa esa se ha descompactado y ha vuelto a aparecer el típico alienígena de antes.
Me he armado de valor y le he preguntado también lo típico: qué quería y de dónde venía.
El extraterrestre me ha explicado que quería irse pitando de aquí. No he entendido el nombre del planeta del que venía. Me es imposible reproducirlo fonéticamente pero sonaba como Flushhhh. Como en las pelis de extraterrestres, nos entendíamos telepáticamente, sin necesidad de conocer los respectivos idiomas, cosa que debo decir que es la mar de cómoda.
Esta cosilla verde, cayó en la tierra cuando unos cazas de combate derribaron su nave. Seguro que lo habéis visto en las noticias estos días…
Es decir “tierra” y ver como su piel verde se cubre de sudor : «Sé que estáis gobernados por seres humanos incapaces e irresponsables. Según el manual, es urgente salir de aquí. Tuvimos un fallo de navegación porque siempre evitamos este planeta en nuestra ruta.»
Se vuelve a convertir en una bola. Cambia de color varias veces y, al final, emerge de nuevo. Me parece que brilla más.
–Eres un ser humano comprensivo. No has intentado hacerme daño y me has dejado reiniciarme sin que te importen las consecuencias– Sigo su mirada y veo el gran boquete, tamaño bola, que tiene mi precioso rectángulo de hierba – es por eso que , puedo ofrecerte asilo planetario. Consideramos que es causa humanitaria vivir en este lugar, así que te ofrezco venir conmigo a…Flushhh.
Le digo que no, que gracias. Muy agradecida, de verdad pero estoy segura que no conseguiré teletransportarme tan ricamente. Hay algo en eso de la reorganización molecular que sé que falla. Lo he visto en Star Treck.
No se espera demasiado. Me da las gracias, se vuelve a convertir en bola, esta vez plateada, y sale disparado a propulsión, hacia el infinito y más allá, esquivando los radares chinos, americanos , de la OTAN y a todos los cazas que pululan en busca de globos y ovnis.
Entro en casa, confundida. Durante la tarde, tengo que salir al jardín un par de veces para ver el boquete que hay en la hierba. Es una prueba de lo que aquí ha ocurrido… Enciendo la televisión- ¿Alguien más habrá visto al alienígena, no?-y están dando las noticias.
Veo el informativo, completo, esperando que digan algo del extraterrestre , pero a medida que van desgranando la actualidad me doy cuenta del terrible error que he cometido.
Tenía que haberme ido a Flushhh con ese típico alienígena verde…
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