Me encontré la botella negra al ir a tirar la basura. La vi encima de una repisa de la valla de un edificio de apartamentos. Paso por allí delante, cada noche, de camino a los contenedores de reciclado.
Me paré para cogerla y meterla en la bolsa correspondiente, según fuera de vidrio, plástico o aluminio…El tacto, por eso, me despistó…Parecía terciopelo o piel…Suave, muy suave. Tuve la impresión de que alguien la había olvidado allí y la dejé en su lugar. La noche siguiente, continuaba estando en el mismo sitio, así que me aventuré a examinarla debajo de una farola. El material me intrigaba…
Me la llevé. Es verdad que caminé un poco más deprisa de lo que es habitual y que miré a un lado y otro de la calle para confirmar que no había ningún testigo del…robo de la botella negra.
Ya en casa, la observé con atención. No había nada especial en ella, más que aquel extraño tacto suave y cálido…
Que era un artefacto diabólico, lo supe más tarde. Por casualidad. De verdad que siento lo de Loli … La botella negra es capaz de absorber a todo aquel que posea una personalidad conflictiva: tiquismiquis, tocacojones, yoístas, tóxicos, pesimistas contagiosos, etc,etc… Sólo hay que abrir la botella en su presencia y sólo ellos desaparecen… La forma en la que se introducen en su interior, no deja de tener su encanto. Es en plan un torbellino que se va haciendo minúsculo girando sobre sí mismo y después, ¡puf!, una pequeña porción de gas de nada y para adentro…
Con lo de Loli me di cuenta de lo que pasaba. Diabólico, ya lo he dicho antes. ¿Y qué hice? ¿Destruir la botella por su peligro potencial?
Pues no.
Después de absorber a diez personas, la primera botella negra dejó de surtir efecto pero al salir esa noche a tirar mi basura, me encontré otra. Cuando se llenó la segunda, apareció una tercera…
Ahora las decoro. Y las voy llenando.
Mi vecindario está ahora lleno de gente amable y maravillosa. Igual que en mi familia. Y en la oficina. Y en el gimnasio. Y….
NB : DIY – Reciclaje de Botella de Ratafía pintada con pintura de pizarra para vidrio. Decorada con rotulador blanco permanente.
Hablo sin saber lo que digo. He verbalizado “perder el oremus” y al momento, he pensado: ¿»Oremus????»
Sé lo que significa : si pierdo el oremus, pierdo el sentido (el norte?), me despisto…pero no sé nada del tema “oremus” . Investigando un poco, encuentro dos explicaciones posibles. Como parece obvio, es una de esas expresiones católicas que ha arraigado en el lenguaje popular. La invitación a la oración que hacía el sacerdote en el rito, eso es el “Oremus” ( Oremos, en la misa en latín). Y el feligrés, debía saber cual era la oración que tocaba recitar en esa parte de la misa. Si se despistaba ( por ejemplo, estar mirando las musarañas sin prestar atención a los tempos del ritual) y no sabía qué debía recitar, era que había perdido el “oremus”. Esta es la explicación lógica, pero me gusta más esta otra : al celebrar la misa, el cura se ayudaba de un misal. El libro llevaba en el borde exterior de las páginas iniciales de sus diferentes capítulos unas pestañas, que el cura podía agarrar con dos dedos y pasar de golpe un bloque entero de hojas cuando necesitaba ir de una sección a otra en diferentes momentos del rito. En algunas ocasiones adoptaba la posición de orante, con los brazos extendidos y las manos vueltas hacia arriba; era entonces cuando las pestañas se revelaban especialmente eficaces y le permitían, con un rápido movimiento, ir directamente a la página en la que estba la oración que tenía que leer.
Esas pestañitas recibían el nombre de «oremus», y si el cura perdía el oremus, no sabía cómo seguir y la misa podía verse interrumpida. ( De la misa la mitad, Salvador Alsius).
Así que cuando lo pierda ( el oremus), por lo menos, sabré lo que pierdo…
Ya tengo, de nuevo, tres pares de calcetines huérfanos de par. O sea, son 3 calcetines single. Se ha investigado, exhaustivamente, la escena del crimen y no hay rastro de los desaparecidos. Estarán un tiempo en un cajón que no se abre nunca, hasta que sean reciclados.
No encuentro mi carnet de conducir. Sé que no lo he perdido. Está en casa. Lo percibo…Durante un par de días, todos los bolsos, bolsas, maletines, carteras y porta documentos son registrados. También los cajones donde a veces, sólo a veces, dejó la pequeña cartera que contiene ese documento. En el coche-hay una mínima posibilidad de que se haya caído-, tampoco.
Al tercer día, vuelvo a hacer la ronda de búsqueda y le añado la invocación a San Antonio. Me doy por vencida. Estará, riéndose se mí, con las tapas de tupper y los calcetines. Veo que puedo pedir un duplicado vía on line con el certificado digital. Es fácil y me dispongo a hacerlo, pero, me llama mi madre. Ha recibido la llamada telefónica de una señora muy simpática, que le propone un análisis del agua en su domicilio, gratuito y, además, le darán un regalo por participar en dicho análisis de agua del vecindario. Para cualquier cosa de este tipo, antes de quedar con la señorita simpática, les da mi número de teléfono (al que casualmente, nunca llama nadie) pero como hace unos meses, instalamos un sistema de osmosis, dudo si no será para la revisión, aunque parece demasiado pronto. Voy a buscar la carpeta donde tengo todos sus documentos y facturas para llamar a la empresa instaladora y … ¡Pam! Dentro de la carpeta, está la carterita con mi carnet de conducir. ¿Cómo ha llegado allí? Ni idea.
He mirado a mi alrededor por si estaban los calcetines y las tapas. Igual es una zona cero, tipo agujero negro, donde van a parar las cosas perdidas, pero, no. Siguen escondidos…
¿Por qué no la pintan con una melena frondosa? Y…¿Por qué pintan a la Ocasión? La Ocasión…¿Se pinta?
Y resulta que La Ocasión no es un sustantivo que indica “Oportunidad que se ofrece para ejecutar o conseguir algo.”
No. Nada de sustantivos, ella es una Diosa grecorromana.
Es dicho muy antiguo, aunque inexacto. Los romanos tenían una diosa llamada Ocasión, a la que pintaban como mujer hermosa, enteramente desnuda, puesta de puntillas sobre una rueda, y con alas en la espalda o en los pies, para indicar que las ocasiones buenas pasan rápidamente. Representaban a esta diosa con la cabeza adornada en torno de la frente con abundante cabellera y enteramente calva por detrás, para expresar la imposibilidad de asir por los pelos a las ocasiones después que han pasado, y la facilidad de asir las que tenemos enfrente.
Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena edición. Octubre 1996, pág.110
Dicen las enciclopedias que es una “deidad menor” pero todo apunta a que fue la primera Diosa Punki del Olimpo.
Parece ser que otras expresiones como “La suerte le ha dado la espalda”,“Aprovechar (la ocasión) por los pelos” y “ Tener la suerte de cara”, hacen referencia a esta representación plástica y, en concreto , al peinado de la Diosa.
De frente, la podías agarrar por los pelos. No sé. Eso me duele… Pobre Diosa, ¿no?
Si los Dioses fueran más benévolos, hubiesen ideado otro tipo de peinado para la Diosa Ocasión. Uno de esos que no la deje medio calva ni dolorida por el agarrón de la otra media melena y, lo más importante, que a nosotros, los pobres humanos, nos permita, cazar la ocasión al vuelo, la mires por donde la mires.
Son ilustradoras, especialistas en humor gráfico. Analistas sociales, altavoces de la realidad más íntima. Hacedoras de sonrisas. ¿Apetece sonreír viendo un dibujo? Pues , venga.