Decoración.
Ilustración.
De Nacho Díaz.
Maquillaje. Convertir a Ralph Fiennes en Lord Voldemort.
Before & After con Photoshop.
Lo del Photoshop típico…
Before & After Sreet Art.
Los dos en New York.
Decoración.
Ilustración.
De Nacho Díaz.
Maquillaje. Convertir a Ralph Fiennes en Lord Voldemort.
Before & After con Photoshop.
Lo del Photoshop típico…
Before & After Sreet Art.
Los dos en New York.
Hace unos días que inicié una investigación sobre los NFT. Tenía una vaguísima idea de lo que era eso de los Not Fungible Token, pero era tan vaga que no pasaba de la idea simple de: “un certificado digital de propiedad de algo en el universo digital.” Ese algo puede ser cualquier cosa en ese vasto mundo de la tecnología… Desde una copia del primer tweet de la historia a una entrada de un concierto, un dibujo, una fotografía, un juego…Y más “cosas” pero, en este caso, para que no se produzca un cortocircuito en mi cerebro analógico, hablamos de los NFTs del arte y de la fotografía.
Estos los entiendo más: te gusta el arte de un ilustrador digital o un fotógrafo, compras un NFT suyo y lo expones en las pantallas de tu casa. No voy a entrar en el debate de si mejor un cuadro físico que una imagen del cuadro porque es un debate de preferencias y, lo más seguro, con sesgos según la edad. En cualquier caso, hay que asumir que hay nuevos lenguajes y formatos. Todo nuevo.
Todo empieza porque en mi cuenta de Instagram, me contactan y me proponen comprar dos de mis fotos de las que hay publicadas en NFT. Parece fácil: la mayor plataforma mundial de NFTs es OpenSea.io. Solo tengo que “mintear” (que viene a ser “acuñar”). Descubro que es introducir un código (blockchain) que le confiere la propiedad de ser único e irrepetible y, por tanto, le da valor de una obra única. Mi comprador me indica que cuelgue las obra en dicha plataforma y me da un precio por cada una. Me indica el valor en una moneda digital (criptomoneda) de nombre Ethereum con las siglas ETH. Vale.
En esta fase, lo de mintear, Ethereum, etc, ya me parece inasumible. Además, encuentro información sobre las ETH y veo que el valor de 1 ETH, ese día, es de unos 1.500 dólares. El tipo me ofrece 7 ETH por cada foto. Evidentemente, la tasación de mi foto en más de 10.000 dólares es tan excesiva, que entiendo que es una estafa, pero ¿En qué consiste? ¿Qué pueden obtener?
Esta es una de las fotos.
Recurro a mis asesores externos, en una franja de edad de 18 a 24 años. Sé de sus conocimientos sobre criptomonedas así que lo del NFT no será desconocido para ellos. Y, efectivamente, saben.
Descubro muchas cosas y hay muchas otras que no entiendo. La propuesta de compra de mi arte, pinta fea. En Instagram, el primer mensaje proviene de un bot. Son perfiles falsos que acceden a los usuarios que etiquetan con #arte o #art. En mi caso, me pide que “cuelgue” la foto en la plataforma. Esta acción no tiene un coste monetario excesivo (de 5 a 20€) pero hay que registrarse y elegir un wallet de criptomonedas ( esto ya me da miedo). Ese wallet puede estar vacío (apenas con unos céntimos) y simplemente que sirva para recoger los 7 ETH que me quieren pagar por mi gran talento artístico.
Y eso es lo que yo no entiendo. Si cuelgo la foto y el interesado me paga ¿Dónde está la trampa? Está en algún momento de esta cadena de transacciones, pero ¿Cómo?
Mis expertos me indican que, probablemente, será después, cuando yo tenga los 7 ETH en mi wallet. Me “guiarán” para hacer un tipo de inversión inversa (valga la redundancia) o para mover ETH de wallet a wallet o yo qué sé porque no lo he acabado de entender.
Mi mecenas y descubridor en Instagram, me ha seguido contactando para que venda. Le he dicho que no, que gracias por su interés, que lo mío es una afición, etc. y he acabado la conversación sobre los NFT.
Tiene toda la pinta de ser una estafa. Las potenciales víctimas son los artistas que creen que, por fin, alguien ha visto que su obra tiene posibilidades (sea una foto, una ilustración digital, a mano, un cuadro o un dibujo) y, encima, te ofrecen una cantidad de dinero, impensable desde tu modestia de autor aficionado.
Pero… ¿Y si hubiese “minteado” la foto y la hubiese colgado en OpenSea?
Como soy nativa analógica y hago caso a los refranes, no voy a dejar que la curiosidad mate al gato.
Mientras tanto, he creado el primer NFT analógico de la historia para el universo digital.
Aquí lo tenéis.
NB: Si alguien lee este post y le ha pasado lo mismo, o es usuario de OpenSea, me encantaría saber más.
¿Por qué utilizamos un corazón para representar el amor?
¿Qué forma es esa?
Foto de Ryan ‘O’ Niel en Unsplash
No se parece en nada a un corazón de verdad…
Foto de Kenny Eliason en Unsplash
La importancia del “corazón órgano” viene de lejos. La civilización egipcia, por ejemplo, creía que en el corazón se concentraba el alma y la mente del ser humano. Ahora, ya sabemos que la cosa no va así. El corazón es un músculo que bombea sangre al resto de cuerpo y que recibe órdenes precisas del cerebro para hacer todas esas cosas que hace cuando nos enamoramos (desde la aceleración del ritmo cardíaco, hasta el aleteo de mariposas en el estómago).
El cerebro es el que decide si nos enamoramos o no…
El que nos pone tristes.
El que nos hace estar felices…
El corazón, bombea.
Pero, claro, esto lo sabemos ahora. En tiempos remotos, supongo que era uno de los pocos órganos con posibilidad de causa –efecto que se podía verificar empíricamente: latido = vida. Así que se podría entender la importancia del “corazón” para el hombre ( si lo oían, bien. Si no, mal) pero… ¿Por qué el simbolito?
La teoría más extendida de su origen, es la que proviene de la Colonia griega de Cirene (actual Libia). Es en esta ciudad, dónde se creó y se utilizó el símbolo del corazón como lo conocemos en la actualidad y que es utilizado en todo el planeta. Si algo tiene, es que es universal.
Parece ser que el corazón representa las semillas de la planta Silphium, planta cuyo cultivo estuvo muy extendido durante la antigüedad entre egipcios, griegos y romanos remontándose su utilización desde al menos el S.VII a.C.
Se utilizaba para muchísimas cosas: perfume, condimento, analgésico, crece-pelo pero su uso más preciado era como anticonceptivo. Era una forma de disfrutar del sexo con libertad y por derivación de la condición humana, símbolo directo del amor…
La representación del corazón, pues, viene de una planta.
Esta es la Silphium,..
NB : Humor gráfico del gran Montt
Trilogía de un paseo por el bosque. (III) Fin.
Lo tercero es la hoja. No estaba en el bosque.
Es una hoja que se movía en el aire, por la Tramuntana, en el quicio de mi puerta. Entró en mi casa y ni siquiera el robot aspirador pudo con ella. Se quedó debajo de la alfombra.
Se merecía el tercer bastidor.
Esta es la Trilogía de “Un paseo por el bosque”: una corteza de árbol, una rama y una hoja…
Y los paseos.
Trilogía de un paseo por el bosque. (II)
Lo segundo es el bosque.
El segundo día de paseo, ya iba decidida a recolectar algo. Hacía sol y el camino estaba precioso.
Se filtraba la luz entre los árboles y se podían observar muchas tonalidades de verde, pero yo iba mirando aquí y allá, arriba y abajo y me fijé en esta corteza.
Planita, liviana, perfecta.
Trilogía de un paseo por el bosque. (I)
Lo primero es el paseo.
Una caminata por el bosque en un día frío y húmedo. Precisamente, lo resbaladizo del terreno me obligaba a mirar, con frecuencia, hacia el suelo. Llevaba una mochila ligera así que cuando vi la rama, me la guardé.
Además de tener posibilidad de pegarla a un bastidor, la disposición de los nudos permitía que fuera un colgador de joyas (anillos, pulseras,). Mi gran idea era encontrar más, para utilizar en el bastidor más grande pero no encontré ninguna parecida, así que es una rama única y le ha tocado bastidor pequeño.
Con la hoja…
Ilustraciones para reflexionar. De esas que tienen un doble sentido, de esas que hablan de emociones…
Las primeras , de un/a artista japonés/a del que no se conoce nada. Publica en Twitter e Instagram con el nick @Avogado6
Andrea Ucini, ilustrador italiano afincado en Dinamarca.
Creatividad simple y muy eficiente.
He reactivado mi cuenta de Instagram.
Recuerdo una viñeta del ilustrador Jordi Labanda, en la que dos amigas están tomándose un café. La única frase del dibujo era algo así: “Chica, nunca hubiese pensado que estabas mal. ¡En Instagram se te ve tan feliz! “ . Es un buen resumen de lo que muchas veces es esta red social …
Así que la cuenta de El Blog Imperfecto se centra, únicamente, en cuadros y #fotosenfondogris que he ido haciendo y han ido nutriendo el blog durante muchos años.
Es una forma de tener una galería visual de todas esas cosas que, por cierto, me han hecho feliz mientras las hacía.
Y sin filtros. ; – )
El maravilloso orden de Adam Hillman
Tanaka Tatsuya, artista japonés, maestro de las miniaturas.
Y para el final, Banksy en Ucrania.