La botella negra…

Me encontré la botella negra al ir a tirar la basura. La vi encima de una repisa de la valla de un edificio de apartamentos. Paso por allí delante, cada noche, de camino a los contenedores de reciclado.

Me paré para cogerla y meterla en la bolsa correspondiente, según fuera de vidrio, plástico o aluminio…El tacto, por eso, me despistó…Parecía terciopelo o piel…Suave, muy suave. Tuve la impresión de que alguien la había olvidado allí y la dejé en su lugar. La noche siguiente, continuaba estando en el mismo sitio, así que me aventuré a examinarla debajo de una farola. El material me intrigaba…

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Me la llevé. Es verdad que caminé un poco más deprisa de lo que es habitual y que miré a un lado y otro de la calle para confirmar que no había ningún testigo del…robo de la botella negra.

Ya en casa, la observé con atención. No había nada especial en ella, más que aquel extraño tacto suave y cálido…

 

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Que era un artefacto diabólico, lo supe más tarde. Por casualidad. De verdad que siento lo de Loli … La botella negra es capaz de absorber a todo aquel que posea una personalidad conflictiva: tiquismiquis, tocacojones, yoístas, tóxicos, pesimistas contagiosos, etc,etc… Sólo hay que abrir la botella en su presencia y sólo ellos desaparecen… La forma en la que se introducen en su interior, no deja de tener su encanto. Es en plan un torbellino que se va haciendo minúsculo girando sobre sí mismo y después, ¡puf!, una pequeña porción de gas de nada y para adentro…

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Con lo de Loli me di cuenta de lo que pasaba. Diabólico, ya lo he dicho antes. ¿Y qué hice? ¿Destruir la botella por su peligro potencial?

Pues no.

Después de absorber a diez personas, la primera botella negra dejó de surtir efecto pero al salir esa noche a tirar mi basura, me encontré otra. Cuando se llenó la segunda, apareció una tercera…

Ahora las decoro. Y las voy llenando.

Mi vecindario está ahora lleno de gente amable y maravillosa. Igual que en mi familia. Y en la oficina. Y en el gimnasio. Y….

 

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NB : DIY – Reciclaje de Botella de Ratafía pintada con pintura de pizarra para vidrio. Decorada con rotulador blanco permanente.

Rosa.

Tengo un pincel.

No recuerdo como llegó a mi bote de cristal, el de los pinceles viejos pero eso es normal, ya no me acuerdo de muchas cosas por culpa de la medicación que me obligan a tomar.

Me han dejado quedármelo…

Este pincel es peculiar.

Todo lo que pinta, lo hace de color de rosa. No importa que tono elijas: blanco, azul, incluso negro. El pincel sólo pinta de rosa. Nadie me cree . Descubrí su singularidad un día que se me cayó al suelo, encima de mis zapatos. Se volvieron de color rosa.

 

Miré el pincel, confundida, y me acerqué al vestido de tul blanco que colgaba de una percha. Le di un toquecito con el pincel y…rosa.

Pensé que eran imaginaciones mías. Me dirigí al salón. Allí, en el sillón descansaba la colcha de ganchillo que me había hecho mi abuela. Era de un color crema,  desvaída por los años. Yaya, ¿Te gustaría de color rosa?

En la cocina, había dejado unos sorbetes de limón, para que se atemperasen un poco.

Y tenía una rodajita de limón para decorarlos…Venga.

El pincel lo pintaba todo de rosa. Pinté  la cama, el iPad, la televisión, el microondas, mi pelo, mi piel… Y, entonces, se me ocurrió una idea maravillosa.

¿Por qué no pintar mi vida de rosa?

Y lo hice pero nadie me creyó. Nadie.

Sí, yo soy esa mujer que se ha hecho viral en TikTok, la que va vestida de rosa y que lleva un pincel en la mano que no suelta jamás. Tengo ilusiones y expectativas. Soy optimista. Todo irá bien, ya lo verás. Siempre sonrío, me paro a deleitarme con los pequeños detalles de la vida y  es posible que, si me dejan, hasta les de una pincelada de rosa.

Ahora, estoy aquí, entre cuatro paredes blancas y acolchadas pero, oye, son blanditas y eso está bien. Y me han dejado quedarme con el pincel. He oído como susurraban que no se puede considerar una herramienta peligrosa. ¿Peligroso un pincel que lo pinta todo de rosa?…¡Vamos, hombre!

Ahora que me miro esta habitación, mejor que le de un poco de color y pinte una ventana, para que sea más agradable.Esto lo soluciono yo con cuatro pinceladas . También pintaré esta camisa de rosa aunque me va a costar un poco más, con las manos atadas a la espalda.

 

Final Rosa

Nadie sabe como ha podido pasar. Se ha prohibido hablar del incidente pero todos saben que la habitación de aislamiento ha amanecido de color rosa. La camisa de fuerza,  del mismo color, estaba tirada en el suelo. En un rincón, un dibujo de una ventana, también rosa.

N rastro de la extraña mujer, la que llamaban «La del pincel» .

Había desaparecido.

 

 

 

El Rebelde.

 

Siempre me he considerado una persona muy corriente. Muy sensata. Muy juiciosa. Muy conservadora. Muy de no molestar.

Soy contable en una empresa de exportación , tengo un utilitario, un físico que ni me dirías guapo pero tampoco feo y vivo con mi madre, que es viuda y que necesita que la cuiden. Soy hijo único.

No hay nada en mí que se pueda identificar con un “rebelde”. Sí, Rebelde como lo era James Dean. Ese tipo de rebelde…Pero…lo soy. Y mucho.

Ese es mi gran secreto. Descubrí que era capaz de ser rebelde, el día que mi ex novia me dijo que, «lo de casarnos e ir a vivir a casa de mi madre, Ni pensarlo”. Curiosamente, yo ya lo había pensado. Lo pensaba continuamente. Infringía la norma de no pensarlo.Ya era un rebelde

En la siguiente ocasión, una compañera de la oficina, me respondió con  un “Ni lo sueñes”cuando la invité a tomar una copa, al salir del trabajo. Y la cosa es que lo soñé. Despierto. ¿Quién me podía impedir soñar ? Así que lo soñé y me rebelé. ¡Qué bien se siente uno siendo rebelde!

Lo malo es que, ahora, mi rebeldía me ha metido en serios problemas.

El cuerpo de mi jefe, inerte, muerto, tendido en el suelo , después de sufrir un infarto. Ha sido justo después de que le comunicara mis aspiraciones de aumento de sueldo y le informara de las transacciones que he estado realizando en paraísos fiscales. Yo , me había hecho muy rico…

Se ha puesto muy rojo, muy violeta, se ha llevado la mano al corazón y se ha desplomado a mis pies. Lo último que me ha dicho es : Por encima de mi cadáver”. Y  yo…

Soy un Rebelde, ¿Por encima, no? ¿Eh? Así que he salido de su despacho, saltando por encima de su cadáver.

Mi plan de trasvase de fondos, empezó a gestarse la primera vez que pedí una mejora salarial. Mi jefe me dedicó la frase “ No en esta vida” y pensé que la mejor forma de rebelarme era creando otra vida.

Me tengo que despedir. Estoy aterrizando en Las Islas Caimán.

El Rebelde.

Estamos en paz.

Hace unos días, os hablaba de los Relatos en Cadena que convoca la Cadena Ser y Escuela de Escritores. 

Este año voy a intentar ser constante y es que, a veces, para escribir, necesito un “estímulo” extra. A mí, que me den la frase de inicio, me activa el proceso de creación. Y es emocionante saber que alguien está evaluando tus textos. El de la semana pasada, con la frase de inicio “Su padre es un tal José Luis”, me pilló el jueves, muy tarde. Apenas quedaba una hora para el cierre de la convocatoria y lo del tal José Luis me costaba. 

Este fue el resultado.

El Doctor Ramírez

Su padre es un tal José Luis, murmuraban al paso del niño. Un crio feliz con numerosos candidatos a padre a los que le iban cambiando el nombre. En el pueblo, se comentaba que era un tal José Ramón y en la peluquería apostaban por un tal José Fernando.

Él sabía la verdad. No había ni José Luis, ni José Ramón, ni José Fernando. Solo una aportación anónima en una clínica de fertilidad. La madre y la Tita Josefa, su otra madre, lo habían decidido así.

El Doctor Ramírez, pediatra de especialidad, saludó a la preciosa familia. 

Hoy tocaba consulta.

Foto de Etienne Girardet en Unsplash

Como me consta qué a muchos de los lectores de este blog os gusta escribir, dejo aquí la frase de inicio para esta semana. 

“Estamos en paz»

Aquí podéis enviar vuestros textos de 100 palabras, de forma sencilla, mediante formulario. Hay tiempo hasta este jueves a las 12:00.

¡Vamos a encadenarnos!

El arcón frigorífico.

Este año he vuelto a participar en Relatos en Cadena organizado por la Cadena SER y la Escuela de Escritores.

El objetivo es crear un relato de 100 palabras, a partir de una frase de inicio. Cada semana, esta frase será la última del relato seleccionado como ganador.

La primera semana que he participado (ya llevan dos) había que empezar con la frase “Darse una vuelta con él “.

Envié el relato que viene a continuación: 

Foto de Eder Pozo Pérez en Unsplash

El arcón frigorífico

Darse una vuelta con él fue un error. Cuando denuncié la desaparición de mi marido, enviaron a un policía. Todo fue bien hasta que entró en el garaje y vio el maldito arcón frigorífico. Me preguntó si era el del bar de Manolo. 

Ni idea. Lo compré hace tres meses, mientras trazaba mi plan. 

Lo acarició con cariño.

—¡Si aún funciona! Mis hijos lo habrán abierto mil veces para elegir un helado. 

Sonrió y se dio la vuelta, alejándose. No sé qué le alertó, pero, de repente, se giró y dijo: 

— Si me lo permite, voy a abrir el arcón de Manolo.

Ganó Secretos de cuna, de David Garduño Navarro, cuyo relato y el de los finalistas podéis leer aquí (se publican semanalmente). 

David acaba su estupendo relato con la frase: “Su padre es un tal José Luis” 

Y aquí nace otro relato, otra semana.

Seguiré informando…

Puertas al mar.

Mientras estoy esperando en la cola, pienso en este sin sentido: 2,90€ el litro de agua. Se anuncia que la semana que viene, subirá el precio. ¡Madre Mía! 

Hace unos años, se diseñó un coche que utilizaba el agua como combustible. Dicen los rumores que ya hacía mucho tiempo que ese tipo de vehículo era viable pero que las fuerzas económicas basadas en lo fósil lo habían hecho desparecer. Unos científicos valientes e imparables lo consiguieron. Desgraciadamente, desparecieron misteriosamente después de publicar y liberar las patentes de fabricación. 

La situación ambiental era tan dramática que se empezaron a fabricar vehículos de agua para sustituir, totalmente, el parque fósil de la carretera. Al principio, todo fueron alegrías. Llenábamos el depósito con mangueras, en casa o en el garaje. La polución empezó a disminuir y los efectos se hicieron notar rápidamente, pero, ya habíamos traspasado una frontera peligrosa y el cambio climático no se podía revertir. Así que empezaron las sequías, la falta de lluvia y, en consecuencia, las restricciones de agua.

Foto de Giuseppe Famiani en Unsplash

El agua embotellada para llenar el coche se convirtió en un lujo. Mientras eso ocurría, se construían desalinizadoras a toda velocidad. El coche funcionaba solo con agua dulce ya que la sal destruía la tecnología.  Parecía una buena solución: 71% de la superficie de la Tierra está cubierta por este elemento. ¡Bien!, pensamos todos. ¡Qué ingenuos somos!

Foto de James Eades en Unsplash

Sin darnos cuenta, esas plantas que extraían la sal del agua de los mares fueron siendo adquiridas por grandes corporaciones. No lo vimos venir. Era imposible o eso creímos. El agua es de todos, ¿no? Pero aquí estoy, en la agualinera, esperando para llenar el depósito de agua de mi coche mientras escucho la radio. Hablan de algo impensable.

Esta mañana se ha hecho viral un vídeo en el que se ve como se han puesto ¡puertas al mar! No se sabe cómo lo han conseguido, pero, ahí están las extrañas puertas. Muchos gobiernos han vendido sus millas marítimas a las desalinizadoras privadas para paliar la crisis económica… Hago cálculos mentales para ver si llegaré a fin de mes pagando los nuevos precios del agua. Noto el inicio de un ataque de ansiedad y abro la ventanilla para respirar aire que, por lo menos, es más puro que antes.

Algo es algo…

La oferta.

Mi teléfono fijo suena sin parar. Estoy pensando en desconectarlo y decir a toda mi familia, amigos y contactos varios, que, a partir de ahora, me llamen al móvil, pero, cuando pienso en mi madre, que a sus ochenta años es el único número que almacena en su memoria, desisto en el acto de enmudecer el maldito teléfono. ¿Y si le pasa algo? ¿Y si quiere llamarme?

Al principio, contestaba a las llamadas: ¿Quiere mejorar su tarifa eléctrica? ¿La del gas? ¿La de telefonía? ¿Quiere agrupar todos sus seguros? ¿Qué hay del seguro de vida? ¿Y va a renunciar al sorteo de un jamón sólo por no responder nuestra encuesta?… Ahora, sólo levanto el auricular si conozco el número del que me llaman. No puedo absorber más ofertas comerciales, ni Black Friday ni Ciber Monday ni lo del jamón, pero… esa tarde, estaba distraída y pasaba por delante del teléfono en el momento en que sonaba y lo cogí. La voz del hombre que recitó mi nombre y apellidos, tal y como constan en el DNI, en vez de atemorizarme como en otras ocasiones, me sedujo. Sin quererlo, me oí responder “Sí, soy yo”

La voz profunda y sensual me anunció que tenía una oferta irresistible diseñada especialmente para mí. En vez de decir aquello de “Gracias, ya estoy cubierta de todo, todo” y colgar, le pedí que me explicara la oferta. ¿¿?? ¿Qué me estaba pasando?

El hombre hablaba, intercalando unas pausas misteriosas como para confirmar que estaba entendiendo el mensaje. Yo, a cada pausa, contestaba con un “Sí, sí”. Acabé dándole el email, al que me envió la propuesta. Me llegó un número de pin al móvil (que también se lo había dado) para firmar digitalmente el contrato y en menos de diez minutos, ya era usuaria del servicio de mensajería especial “WindWords”.

Nunca hubiese dicho que esa llamada iba a cambiar mi vida. Sí, estoy bien. Muy tranquila. Diría, también, que “feliz” pero es un adjetivo con el que no me atrevo nunca, pero…estoy casi feliz. ¡Sí!

Yo era una de esas personas con hipersensibilidad a las opiniones de los demás. Las palabras de algunos me dolían. O me preocupaban o no me dejaban dormir. Sé que hay gente que sabe ser inmune a los sermones, reprimendas, críticas y comentarios, pero yo, no. A mi me afectaban mucho. Un ejemplo: mi cuñada dejando ir (como quien no quiere la cosa) que era una mala hija por no tener a mi madre viviendo en casa. Y yo, sabiendo que está perfectamente y que quiere vivir sola porque puede y quiere, sentir esas palabras taladrándome todo el día: “Mala hija, mala hija…”.

Ahora, todo es diferente. Me dices, querida compañera de trabajo, que me ves más estropeada y qué si me pasa algo y no me obsesiono con “estoy mal y me ven mal, estoy mal y me ven mal”. Llamo a WindWords o contacto vía su app y, a los diez minutos (no me explico como pueden ir tan rápidos) aparece un mensajero en mi puerta. En sus manos, lleva un extraño recipiente que parece no pesar nada. Me da una hoja de un material liviano y escribo las palabras que me han fastidiado el día. Firmo el comprobante y se va. A los pocos minutos, siento una brisa ligera y ya no le doy la más mínima importancia a lo que me ha dicho este o el otro. Me importa un pimiento. Ni me acuerdo…

Una vez, le pregunté al mensajero, por el destino de esa urna volátil y me respondió con una sonrisa: “Lo único que debes saber es que las palabras se las lleva el viento”.

Cada vez que lo pienso, juraría que el mensajero tiene la misma voz poderosa que el tipo que me vendió la oferta…

 

Leer y Escribir

Leer

Estoy leyendo un ensayo. No es uno de mis géneros preferidos, pero,  en este caso, este ensayo se está convirtiendo en mi libro favorito de este año.

La autora , Irene Vallejo ha sido galardonada con el Premio Nacional de Ensayo por esta preciosidad : “El infinito en un junco”. Un libro sobre la historia de los libros. Es una aventura, un viaje , un homenaje respetuoso .

Ante la catarata de predicciones apocalípticas sobre el futuro del libro, yo digo: un respeto. No subsisten tantos artefactos milenarios entre nosotros. Algo hay en su diseño básico y en su depurada sencillez que ya no admite mejoras radicales (…) “

Estoy encantada porque aún estoy en la mitad y me queda medio libro de disfrute. Imposible que me defraude.

Escribir

Photo by Florian Klauer on Unsplash

A los que os gusta escribir y os motivan los Concursos Literarios:  La Vanguardia en su sección “COMER”  convoca el Premio Aigua Vilajuïga de Relato Gastronómico.

Gastronomía y Ficción, una combinación inspiradora y…apetitosa.

Relatos extensión mínima de 5.000 caracteres y máxima de 10.000. Hay tiempo hasta el 15 de junio.

Información, aquí.

Mi tenderete de libros.#díadellibro

Confieso que pensaba que los momentos de recogimiento total a los que nos obligó el virus,  me permitiría escribir, actividad que me produce un gran placer y me hace viajar a otros mundos, algo que podía ser terapéutico para mí en esos momentos, pero…no. No me visitaron las musas. Es más, me encallé en varias ideas que han quedado ocultas en carpetas de documentos en mi ordenador. No hay por donde cogerlas… Pero en el pasado, algo escribí, pasándomelo en grande en el proceso.

Hoy es el día de recordármelo en mi tenderete de Sant Jordi, en el Día del Libro. Son los cuentos y novelitas que un día me enviaron las musas . Espero que les llegue el contenido de este post y vuelvan a presentarse por aquí.

Mi tenderete de descarga directa en PDF :

Thriller y asesinatos.

Íncipits.

Un mini-thriller de 80 páginas que va muy en serio.

Va de las frases de inicio de los libros, de bibliotecas y asesinatos.

Aquí un poco de making of.

Descarga en PDF.

La asesina del pollo

Este es aún más cortito ( apenas una treintena de páginas). Lo concebí para ir publicándolo en el blog. Hay humor, pero la pollera es muy perversa, hay que advertirlo.

Descarga en PDF.

La versión más romántica

Te voy a llevar al huerto

La primera. Me inspiró el huerto urbano que cultivé en casa… Mucho amor en las 208 páginas.

Descarga en PDF.

Lo mío con George.

Me lo pasé pipa con esta novela corta “personalizable” en la que, cambiando el nombre de los protagonistas, puedes confeccionar una novela a la medida ( Aquí un ejemplo. Alguien lo hizo). Y sí, va de George Clooney.

Descarga en PDF.

Relatos

Objetos sencillos que tienes en casa

Relatos sobre cosas tan sencillas, como un vaso, una cafetera, una escoba, una lápiz o un sofá que hacen cosas raras, emocionantes …Especiales.

Descarga PDF

Devolución.

70 páginas En la portada se condensa el argumento.

Descarga en PDF.

Este es mi tenderete. ; – )

Feliz Sant Jordi, Feliz Día del Libro .

Photo by Annie Spratt on Unsplash

#NuevaRealidad ( vecinas.)

Este post, no tiene nada que ver con la #NuevaRealidad. Es más, son recuerdos de mi #RealidaddeMuchoAntes …

Concatenación 1

Esto va de una concatenación de pensamientos.

Impactos en modo recuerdo que se han encadenado.

El primer eslabón ha sido un aroma. He captado un perfume que hace años que no percibía . Es un perfume, literalmente. Muy fresco, pero con mucha permanencia que, en el pasado, me encantaba. He vuelto al piso en que que vivía con mis padres a los dieciséis años. En el piso de arriba, vivía una familia encantadora. La hija, Cristina, cuatro años mayor que yo ( ese desfase de 16 a 20 años es de calado) llevaba ese perfume. Coincidía con ella en el ascensor y siempre me quedada alucinada con su ropa, sus libros, su pelo y , sobre todo, por ese aroma que impregnaba el ascensor. Ella era lo que yo quería ser. Ya iba a la Universidad, tenía una moto y libertad para salir por las noches. Un día, le pregunté por el perfume. ¿Cuál era? Resulto ser de una marca que en ese momento era muy top , en el escalafón alta de la gama. Recuerdo que le dije a mi madre que , para mi próximo regalo, quería aquel perfume. No hizo falta esperar al día de mi cumpleaños. A los pocos días,  Cristina llamó a mi puerta y me entregó una bolsita blanca, preciosa, con el logo de la marca.  Me dijo que había ido a Andorra ( en aquella época había fragancias que solo estaban allí o eran muchísimo más asequibles) y había comprado uno para cada una.  Fue mi perfume bandera. Lo llevé dos años y en ese tiempo, me preguntaron varias veces por él. Me encantaba.

Una mañana coincidí con Cristina en el portal de nuestro edificio. Estaba emocionada. Acudía a una entrevista de trabajo para hacer prácticas en un bufete de abogados importante.  Me dijo que le dolía un poco la cabeza…

Al volver a casa ese mediodía, mi madre me dio la terrible noticia. Cristina murió de un ictus de camino a su entrevista. Sin ser amigas íntimas, sentí esa pérdida de una manera profunda. Dejé de utilizar ese perfume.

Hacia décadas que no me acordaba de Cristina… Y hoy, ha aparecido ahí, de repente, con un toque de brisa perfumada, recordándome eso que siempre se me olvida : Disfrutar del hoy.

NB : Según la RAE

Hoy /adverbio 

  1. Indica el día en el que está la persona que habla o escribe.
  2. Indica el presente de la persona que habla o escribe.

Photo by Mariah Hewines on Unsplash

 

Concatenación 2

Cristina me ha hecho recordar a otros vecinos. En especial, a la chica del ático, una mujer misteriosa…Se llamaba Clara y era invidente.

Su ceguera no le restaba autonomía. Su piso estaba adaptado, estudiaba y trabajaba en las oficinas de la ONCE. Dominaba el espacio perfectamente . Tenía un carácter arisco y no se tomaba bien que se la intentara ayudar. Tampoco es que fuéramos una comunidad unida, pero , más o menos nos conocíamos todos y había cortesía en el ambiente así que era raro recibir un bufido por abrir una puerta y ceder el paso…

La conocí un poco más porque tuvo un percance de salud. El portero , que era muy cotilla , oyó un golpe al ir a buscar las bolsas de basura que dejábamos en la puerta ( sin reciclar nada de nada, por cierto) y llamó al timbre de Clara. La oyó sollozar y pedir ayuda. Inmediatamente, el Sr. Miguel ( ese era el nombre del portero) se fue a buscar a mi padre por su condición de médico y con la copia de las llaves ( tenía la de todos los inquilinos) entraron en el ático.

Clara se había caído y no podía levantarse. Se asustó mucho porque, por primera vez, se vio incapaz. Al final, la cosa acabó con un esguince leve y mi padre enviándome a llevarle la comida a la paciente.

Le llevé el pack que había preparado mi madre y pude curiosear el ático. Estaba muy bien decorado. Era un piso muy grande como “desproporcionado” para aquella chica. Era muy guapa, aunque, confieso que nunca la vi sin sus gafas oscuras pero su pelo, su figura…Muy guapa.

A partir de ese día, subía a ver a Clara con cierta frecuencia. No era una de mis actividades preferidas, porque siempre estaba triste, enfadada y/o preocupada. Cuando me explicó que tenía novio, no me pareció nada raro. Cuando me explicó quién era su novio, vi que había algo raro. Aquel “novio” era un señor mayor, casado-pero-que-iba-a-dejar-a-su-mujer, que le pagaba el piso , la manutención y la carrera. Lo veía dos noches por semana. Y no la hacía feliz.

Desde mi perspectiva de adolescente aquello me parecía feo. A mi madre, también se lo pareció. Se acabaron las visitas a Clara ( cosa que a mí me alivió) y a los pocos meses, se fue del edificio.

Desde mi perspectiva de adulta, la de hoy, aquello que pasaba me sigue pareciendo feo. Feísimo si presto atención a los detalles que se me escaparon en la juventud. Todo lo que ella no veía y que nada tenía que ver con su ceguera. Aquellas mentiras que se creía, aquella dependencia enfermiza, aquella inseguridad y la vulnerabilidad, aquella infelicidad total…. Ahora, es muy posible que le hubiese dado mi más sincera opinión, mi consejo y mi ayuda. También creo que se hubiera enfadado muchísimo conmigo, pero, aquellos meses que aún estuvo en su ático, no hubiese dejado de ir a verla.

Photo by Ryoji Iwata on Unsplash

NB : Me queda la Concatenación 3 que es sobre el portero pero eso ya, para otro día…