Puertas al mar.

Mientras estoy esperando en la cola, pienso en este sin sentido: 2,90€ el litro de agua. Se anuncia que la semana que viene, subirá el precio. ¡Madre Mía! 

Hace unos años, se diseñó un coche que utilizaba el agua como combustible. Dicen los rumores que ya hacía mucho tiempo que ese tipo de vehículo era viable pero que las fuerzas económicas basadas en lo fósil lo habían hecho desparecer. Unos científicos valientes e imparables lo consiguieron. Desgraciadamente, desparecieron misteriosamente después de publicar y liberar las patentes de fabricación. 

La situación ambiental era tan dramática que se empezaron a fabricar vehículos de agua para sustituir, totalmente, el parque fósil de la carretera. Al principio, todo fueron alegrías. Llenábamos el depósito con mangueras, en casa o en el garaje. La polución empezó a disminuir y los efectos se hicieron notar rápidamente, pero, ya habíamos traspasado una frontera peligrosa y el cambio climático no se podía revertir. Así que empezaron las sequías, la falta de lluvia y, en consecuencia, las restricciones de agua.

Foto de Giuseppe Famiani en Unsplash

El agua embotellada para llenar el coche se convirtió en un lujo. Mientras eso ocurría, se construían desalinizadoras a toda velocidad. El coche funcionaba solo con agua dulce ya que la sal destruía la tecnología.  Parecía una buena solución: 71% de la superficie de la Tierra está cubierta por este elemento. ¡Bien!, pensamos todos. ¡Qué ingenuos somos!

Foto de James Eades en Unsplash

Sin darnos cuenta, esas plantas que extraían la sal del agua de los mares fueron siendo adquiridas por grandes corporaciones. No lo vimos venir. Era imposible o eso creímos. El agua es de todos, ¿no? Pero aquí estoy, en la agualinera, esperando para llenar el depósito de agua de mi coche mientras escucho la radio. Hablan de algo impensable.

Esta mañana se ha hecho viral un vídeo en el que se ve como se han puesto ¡puertas al mar! No se sabe cómo lo han conseguido, pero, ahí están las extrañas puertas. Muchos gobiernos han vendido sus millas marítimas a las desalinizadoras privadas para paliar la crisis económica… Hago cálculos mentales para ver si llegaré a fin de mes pagando los nuevos precios del agua. Noto el inicio de un ataque de ansiedad y abro la ventanilla para respirar aire que, por lo menos, es más puro que antes.

Algo es algo…

Planeta A

Cuando se habla de emergencia climática y del planeta, parece que el tema no vaya con la especie humana. Muchas veces, se recurre al concepto “No hay Planeta B” pero lo que no habrá es People, ni A ni B.

El “Planeta A” sobrevivirá a lo que nosotros le hagamos, incluso a la temible crisis nuclear. La tierra se secará, se inundará, habrá terremotos, erupciones volcánicas, huracanes, radiación, se extinguirán especies pero otras , sobrevivirán, se adaptarán y dentro de miles de millones de años, el Planeta A seguirá vivo, no como lo conocimos los que lo hicimos cambiar más rápido de lo previsto, pero ahí estará… .

Y si tiene suerte, con habitantes menos dañinos…

Foto de Markus Spiske en Unsplash

Inusual.

Casi mediados de junio y a 30 ºC. Eso , en mis tiempos, era en Agosto…

Hay muchas cosas inusuales que, sin darnos cuenta , están dejando de serlo. Y eso es lo peligroso : cambio climático sin vuelta atrás, guerra, crisis alimentaria, crisis energética, una pandemia que no se ha acabado… Y no hay botón de emergencia que valga.

Foto de Jason Leung en Unsplash

Todo es , ya, tristemente usual (*) .

(*) Que se usa o se practica común o frecuentemente

El campo lo dice.

Para poder pasar por este campo de cebada, el payés que lo siembra y lo cuida, nos pidió que fuera a partir de final de junio /principio de julio que es la época de cosecha.

Pero el calor y la falta de lluvia ha hecho que el campo, a principios de junio, ya tenga este aspecto.

Este año, el tiempo de disfrute de la alfombra amarilla de flores ha sido mínimo…Cambio climático. Crisis climática.

El campo habla alto y claro . 

Y dice : Socorro.

Estúpidos.

Desde mi casa, no veo las puestas de sol. En mis fronteras, lo que asoma es la luna (por eso doy tanto la lata en esta blog con las fotos lunáticas) pero este mes de agosto he estado disfrutando de los atardeceres.

Colores anaranjados, pero también tonos violeta y rosa. Días con nubes, otros sin, pero, siempre , de una belleza enorme .

Y, al igual que cuando miro la luna, me siento diminuta y culpable. ¿Cómo nos podemos estar cargando esto?

Después, me vuelvo a sumergir en la belleza, hago las fotos y me olvido por unos instantes de lo estúpidos que somos…

En modo eléctrico pero sin frenos.

Si quieres comprar un coche, a poder ser, sostenible, tienes que elegir entre un híbrido (que es “casi” sostenible pero no lo es ) y un eléctrico al que se le presupone sostenibilidad y máximo cuidado con el planeta en un momento crítico en la crisis climática. Se habla de transición tecnológica hacia lo renovable en la que nos debemos implicar todos y que, supuestamente, debería estar promovida y facilitada por todos los gobiernos. Pero, en el mundo real, esta transición con conciencia encarece el producto de tal forma que solo te permite ser ecológico si puedes, aunque quieras.

Veo un documental sobre el cobalto y El Congo. Es como lo de las baterías de los móviles y el coltán : para las baterías de los coches eléctricos, se necesita cobalto. Uno de los mayores productores es El Congo, un país muy pobre, pero a la vez,  rico . Lo es en recursos propios, pero están controlados por gobiernos corruptos e intereses puramente económicos. Así que me estremece ver como las minas de las multinacionales extranjeras se van cargando su ecosistema y los empobrece aún más.

Condiciones de vida durísimas. Niños. Un futuro dramático.

Del Covid ya ni hablamos.

Rememoro las impactantes imágenes del documental mientras , aquí estoy, sentada en la mesa de mi cocina, conectada al WIFI, entrando en la web de vacunación para ver si ya me dan cita. Mi móvil con coltán, a mi lado .Anuncios en televisión de coches eléctricos…

Hay tantas, tantas cosas que están mal…

Recuerdo el concepto de “Crisis de Civilización”.

Vamos cuesta abajo y sin frenos.

Photo by Luke White on Unsplash