El Rebelde.

 

Siempre me he considerado una persona muy corriente. Muy sensata. Muy juiciosa. Muy conservadora. Muy de no molestar.

Soy contable en una empresa de exportación , tengo un utilitario, un físico que ni me dirías guapo pero tampoco feo y vivo con mi madre, que es viuda y que necesita que la cuiden. Soy hijo único.

No hay nada en mí que se pueda identificar con un “rebelde”. Sí, Rebelde como lo era James Dean. Ese tipo de rebelde…Pero…lo soy. Y mucho.

Ese es mi gran secreto. Descubrí que era capaz de ser rebelde, el día que mi ex novia me dijo que, «lo de casarnos e ir a vivir a casa de mi madre, Ni pensarlo”. Curiosamente, yo ya lo había pensado. Lo pensaba continuamente. Infringía la norma de no pensarlo.Ya era un rebelde

En la siguiente ocasión, una compañera de la oficina, me respondió con  un “Ni lo sueñes”cuando la invité a tomar una copa, al salir del trabajo. Y la cosa es que lo soñé. Despierto. ¿Quién me podía impedir soñar ? Así que lo soñé y me rebelé. ¡Qué bien se siente uno siendo rebelde!

Lo malo es que, ahora, mi rebeldía me ha metido en serios problemas.

El cuerpo de mi jefe, inerte, muerto, tendido en el suelo , después de sufrir un infarto. Ha sido justo después de que le comunicara mis aspiraciones de aumento de sueldo y le informara de las transacciones que he estado realizando en paraísos fiscales. Yo , me había hecho muy rico…

Se ha puesto muy rojo, muy violeta, se ha llevado la mano al corazón y se ha desplomado a mis pies. Lo último que me ha dicho es : Por encima de mi cadáver”. Y  yo…

Soy un Rebelde, ¿Por encima, no? ¿Eh? Así que he salido de su despacho, saltando por encima de su cadáver.

Mi plan de trasvase de fondos, empezó a gestarse la primera vez que pedí una mejora salarial. Mi jefe me dedicó la frase “ No en esta vida” y pensé que la mejor forma de rebelarme era creando otra vida.

Me tengo que despedir. Estoy aterrizando en Las Islas Caimán.

El Rebelde.