Ánimo y sigue.

Cuando empecé a interesarme por la pintura ya de mayor y más por sus efectos terapéuticos que por mi destreza (que hoy en día sigue siendo nula) , me dio por el realismo . Intenté dibujar unas flores y aún recuerdo las risas de mi padre cuando vio aquella cosa que parecía un ramo de Ágata Ruiz de la Prada, pero dibujado por un niño. Entendí que la única forma de evolucionar ( si esa es la palabra para esto mío con la pintura) era ir a lo abstracto. A los colores y a las texturas.

Sigo con mi padre (al que le fascinaba cualquier manifestación artística si provenía de su hija) : él me animó y me estimuló a escribir, me inscribía a premios, me ayudaba con los relatos. Cuando me dio por comprar el caballete, los lienzos y los acrílicos, tampoco desistió de su actitud motivadora, aun sabiendo que las Bellas Artes no era lo mío. Él, siempre animoso,  me propuso empezar poco a poco, en un lienzo pequeño y aprendiendo a mezclar colores. Me hizo inspirarme en un paisaje familiar y conocido.

Y salió esto.

Ha aparecido en el bloque de lienzos antiguos que hay en el trastero. Es pequeñito y me da mucha paz.

Es mi padre diciéndome : ánimo y sigue.

Y, así, en la vida…

Un mar.

Nadie sabía quién era aquella mujer que aparecía en la puerta de la Iglesia justo cuando tiraban el arroz a los novios. Siempre parapetada bajo un gran pamela blanca y con un gran bolso en la mano del que emergían pañuelos de lino, se acercaba a la madre de la novia o a la abuela o…cualquiera que estuviera llorando en ese momento.Se acercaba suavemente, deslizándose desde sus tacones , sin dejar ver su rostro, tomaba un pañuelo y enjugaba las lágrimas de aquél o aquella que estuvieran en ese trance.

Después, disimuladamente, guardaba el pañuelo en el bolso. Lo hacía con un movimiento estudiado, depositando su botín en unos frasquitos de cristal con una tapa hermética que había en el interior.

Hacía unos años, que había ampliado su ruta a las puertas de los Juzgados. Había descubierto que las bodas civiles también tenían los momentos de lágrima que a ella le interesaban. Las maternidades, también,  pero era más difícil pasar desapercibida con su bolso lleno de pañuelos…

Aquella mañana, la excursión de aprovisionamiento de lágrimas, había sido provechosa. Las bodas que había elegido, según la ruta programada, habían sido de las muy lloronas. Los pañuelos, estaban empapadísimos…

Cuando llegó a su casa, se dirigió directamente al laboratorio. Ni siquiera se sacó la pamela y se dio un susto de muerte cuando se vio reflejada en la tapa del centrifugador ultrasónico.

Nadie dijo que sería fácil conseguir un litro y menos, trabajando de incógnito pero…ya casi lo tenía. Examino la botella que contenía el destilado de lágrimas de bienestar. Le hubiese gustado llamarlas “ de la felicidad” pero de esas, de las puras , quedaban muy pocas y eran difíciles de conseguir. Las lágrimas de bienestar también servían a sus propósitos. Concentraban el justo estallido de amor en el pecho, el brinco equilibrado del corazón, la inclinación por el abrazo, una alegría dosificada y, sobre todo, una sensación poderosa de bienestar. Había mezclado todo eso con las lágrimas de risa, que había conseguido colándose el los banquetes aunque eso, en los tiempos actuales, cada vez era más difícil…

Los efectos del destilado eran sorprendentes. Sólo era necesario evaporar una minúscula fracción, menor que lo que es nano, para conseguir que el bienestar, se propagara con rapidez. Ese “Bien Estar” era un estado mental en el que la serenidad y el optimismo se mezclaban con precisión. Activaba lo mejor de  cada ser humano y lo potenciaba…

Se sacó la pamela y la colgó con el resto. Decidió que para la próxima ruta, se pondría la de color azul celeste…

El centrifugador ultrasónico emitió un zumbido. Vio como unas gotas de un líquido transparente y sedoso, atravesaban el alambique y caían en la botella.

Ya casi tenía su litro y debía contactar con la organización para poder entregarlo. Repartidos por todo el mundo, miles de colaboradores recolectaban lágrimas de bienestar. No habían querido que las grandes corporaciones de poder se apropiaran de la patente y dejaran a la humanidad sin el elixir mágico. Lo contagiarían a la población y el efecto tendría un crecimiento exponencial… Conseguiríamos salir de esta…

Hacía años que estaban recolectando y, pronto, conseguirían su objetivo.

Faltaba poco. Apenas unos cien millones de kilómetros cúbicos y ya estaría…

Tendrían un mar.

 

 

Un deseo.

Post de autoterapia.

Hay una persona en este mundo que me llama “Princesa”. Él puebla los mejores recuerdos de mi niñez, los más divertidos y los más gamberros…Está asociado a muchas horas de risas y carcajadas (que no es lo mismo), increíbles regalos, fabulosas aventuras y un amor incondicional que me ha acompañado desde el día de mi nacimiento.

Sigue siendo un ser especial y me ha hecho comprender la expresión “lleno de luz” : sólo cobra sentido cuando conoces a alguien que lo está. Y él, lo está. Lleno de luz.

Cuando nos despedimos , siempre me dice : “Quiero que pidas un deseo. “- y yo le sigo la corriente. Me sumerjo en un silencio reverencial y, mira, ¿por qué no?, me concentro en un deseo. Me deja unos segundos para que lo haga . Después, se despide con uno de sus abrazos que se notan…La sensación, tras esta experiencia tan sencilla, es de máximo buen rollo. Sonrisa colgada. Alivio del alma. Menos peso en la mochila. Chute de 100ml de bienestar.

Y, entonces, me he puesto sentimental ( creo que hasta cursi, a mi manera) y he pensado que podía compartir esa luz que me brinda.

Dejemos que el cerebro se deleite con un poco de optimismo y de expectativa . Que se recree en lo deseado.Nunca se sabe. Ya han descubierto el Bosón de Higgs, así que ¿Por qué no va a ser que las ondas cerebrales, por medio de “transpondios telenuméricos afotonados” ( por ejemplo) , pueden incidir en la realidad, transformándola? El coste del intento es pedir un deseo Fácil. Hay que hacerlo, sin dudar. No vaya a ser que los transpondios funcionen y se cumpla…

Sólo hay que parar un momento de nada, apenas unos segundos, y concentrarse en un deseo.

Si se hace con los ojos cerrados, mejor.

 

Ahora… viene el abrazo.

Feliz fin de semana.

En exceso, es malo . (Oh!)

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Cuando el terapeuta abandona la habitación 216, siempre le invade una extraña inquietud. Recuerda la sonrisa del paciente, su serenidad…El buen rollo….

“Aquí se está muy bien. No tengo que preocuparme por nada: tengo ropa limpia, cada día. Tomo un buen desayuno y después, paseo por el jardín. A veces, me siento en el banco que está más al sur y pinto. Me gustan los árboles que se ven en la lejanía. Ya he hecho varias series de cuadros de esos árboles… Por la tarde, me siento en el sofá (que es comodísimo, por cierto) y leo un libro o veo la televisión o…hago una segunda caminata por el sendero de las flores. Me encanta ese camino: está plagado de geranios, rosas y margaritas…

Los lunes y viernes tengo la terapia. También me gusta. Es una gran oportunidad para hablar con alguien interesante y mi terapeuta, lo es.

No entiendo porque me dicen que, si recupero el equilibrio, saldré pronto. ¿Por qué voy a querer salir?  Pero… ¿Qué más da?

Si salgo, ahí fuera hay un mundo bellísimo… “

Si, es extraño tener que hacer terapia a una persona tan optimista…

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NB: El exceso de optimismo, se denomina “optimismo tóxico”. Oh!…Como todo lo que nos rodea y con lo interaccionamos, en exceso, es negativo. No nos permite desarrollar una conducta adaptada . Las expectativas que nos creamos son irreales y bajamos la guardia ante los peligros y amenazas del entorno. Personalmente, me cuesta creer que ese “exceso” es perjudicial. ¿Ser muy optimista es malo? Un ejemplo práctico me lo aclara de inmediato: El enfermo que cree que se pondrá bien sin necesidad de tratamiento médico…

Así que, hay que practicar el optimismo-sin-pasarse pero…

This room is so girlish and beautiful

Siempre , siempre, practicar… ; – )