Echar flores…

Kawachi Fuji Gardens,  Japón

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tunel2Campos de tulipanes en Holanda

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tulip-1Dientes de León para pedir deseos…

deseosflorIrresistible. Yo, soplaría…

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Mis flores, bajo la lluvia…

IMG_0884Flores…flor_tanque

Curiosidad :

Según la RAE : echar flores es «loc. verb. requebrar ( adular, lisonjear)».

También está la modalidad en reflexivo, que consiste en echarse flores (a uno mismo.) Puede ser con lisonjas y adulaciones o ya, echándose flores, literalmente aunque me temo que los que se echan flores, suelen prescindir, precisamente, de las flores… Con lo bonito que sería…

flowerbanskyDe Banksy

 

El cristal famoso.

«En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira» del poeta Ramón de Campoamor (1817-1901).

Ese cristal con el que miras la vida… ¡Ay! ¡Maldito cristal! ¿Por qué tiene que existir? Y, ¿Por qué hay tantos colores? ¿No podrían eliminar los colores tristes y angustiosos?

En este blog, mucha veces he utilizado el recurso del “odio al lunes”, publicando chistes y viñetas al respecto o bien, textos en los que se expresa el sentimiento de lunes, el de color gris…

¡Vaya estupidez! Lo admito. ¿Qué más dará que sea lunes, no? Y qué tonta soy , al no aprender que más que asignar “colores” lo que debería hacer es ser consciente que es mi mirada la que cambia el color… Así que un lunes en el que,  por ejemplo, le dan el alta hospitalaria a un ser querido, resulta ser un lunes de color radiante, brillante, precioso. Deja de ser lunes. Deja de ser gris.

No voy a meterme con los lunes nunca más. Lo que haré es asediar a ese cristal famoso,  para que sea de un color bonito cuando mire…

Ex-jersey…

Esta es la historia de un jersey negro con la palabra “SUPER” (de tamaño considerable) bordada con lentejuelas. El jersey, condenado a la soledad, pasaba sus días en una triste sección de “Restos” , sin que nadie le hiciera ni caso.

Hasta que aparezco yo y me lo llevo a casa, cosa rara ya que soy reacia a estas prendas con brillos y lentejuelas, pero…No sé qué me pasó, la verdad…

El jersey, ajeno a mis tribulaciones, estaba encantadísimo de la vida… ¡Qué feliz estaba el jersey!

Pasó muchos días en el armario, hasta que llegó una cena familiar en la que creí que el efecto que podía producir con el jersey serviría para unas risas adicionales. Total, me lo puse. Conseguí la dosis de diversión extra, pero tuve efectos secundarios: la fibra sintética me daba mucho calor. Agobiaba. La luz se reflejaba en las lentejuelas y me daba en la cara y, según como me movía, la notaba en los ojos. Molestaba…Era un jersey-tortura

Fuedirecto a la lavadora y, de ahí, a la secadora (creo que no fue inconsciente) y renació como un pequeño jersey apelmazado, pero, eso sí, las letras “SUPER” y sus lentejuelas, intactas.

Entonces, me acordé de cuando vi la idea de los duendes navideños. También había tutoriales tipo: “DIY:  hacer una funda de cojín con un jersey viejo”.

El jersey estuvo de acuerdo en renacer una segunda vez y ser un cojín. Con todo el respeto que merecía el momento, corté las mangas y cosí los laterales. De eso, hace ya unos días…

El ex-jersey parece estar contento con el resultado.

Ahora, es un cojín que me saluda cada vez que paso cerca de él…

Al final, le he cogido cariño a la palabra “SUPER” …

 

Stand by…

Como cada año, desde que se creó este blog tan imperfecto, cuando llega el mes de agosto, el Blog me pide que le de vacaciones. No puede más.

Quiere descansar de fotos, relatos, huertos, lunas, píldoras… Quiere alejarse de mí….

El otro día, oí que se quejaba a un blog amigo: “Necesito desconectar!” La bitácora consultada le aconsejó que, en caso de que yo no le notificara los días que le corresponden de stand by, lo mejor que podía hacer era bloquearse, inutilizar varios plugins y cambiar mi contraseña en WordPress por una que no pudiera imaginar jamás…. “Blog1234”, creo recordar que dijo el muy astuto…

Foto de Kari Shea en Unsplash.com

Cuando lea esto , se quedará tranquilo. Vale. Me cuesta pero…lo dejaré desconectado hasta principios de septiembre… Y espero que venga con las pilas bien cargadas y muchas ganas de seguir con las fotos, los relatos, las lunas, las píldoras, los tomates…

Inauguramos el modo stand by del mes de agosto.

Felices vacaciones a todos.

Foto de Jerry Kiesewetter de Unsplash.com

Y a ti , también, Blog Imperfecto.

Parón y cuenta nueva.

Foto de Damian Zaleski (www.unsplash.com)

Vacaciones. Del tipo que queráis y con la etiqueta que más os guste: Semana Santa, Pascua, primavera, Spring break, … Son v-a-c-a-c-i-o-n-e-s… Por unos días, me voy a poner el chubasquero que me impermeabiliza contra horarios y agendas.

Parón para alimentar mis redes neuronales, recoger y almacenar experiencias simples, pero con ese algo que me hacen parar y decirme: Qué sencillo y qué bello, qué curioso, qué interesante, qué divertido o qué relajante… No importa el qué, el objetivo es apreciar los detalles que con la agenda del día a día, se van escapando…

Durante estos días, dejo de publicar en el blog, pero llevo mi blog conmigo. Ya forma parte de mí, sin remedio. Haré esas fotos que después publicaré y escribiré esos textos que me rondan…

Foto de Annie Spratt (www.unsplash.com)

Esa es la previsión, la expectativa y si no se cumple, disfrutaré de lo bien que me lo he pasado, planificando que se cumplía. ; – )

Nos vemos en unos días!

 

 

 

 

Más narcisismo, imposible.

Cuando Sara contactó conmigo para que le enviara personalizada la novela corta “Lo mío con George”, me pasaron varias cosas.

La primera, la sorpresa. Me quedé sorprendida. “Lo mío con George” es una de mis obras compulsivas de hace cuatro años y pico… Digo “compulsiva” porque en ese tiempo, producía, con facilidad, relatos de corte romántico. Me lo pasaba en grande escribiéndolos, colgándolos en este blog y en webs de libros gratuitos, dejándolos ahí, en la inmensa red, libres, para que volaran solos… Y, de repente, una lectora, Sara, me pide la novela para regalársela a una amiga .

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Tras la sorpresa viene la gratitud. Es una gran sensación saber que alguien te ha leído y que le ha gustado lo que ha leído. Y que lo quiere regalar.  Máximo placer. ¡Gracias, Sara!

Y, por último, apareció la necesidad de releer. Mis últimas incursiones en lo de escribir algo más que un relato breve para el blog, se han desviado por otros caminos. «La asesina del pollo«, «Íncipits»pretendiendo ser un thriller… Otro estilo, ya no me da por lo romántico…Además, ahora ya no soy tan impetuosa…Así que me enfrento a una tarea arriesgada: releer “Lo mío con George”, después de cuatro años y medio de haberlo escrito. ¡Ups! El tiempo que ha pasado, hará que mi valoración sea mucho más severa, estoy segura. Dicen que el escritor es el primer lector y quizás el más exigente…

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Vuelvo a leer la novelita. Cambiaría cosas, redactaría algunas frases de otra forma, la cuidaría mucho más, pero… me gusta lo que leo. Me lo paso bien. Pienso que estoy como una chota. Sonrío …Resulta que soy un monstruo de la vanidad: releo algo que he escrito y me gusta.

Así que, gracias a Sara y a su amiga Beatriz, he recuperado «Lo mío con George»: el placer de compartirlo, la acaricia al ego de saberse leída, el que guste y … el que me haya proporcionado el placer del lector, aunque lo haya escrito yo! (paradójico)

Y lo admito, más narcisismo, imposible.

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NB1 : No puedo evitar dejaros aquí el enlace de descarga en PDF : lo-mio-con-george

NB 2 : El texto está escrito de una forma que permite “personalizarlo”. Con un simple reemplazo automático en el Word, puedo hacer que la historia se convierta en “Lo mío con Brad” ( por ejemplo) y personalizar a la protagonista, para que sea el lector, directamente. Me pareció gracioso para regalar …

NB3 : Las fotos son de Sara ( gracias, de nuevo! ; – ) que lo imprimió, lo encuadernó y lo envolvió en papel violeta con lazo de plata  ( que tiene su significado en la novela… )

 

Lunática de pacotilla…

Making Of

El eclipse total de superluna no volverá a ocurrir hasta 2033.

Cuando una lunática como yo lee este titular, inmediatamente se le activa la fase “planificación” que consiste en planificar –mentalmente-las posibilidades de ver ese evento y, además, fotografiarlo.

Digo “mentalmente” porque la realidad es que, a esas horas de la noche y la madrugada, una está durmiendo. Y yo soy de un dormir profundo y reconfortante que me convierte en una de esas afortunadas que aún disfruta de calidad de sueño…

Cuando hice esta foto de la superluna, casi a las doce de la noche, era plenamente consciente que era la última del día que iba a hacer…

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Nunca se debe estar seguro de nada …

Como algo excepcional en mi ritmo durmiente, me he despertado a las 4:28 de la madrugada. Cuando mi vista se ha dirigido al reloj que brilla en la oscuridad, algo se ha activado en mi mente: ¡El eclipse!. Durante unos minutos ( o tal vez fueran segundos) me he debatido con la idea de salir de la cama ,mullida y acogedora…Era cuestión de darse la vuelta pero…Me he encontrado maquinando la forma de salir y mirar la luna, sin hacer ruido y sin despertar al resto de la casa.

Lo he hecho pero no con la agilidad y destreza con la que lo había planificado “mentalmente”. Ir medio dormida pone muchos obstáculos en el camino…

Había dejado al lado de la puerta el trípode con la cámara así que tras luchar otra vez con mi yo dormilón , que ya se estaba empezando a enfadar, he hecho una torpe y somnolienta foto de la superluna-eclipsada-que-no-volverá-a-ocurrir-hasta-dentro-de-33-años.

superluna2

Por la mañana, he comentado mi aventura nocturna. Cuando he enseñado las fotos, me han llamado lunática de pacotilla…; – )

NB : Ya…pero yo he visto el eclipse y ,en directo, ha sido impresionante.

 

La Caja de las Palabras (2)

En Sttorybox me han dejado continuar la historia. Tengo tres likes ( espontáneos) más el de Alberto ( Desafectos) que vale por mil .Gracias!! ; – )

La verdad es que ya no voy a poder dejar la historia. Ya me posee…

La Caja de las Palabras (2)

(viene de aquí…)

story1La enfermera se aleja. En una mano, lleva una bolsa de plástico con todos mis objetos personales. En la otra, sostiene la pequeña caja de cartón con las palabras que he escrito “Ata” y “Arañará”. No cree que esas palabras sean peligrosas. Ella piensa que es un actividad más de una terapia cognitivo-conductual…Como todos…

Pero esas palabras, aparentemente inofensivas, provocan…cosas. Cosas palpables, constatables. Con consecuencias…

¿Y qué no ven con sus propios ojos que esas cosas ocurren de verdad? No lo entiendo. No entiendo nada. Busco mi pequeña libreta en la que he apuntado todas las palabras que sé que pueden provocar los incidentes. Son más de 1900… Me palpo un bolsillo imaginario que ese pijama hospitalario no tiene y me doy cuenta que mi libretita está en la bolsa de los “Objetos personales”.

Inicio una persecución desesperada. ¡Oiga! ¡Oiga, enfermera! Ella se da la vuelta con una expresión de fastidio. Le explico que me he dejado mi preciosa agenda de palabras y me contesta que no puedo tener acceso a ninguna de mis pertenencias. Le insisto. Sigue caminando. Le ruego, sollozo pero ella me aparta de su camino con un empujón. ¿De qué va? Y, entonces, me irrita. Me cabrea muchísimo y…

Perdone, pero me he dejado una palabra peligrosa. ¿Puedo escribirla antes de que se vaya?

 Me tiende la caja, el papel y el boli de mala manera. Vale.

Escribo: “Rajar”.

La enfermera sigue su camino. Abre la puerta de un despacho y desparece.

Me voy a esperar aquí, cerca de esa puerta. No suelen transcurrir más de unos minutos antes de que eso empiece.

Oigo un gritito. Es de sorpresa. Un siseo. Ahora, el grito es de terror.

No me atrevo a mirar pero…No me hace falta. Sé que estará atada. Murmullos desesperados. Seguro que el “Ata” afecta también a su boca en forma de mordaza. Ahora, el sonido estridente e irritante de algo que rasca la puerta : “Arañará”.

La curiosidad me puede. Abro la puerta y veo a la enfermera atada y amordazada, en una silla. Su uniforme, destrozado. Su cuerpo lleno de arañazos profundos. Delante, la caja con mis palabras prohibidas…

Y, entonces, de la nada, aparece una hoja punzante y afilada. Brilla en su camino hacia el cuello de la enfermera. Allí se hunde y con un chasquido, se desliza hasta su pelvis.

“Rajar”.

 Cierro la puerta y desando mis pasos. Me siento en la sala de espera en la que me había dejado la enfermera y espero. Alguien vendrá a por mí…