Un pez.

Nota #AIFree

Este texto está escrito por un ser humano. 

Las fotos, también están tomadas por un ser humano. 

El viento ondula la hierba y crea un fascinante efecto de oleaje. Estoy un rato mirándolo. Me aporta la misma serenidad que la contemplación del mar solo que este mar es verde y tiene otra melodía. Es un leve siseo muy relajante. Veo mariposas y me recreo en una distopía: un día en el que ya no habrá mar y los peces se habrán adaptado para nadar sobre la hierba…

Tengo un pez de madera blanca que me traje de Formentera. En mi mente, ya veo la foto que ilustra este post. Voy a buscar el pez y lo coloco en un lugar en el que el viento no lo tumbe y se vea el fondo de ese océano vegetal. Hago las fotos, otra cosa que me divierte y me relaja.

Entonces, oigo un ruido. Algo se aproxima. 

No sé qué habrán pensado los que están trabajando el campo, unos metros más allá. Una persona colocando un pez de madera para una sesión fotográfica…

Pura NO-Inteligencia-Artificial. 

A las 22:24 empezará la alteración…

No sé qué estarás haciendo a las 22:24 pero , justamente a esa hora, se producirá el cambio de estación y -¡hola!- ya estará aquí la primavera.

Es una cuestión de posición de la órbita de la tierra alrededor del sol que, según convenio, los seres humanos hemos determinado como las cuatro estaciones con sus equinoccios .

Los romanos lo hacían más sencillo: calor y frío. Dos estaciones. Una, la más larga, la conformaban nuestra primavera, verano y otoño ( de nombre latín ver/veris). El invierno (hibernum tempus) era más cortita.

Supongo que se encontraron con una primavera con fases diferentes y decidieron diferenciarlas : para el comienzo  (primo, primus ) de la estación (ver, veris) eligieron primo vere/a y ahí surgió la palabra primavera.

Son los primeros tiempos de la estación templada que terminará con el comienzo del verano.

Durante este tiempo, dice el refrán que «La primavera la sangre altera«,

Descenderá la producción de melatonina ( hormona relacionada con el letargo invernal de los animales) lo que nos dará más energía y bienestar o bien, lo que descenderá serán las betaendorfinas y tendremos astenia, fatiga o melancolía primaveral. Después están las feromonas, que también se vuelven locas … Por no hablar de  la dopamina, norepinefrina y oxitocina,  neurotransmisores  tan simpáticos  que mejoran el estado de ánimo, aumentan el apetito sexual, la actividad física…  Podemos tener una tristeza floral o una energía radiante. La cosa es que, por un lado u otro, hay alteración…

Lo mismo les pasa a las plantas y los animales… “Cuando escuchamos a los pájaros cantar en primavera, es porque una molécula sensible a la luz de su cerebro se ha activado y así las aves se aseguran de que habrá más comida disponible para sus crías cuando nazcan»

En realidad, la mayoría de mecanismos biológicos nos prepararan para la luz .  Y el sol, la brisa, los colores radiantes y brillantes, el verde que nace…

Seremos seres vernales hasta el 21 de junio y , con suerte, se nos alterarán los neurotransmisores adecuados y viviremos el mejor spot publicitario de la vida.

A las 22:24.

O no… : – )

NB : Vernal :Del latín vernālis. Perteneciente o relativo a la primavera. Me encanta esta palabra…

Before & After.

Decoración.

Ilustración.

De Nacho Díaz.

Maquillaje. Convertir a Ralph Fiennes en Lord Voldemort.

Before & After con Photoshop.

De anttikarppinen.com

Lo del Photoshop típico…

Before & After  Sreet Art.

Los dos en New York.

 

Aún me quedan flores.

De la suma de los restos de los ramos de fin de año y de mi cumpleaños, ha salido un mini ramo que ahí está, a mediados de febrero, recordándome cosas bonitas.

Lo más bonito, por eso, es que lo bonito no son las flores…

La hoja.

Trilogía de un paseo por el bosque. (III) Fin.

Viene de aquí: (I) y (II)

Lo tercero es la hoja. No estaba en el bosque.

Es una hoja que se movía en el aire, por la Tramuntana, en el quicio de mi puerta. Entró en mi casa y ni siquiera el robot aspirador pudo con ella. Se quedó debajo de la alfombra.

Se merecía el tercer bastidor.

Esta es la Trilogía de “Un paseo por el bosque”: una corteza de árbol, una rama y una hoja…

Y los paseos.

El bosque.

Trilogía de un paseo por el bosque. (II)

Viene de aquí.

Lo segundo es el bosque.

El segundo día de paseo, ya iba decidida a recolectar algo. Hacía sol y el camino estaba precioso.

Se filtraba la luz entre los árboles y se podían observar muchas tonalidades de verde, pero yo iba mirando aquí y allá, arriba y abajo y me fijé en esta corteza. 

Planita, liviana, perfecta.

Un paseo.

Trilogía de un paseo por el bosque. (I)

 

Lo primero es el paseo.

Una caminata por el bosque en un día frío y húmedo. Precisamente, lo resbaladizo del terreno me obligaba a mirar, con frecuencia, hacia el suelo. Llevaba una mochila ligera así que cuando vi la rama, me la guardé.

Además de tener posibilidad de pegarla a un bastidor, la disposición de los nudos permitía que fuera un colgador de joyas (anillos, pulseras,). Mi gran idea era encontrar más, para utilizar en el bastidor más grande pero no encontré ninguna parecida, así que es una rama única y le ha tocado bastidor pequeño.

Con la hoja…

Rosas y coles.

Cuando entro en una floristería, ya mejora mi estado de ánimo. La mezcla de aromas, los colores dispersos aquí y allá… Me encanta ver como montan los ramos, manipulando las flores, eligiendo papel y accesorios. Por eso, soy más de la floristería pequeña, en la que los detalles son la firma personal del autor. 

Como Constance Spry (Derby, 1886 – Cranbourne, 1960)

En 1927 recibió el encargo de decorar la perfumería Atkinson, en Londres, en la famosa calle Old Bond Street. Y en vez de utilizar solo flores como era lo usual en los años 20, diseñó unos arreglos con bayas, musgo, hojas y, por supuesto, flores. Dicen que se tuvo que cortar el tráfico de la calle, porque la gente se congregaba delante del escaparate de Atkinson

Esta semana me han regalado un ramo de rosas y coles. 

Estoy segura de que es uno de esos ramos que hubiesen recibido la aprobación de Constance. Su tendencia y visión del arreglo floral sigue vigente en el 2022 porque lo que es bonito, nunca pasa de moda.

NB : Conocida por todos los que se dedican profesionalmente a las flores, hay una rosa que lleva su nombre, en su honor.

La preciosa rosa Constance Spry.

La chica de los globos de helio.

Foto de Florian Klauer en Unsplash

Estoy en una tienda de artículos para fiestas. Quiero comprar unos globos de helio para un cumpleaños. Cuando he entrado, ya he notado la resaca de la Navidad. Dos chicas iban guardando todo el stock navideño sobrante. Tenían que actualizar la decoración y volver a cumpleaños, disfraces y ya, asomando en el horizonte, el Día de San Valentín. 

En el mostrador, otra chica. Está decorando unos globos dorados con un “40” bien hermoso. Suspiro con envidia por el número. Yo voy a por uno rotulado con la edad en forma de estrella y otro, en forma de corazón con un nombre. Ya se le intuye desgana en la forma de inflar el globo y en como escribe la edad con una horrible purpurina negra. Por lo que veo en el mostrador, aún le quedan 15 o 20 globos más por hacer. 

Le pregunto si alguien me puede atender y me entero de que sólo ella infla y rotula los globos. Le pido mis dos globos, pero me dice que tiene que acabar ese encargo. El de los “40”. Es para las cinco de la tarde y son las dos. Tiempo, tiene. Me cuesta muchísimo gustarle a la chica que infla globos. Ni sonrisa, ni amabilidad: nada funciona. Le pregunto por la persona que me atiende habitualmente (el último trimestre del año, se me acumulan cumpleaños) que es encantadora y, encima, tiene una caligrafía preciosa. Está de vacaciones. Recuerdo que me dijo que la tienda era suya y, como si la conociera muchísimo, le digo a la chica que infla globos, que la dueña me hubiese inflado y rotulado mis dos pequeños y sencillos globos sin problema.

Y, ahí, hay un quiebro. Tampoco es que sea una respuesta especialmente alegre o empática. Me otorga, benévola, diez minutos de espera. 

Pasado el tiempo de descuento, tengo los dos globos. Me ha rotulado el “89” que yo quería, con la purpurina negra, aunque yo le he pedido otro color. Me ha penalizado, vamos.

Foto de Amy Shamblen en Unsplash

Salgo de la tienda, con los globos cogidos de la mano. Ni me he atrevido a añadir la pesa para el suelo.  Le he pedido dos más, sin rotular. Mejor sin nada que con desgana. La gente me sonríe al pasar. Es chulo llevar ese ramillete multicolor y flotante en la mano.

Y he pensado, con pena, en la chica que infla globos. Debe tener 20 años y aunque infla globos para una fiesta de 40 y una pesada, le ha pedido uno con un 89, está malhumorada. Si la chica que infla globos de helio me lee, le deseo que sonría más. Es joven y aún puede hacerlo muchísimas veces a lo largo de su vida. Y no lo digo por los demás. Es por ella, se sentirá mejor y hasta puede ser que los globos le salgan más simpáticos.

Foto de Madison Oren en Unsplash

Como nota final: la homenajeada de los 89, ha insistido en dar la vuelta al “9”, convertirlo en un “6” para ubicarse en unos fantásticos 68 que, aunque ya hace muchos años que no los tiene, le siguen pareciendo muchos. Quería cambiar las velas de pastel (no ha podido) pero riéndose mucho, le ha dado la vuelta al globo de helio con el 89 en purpurina negra para no verlo.

Camuflaje.

 

luna4

Se creen que en mi interior hay un núcleo de hierro, seguido por un manto semi-sólido, un manto rígido y la corteza dura exterior…. Eso dicen… Que no hay posibilidad de vida, que la ausencia de atmósfera hace que sea muy, muy fría porque no retengo el calor del Sol. Dicen que tengo como una capa de hielo…

Ya me va bien que los terrícolas se crean eso… ¿Qué aquí no hay vida? ¡Ja! No sé cuánto tiempo más, podremos pasar desapercibidos.  Supongo, que aún tenemos para unas décadas, hasta que desarrollen algún instrumento de análisis que no sea tan rudimentario como los que van enviando últimamente… A ellos, nos los hemos vuelto a ver…

luna3

 

Voy a intentar pasar desapercibida y camuflarme entre las nubes.

Que se vayan a Marte, por favor, por favor…