Con castañas, calabazas , panellets o disfraces terroríficos.
A celebrar. Que siempre es bueno.

Con castañas, calabazas , panellets o disfraces terroríficos.
A celebrar. Que siempre es bueno.

Imaginad un grupo de amigos. Es una cena, una fiesta, una velada animada…Hay música. El anfitrión tiene su altavoz inalámbrico con su selección musical: esas listas que tiene configuradas de las canciones que más le gustan…Pero, claro, son «sus» canciones…
Los gustos musicales del grupo no son los mismos, aunque, por proximidad cronológica y emocional, hay temas que funcionan para todos, pero…hay un momento en el que alguien propone una canción.
Se suman otros, cada uno elige su tema y, al final, se produce un atolladero de canciones…
El caos musical.

Es curioso cómo, cada uno, cree que el tema que ha elegido es buenísimo. El mejor.
En este grupo de canciones cambiantes, hay quien no tiene en cuenta el ambiente que se ha generado a su alrededor. Por ejemplo: es un momento bailongo pero el sujeto decide elegir una canción-preciosa-que le recuerda algo que es maravilloso pero es una la balada -que canta desaforadamente- y hunde la atmósfera.
También hay el que quiere compartir su “último descubrimiento” que no conoce nadie. Quiere que escuches la letra con atención. Y que te deleites con ese ritmo nuevo… Lo que no tiene en cuenta este tipo de sujeto es que, la música que nos hace movernos y conectar en ese ambiente grupal, es la que conocemos. La que anticipamos. La que ya nos sabemos…
Y hay el que elige Paquito El Chocolatero.

Hay miles de canciones posibles y esa es la gracia pero , hay que poner un orden entre tanta diversidad. Si eres anfitrión, puedes crear una Playlist Comunitaria. Que cada uno elija 2,3,4 canciones y se configure una lista adaptada a las necesidades musicales de los invitados y al tipo de evento: no es lo mismo una verbena que una cena con velas. También es importante hacerlo al principio. Hay momentos en los que las canciones y sus prescriptores, se dispersan…
Otra opción es bloquear tu dispositivo y que sólo tú puedas acceder al contenido…

dappered.com
NB : Aunque confieso que , el otro día obligué a bailar la canción española de Eurovisión . Es lo que tiene tener el control… ; – )
Idea
En el despacho de casa , tengo colgado un cuadro. Es uno de tantos, de esos que ya ni miro al entrar. Están ahí y punto. Los he integrado en mi vida .
Hoy se ha caído uno de esos cuadros. Era un riesgo ya previsto, ya que fui yo la que lo colgó…Al tenerlo en mis manos, de repente, lo he mirado con más atención. Es una explosión de colores ( y creo que “explosión” es una buena definición) y está lleno de risas y grandes momentos. Y es del año 2.000… ¡Madre mía, casi es vintage!
Se pintó a seis manos, en la noche del 31 de Diciembre de 1999 al 1 de Enero del 2000. Era un momento “especial” con todo aquello del nuevo milenio y quisimos que los que estábamos, tuviéramos un recuerdo especial de la efeméride. Tal vez -visto el resultado pictórico- la apuesta fue arriesgada…
En una habitación, había tres caballetes con tres bastidores para pintar un cuadro. Había pinturas de todos los tipos y pinceles. Cada persona , entraba en solitario y pintaba su parte de cada lienzo. Pasamos los seis por aquella habitación, antes de las campanadas y una hora después de ellas ( en esa franja, debo decir que los “pintores” se descontrolaron un poco. Euforia y eso…)
Yo hacía unos meses que había empezado a “pintar” pero para el resto , era la primera vez que ponían color a un bastidor de lino, preparado, de los de verdad.
Iban equipados( a todos, les hice poner un delantalito) y tenían pinceles y pinturas, olores nuevos … Todo ordenadito, dispuesto para el ataque.
Cuando te estrenas en esto del lienzo en blanco, te da un subidón. El pincel se impregna de ese rojo brillante y ¡zasca! lo aplicas al bastidor y después, mira, unos borrones de amarillo, azul, verde…No hay límite.
Entre amigos, cava y buena música fue saliendo algo…Y ese algo, divido en tres partes, es lo que tenemos colgado en las paredes de nuestras casas.
Una de las condiciones era que esa obra tripartita, saliera como saliera, debía estar presente en nuestro hogar. Uno de ellos era horroroso aunque, ahora, impregnado de esas risas de antaño, lo veo hasta bonito. Para repartirlos, hicimos un sorteo y cada uno lo colgó donde pudo…
Hoy, diecisiete años después, tienen un valor incalculable.
NB 1 : Este cuadro está realizado por adultos… ; – )
NB 2 : De los tres, el mío era el segundo mejor…
Ya he visto los abetos, las guirnaldas y los turrones. Y hace tiempo, la verdad. Aunque ahora, ya, es invasivo.

Ya están colgadas las luces en las calles (aún apagadas, lo que me da una cierta coherencia temporal).
Ya he comprado la lotería de Navidad.
Ya he visto el anuncio (que este año, no me ha emocionado).

Ya está todo en marcha.
Ya es casi Navidad, otra vez … ¿Yaaa?

De Erlich

Completamente desconocedora del amplio mundo de la calabaza, pensaba que las calabazas blancas , que tanto me gustan para la decoración de Halloween, era algo así como una calabaza albina. Con algún gen defectuoso que no le permitía colorearse…Con algún tomate me ha pasado…

Pues resulta que no, que es un tipo de calabaza con nombre propio: Patisson. También se la conoce como Peter Pan.

Y, encima, una exquisitez: de carne muy fina y con un sabor que recuerda a la castaña, muy apreciada por los gourmets. Bravo por la Patisson!

Feliz Castañoween 2017!
Mientras fotografiaba esta luna, mis vecinos estaban celebrado una fiesta de Halloween. Veía el titilar de las velas y oía las risas y grititos (se estaban dando sustos) de los invitados. El tiempo, suave y cálido de Barcelona, permitía que estuvieran al aire libre. Muertos de risa.

Confieso que, a eso de las ocho de la noche, al salir a sacar la basura, me ha impresionado ver a una persona disfrazada de Frankenstein (o intentándolo) y, después, ver bajar del coche a uno que conozco que se ha colocado una sábana blanca por encima de la cabeza, agujerada en los ojos. Me ha saludado y he comprobado que no sabía por dónde sacar los brazos…La anfitriona, que siempre va de punta en blanco, ha aparecido con ropa rota, despeinada y maquillada tipo zombie… Ha guiado al fantasma que, ya no tenía bien colocada la zona de visión, e iba dando tumbos.

Si alguien se pregunta por qué Halloween triunfa mucho más que “Todos los Santos”, la respuesta la tiene en la fiesta y las risas…
Espero que el fantasma, haya llegado bien a casa… ; – )
Este fin de semana , he visto la adaptación de “Alicia en el País de las Maravillas” de Tim Burton. Sí, ya se que voy tarde pero no las tenía todas conmigo: ¿El tono siniestro de Burton y la dulce Alicia? ¿J.Deep de Sombrerero Loco? ¿No era un pirata?… Así que la experiencia, nacía con ese gesto de Fuuussshhhh! ( se acompaña de movimiento de mano y cara de resignación) y un “si no hay más remedio…”.
Me gustó mucho. Me fascinaron esos tonos sombríos y a la vez, coloristas. Me encantó ese Johnny Deep de grandes ojos verde-amarillos…. Mi única apreciación sería, que la pobre Alicia está ojerosa toda la peli pero, es muy guapa y lo acepto, como concesión al estilo Burton.
Mi toma de contacto con el mundo de Alicia, me ha hecho pensar en ese concepto que es El Feliz No Cumpleaños.

Ya de entrada os digo que hoy, celebro el mío. No os voy a confesar cuantos cumplo. Para eso, debería multiplicar 364 x el nº de años que tengo y saldría una cifra astronómica que prefiero no conocer. Me escudo en la timidez ( y coquetería femenina)…pero, el resto de variables que conforman este “concepto” me parecen brillantes :
1) Pasamos de tener 1 día de celebración, a tener 364.
2) De la misma forma, podríamos comernos 364 tartas de No Cumpleaños.
3) Organizar 364 fiestas al año de No Cumpleaños.
4) Recibir regalos, 364 días al año.
5) Mimos ( atención! ), los 364 días del año…
Por otro lado, deberíamos revisar alguno de los “ritos” que acompañan nuestras celebraciones tradicionales del cumpleaños ( el normal, el de una vez):
6) Lo de los “tirones de orejas” .Si se celebran los No Cumpleaños, con toda la parafernalia, podemos sufrir una elongación de los lóbulos de las orejas.
7) Lo mismo con las velas. Nada de esa manía de poner las velas, una a una… Imposible. Pasan a ser de dos dígitos.
8) Ya no habría “Fiestas Sorpresa de No Cumpleaños” porque al celebrarlo, cada día, ya se convertiría en una rutina.
9) También sería interesante que hubiese un sistema de acumulación de tickets de regalos que vas a cambiar. Por Internet, con un código. Algo simple.
Uno puede plantearse que, así, esto del cumpleaños pierde la gracia pero… depende del enfoque. Hay a quién les das 364 días para “celebrar” y los aprovecha todos. O muchos… Y están los que no lo saben hacer…A veces, ni un día…
Entonces, más que celebrar un No Cumpleaños ( con todas esas tartas y regalos), lo interesante es el cambio de enfoque que pretende el Sombrerero Loco.
Celebrar, cada día.
Y, por un día, le voy a hacer caso.
Felicidades a los que hoy celebráis el No Cumpleaños!!!!.
Podéis uniros a mi fiesta… ; – )


en diferido.
Un nuevo concepto: celebras tu cumpleaños con posterioridad a su celebración y por módulos.
Es un surtido de mini-celebraciones (que podrían alargarse un año en algunos casos), con sus brindis, sus risas y sus regalos correspondientes. En muchas ocasiones, se produce este “Cumpleaños en Diferido” por las diferencias entre los grupos de relación: familia, amigos, amigos que viven lejos-y-ya-vendrán, compañeros de trabajo, del colegio de los niños, de la actividad de ocio que se practique, los del gimnasio, etc, etc…

El número de cumpleaños en diferido dependerá de esas actividades y de variables incontrolables como distancia, imprevistos, salud, …
Para los que no les gusta celebrar su cumpleaños, la modalidad en diferido es una verdadera faena. Te lo van recordando, cada cierto tiempo…En cambio, si no hay problema con la celebración, el cumpleaños en diferido se convierte en un agradable goteo de momentos felices…
Este fin de semana, yo he vivido mi diferido particular, con un regalo precioso incluido. Una joya única, en el sentido literal de la palabra. Nadie, en el mundo mundial, tiene una igual. Y, lo mejor, aunque la copien, nunca tendrá el cariño que contiene esta.
¿A qué es bonita?


Ha pasado la noche más mágica del año, la comida de Reyes, el tortel y ya está. Se cierra el telón hasta dentro de once meses…
Ha llegado el momento de sacar las luces y los adornos navideños. Me he planteado dejarlo todo y esperar que el ciclo se repita en Diciembre del 2017. Total, el tiempo pasa tan deprisa que ni me daré cuenta y ya tendré que estar , otra vez, poniendo el muérdago en mi puerta , las lucecitas y las estrellas…

Espero que las fiestas /vacaciones navideñas hayan sido buenas ( o mejor).
Con este post, doy por clausurada la Navidad en este Blog Imperfecto. Volvemos a la rutina.
Feliz post-navidad a todos!

Los gorritos de Cotillón
NO me voy a poner nunca más en mi vida un “gorrito de cotillón”.
Odio-profundamente-los gorritos de cotillón. Y no es por ponerme un gorro, es por esa goma infame que me secciona el cuello. Y porque siempre son muy pequeños y me chafan el pelo (que como es una noche “especial” suele estar más trabajado que de costumbre). Estos “packs” made in china (que yo he comprado para hoy, por cierto), además llevan un antifaz con goma de pollo que se suele romper enseguida y unos orificios para los ojos que nunca coinciden con la posición necesaria para la visión. Ya no te quiero hablar si te tocan las gafas y bigote de Groucho. ¿Alguien se puede poner esas gafas de plástico hiriente? La guirnalda para el cuello es lo menos feo pero es…triste. Chafadita, delgadita…pansida ( que viene a ser marchita). Pero mira, te la colocas y lanzas unos “Yujuy” y parece que estés en” el no va más” … Me diréis que la calidad, hace mucho pero también me he puesto gorritos de los “packs de lujo” y siguen siendo igual de incómodos. Esos sí, el collar-guirnalda, con mucha más prestancia.
“Momento Post-uvas”
Otra cosa que no me gusta de la Nochevieja, es el “momento-post –uvas”. Ya me cuesta esperar a las doce para el rito. Es como una cosa a destiempo…A veces, cenas pronto para que no te pille en medio del fregao y te pasas un ratito esperando. Otras, te encuentra engullendo el segundo , mientras alguien prepara a toda prisa los boles de uvas y te los pone delante del plato, con alteración y nerviosismo, porque va a ser !ya!
Pero lo que más odio es cuando ya han acabado las campanadas y yo estoy intentando tragar las casi doce uvas (me cuesta ingerirlas) y la gente ya está brindando y besándose y abrazándose… Y tú, allí, con todas tus uvas en proceso de deglución, sobreviviendo al momento. Es por eso que me plantée el tema de las olivas… Me lo estoy pensando…
Por cierto, en la foto una forma original de servir las doce uvitas ( u olivas). Me lo voy a copiar.
Al margen de estos dos detallitos, me gusta vivir la Noche de Fin de Año como una noche mágica. Esté dónde esté siempre me concentro en unos deseos básicos. Creo en eso de que la “buena suerte” se puede atraer y como esto es un proceso totalmente interior, puedo hacerlo sin levantar sospechas… Con cada uva/oliva, va una petición . No sé si se conseguirá algo con este «rito de atracción de la suerte» pero yo, cada año, lo hago.Eso sí, sin gorro de cotillón, que conste. ; – )
Feliz entrada de año!!!

Curiosidad :
La palabra cotillón es una palabra de origen francés que originalmente significaba enaguas o falda. Posteriormente también se la incorporó como denominación de un tipo de baile parecido al vals con el que se cerraba alguna fiesta. Con el tiempo la palabra “cotillón” pasó a designar también las fiestas donde al final se bailaba ese «valsecito».
Parece ser que , cuando llegaba el momento de bailar el cotillón, o sea el vals, se acostumbraba repartir algunos pequeños obsequios, confetis, serpentinas, pitos y demás artilugios, para dar mayor alegría y animación la fiesta.
Este baile era una especie de final de fiesta. Y fue así que cotillón l, pasó a usarse como denominación de los obsequios, más que la danza en sí misma. Hoy este cotillón se usa para fiestas nupciales, fin de año, cumpleaños y todo tipo de celebraciones.
Las Bolsas de Cotillón son esos artilugios , agrupados en una bolsa metalizada, transparente o de cartón…