La chica de los globos de helio.

Foto de Florian Klauer en Unsplash

Estoy en una tienda de artículos para fiestas. Quiero comprar unos globos de helio para un cumpleaños. Cuando he entrado, ya he notado la resaca de la Navidad. Dos chicas iban guardando todo el stock navideño sobrante. Tenían que actualizar la decoración y volver a cumpleaños, disfraces y ya, asomando en el horizonte, el Día de San Valentín. 

En el mostrador, otra chica. Está decorando unos globos dorados con un “40” bien hermoso. Suspiro con envidia por el número. Yo voy a por uno rotulado con la edad en forma de estrella y otro, en forma de corazón con un nombre. Ya se le intuye desgana en la forma de inflar el globo y en como escribe la edad con una horrible purpurina negra. Por lo que veo en el mostrador, aún le quedan 15 o 20 globos más por hacer. 

Le pregunto si alguien me puede atender y me entero de que sólo ella infla y rotula los globos. Le pido mis dos globos, pero me dice que tiene que acabar ese encargo. El de los “40”. Es para las cinco de la tarde y son las dos. Tiempo, tiene. Me cuesta muchísimo gustarle a la chica que infla globos. Ni sonrisa, ni amabilidad: nada funciona. Le pregunto por la persona que me atiende habitualmente (el último trimestre del año, se me acumulan cumpleaños) que es encantadora y, encima, tiene una caligrafía preciosa. Está de vacaciones. Recuerdo que me dijo que la tienda era suya y, como si la conociera muchísimo, le digo a la chica que infla globos, que la dueña me hubiese inflado y rotulado mis dos pequeños y sencillos globos sin problema.

Y, ahí, hay un quiebro. Tampoco es que sea una respuesta especialmente alegre o empática. Me otorga, benévola, diez minutos de espera. 

Pasado el tiempo de descuento, tengo los dos globos. Me ha rotulado el “89” que yo quería, con la purpurina negra, aunque yo le he pedido otro color. Me ha penalizado, vamos.

Foto de Amy Shamblen en Unsplash

Salgo de la tienda, con los globos cogidos de la mano. Ni me he atrevido a añadir la pesa para el suelo.  Le he pedido dos más, sin rotular. Mejor sin nada que con desgana. La gente me sonríe al pasar. Es chulo llevar ese ramillete multicolor y flotante en la mano.

Y he pensado, con pena, en la chica que infla globos. Debe tener 20 años y aunque infla globos para una fiesta de 40 y una pesada, le ha pedido uno con un 89, está malhumorada. Si la chica que infla globos de helio me lee, le deseo que sonría más. Es joven y aún puede hacerlo muchísimas veces a lo largo de su vida. Y no lo digo por los demás. Es por ella, se sentirá mejor y hasta puede ser que los globos le salgan más simpáticos.

Foto de Madison Oren en Unsplash

Como nota final: la homenajeada de los 89, ha insistido en dar la vuelta al “9”, convertirlo en un “6” para ubicarse en unos fantásticos 68 que, aunque ya hace muchos años que no los tiene, le siguen pareciendo muchos. Quería cambiar las velas de pastel (no ha podido) pero riéndose mucho, le ha dado la vuelta al globo de helio con el 89 en purpurina negra para no verlo.

#2023

Foto de Annie Spratt en Unsplash

Una vez digerida la Navidad, toca enfrentarse al Fin de Año. 

Llega el momento de las listas, de recordar los mejores momentos, de la recopilación de los eventos históricos del año que se va, de iniciar (o no, eso cada uno) un periodo reflexivo de lo que hemos hecho bien, mal y de lo que queremos para el año venidero (después ya veremos cómo va), de sentir la velocidad endiablada del tiempo… 

Una fecha que es simbólica para unos y, para otros, es un día más en ese discurrir de semanas y meses encadenados.

Foto de Julia Kuzenkov en Unsplash

Lo mío no es muy trascendental y lo celebro con fresas. Por mi odio a las uvas, tipo el de Mafalda a la sopa, me tomo mis 12 piezas de fresas (los fresones grandotes se deben partir en dos para ir a buen ritmo) y lo que le pido al año que empieza es: acierto para capear lo que pueda venir y predisposición para disfrutar de lo bueno que espero que venga.

Eso es lo que os deseo a todos para el 2023: acierto en la gestión de la vida y predisposición para disfrutar de todas sus cosas bonitas que suelen estar siempre ahí, pequeñitas y simples, pero no sé por qué, muchas veces no las vemos…

Y, un deseo para el mundo, aunque desgraciadamente ya es un concepto utópico, la paz.

Que la dejen salir de su caja.

Os voy a dar calabazas ( que son bayas anafrodisíacas).

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La calabaza ,de la familia de la Cucurbita , (en otros países : “zapallo” «auyama» o «ahuyama», «pipián maduro», «ayote») está de moda en estas fechas… Es la época de la recolección (septiembre, octubre y noviembre) y hay por doquier…

Una de las primeras cosas que me ha sorprendido de las calabazas es que son bayas…¿Bayas? Mis escasos conocimientos de botánica me hacen pensar en frutitos-pequeñitos- redonditos pero… ¿una calabaza?

Si, las calabazas, en la acepción original del término, son bayas con cáscara tan endurecida que no sólo permite la conservación del interior tierno por uno a más años, sino que también se puede utilizar vaciada con fines no alimenticios, como utensilios de cocina, en instrumentos musicales, artesanías, etc..

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La famosa Calabaza del Peregrino o Calabaza del agua, es una calabaza seca y ahuecada que mantiene el agua fresca y en condiciones óptimas…Es una baya multi-usos…

Y con un gran pasado, ( contando en siglos) :En tumbas egipcias se han encontrado ejemplares que datan de 3500 a 3300 a. de C., en entierros peruanos fechados aproximadamente en 3000 a. de C. y en cuevas de México de aproximadamente 7000 a. de C.

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Ahora que se acerca Halloween , la calabaza, además de proporcionarnos cremas deliciosas y confituras impresionantes, sirve como ornamento. La variedad de formas y colores y su superficie lisa y dura las hace perfectas para pintarlas y decorarlas…

La payesa dónde compro las verduras, me ha dado calabazas, literalmente. Tenía muchísimas calabazas ( podría escribir “muchísimas bayas “; – ) incluidas de las llamadas ornamentales…

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NB : Dar Calabazas .

En la Antigua Grecia, la calabaza se consideraba anafrodisíaca, por lo que darlas equivalía a apagar el fuego de la lujuria evitando así los escarceos amorosos.

Durante la Edad Media, el clero recomendaba utilizar pepitas de calabaza durante el rezo para alejar los pensamientos impuros y lascivos; incluso se pensaba que mascar sus pepitas contribuía a cumplir el voto de castidad. La expresión siguió tomando forma en tiempos de Cervantes, en los que significaba «desairar» o «no conceder a alguien lo que pide», incluso comenzaba a utilizarse en el contexto del noviazgo.

En algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer a casa de la chica: si le ofrecían fuego para el cigarro significaba que la familia aceptaba el noviazgo; si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el mozo no era bien recibido y se tenía que marchar.” Wikipedia.

Estáis avisados…

Pastel DIY

La idea la vi en Twitter.

Regalazo : Un pastel de cumpleaños modelo IKEA.

Hazlo tú mismo, vaya.

Photo by American Heritage Chocolate on Unsplash

En una caja bonita, se introducen todos los ingredientes y la receta para hacer el pastel. No hay que olvidar la confitería de adorno y las velas!

Y si lo quieres más completo: molde, jarrita medidora, espátula, manga pastelera, …

Photo by American Heritage Chocolate on Unsplash

Primero pensé que era algo divertido para regalar, pero alguien me dijo : “Está muy bien y es original, pero, además de la receta y la harina, los huevos , el azúcar , etc. , añade un pastel de verdad. Por si acaso…”

Y cuando recordé mis desastrosos intentos de hacer tartas durante el confinamiento, vi claramente que es una buena idea de apoyo. Por asegurar.

Photo by Storiès on Unsplash

NB : ¿A qué apetece pastel?

Píldoras lunares.

La luna inspira .

Lámparas, las que quieras…

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Con mármol negro se representan todas las fases lunares.

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Para decorar una cena de celebración de la luna llena, of course.

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Cunas encantadoras…

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Hasta cojines…

cojinAunque nada supera , verla en vivo y en directo.

Y es fácil.

El farolillo.

La Festividad  de San Juan , en España, es una de las celebraciones más optimistas del año. La noche del 23 de Junio, según en qué zona estés, verás mucho fuego , oirás atronadores petardos, quemarás lo malo para que desaparezca, esperarás a las séptima ola para pedir tu deseo o serás espectador de un increíble espectáculo de caballos menorquines…

La fiesta, aunando y sintetizando todos los conceptos, da paso a un nuevo período -el verano-en el que o damos gracias o pedimos gracia. Cada uno lo hace de una forma distinta pero similar en su esencia y todo ello, engalanado de fiesta.

Donde yo vivo, la fiesta se llama revetlla /verbena y consiste en una buena cena de verano al aire libre, cava , coca y baile. Pero hay algo que, a mí , me define Sant Joan y me trae recuerdos bellísimos de otras verbenas de mi infancia. Ese algo es el farolillo.

La brisa veraniega, el aroma de las barbacoas, de las hogueras, de la pólvora de los malditos petardos. La larga ristra de bombillas y aquella caja vieja llena de farolillos de papel, plegados, que iban perdiendo su vistosidad año tras año. Y mi padre, subido a la escalera, colgando bombillas entre los pinos y nosotros, dándole los farolillos.

Al anochecer, el encendido.

Emocionante y precioso.

Feliz San Juan.

Feliç Sant Joan.

Playlist & Co.

Imaginad un grupo de amigos. Es una cena, una fiesta, una velada animada…Hay música. El anfitrión tiene su altavoz inalámbrico con su selección musical: esas listas que tiene configuradas de las canciones que más le gustan…Pero, claro, son «sus» canciones…

Los gustos musicales del grupo no son los mismos, aunque, por proximidad cronológica y emocional, hay temas que funcionan para todos, pero…hay un momento en el que alguien propone una canción.

Se suman otros, cada uno elige su tema y, al final, se produce un atolladero de canciones…

El caos musical.

 

Es curioso cómo, cada uno, cree que el tema que ha elegido es buenísimo. El mejor.

En este grupo de canciones cambiantes, hay quien no tiene en cuenta el ambiente que se ha generado a su alrededor. Por ejemplo:  es un momento bailongo pero el sujeto decide elegir una canción-preciosa-que le recuerda algo que es maravilloso pero es una la balada -que canta desaforadamente- y hunde la atmósfera.

También hay el que quiere compartir su “último descubrimiento” que no conoce nadie. Quiere que escuches la letra con atención. Y que te deleites con ese ritmo nuevo… Lo que no tiene en cuenta este tipo de sujeto es que, la música que nos hace movernos y conectar en ese ambiente grupal, es la que conocemos. La que anticipamos. La que ya nos sabemos…

Y hay el que elige Paquito El Chocolatero.

 

Hay miles de canciones posibles y esa es la gracia pero , hay que poner un orden entre tanta diversidad. Si eres anfitrión, puedes crear una Playlist Comunitaria.  Que cada uno elija 2,3,4 canciones y se configure una lista adaptada a las necesidades musicales de los invitados y al tipo de evento: no es lo mismo una verbena que una cena con velas. También es importante hacerlo al principio. Hay momentos en los que las canciones y sus prescriptores,  se dispersan…

Otra opción es bloquear tu dispositivo y que sólo tú puedas acceder al contenido…

dappered.com

NB : Aunque confieso que , el otro día obligué a bailar la canción española de Eurovisión . Es lo que tiene tener el control… ; – )

Si hoy es tu cumpleaños y…

Ordenando unos cajones, he encontrado una caja de cintas de radiocassette. Unas originales de Joan Manel Serrat y Luis Eduardo Aute y otras grabadas en cinta virgen… Recuerdo el afán de grabar de la radio sin interrupciones publicitarias o la voz de locutor anunciando el título de la siguiente. ¡Qué rabia daba eso!..

Eran tiempos en los que llevaba mis cintas , grabadas de la radio, en el coche. Muchas y desordenadas. Nuestras cámaras de fotos funcionaban con carretes… ¿Recordáis la ilusión al abrir el sobre con las fotos en papel? Aquello de preguntar ¿Han salido las 36?. El teléfono estaba en un lugar fijo de la casa . La tele era gordota y había 2 canales. Un miembro de la familia era el que se levantaba a cambiar de canal , manualmente. Las latas de refrescos nos parecían «exóticas». Se fumaba en todos los lados ( hospitales, escuelas, universidades,  cines…). Nos poníamos hombreras con velcro. El casco, por ciudad, no era obligatorio. Había chiringuitos y bares de copas en primera línea de mar. NO había tanta mole de apartamentos en primera línea de mar. En verano, una avioneta de Nivea, surcaba los cielos y tiraba pelotas azules a la playa. Conocimos a Michael Jackson en su versión afroamericana ( la mejor) y pensábamos que llegar hasta aquí era…muy lejos.

Ya estamos aquí.

Cada uno evaluará si se está mejor o peor pero, estando aquí después de recorrer el camino, lo que seguro que tenemos es una buena provisión de recuerdos en nuestro almacén interno.

Busquemos los buenos , escuchemos esa canción de aquellos tiempos y disfrutemos del espectáculo.

¡Feliz Cumpleaños!

 

N. B : Esto es una autofelicitación… ; – )

 

 

Party Art (o el cuadro que inspira una fiesta).

Idea

En el despacho de casa , tengo colgado un cuadro. Es uno de tantos, de esos que ya ni miro al entrar. Están ahí y punto. Los he integrado en mi vida .

Hoy se ha caído uno de esos cuadros. Era un riesgo ya previsto, ya que fui yo la que lo colgó…Al tenerlo en mis manos, de repente, lo he mirado con más atención. Es una explosión de colores ( y creo que “explosión” es una buena definición) y está lleno de risas y grandes momentos. Y es del año 2.000… ¡Madre mía, casi es vintage!

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Se pintó a seis manos, en la noche del 31 de Diciembre de 1999 al 1 de Enero del 2000. Era un momento “especial” con todo aquello del nuevo milenio y quisimos que los que estábamos, tuviéramos un recuerdo especial de la efeméride.  Tal vez  -visto el resultado pictórico- la apuesta fue arriesgada…

En una habitación, había tres caballetes con tres bastidores para pintar un cuadro. Había pinturas de todos los tipos y pinceles. Cada persona , entraba en solitario y pintaba su parte de cada lienzo. Pasamos  los seis por aquella habitación, antes de las campanadas y una hora después de ellas ( en esa franja, debo decir que los “pintores” se descontrolaron un poco. Euforia y eso…)

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Yo hacía unos meses que había empezado a “pintar” pero para el resto , era la primera vez que ponían color a un bastidor de lino, preparado, de los de verdad.

Iban equipados( a todos, les hice poner un delantalito)  y tenían pinceles y pinturas, olores nuevos … Todo ordenadito, dispuesto para el ataque.

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Cuando te estrenas en esto del lienzo en blanco, te da un subidón. El pincel se impregna de ese rojo brillante y ¡zasca! lo aplicas al bastidor y después, mira, unos borrones de amarillo, azul, verde…No hay límite.

Entre amigos, cava y buena música fue saliendo algo…Y ese algo, divido en tres partes, es lo que tenemos colgado en las paredes de nuestras casas.

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Una de las condiciones era que esa obra tripartita, saliera como saliera, debía estar presente en nuestro hogar. Uno de ellos era horroroso aunque, ahora, impregnado de esas risas de antaño,  lo veo hasta bonito. Para repartirlos, hicimos un sorteo y cada uno lo colgó donde pudo…

Hoy, diecisiete años después, tienen un valor incalculable.

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  NB 1 : Este cuadro está realizado por adultos… ; – )

NB 2 : De los tres, el mío era el segundo mejor…