Hazte la pregunta : ¿Qué?
Hablo de las cosas que tenemos o necesitamos y no de esos valores universales como la salud y el amor. Los dejo aparte de esta reflexión ya que , por todos es sabido, aunque tengas todas «las cosas» del mundo sin eso nada funciona. Así que, si imaginas que tienes toda la salud y el amor del mundo, a partir de ahí : ¿Qué más necesitas? : ropa, coches, casas, joyas, viajes, libros, … ¿Una cocina nueva, tal vez?…
Tú , te vas al IKEA y te montas una cocina nueva… Pim, pam, pum y , ya. Cocina nueva.
La fotografía de la cocina que ilustra este post la hice en Bonao (República Dominicana). Una cocina nueva que hacia las delicias de los que vivían en aquella casa. He encontrado la foto y he evocado las sensaciones de aquella visita a Bonao. Y de lo que más me acuerdo es de la actitud de aquella gente. Y en esa revelación trascendental que después,con el tiempo, olvidas y que te dice que la felicidad reside más que en las cosas en la actitud que se tiene hacia esas cosas. Los niños jugaban y reían con los perros delgaduchos y sucios , o persiguiendo gallinas. Nada de iPads o televisión pero reían y te contagiaban de ese no tener nada y todo, a la vez.
Es posible que debamos pararnos, una vez al mes, por ejemplo, o, si me apuras, una vez en la vida, y coger una libreta y un boli y hacer una lista de las cosas que necesitamos para ser felices. Y cuando esté llena de cosas, las reflexionamos y empezamos a tachar : es posible que , al poner las cosas en su sitio, aumenten nuestras probabilidades de vivir más felizmente.
NB : Trataré de no volverlo a olvidar…




Hay una confabulación para proporcionar la máxima facilidad al que lo visita. Refrigeración del ambiente por doquier para soportar esos 45ºC del desierto que te hacen comprender que significa estar a 45ºC. Amabilidad de sus gentes, tanto los que son de la India, Paquistán, Vietnam, Laos, Filipinas o Somalia como de los locales, apenas un 10% de la población.
Impactante el contraste entre lo occidental y oriental. Aun sabiendo de la predominancia de la cultura islámica, es extraño, al principio, ver a esas mujeres vestidas de negro con la abaya , algunas enseñando el rostro, otras sólo la mirada, mezcladas con las mujeres de otros países que, sinceramente, van vestidas como quieren.No viviría allí y es posible, que sólo me perdiera -turísticamente hablando- en una escala hacia la India, por ejemplo. No me ha seducido el “más” pero sí que he vuelto encantada de la gente y la hospitalidad.


























































