Re Re Restyling

Muchas veces repintado…

Era de tonos dorados y cobrizos metálicos. Tuve una época muy de brillos…Este cuadro lo tenía mi madre en su casa que , igual que ella, se va modernizando a medida que va cumpliendo años. Así que, ahora, en el salón de tonos neutros el brilli brilli del pasado , no pintaba nada.

Restyling al canto.

A ver si le gusta…

Cuadro electoral y caluroso.

¡Qué calor!

El calor extremo es el protagonista de estos días. Me temo, que lo será los próximos veranos de nuestras vidas e incluso, tendremos calor en primavera. La ciencia lleva años y años advirtiendo de los efectos del cambio climático. Un cambio que conlleva una emergencia, una crisis global y planetaria.

¡Qué calor!

Para despistar y esquivar al calor, he estado pintando. Me ha salido un cuadro de tonos anaranjados calurosos, con una ventana redonda verde y azul que podría ser la esperanza y el agua. 

¡Qué calor! 

Entonces me he dado cuenta de que este calor infernal, es “el cambio climático”, en persona, con su propia campaña electoral y haciendo sudar a todos, incluidos aquellos que lo niegan. 

Le cedo mi cuadro para su campaña y , como no hay Planeta B, espero que gane las elecciones.

¡Qué calor!

Me pido un estudio de pintura…

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Estudio de Chris Ofili

Una de las cosas que está en mi “Agenda de Pendientes” (en la sección que no es de viajes) es la de tener un estudio para pintar…alocadamente.

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Estudio de Picasso en París

Si puede ser : grande, en medio de la naturaleza ( con preferencia vista mar), ventanales inmensos y un suelo de cemento rústico que se pueda ensuciar de mil colores de pintura. Esa es la clave: que sea muy ensuciable.

Este es el de Joan Miró.

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Hace unos años, visité la Fundació Miró y me dejó noqueada con el color y la esencia de lo que allí se respiraba. Una experiencia magnífica.

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Uno de los cuadros que más me gustan es este de 1968. Su título aún me gusta más: “El vuelo de la Libélula ante el sol”.

Elvuelo

Con Dalí tengo una relación muy especial. A mi padre le fascinaba el pintor y el personaje.

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Cuando pintaba en su estudio en Portlligat, lo que veía por la ventana era esto…

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Recuerdo un libro que le regalaron con las reproducciones de sus cuadros a todo color y en gran formato. A veces, entraba en su despacho y me dedicaba a pasar las hojas de ese libro, deteniéndome en los cuadros que me llamaban más la atención. Mi preferido, sin ninguna duda, era “‘Dalí niño levantando la piel del mar para ver el perro que duerme bajo el agua”’ (1950) que para mí era “El del perro”.

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Recuerdo como me fascinaba que el perro estuviera durmiendo ahí debajo… Surrealismo de la infancia.

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Viendo el estudio de Munch, puedes llegar a entender lo de su famoso cuadro “El grito”. Nunca me ha gustado esa obra y supongo que es porque transmite una angustia y un mal rollo muy intenso y ese pack de desasosiego, que es lo que no me gusta, justamente es lo que la convierte en una gran obra de arte.También por este motivo no voy a utilizarla en este post. Prefiero “Beso junto a la ventana”, también de Munch.

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Estos cuadros coloristas (y muy especiales) son de Yannima Pikarli Tomy Watson , pintor aborigen australiano.

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Su “estudio” es uno de los que más me gustan…

Yannima Tommy Watson paints in his country near Alice Springs

Aunque en el mío pondría un sofá, como Monet.

monet

La hoja.

Trilogía de un paseo por el bosque. (III) Fin.

Viene de aquí: (I) y (II)

Lo tercero es la hoja. No estaba en el bosque.

Es una hoja que se movía en el aire, por la Tramuntana, en el quicio de mi puerta. Entró en mi casa y ni siquiera el robot aspirador pudo con ella. Se quedó debajo de la alfombra.

Se merecía el tercer bastidor.

Esta es la Trilogía de “Un paseo por el bosque”: una corteza de árbol, una rama y una hoja…

Y los paseos.

El bosque.

Trilogía de un paseo por el bosque. (II)

Viene de aquí.

Lo segundo es el bosque.

El segundo día de paseo, ya iba decidida a recolectar algo. Hacía sol y el camino estaba precioso.

Se filtraba la luz entre los árboles y se podían observar muchas tonalidades de verde, pero yo iba mirando aquí y allá, arriba y abajo y me fijé en esta corteza. 

Planita, liviana, perfecta.

Un paseo.

Trilogía de un paseo por el bosque. (I)

 

Lo primero es el paseo.

Una caminata por el bosque en un día frío y húmedo. Precisamente, lo resbaladizo del terreno me obligaba a mirar, con frecuencia, hacia el suelo. Llevaba una mochila ligera así que cuando vi la rama, me la guardé.

Además de tener posibilidad de pegarla a un bastidor, la disposición de los nudos permitía que fuera un colgador de joyas (anillos, pulseras,). Mi gran idea era encontrar más, para utilizar en el bastidor más grande pero no encontré ninguna parecida, así que es una rama única y le ha tocado bastidor pequeño.

Con la hoja…

Pegando cosas…

Estoy reciclando bastidores antiguos, preparando las bases con acabados de pintura de pizarra y pegando cosas que parece ser la tendencia artística que últimamente, me domina.

En mi caja de “cosas para pegar” en la que acumulo cosas que creo que algún día me servirán para mis cuadros, había unas cuentas de unos collares que se me rompieron. Son círculos de plata y de nácar .

No están puestos ahí aleatoriamente -aunque tapar desperfectos del lienzo me ha obligado a hacer algunos cambios estratégicos respecto a lo que yo tenía en mente- sino que representan a la familia.

Hay quien solo verá unas formas circulares, pegadas con más o menos fortuna, pero yo veo diferentes formas de familiafamilias que tengo. Familias que quiero.

Ánimo y sigue.

Cuando empecé a interesarme por la pintura ya de mayor y más por sus efectos terapéuticos que por mi destreza (que hoy en día sigue siendo nula) , me dio por el realismo . Intenté dibujar unas flores y aún recuerdo las risas de mi padre cuando vio aquella cosa que parecía un ramo de Ágata Ruiz de la Prada, pero dibujado por un niño. Entendí que la única forma de evolucionar ( si esa es la palabra para esto mío con la pintura) era ir a lo abstracto. A los colores y a las texturas.

Sigo con mi padre (al que le fascinaba cualquier manifestación artística si provenía de su hija) : él me animó y me estimuló a escribir, me inscribía a premios, me ayudaba con los relatos. Cuando me dio por comprar el caballete, los lienzos y los acrílicos, tampoco desistió de su actitud motivadora, aun sabiendo que las Bellas Artes no era lo mío. Él, siempre animoso,  me propuso empezar poco a poco, en un lienzo pequeño y aprendiendo a mezclar colores. Me hizo inspirarme en un paisaje familiar y conocido.

Y salió esto.

Ha aparecido en el bloque de lienzos antiguos que hay en el trastero. Es pequeñito y me da mucha paz.

Es mi padre diciéndome : ánimo y sigue.

Y, así, en la vida…

#NuevaRealidad ( La bolita.)

Siento la inquietud pandémica previa al confinamiento de la primavera pasada, así que me he dedicado a embadurnar un bastidor muy antiguo con pintura de pizarra.

Tenía una misión : hace ocho años me regalaron un móvil de viento.  No emitía ningún sonido, pero cuando se movía al son del viento, una bolita de cristal tallado , que estaba insertada en el centro, pendiendo de un hilo, reflejaba la luz del sol, creando un juego de luces precioso.

El tiempo, el viento, la lluvia, el sol… No sé quién es el culpable, pero la bolita de cristal cayó al suelo. No pude volver a ubicarla en su lugar…

Así que ahora,  sigue cerca del móvil, pero pegada a un bastidor embadurnado de pintura de pizarra en diferentes tonos tierra y gris.

Y yo me he calmado un poco…

NB : Así era el móvil…

#Encasa (lo de pintar.)

Como muchísimos de vosotros, en estos tiempos de #estarencasa, he estado ordenando. Una vez finalizado el entorno habitual, he pasado a los rincones inaccesibles y , a veces, olvidados.

Además de los cajones de cables inservibles y de aparatos qua ya no existen, me he lanzado a una tarea largamente postergada : mis pinturas, bastidores y demás utensilios para pintar. La palabra “utensilios” abarca una gran gama de objetos. Dada mi incapacidad para dibujar, recurro a pastas de relieve y cosas, muchas cosas, cualquier cosa, que se pueda pegar en un lienzo ( todo tipo de cuentas de bisutería vieja, letras de madera, de tela y de pórex, pinzas de tender, sellos de tinta, estrellas de mar, de piedra, de papel, alambres y cuerdas, cristales pulidos, etc.…) La estrategia mental del almacenaje de todo eso es : “Igual algún día me sirve”

Hace ya mucho tiempo que sé que debo ordenar aquello, pero fue una tarea procrastinada hasta ayer.

Tiré pinturas secas, seleccioné los pinceles y bastidores reutilizables, ordené todas esas piezas ornamentísticas y, poco a poco, a ritmo de Aute ,  recuperé las ganas de mancharme las manos y pintar mientras me evado ( que es lo que me pasa con mis manualidades pictóricas de aficionado) y me lo paso pipa.

Ahí los tengo preparados…