Hay gente que pone árbol: es bonito, luce bien, huele a infancia y proclama la Navidad. Y también están quienes, sin renunciar a la fiesta, se las ingenian sin árbol.
Cualquier cosa sirve para crear la estética navideña: una pirámide de ovillos, de libros, una escalera, una constelación de luces o una forma triangular hecha con lo que ya tienen en casa.
Es un árbol que, además de luces, tiene imaginación. Y convierte la Navidad en un gesto creativo.
Propongo una nueva tradición, a libre disposición de quien quiera adoptarla: cada año hay que inventar un árbol distinto… sin árbol. Y si queda torcido, mejor: es más real.
En un mundo polarizado, lleno de agresividad, violencia, guerras y conflictos, estos días las palabras que más utilizaremos serán Paz, Amor, Esperanza, Prosperidad…
Desearemos “felicidad” a todo el que nos encontremos y nos dejaremos llevar por esos anuncios publicitarios llenos de lucecitas cálidas y personajes encantadores que reflejan lo mejor del ser humano.
Lo ideal sería que esta época de fiestas , que nos llevan hacia una conciliación emocional entre semejantes, se convierta en un estilo de vida.
Es decir “Carnaval” y todos pensamos en disfraces y fiesta. Seguro que alguna vez os habéis disfrazado y habéis asistido a una fiesta de Carnaval . En mi caso, hasta que no fui a la Universidad, no conocí la verdadera dimensión del Carnaval como tradición popular y como agente socializador .Lo mío se había limitado a las fiestas del colegio, con los amigos…
Sitges
En mi periodo universitario, conocí a una persona que vivía el Carnaval de otra forma. Su pertenencia a Sitges ( una bellísima localidad de la Costa del Garraf), le otorgaba un interés por esta celebración que , casi es genética en la población . Era uno de nuestros destinos preferidos para estudiar…
Se daba la circunstancia que la madre de mi amiga, era una de las costureras oficiales de la Sociedad Recreativa del Retiro . En el Carnaval de Sitges, hay dos “grandes “asociaciones rivales : El Retiro y el Casino Prado y otras más pequeñas, unas 50, que son independientes . Todas ellas ( con categorías infantiles y de adultos) se preparan a conciencia para el evento.
Rua de la Disbauxa, Sitges
Siempre que llegábamos a su casa , nos recibía un caos de ropa brillante, lentejuelas, plumas y todo tipo de abalorios. Gente que iba y venía, pruebas de tallas… Con los meses, aquello iba tomado forma y aparecían esas composiciones textiles brillantes, siempre especializadas en un tema ( El Oeste, Las Goyescas…) que después lucían les colles en la rua por el pueblo…
Carrera de Llits, Sitges
Hubo un año que participé en una de esas colles.Se confeccionaron disfraces para unas 30 personas bajo el lema “Flower Power”. Durante meses, nos reunimos para prepararlo todo : diseño de la ropa, música, coreografías, etc, etc. Era una mínima expresión de lo que hacen las grandes colles, que salen con sus músicos, carrozas, etc…
Murga de Sta.Cruz de Tenerife
Cualquiera de los Carnavales más conocidos en España ( Santa Cruz de Tenerife, Cádiz, etc.) se nos muestran , esplendorosos, en las fechas de la celebración pero, lo que hay detrás , tiene un encanto arrebatador, aún más bonito que lo que se ve a simple vista.
Carnaval de Cádiz
Desde fuera, nos parece algo bello o no, nos gustará más o menos pero no somos capaces de percibir lo que hay detrás…
Hay una organización lúdica y un compromiso previo que hace que te impliques en todo el proceso. Hay esfuerzo y trabajo. Hay colaboración y complicidad. Hay un objetivo, una ilusión común al final del camino que convierte el Carnaval, en algo más. Y es un algo muy especial…
Mi vuelta al sol anual se ha completado, una vez más.
Me siento agradecida de ir dando vueltas al sol, año tras año, porque soy plenamente consciente de que nunca sabes cuando vas a dejar de orbitar a la par que el planeta. Hay un momento que tú te paras y él no…
Aun siendo consciente de mi temporalidad, voy cometiendo equivocaciones, vuelta tras vuelta. Y es que, aunque es de una obviedad aplastante que nadie puede asegurar el mañana, muchas veces dejamos que se escurra el presente, sin deleitarnos en él lo suficiente.
En este final de mi órbita y preparada para la siguiente, esto lo escribo para recordármelo a mí misma.
El hoy es lo valioso. No hay que desperdiciarlo.
Feliz cumpleaños a todos los que hoy, también, han dado su vuelta al sol. No importa las veces…
Estoy en una tienda de artículos para fiestas. Quiero comprar unos globos de helio para un cumpleaños. Cuando he entrado, ya he notado la resaca de la Navidad. Dos chicas iban guardando todo el stock navideño sobrante. Tenían que actualizar la decoración y volver a cumpleaños, disfraces y ya, asomando en el horizonte, el Día de San Valentín.
En el mostrador, otra chica. Está decorando unos globos dorados con un “40” bien hermoso. Suspiro con envidia por el número. Yo voy a por uno rotulado con la edad en forma de estrella y otro, en forma de corazón con un nombre. Ya se le intuye desgana en la forma de inflar el globo y en como escribe la edad con una horrible purpurina negra. Por lo que veo en el mostrador, aún le quedan 15 o 20 globos más por hacer.
Le pregunto si alguien me puede atender y me entero de que sólo ella infla y rotula los globos. Le pido mis dos globos, pero me dice que tiene que acabar ese encargo. El de los “40”. Es para las cinco de la tarde y son las dos. Tiempo, tiene. Me cuesta muchísimo gustarle a la chica que infla globos. Ni sonrisa, ni amabilidad: nada funciona. Le pregunto por la persona que me atiende habitualmente (el último trimestre del año, se me acumulan cumpleaños) que es encantadora y, encima, tiene una caligrafía preciosa. Está de vacaciones. Recuerdo que me dijo que la tienda era suya y, como si la conociera muchísimo, le digo a la chica que infla globos, que la dueña me hubiese inflado y rotulado mis dos pequeños y sencillos globos sin problema.
Y, ahí, hay un quiebro. Tampoco es que sea una respuesta especialmente alegre o empática. Me otorga, benévola, diez minutos de espera.
Pasado el tiempo de descuento, tengo los dos globos. Me ha rotulado el “89” que yo quería, con la purpurina negra, aunque yo le he pedido otro color. Me ha penalizado, vamos.
Salgo de la tienda, con los globos cogidos de la mano. Ni me he atrevido a añadir la pesa para el suelo. Le he pedido dos más, sin rotular. Mejor sin nada que con desgana. La gente me sonríe al pasar. Es chulo llevar ese ramillete multicolor y flotante en la mano.
Y he pensado, con pena, en la chica que infla globos. Debe tener 20 años y aunque infla globos para una fiesta de 40 y una pesada, le ha pedido uno con un 89, está malhumorada. Si la chica que infla globos de helio me lee, le deseo que sonría más. Es joven y aún puede hacerlo muchísimas veces a lo largo de su vida. Y no lo digo por los demás. Es por ella, se sentirá mejor y hasta puede ser que los globos le salgan más simpáticos.
Como nota final: la homenajeada de los 89, ha insistido en dar la vuelta al “9”, convertirlo en un “6” para ubicarse en unos fantásticos 68 que, aunque ya hace muchos años que no los tiene, le siguen pareciendo muchos. Quería cambiar las velas de pastel (no ha podido) pero riéndose mucho, le ha dado la vuelta al globo de helio con el 89 en purpurina negra para no verlo.
Una vez digerida la Navidad, toca enfrentarse al Fin de Año.
Llega el momento de las listas, de recordar los mejores momentos, de la recopilación de los eventos históricos del año que se va, de iniciar (o no, eso cada uno) un periodo reflexivo de lo que hemos hecho bien, mal y de lo que queremos para el año venidero (después ya veremos cómo va), de sentir la velocidad endiablada del tiempo…
Una fecha que es simbólica para unos y, para otros, es un día más en ese discurrir de semanas y meses encadenados.
Lo mío no es muy trascendental y lo celebro con fresas. Por mi odio a las uvas, tipo el de Mafalda a la sopa, me tomo mis 12 piezas de fresas (los fresones grandotes se deben partir en dos para ir a buen ritmo) y lo que le pido al año que empieza es: acierto para capear lo que pueda venir y predisposición para disfrutar de lo bueno que espero que venga.
Eso es lo que os deseo a todos para el 2023: acierto en la gestión de la vida y predisposición para disfrutar de todas sus cosas bonitas que suelen estar siempre ahí, pequeñitas y simples, pero no sé por qué, muchas veces no las vemos…
Y, un deseo para el mundo, aunque desgraciadamente ya es un concepto utópico, la paz.
La calabaza ,de la familia de la Cucurbita , (en otros países : “zapallo” «auyama» o «ahuyama», «pipián maduro», «ayote») está de moda en estas fechas… Es la época de la recolección (septiembre, octubre y noviembre) y hay por doquier…
Una de las primeras cosas que me ha sorprendido de las calabazas es que son bayas…¿Bayas? Mis escasos conocimientos de botánica me hacen pensar en frutitos-pequeñitos- redonditos pero… ¿una calabaza?
Si, las calabazas, en la acepción original del término, son bayas con cáscara tan endurecida que no sólo permite la conservación del interior tierno por uno a más años, sino que también se puede utilizar vaciada con fines no alimenticios, como utensilios de cocina, en instrumentos musicales, artesanías, etc..
La famosa Calabaza del Peregrino o Calabaza del agua, es una calabaza seca y ahuecada que mantiene el agua fresca y en condiciones óptimas…Es una baya multi-usos…
Y con un gran pasado, ( contando en siglos) :En tumbas egipcias se han encontrado ejemplares que datan de 3500 a 3300 a. de C., en entierros peruanos fechados aproximadamente en 3000 a. de C. y en cuevas de México de aproximadamente 7000 a. de C.
Ahora que se acerca Halloween , la calabaza, además de proporcionarnos cremas deliciosas y confituras impresionantes, sirve como ornamento. La variedad de formas y colores y su superficie lisa y dura las hace perfectas para pintarlas y decorarlas…
La payesa dónde compro las verduras, me ha dado calabazas, literalmente. Tenía muchísimas calabazas ( podría escribir “muchísimas bayas “; – ) incluidas de las llamadas ornamentales…
NB : Dar Calabazas .
“En la Antigua Grecia, la calabaza se consideraba anafrodisíaca, por lo que darlas equivalía a apagar el fuego de la lujuria evitando así los escarceos amorosos.
Durante la Edad Media, el clero recomendaba utilizar pepitas de calabaza durante el rezo para alejar los pensamientos impuros y lascivos; incluso se pensaba que mascar sus pepitas contribuía a cumplir el voto de castidad. La expresión siguió tomando forma en tiempos de Cervantes, en los que significaba «desairar» o «no conceder a alguien lo que pide», incluso comenzaba a utilizarse en el contexto del noviazgo.
En algunas zonas rurales de Cataluña, cuando el pretendiente no era del lugar, se le invitaba a comer a casa de la chica: si le ofrecían fuego para el cigarro significaba que la familia aceptaba el noviazgo; si se le servía un plato de calabaza, quería decir que el mozo no era bien recibido y se tenía que marchar.” Wikipedia.
Primero pensé que era algo divertido para regalar, pero alguien me dijo : “Está muy bien y es original, pero, además de la receta y la harina, los huevos , el azúcar , etc. , añade un pastel de verdad. Por si acaso…”
Y cuando recordé mis desastrosos intentos de hacer tartas durante el confinamiento, vi claramente que es una buena idea de apoyo. Por asegurar.