Recuperando algunas fotos que he ido publicando en este blog.
Con amor, para un lunes 14 de febrero.
Casualidad.
Recuperando algunas fotos que he ido publicando en este blog.
Con amor, para un lunes 14 de febrero.
Casualidad.
Primero, he oído aquel extraño aleteo. Raro, muy raro, teniendo en cuenta que estoy encerrada en un despacho minúsculo en el que no hay ventanas. Pero me ha pasado lo mismo que en las películas: cuando me giraba o levantaba la cabeza para mirar de donde procedía aquel sonido, el silencio era absoluto. A la que dirigía mi mirada a la pantalla del ordenador, ya estaba allí: flop, flop, flop…
“Mira, es lunes y estás muy estresada” eso es lo que he pensado, dándome ánimos (algo que ya viene siendo habitual en los últimos tiempos) pero, entonces, cuando ya estaba más calmada y centrada en aquel listado de costes, me cae una plumita blanca en el teclado. Flip…
Como está feo eso de decir tacos, no voy a volver a reproducir el ¡Joder! que me ha salido del alma. ¿Qué hace un pajarito blanco en mi despacho? – me he preguntado en un tono infantil y estúpido. Incrédulo…Y con un poco de susto porque, inmediatamente me ha asaltado la idea de que fuera una paloma y yo, les tengo terror a esas aves…
Cuando me he atrevido a mirar hacia arriba, lo que he visto me ha dejado paralizada. Un niño, de ricitos rubios y mejillas sonrosadas, tirando a gordito (se le hacían esas arruguitas tan graciosas en las rodillas) y…con un par de alas, de plumas blancas, sobresaliendo de su espalda. Estaba sentado en el aparato de aire acondicionado, y agarrado a los conductos, como si fuera a caerse.
Tras procesar esta información, “niño gordo con alas, sentado en mi aparato de aire acondicionado”, he mirado al niño con atención y he observado que llevaba un arco en la mano y aunque no he visto ni una sola flecha, me ha parecido que podía ser peligroso. He decidido gritar con todas mis fuerzas, pero, cuando ya iba a dejar que el aire rasgara mis cuerdas vocales, el niño me ha hecho una señal con la mano, poniéndose un dedo en la boca. Y supongo que por el hecho de que es un “niño”, he cerrado la boca. ¡Una broma! ¡Claro! Yo que soy la anti San Valentín de la oficina, la que celebra el día de los No Enamorados desde que me dejó aquel impresentable, soy la víctima de una bromita del Día de Marras. ¿Una cámara oculta?
Cuando miro al nene, pienso que se han pasado tres pueblos. ¡Angelito! ¿Cómo se han atrevido a colocarlo ahí? ¿Y si se cae? Este último pensamiento me ha permitido salir del estado de estupor que he sentido al descubrir a un querubín ubicado en mi pared y me he dirigido hacia él, dispuesta a socorrerlo. ¡Qué bestias, por Dios! Estoy segura de que es culpa de Martínez, el capullo graciosillo de contabilidad.
–Hola, cariño. No te asustes, te ayudaré a bajar de ahí.
–No me toques, humana. Ni te atrevas. Soy Cupido, ¿Acaso no me has reconocido?– el niño me habla con autoridad y una cierta mala leche. Aunque es una monada me parece muy repelente pero no me doy por vencida. Es un niño-Venga, precioso. Vamos a bajar, que la broma ya se ha acabado.
Otro flop, flop, flop y el niño, gordito y sonrosado, se mueve torpemente, moviendo sus alas con dificultad. Le veo el culete y los rizos de su pelo y…una flecha clavada en su espalda. Da un giro y deja de hacer flop para hacer plof.
Cae en la mesa de mi despacho, boca abajo, en una posición antinatural que me da miedo. De repente, lo oigo. Esa vocecilla cabreada…
–De verdad, estoy bien. No siento dolor. Esto se veía venir. Han sido los malditos recortes de presupuesto. Hace unos años, sólo nosotros podíamos salir a disparar flechas en un día como hoy, pero, el mundo ha cambiado y también los humanos. Se envían flechas amorosas, flores, corazones, mensajitos a través de las redes sociales y todas esas apps que crecen día a día… Y, claro, nos ha sustituido por plataformas digitales y algoritmos matemáticos y cada vez, menos dinero para Cupido y su ejército…
A estas alturas, estar hablando con un niño, con alas de ángel que dice ser Cupido y que está espachurrado en mi mesa, con una flecha clavada en su espalda, no me produce extrañeza. Tampoco que me esté hablando de recortes presupuestarios y revolución tecnológica. Charlo con él, como si tal cosa.
– Las flechas están caducadas y la penúltima que he disparado, ha realizado una trayectoria y ha acabado, clavada en mi espalda. Si me sacas la flecha, me desintegraré. Y ya está. Te dejaré en paz. Os dejaré en paz a todos…
– En todas las pelis que he visto, sacar una flecha es lo último que se debe hacer. Desgarra la carne. No voy a hacer eso. – Últimamente, he visto un montón de series y no hay truco policial o de supervivencia en una batalla que no me sepa.
– Confía en mí. Soy Cupido. ¿No me ves?
Miro sus rizos y ese culete gracioso. Es lo único que le veo, puesto así, boca abajo. No sé porque, pero le creo. Justo yo, la más escéptica con eso del Día de San Valentín…
– Vale. Te la sacaré. Pero, aunque yo no crea en ti, si al final eres Cupido, te desintegras y desapareces me haces responsable de una cosa muy gorda. Matar a Cupido. Eso es serio.
– No te preocupes. Me iré de aquí, a otro lugar que no conoces, pero… volveré. No tengas ninguna duda. No olvides que el amor, nunca muere. Y, mira, esto no deja de ser una acción de presión para que nos den más recursos. Venga, quítame la flecha que puede entrar alguien y encontrarme aquí con esta pinta.
– Lo haré– Cojo la flecha y cuando me dispongo a tirar, oigo su vocecilla.
– Ah! Una cosa más… Lo siento, pero, la última flecha que disparé… Espero que me perdones, humana.
Y oigo eso del “perdón” y me quedo perpleja.
Ya no hay flecha, ni niño muerto.
Creo que me voy a pedir una baja por estrés. Estoy mal, muy mal.
Llaman a la puerta. Veo que aún hay plumas blancas por la sala. Las recojo apresuradamente y le digo al que llama a mi puerta que puede pasar. Y ahí está Martínez, el de contabilidad, con cara de besugo y los ojos muy, muy brillantes. Sostiene un gran ramo de flores en su mano. Me lo entrega, junto con una postalita de un corazón ribeteado de blonda blanca. Horroroso, por cierto.
– Siempre he querido decirte que me gustas y que me gustaría que fuéramos a tomar una copa, para conocernos mejor. O a cenar, si lo prefieres.
Me quedo muda. ¿Martínez? Vaya con el niño gordinflón con la flecha en la espalda.
Si lo llego a saber, no se la saco…¿Martííínez? No me lo puedo creer…
NB : Una versión nueva del Cupido’s Killer
No puedo ser menos y no unirme a la masa, con corazones, Cupidos y amor. Esto se acerca y nos van a invadir por todas partes.
Y yo, contribuyendo… ; – )
– ¿Están todos en sus puestos y preparados?
– Sí, Señor. Todo está listo. Sólo esperamos su orden, Señor.
–No me acostumbro a que te dirijas a mí como “Señor” …
–Perdón, Señor. Ehh. Perdón… ¿Arquero jefe?
-Mmmm… Arquero jefe. Sí, me gusta. A ver, ¿Cuál es la situación de los objetivos?
– Los objetivos están localizados, Señor. ¡Uy! Otra vez lo de Señor. Perdón. Los objetivos están localizados, Arquero jefe. El contacto visual ha sido satisfactorio y nuestra unidad de Comunicación No Verbal está monitorizando todos los gestos. Estamos preparados para tirar, Arquero jefe.
-Esperad mi señal.
Voló hacia las cámaras de observación y se cercioró que de los objetivos estuvieran en posición. Él era el único que podía acceder al centro de monitorización. Era uno de los privilegios de ser el Arquero Jefe. Esta vez, se habían decidido por un ataque masivo: personas de todas las edades y sexos. Según indicaban los Informes del Servicio de Inteligencia, serían millones, si la misión tenía éxito…. El Informe, también decía que la necesidad del ataque iba creciendo de forma exponencial. Cada vez había menos amor, menos empatía, menos comprensión, … Los datos eran alarmantes, así que se había decidido actuar de inmediato y abatir a los objetivos en una operación de asalto sin precedentes. Preparaos, humanos. –pensó mientras daba la orden.
–Atención. Operación en marcha. A la de tres.
Los querubines alados, tensaron sus arcos.
-Cupidos, preparados. ¡Una, dos y…tres!
Millones de flechas rojas salieron disparadas , directas al corazón de la humanidad…
«Huevo» es una palabra pluriempleada. Mientras «jarrear» ( que significa llover copiosamente) está casi sin trabajo por poco uso ,el huevo está integrado con normalidad en nuestro lenguaje cotidiano.
Pero es que el huevo es flexible. Sirve para casi todo.
Puede servir para expresar algo tan material como la cantidad –cuesta un huevo– o, la misma frase pero expresando la dificultad – Me está costando un huevo escribir este post-. También significa coraje – tener un par de huevos- la indignación si le pones unos signos de admiración-¡Tiene huevos!-, la cabezonería – los tiene cuadrados-, el miedo- se me han puesto los huevos de corbata-, la oportunidad- me lo has puesto a huevo-, la negación -¡Y un huevo!-, sorpresa-tiene huevos la cosa-, molestia -tocar los huevos-o si eres tu mismo el que se los toca, entonces significa pereza –tocarse los huevos-…
Si además cambias las unidades numéricas, un par, mil pares, etc…, las posibilidades son infinitas.Eliges esa palabra para un post y es como la gallina de los huevos de oro… Van saliendo.
Tanto huevo , sólo para poder colgar mi última e-card para el Día de los Enamorados. Y es que claro, venía a huevo...
Ya se acerca San Valentín y he querido recuperar esta idea…
Si a mí me llega una carta a mi buzón con mi nombre y la dirección escrita a mano, este hecho por sí solo ya despierta mi atención. Hace años, colaborando con una Agencia de Publicidad , en un evento en el que se presentaba un chocolate “gourmet” , la responsable del proyecto nos hizo buscar una empresa que confeccionara invitaciones artesanas y, sobre todo, que preparara los sobres con la dirección manuscrita en una caligrafía exquisita…Íbamos a enviar 100 dossiers de prensa ( en cajas de bombones) y una invitación a una especie de “desfile de alta costura” de chocolates ( con degustación de las creaciones) y esas invitaciones tenían que transmitir una sensación de refinamiento, artesanía, exclusividad.
También es un factor de conexión emocional con el cliente de una shop On Line. Con el paquete, te llega una simple nota escrita a mano (tipo: Gracias por haber comprado nuestros productos. Disfrútalos. Equipo XX) y ya tiene otro toque. El toque humano.
Hoy, esto es raro. Nuestros buzones físicos se van quedando vacíos de nuestros temas personales y, en cambio, nuestros buzones virtuales se han llenado hasta los topes de nuestras palabras escritas en la nada. No es malo. Nos seguimos comunicando y de forma más efectiva pero sí que, en aras de la evolución, hemos perdido esa parte romántica y ritual de la relación epistolar. Si sois de los tiempos de la EGB, recordaréis que las cartas de amor tienen una textura única. Irrepetible vía digital.; – )
De ahí que, en los tiempos que vivimos, una carta manuscrita puede ser un gran obsequio afectivo con superpoderes.
¿Qué te parece olvidarte del mail, de los WhatsApp, de los SMS y escribir, en un papel, un mensaje para alguien que te importa ? Amigos, Familia, Amantes… Puedes hacer reír, llorar (de emoción) o declarar tu amor.
¿Qué te parece regalar una carta ?
Ejemplos de Carta de Amor para inspirarse:
Carta de Gustave Flaubert a Louise Colet
Agosto 15 de 1846
Te cubriré con amor la próxima vez que te vea, con caricias, con éxtasis. Deseo atiborrarte con todas las alegrías de la carne, de modo que te desmayes y mueras. Quiero que seas sorprendida por mí, y para que te confieses a ti misma que nunca siquiera habías soñado con tales transportes… Cuando seas vieja, quisiera recordaras estas pocas horas, yo quisiera que tus huesos secos temblaran con alegría cuando pienses en ellas.
Esto está escrito en 1846
Y esta otra de Pablo Neruda ( Octubre de 1959). ¡Qué carta, Dios!
A Matilde Urrutia, por Pablo Neruda
Señora mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo, con mucha humildad hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura substancia y así deben llegar a tus oídos. Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera que sólo se levantaron porque tú les diste la vida.
Alberto, del blog Desafectos, propuso esta preciosidad cuando publiqué este post.
Aunque bajo la tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme a la tierra,
que yo te escribiré.
Parte del poema “Carta” de Miguel Hernández.
NB : Fotos de Joanna Kosinska on Unsplash
Es el día del amor, de los enamorados.
Lo hemos simplificado al nivel del adjetivo ,“Que siente amor y atracción sexual por alguien(RAE), y se manifiesta entre parejas. Sus signos más visibles deben ser obligatoriamente del tipo de la felicidad, las sonrisas, las caricias, los corazones, la poesía, las flores, los regalos, etc… Lo dicho, muy simplificado.
En realidad, hoy es un día para muchos. No hace falta, ni tan siquiera, estar enamorado en tiempo real. Sirve, para la celebración, la rememoración de cualquier enamoramiento del pasado, aunque se manifieste ausente. También del enamoramiento del futuro, el que vendrá y hoy no es.
Y hay más posibilidades en la lista. “Sentir amor” tiene un significado ancho y profundo.
Puedes estar enamorado de una mujer, de un hombre, de tu familia, de tus amigos, de tu mascota, de una planta, de la lectura, de un blog, de Netflix, de George Clooney, de la risa y la carcajada, de un telescopio, de la luna, de un huerto, de la libertad, de una cámara fotográfica, del chocolate, de un equipo de fútbol, de un pueblo, de una almohada, de las mariposas, de una isla, de una cuchara de madera…
Hoy es el día y, para celebrarlo, sólo hay que estar enamorado de la vida.
Feliz día a todos. Cada día.
Ya se acerca el Día de San Valentín y la temática da para unas píldoras “Especial Amor”.
De Roll & Tumble
Ese día se debe felicitar a los Valentines y Valentinas, que con tanto jaleo y Cupido liándola, se nos olvida su onomástica.
De OfBlackSheep
También hay que felicitar a todo ser humano que ame. Sirve estar enamorado de un árbol o… de la vida.
O… del agua.
De Teagan White.
Esperé a la siguiente sesión con muchos nervios. No era tarea fácil decirle a Cupido que se tenía que retirar por un tiempo y menos la víspera de San Valentín.
Su reacción me dejó desconcertada. Lanzó las flechas y el arco a un extremo de la habitación. Después, se sacó la venda de los ojos y la hizo rodar por encima de su cabeza.
Yujuuuu!!!!- Alegría, mucha alegría…
Con una euforia ciertamente extraña, se me acercó y se sitúo a la altura de mis ojos. Las alitas batían rápidamente. Flop-flop-flop-flop.
-¿Me puede hacer un parte de baja? Querría tramitarlo hoy mismo. Me iré unos días al Olimpo, a ver a los griegos y después, si me siento preparado, iré al Panteón a ver a mis padres. Me encantará ver la cara de San Valentín cuando sepa que lo dejo solo con vosotros, los humanos…
Le firmé una petición de baja laboral y casi me puse a llorar cuando al cumplimentar el nombre del paciente escribí “Cupido”. Sentía su mirada en mi cogote y una extraña urgencia en él. Me arrancó el papel de las manos y salió volando a la vez que se despedía de mí.
-Gracias, Doctora. Nunca la olvidar…Crashhh! No calculó bien la distancia. Volaba mejor con los ojos vendados…
Por mirarme, chocó contra la pared del edificio que hay frente al mío. El cemento se resquebrajó alrededor de la figura del querubín. Se quedó, allí, empotrado. Escuche el sonido de sus alas al batir el aire, flop-flop, cada vez más débiles, flop-flop…flop…
Flop…
Como no sabía si aquello era real , no sentí mucha pena. La verdad, nunca me gustó Cupido. Considero casi delictivo , dejar a un niño, en paños menores, volar por ahí con los ojos vendados y un arco y unas flechas, sin supervisión adulta.
Mi parte de baja, voló hacia el suelo. Desde la ventana, vi como unos chavales lo recogían y se ponían a reír. Lo entendí. Era el parte de baja laboral de Cupido … Tenía su gracia…
Al día siguiente, 14 de Febrero, Día de los Enamorados, Día de San Valentín y Día del Amor ( en general), yo sabía que , desgraciadamente, Cupido nos había dejado. Abrí mi correo y me llegó el viral del día : Era el documento de parte de la baja de Cupido. Mi parte de baja. Alguién lo había escaneado y había escrito : Warning!
No sé cómo ocurrió pero , en vez de ser tomado como el típico meme gracioso, cundió el pánico en el mundo. Ni biología, ni química , ni termodinámica. Pánico total. Se reblogueó, se retuiteó, se colgó en millones de muros, apareció en la prensa seria, fue el tema de centenares de tertulias… ¡Cupido no está trabajando! ¡No va a haber más flechazos! ¡Ni más enamoramientos! Hubo muchos que se alegraron pero, también, muchos otros que entraron en una profunda depresión. Como una epidemia.¡Se acabó el amor!- proclamaban asustados. Sigo sin entender el impacto del asunto pero… ¡Cuanta razón tenía Pascal! …Las cosas del amor, la razón no las entiende ,
El teléfono de mi consulta no dejó de sonar en todo el día. Mi nombre aparecía en aquel documento y todo el mundo quería saber de mí. Prensa, televisión y también, pacientes desesperados en busca del amor que creían que yo podía tener algún contacto con Cupido.
Tras atender el teléfono toda la mañana, entré en mi despacho. Estaba agotada.
En un rincón, el arco y las flechas de Cupido. La venda que cubría sus ojos, estaba encima del respaldo del diván… Entonces, lo vi claro.
Fue como un impulso. Una extraña fuerza me guiaba. Me coloqué las flechas, cruzadas sobre el regazo. En el hombro, me colgué el arco y, finalmente, cogí la venda y me tapé los ojos. Sentí algo especial. Un extraño picor en la espalda y frío en la piel.
Y…flop-flop, flop-flop…
Mi cabello era rizado, de un precioso color rubio …Era lo único pasable de mi transformación a…¿Cupida?
Los primeros intentos de volar y tirar las flechas fueron terribles…Espero que los afectados me sepan disculpar. Aunque haya hecho blanco en un testículo, en un ojo, en un brazo y en un par de culos, San Valentín me ha asegurado que la flecha no tiene que dar en el corazón. Con que impacte, ya hay suficiente.
Parece que ha vuelto la calma y que este 14 de Febrero se está celebrando con normalidad. Sé que alguno que me ha visto ( no todos lo pueden hacer) se han quedado en estado catatónico y lo comprendo… Mi única prenda de vestir es un pañal… Tengo que encontrar la forma de hacerme con unas braguitas monas y algo para taparme los pechos. Hasta San Valentín me ha guiñado el ojo…
Si alguien me encuentra en el día de hoy y quiere recibir su flecha, ruego un poco de colaboración. Yo solo soy una sustituta temporal y…en prácticas . A poder ser, el que vea que le voy a tirar la flecha, que extienda los brazos y las piernas, en forma de cruz. Que mantenga el torso erguido y, sobre todo y muy importante, que no se mueva.
Feliz Día de Cupida!