Esto lo leí en Twitter ( ahora X, pero me gustaba más cuando era Twitter) y cada vez que me pasa, me acuerdo.
El culo de los vasos.
Es un problema común con los vasos que tienen un reborde o base hueca en la parte inferior. Debido a esa pequeña depresión, el agua se acumula durante el ciclo de lavado del lavavajillas y no siempre se seca completamente, quedando atrapada en esa zona incluso cuando el resto del vaso está limpio y seco.
Idea para los fabricantes de vasos, que saben que van a ir al lavavajillas : no hacer un reborde en la parte inferior en la que siempre se acumula agua.
Lo tendré en cuenta cuando vuelva a comprar vasos porque me acuerdo cada vez que los saco del lavavajillas y tengo que ir secando los culos antes de que vayan a la estantería…
La otra cosa tonta, también vista en Twitter, es un truco de cocina. Cuando la mantequilla está muy fría y tenemos que obtener una porción fina y maleable, un truco es pasar un colador de malla, por encima de la superficie.
He desenrollado una alfombra de yute que tenía guardada y las esquinas han quedado levantadas. Para evitar el tropiezo seguro, he ido a buscar cosas pesadas para ponerlas encima de las zonas rebeldes durante unas horas para aplanar la fibra.
Cuando necesito algo que pese, voy a buscar mi bala de cañón.
Y es que tengo esta bola de hierro, que pesa más de 2 Kg y que cayó en la casa de mi familia, según decían los más mayores, durante la Guerra Carlista. No sé cuál porque, a falta de una, hubo tres guerras carlistas en diferentes períodos de 1833 a 1876.
Estas balas de hierro, a veces se ponían al rojo vivo para causar más destrozo. Hoy, estas bolas pesadas se han sustituido por armamento sofisticado. Las guerras continúan y las vemos en directo, igual que las muertes que conllevan.
Hace casi 200 años, eran estas balas de cañón, ahora son drones de última generación.
Todo cambia, pero nada cambia.
Es la estupidez humana que se va haciendo más profunda y…sofisticada.
NB : La herramienta de IA de WordPress me sugiere estos títulos :
Bolas de cañón de la Guerra Carlista: Un legado familiar pesado
Este título destaca el peso histórico y familiar de las bolas de cañón, atrayendo a lectores interesados en historias familiares y reliquias históricas.
La evolución de la devastación: De las balas de cañón a los drones
Este título resalta la evolución tecnológica en la historia bélica, atrayendo a lectores interesados en la historia militar y los avances tecnológicos.
El legado de las balas de hierro: Reflexiones sobre el cambio y la continuidad
Este título resalta el contraste entre el pasado y el presente, atrayendo a lectores interesados en reflexiones sobre la evolución de la guerra y la sociedad.
Leo las normas del juego. Creo que es la tercera vez que lo hago sin enterarme bien de lo que pone pero es que ya con la primera frase , me he quedado bloqueado.
Algunas de las sillas, son trampas mortales. Si te sientas ahí, si apoyas tu culo en esa superficie:¡Plof! , mueres. Esta es la parte en la que se anula mi comprensión lectora y dejo de entender el resto. ¿Mueres? ¿Otra vez?¿Y cómo?
Presto más atención y me concentro…Bueno. Esto ya me tranquiliza más. Tampoco es que tengas un final sangriento o de lenta agonía. No. Si ya has pasado por eso una vez, sería de mal gusto repetirlo. No. Es rápido. Podía decirse que te desintegras en segundos. Desapareces de un plumazo aunque en este caso, sea más propio decir » de un sillazo».
¡Plof! Me desconcierta ese ruidito tan tenue. Ya lo he oído un par de veces desde que estoy aquí. Las personas que comparten conmigo la sala de espera, me informan que el ¡Plof! es malo. Lo bueno, es el silencio.
¡Plof! es sinónimo de fin.
Lo vuelvo a oír. Me gustaría poder decir , estando donde estoy, que oigo una onomatopeya más digna pero es un claro ¡Plof ¡ Pienso en la chica rubia que acaba de entrar en la sala de las sillas. ¿Será ella la que ha hecho ¡Plof!?
Hay mucha gente…Cientos, miles de personas, esperando para jugar a la silla. Las reglas son muy básicas: si eliges bien tu silla ,te toca “cielo”. Si no lo haces, despareces. Te borran del universo, vamos. Y lo hacen, con ese ¡Plof!
Parecerá que es malo pero así, te ahorras la posibilidad de “ infierno”. O todo o nada. Efectos de la crisis que, por lo que se ve, es literalmente sobrenatural y ha llegado también hasta aquí.
Ya casi es mi turno…¿Quién iba a imaginar esto?…
Lo del overbooking del infierno, eso, ya lo sabíamos todos pero…¿Numerus Clausus en el Cielo?…
Facepalm es un término coloquial del inglés que se refiere al gesto propio de poner la palma de la mano en la cara en una muestra de exasperación, vergüenza, frustración, incredulidad, indignación… Esta palabra, no existe en español.
Te tapas la cara porque lo que oyes o lo que ves te suscita esos sentimientos. Es un gesto universal.
Y es el gesto que más repito cuando oigo/veo a los políticos. Facepalm a cada momento.
La traducción literal sería “palmada facial”. Como este blog es pacifista, no voy a decir que nuestros políticos se merecen una palmada facial, flojita, pero con la mano abierta, a ver si reaccionan.
No, no lo voy a escribir, pero cuando me llevo la mano a la cara de la vergüenza ajena que siento al escucharlos, lo pienso.
A este extraño jardín, lo llamé flores marcianas. Lo he encontrado, escondido en un cajón. Es un bastidor muy pequeñito, con un fondo de pintura de pizarra negra y unas flores blancas. Algunas de ellas, son el símbolo de la paz que todos conocemos.
Este símbolo no es muy antiguo (de la década de 1950) y su autor, el diseñadorGerald Holtom, no lo registró así que es utilizado libremente en multitud de manifestaciones a favor de la convivencia y el pacifismo. En su momento, fue creado como logotipo de la Campaña Británica para el Desarme Nuclear (NCD).
Y, desgraciadamente, como sigue habiendo guerras y armas nucleares en manos de gente a todas luces incompetente, antes y hoy, seguimos utilizando símbolo de Gerald Holtom para manifestarnos en contra de la guerra. De las guerras. De todas.
Habrá lugares en los que seguirá vigente la nomenclatura porque habrán visto estas lunas de febrero en paisajes y montañas nevadas. Donde yo habito, este año, no hay nieve. O muy poca. Las montañas que antes veía nevadas son grises… Tendremos que ir pensando en cambiarte el nombre. ¿Luna seca?
Este mes, te hemos enviado otro aparatejo humano hacia allí. Esta foto, pues, contiene una cosa que no veis, pero está ahí. Se llama Odiseo. Es una nave privada americana de la empresa Intuitive Machines y ha recorrido más de 1 millón de kilómetros para llegar al cráter Malapert A.
Va a estudiar las condiciones ambientales de la atmosfera lunar, en su polo sur, donde hay hielo, para ver como enviar allí a nuestros astronautas. Es un primer aviso de que pronto vamos a ir para allí.
Empezaremos a poner fronteras, a pelearnos por si ese cráter es tuyo o mío, a repartirnos los recursos según el primero que haya llegado y pueda hacer más negocio y no nos importará agotarlos. Ten cuidado, que allí donde vamos y estamos arrasamos.
Imaginad uno de esos conflictos que se dan en una comunidad de vecinos. En este caso, uno de los más habituales: la temida fuga de agua.
Sois los perjudicados: estáis en los bajos del edificio y el agua, viene de arriba. Encima de nuestras cabezas, hay varios pisos en los que hay que intervenir para ver de dónde viene el manantial. Va a ser una molestia para todos, pero el bajante defectuoso es comunitario, así que hay que colaborar. Parece lógico, fácil, ¿a qué sí? A nadie le gusta que vayan a picar paredes en su casa, pero es lo que hay. Es algo temporal, cuando se solucione, todo va a volver a la normalidad. No tiene más. Puro pragmatismo.
En un giro de guion insospechado, el Administrador de Fincas, notifica que un vecino impide la entrada a su casa para dicha reparación.
Al minuto uno de la recepción de la notificación por mail, el chat de WhatsApp de la comunidad se llena de comentarios: sorprendidos, enfadados, amenazadores. Las soluciones que se aportan son ninguna. Miento, solo hay una: denunciar a nivel municipal y si no, a juicio. WhatsApp aquí y allá. Venga.
Imaginad que el piso afectado es el de vuestra madre que no entiende nada de lo que pasa porque mantiene una relación cordial con todos los vecinos. Es muy mayor y no está para“Wasas ni Wasos”(literal). Ella es más de hablar. Me pregunta si he hablado con los vecinos opositores, los demonios de la escalera y no. Yo no he hablado y empiezo a dudar que alguien lo haya hecho.
Comparad la fuerza de la información de los mails o los mensajes, redactados con más o menos fortuna, con una conversación.
Y aún hay un nivel más: dejar el teléfono y hablar cara a cara, en plan antropológico: como miembros de la tribu que se reconocen al mirarse a los ojos y , oye, hasta pueden llegar a empatizar. ¡Qué cosa!
Y al hablar, las piezas se van poniendo en su sitio y el rompecabezas va encajando. Nadie es perfecto, errores y malentendidos, nadie es culpable y nadie es inocente, pero, la comunicación verbal permite poner en su sitio algunos signos de puntuación o frases que pueden ser interpretables. Todo se entiende mejor.
Podéis imaginar un final conciliador porque así ha sido. Ha habido colaboración, se está reparando la fuga y…el chat vecinal está en silencio.
Y para acabar, imaginad: si esto pasa en una pequeña comunidad, como irá la cosa en otros niveles de “organización”. Una ciudad, una comunidad autónoma, un país, un continente, un planeta…
Me he dedicado a sacar todos los plásticos en los que están envueltos o protegidos: sobres, sobrecitos, bolsas, bolsitas y papel burbuja. La cantidad de plástico sobrante es abrumadora. Y digo “sobrante” porque hay más plástico conformando los propios regalos. Ese no lo puedo evitar. El que he apartado para reciclar, simplemente, sobra.
En mi afán de crear un packaging sostenible,he envuelto los regalos con papel tipo kraft y los he cerrado cuando he podido, con cuerda y si no, con un poquito de celo. Tengo el tradicional pero ya hay cintas de celo ecológico… Sólo ha sido un poquito. Los lazos y las bolsas también son de papel.
El plástico forma parte de nuestras vidas- ahora mismo escribo sobre un teclado de policarbonato que es un tipo de plástico- y en muchas de sus aplicaciones, nos ha hecho la vida más fácil, pero, en esa carrera eufórica y un tanto histérica de consumo, hemos ido avanzando hacia un uso desaforado. Así que, vivimos invadidos de plástico. Del que vemos y del que no vemos al que llaman “micro”. Los microplásticos están en los océanos, en nuestro organismo, en el medio ambiente y no deberían estar ahí. Es perjudicial en todos los ámbitos.
He acabado de engalanar los regalos. Dejo las tijeras con mango de plástico, en la caja de plástico donde guardo las cosas de envolver.
NB: Solo el 9 % de los desechos plásticos se recicla. El que se desecha como residuo, se suele incinerar, contribuyendo a la contaminación y al cambio climático. O directamente va a vertederos y de ahí…a vete tú a saber.
Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Informe “Ahogarse en plásticos. Basura marina”