Summer.

Serie “Summer” de @ovilalano

La piscina.

Los helados.

La playa.

Las pelotas de playa.

Las pelotas de playa en una zona de la costa mediterránea oriental.

Las pistolas de agua.

Ovila Lanö es una artista digital contemporánea que explora la paradoja entre guerra y paz a través de lo artesanal. En su serie más destacada, Wool not War”, reinterpreta armas—tanques, pistolas, granadas—tejidas con lana (ovillos), creando imágenes poderosamente simbólicas que aluden a la transformación del conflicto en ternura y resistencia pacífica .

Wool not War.

Todas las armas, hechas de ovillos de lana.

Tanques, pistolas, granadas.

Batallas.

“Wool not War” por la artista digital Ovila Lanö

@Ovilalano

Imagínatelo.

Me imagino a mi madre, esta mañana, que ya estará con sus amigas , en el súper de turno y carrito en mano, preparada para hacer acopio de existencias.

Lo ha visto en las noticias: hay que preparar un kit de supervivencia.

Me pregunta si va a haber una guerra.

Imagínatelo.

Ya hay guerras pero están lejos…

Eso no se lo digo. Le digo que tranquila, que nadie está tan loco como para llegar a eso pero el telediario , me quita credibilidad.

Dudo y lo nota.

Me dice que no me preocupe, que ella comprará los kits de supervivencia para todos. Esta decidida. Menos lo del agua, que me pide que lo haga yo online porque se puso ósmosis para no tener agua embotellada y mira ahora.

Y no le digo que no a nada aunque no me puedo imaginar que vayamos a necesitar el kit ( me cuesta volver a escribir «de supervivencia» ) pero ¿era imaginable todo lo que está pasando ahora mismo en el mundo?

Al despedirnos, me da una radio porque ella tiene varias.

Dicen que será útil para estar informados en caso de necesidad.

Imagínatelo

Prefiero que al poner esa radio suene este otro Imagine.

Grandpa Elliott con su armónica, Clarence Bekker desde Amsterdam y el propio Lennon , a partir del minuto 3:06.

Hay que añadirlo al kit, es necesario para la supervivencia…

Otra de esas joyas de Playing for Change.

Imaginad

Imaginad que no hay paraíso
es fácil si lo intentáis
ni infierno a nuestros pies
en lo alto solo el firmamento
imaginad todo el mundo viviendo el hoy.

Imaginad que no hay países
no es difícil hacerlo
nada por lo que matar o morir
y tampoco religiones
imaginad a todo el mundo
viviendo su vida en paz.

Diréis que soy un soñador
pero no soy el único
quizá algún día os suméis a nosotros
y el mundo será de todos.

Imaginad que no hay propiedades
me pregunto si podréis hacerlo
que no tiene por qué haber avaricia ni hambre
una hermandad humana
imaginad que todos compartimos el mundo.

 

Rama de olivo.

En este cuadro hay una rama de olivo.

El símbolo de la paz y la reconciliación.

La rama es natural y la cambiaré cuando esté seca y haya perdido su tonalidad verde oliva característica.

La iré renovando sin cesar…

Caminando…

Me gusta caminar. No es nada nuevo. De joven, había días en los que no cogía la moto para ir a la facultad y hacía el camino andando. No era mucho, unos tres cuartos de hora, pero resultaba placentero, sobre todo a la vuelta. Si ya había anochecido o casi, veía los pisos iluminados, las diferentes estancias, y fantaseaba con las vidas que se adivinaban allí.

Ahora acostumbro a unificar recados y hacerlos todos andando. Lo he convertido en una rutina. Al principio, llegaba a casa con las bolsas colgadas al hombro, y el camino se volvía penoso al final. Pero evolucioné hasta comprar un carrito de la compra, un artilugio que nunca había tenido en mi vida. Todo un descubrimiento. Es simple, pero muy funcional.

Modelo RADARBULLE de IKEA.

Y me sigue pasando lo del fantaseo. Voy con los cascos, oyendo música, y ahora que es invierno, cuando el sol ya se pone, veo las luces de los pisos. El fulgor azulado de las televisiones me hace pensar en alguien sentado en un sofá o un sillón, pendiente de la pantalla. Pero las luces que más me gustan son las de las cocinas: focos, lámparas colgantes, fluorescentes que se intuyen detrás de las cortinas o se ven directamente desde ventanas desnudas. Hay trasiego. Apago la música y escucho los sonidos de la cocina. Llegan aromas, a veces apetecibles, otras no. Veo personas moviéndose por la estancia como en una coreografía, estirando los brazos, removiendo lo que haya en la sartén. Imagino las vidas de las familias, de las parejas, de los solitarios que habitan allí.

Pienso en positivo. Son imágenes bonitas. No tiendo al drama, que bastante hay ya en el mundo. Pero el otro día, en mi fantasía, apareció una pregunta: ¿qué hemos hecho?, ¿qué han hecho todas esas almas para que el gobierno mundial del planeta esté en manos de gente que, si algo no aporta, es luz? Todo lo contrario, imponen la oscuridad.

Sigo caminando , arrastrando mi carrito y vuelvo a la música . Escucho la voz luminosa de Chiara Civello cantando Il Mondo.

Il mondo
Non si è fermato mai un momento
La notte insegue sempre il giorno
Ed il giorno verrà.

Me consuela un poco…

Art Revolution.

Se han coordinado en secreto.

Nadie sabe nada, nadie ha oído nada…


Las calles de las ciudades y pueblos, han amanecido con obras de arte en sus paredes.

Colores y símbolos por la paz, para contagiar esperanza , para compartir la belleza.


Para que nadie olvide que somos muchos y no estamos solos.

#ArtRevolution

Ojalá.

El gato gordo , apodado “El Rey de la zona”, que se paseaba por las casas del vecindario y recalaba , especialmente en la mía, ha desaparecido.


No sé como estará o dónde estará pero no lo hemos visto desde Navidad. Lo curioso es que no es nuestro y no nos hacia ni caso, pero lo hemos echado de menos. Me alegraría ver su andar parsimonioso y esa mirada indiferente de nuevo pero , de momento, no hay noticias del gato.

Desaparecido el depredador, la familia de petirrojos que nos visitaba cada año y que desde que estaba el gato, los veíamos de refilón, ha hecho acto de presencia ya de manera constante.

Aunque el instinto es el instinto , creo que mi gato gordo desaparecido era tranquilo, lento, viejo y poco reactivo. Podría haber una posibilidad de convivencia con el petirrojo pero tal y como está el mundo , lo que más se impone es depredador abusivo y presa indefensa.

Ojalá la convivencia…

Estupidez humana.

He desenrollado una alfombra de yute que tenía guardada y las esquinas han quedado levantadas. Para evitar el tropiezo seguro, he ido a buscar cosas pesadas para ponerlas encima de las zonas rebeldes durante unas horas para aplanar la fibra. 

Cuando necesito algo que pese, voy a buscar mi bala de cañón.

Y es que tengo esta bola de hierro, que pesa más de 2 Kg y que cayó en la casa de mi familia, según decían los más mayores, durante la Guerra Carlista. No sé cuál porque, a falta de una, hubo tres guerras carlistas en diferentes períodos de 1833 a 1876.

Estas balas de hierro, a veces se ponían al rojo vivo para causar más destrozo. Hoy, estas bolas pesadas se han sustituido por armamento sofisticado. Las guerras continúan y las vemos en directo, igual que las muertes que conllevan.

Hace casi 200 años, eran estas balas de cañón, ahora son drones de última generación. 

Todo cambia, pero nada cambia.

Es la estupidez humana que se va haciendo más profunda y…sofisticada.

NB : La herramienta de IA de WordPress me sugiere estos títulos :

Bolas de cañón de la Guerra Carlista: Un legado familiar pesado

Este título destaca el peso histórico y familiar de las bolas de cañón, atrayendo a lectores interesados en historias familiares y reliquias históricas.

La evolución de la devastación: De las balas de cañón a los drones

Este título resalta la evolución tecnológica en la historia bélica, atrayendo a lectores interesados en la historia militar y los avances tecnológicos.

El legado de las balas de hierro: Reflexiones sobre el cambio y la continuidad

Este título resalta el contraste entre el pasado y el presente, atrayendo a lectores interesados en reflexiones sobre la evolución de la guerra y la sociedad.

Frágil.

Este mundo de hoy no es viable.