La madre de todas las calçotades.

Durante la temporada del calçot suelen caer unas cuantas (muchas) de las de en familia y con amigos. No podemos evitarlo: somos calçotmaníacos.

A la que la cebolla está en el mercado, nos lanzamos a por ella, dispuestos a quemarla  y comérnosla, ensuciándonos las manos.

Las calçotades son variadas. Unas mejor que otras, ya que la calidad de la cebolla ( tierna y dulce) , el saber hacer del master-del-universo del fuego y  la maestría en la salsa son variables que pueden perjudicar el resultado.Otro de los factores es , claro, la calidad ( ya no digo cantidad) de los comensales que se van a hermanar en ese acto tan íntimo de engullir la cebolla quemada. Si todas esas incógnitas están bien resueltas en la ecuación, te llevas una calçotada de luxe al gaznate ( y al alma, también).

«La madre de todas las calçotades» de esta temporada, se inició a las 12:00 del mediodía y acabó a las 12:00 de la noche ( aprox ; – ) ). Los calçots eran «reserva». De una calidad excelente. La salsa , espectacular. Lo que siguió, de diez: buen all i oli, carne ( buti, costillas, etc)… El lugar ( ya familiar , vamos por la 10ª Edición) tan auténtico como siempre y… los comensales… Los comensales y compañeros de tiznamiento, de lujo.

Además de mancharnos, nos reímos muchísimo y eso, al final, es lo mejor de una de estas calçotades-madre.  Todos los que practiquen esto del calçot, entenderán perfectamente mis palabras y el sentido de «Brother del Calçot». Si tienes un Brother de Calçot, ya lo tienes para siempre. Oh yeah! ; – )

Los que no lo han probado nunca, tienen una posibilidad de dejarse llevar por la extraña fascinación por cebolla quemada ( y las risas que parece que lleva adheridas) en el mundo online : los amigos de calsots.com siguen empeñados ( con éxito) en servirte en casa, calçots de primera calidad de Valls y la «salsa secreta». Lo de quemarlos «bien» ya es algo que queda en manos del que los haga….

Increíble viendo la foto pero…¡Qué gratos recuerdos depierta este montón de desperdicio de cebolla!…

Post relacionado ( es mi descriptivo del «ritual» ) : Unas cebollas quemadas.

 

 

 

Gastroruptura.

Lo miré fijamente y pensé que lo mejor era no meterse en un berenjenal.  Me había costado un huevo decirle que ya no lo quería y aprovechar para darle calabazas pero ,a él, parecía importarle un rábano.

Al principio, pensé que sería» llegar-soltar el rollo-llorar-despedirse» pero ¿No querías arroz?, Pues toma dos tazas.  No sólo no había sido rápido…Había sido difícil. ¡Y pensar que creía que aquello iba a ser pan comido!…No había tenido en cuenta que él se podía poner de mala uva cuando le dijera que no era su media naranja  y eso era, exactamente,  lo que había pasado.: la había fulminado con la mirada de «me importa un pimiento» y  , acto seguido, la había mandado a freír espárragos…

¡Era un bombón!

Y es que  cuando lo veía, así, enfadado, era cuando más le gustaba. ¡Estaba como un queso!. Un poco de esa mala leche le iba bien a ese carácter de trozo de pan… Era uno de esos hombres que se ponían como un tomate cuando le pedías peras al olmo… Debía olvidar todas esas cosas y centrarse en cortar el bacalao. Era un yogurín, sí, muy majo pero… ella necesitaba a alguién que se ganara los garbanzos,  que le sacara las castañas del fuego…

No había vuelta atrás. Ya era demasiado tiempo de vivir de la sopa boba, de dejar que se le pasara el arroz mientrás él no era más que un bollicao. Siempre preocupada porque ella era del año de la pera y él, no… Era el momento de llamar al pan , pan y al vino,vino

Las cosas claras y el chocolate espeso. Lo miré por última vez y le dije : Nos van a dar las uvas aquí y no hay nada más que hablar. Se ha descubierto el pastel y no voy a dejar que me la des con queso.Lo tuyo son mucho ruido y pocas nueces y esto debe acabar.

No lo entiendo. Yo te quiero un huevo, me dijo él pero yo no me dejé engañar. Seré muchas cosas, pero no soy un melón.

Me levanté y lo dejé temblando en el sofá. No eres más que un espárrago viejo, me gritó.

Qué te den morcillas- le respondí dando un portazo mientras , a lo lejos, oí que decía : ¡Y un jamón!.

Así que si me preguntas si volvería con él, no sabría que responderte.Si algo he aprendido es a no decir nunca «de este agua no beberé».

 

El tamaño importa.

El viernes por la noche nos fuimos a cenar a un restaurante italiano. El que conocemos estaba cerrado por vacaciones así que nos decidimos a «poner a prueba» un nuevo local. Nunca se sabe : o la experiencia te abre a nuevas posiblidades o descubres otro lugar que tachar de la lista de preferidos y/o recomendables.

Cuando vamos por primera vez a un Restaurante, solemos observar los platos que van circulando hacia otras mesas , para poder calibrar y decidir mejor pero, esa noche, erámos de los primeros en llegar y , el resto de comensales, quedaban fuera de nuestra área visual…

Tampoco hay que investigar mucho en un italiano así que empezamos a leer la carta y a seleccionar dos tipos pastas y una pizza. Escogimos dos platos típicos ya que es una buena forma de poner a prueba al italiano en los fogones, siendo uno de ellos el aparentemente fácil aglio e olio que, de tan sencillo, sólo unos pocos saben tocarlo bien.

Mientras esperábamos , una pareja se sentó en una mesa muy cercana a la nuestra. A la hora de pedir , pidieron un plato de pasta y una pizza , ambos platos para compartir. A mí me cuesta hacer «eso» en un Restaurante. Y aún sabiendo que va a sobrar , seguro, me da un cierto apuro pedir un sólo plato para compartir ( dejando a un lado el tema económico : en caso de necesidad de ahorro, se comprende perfectamente).

Mi padre, por ejemplo, siempre lo hace. Vamos a un restaurante donde las raciones de paella dan para el doble de lo normal. Ahí, dónde comen dos comen cuatro… Es así y es verdad. Mi padre no entiende por qué hemos de pedir para todos cuando sabemos que van a quedar toneladas de arroz en la paellera. Lo encuentra estúpido. Y lo es…pero cuando el camarero nos pregunta : Tengo cuatro segundos, me falta uno y le decimos que de la paella van a comer dos, no dejo de sentirme un poquito incómoda. Aunque , cada vez más, voy haciendo lo que hace mi padre…

Volvemos al italiano y a la pareja que pide «un único » . Estoy pensando en lo de las raciones y en eso, llega el camarero y nos planta en la mesa nuestros platos de pasta. ¡Dios mío!. Eran dos baldes rebosantes de pasta, amontonada en piramidal y a lo ancho. ¡Había tanta, tanta!. Y veo que la pareja de al lado nos está mirando. Veo una cierta suficiencia en su mirada y compasión, también. Ellos ya sabían que esos monstruosos platos de pasta eran monstruosos…

¿Qué ocurre con los tamaños en la cocina? En la alta cocina creativa, a veces se exceden con el minimalismo y en la cocina tradicional, hay muchos cocineros «con complejo de madre» que se exceden en la cantidad. Los excesos, en cualquiera de sus modalidades, son contraproducentes.

Debo deciros que la pasta estaba muy buena…pero… nada más ver aquella bandeja repleta de fetuccini se me cerró el estómago. Si hubiese habido la mitad, me la hubiese comido con deleite. Ante el montón, se produjo el efecto contrario.

Para acabar de rematar, los camareros eran de los del tipo simpáticos y agradables y nos preguntaban muy a menudo, si todo estaba bien, si nos gustaba la pasta, si necesitábamos más parmeggiano. Al llegar al límite de mi resistencia gastronómica, me di cuenta que el plato seguía pareciendo lleno . Entonces hice lo de la «táctica del despiste» que consiste , en este caso, en amontonar el resto de pasta hacia uno de los lados del plato, comprimirla y dejar una área limpia que indique que allí falta algo. Lo que nos hemos comido.

La táctica no funcionó , ya que el camarero , al retirar el plato, me preguntó si no me había gustado e incluso ¡Si quería otra cosa!. Le dije que había comido mucho y que las raciones eran descomunales. Y , entonces, me confortó : Ya se lo decimos al cocinero pero ya sabes cómo son los italianos.

Pues el cocinero se equivoca: el exceso, «tira para atrás». Si volvemos ( la imagen del balde me persigue) , haremos lo del plato único para dos…

En cualquier caso, si el cocinero no puede controlar su mano y hace esas cantidades bestiales, puede hacer lo que hacen en el Restaurante Da Greco en Barcelona. El resto de la ración, lo distribuyen en pequeñas porciones y lo sirven en las mesas , para probar. En este Ristorante ( que lo es de verdad), Toni hace unas pastas tan increíbles que , probar otras , te hace querer volver y catarlas.

Y sus raciones son las justas.Perfectas…

Porque en esto de la cocina, el tamaño importa.

N. B : Los mejores aglio e olio que he probado , en Da Greco.

Da Greco Restaurante

Passeig Gràcia, 116

08008 Barcelona

932 18 65 50

 

 

 

 

Unas cebollas quemadas …

Calçot es el nombre que se da en Cataluña a los brotes de una cebolla blanca llamada también Allium cepa o Blanca Tardana de Lérida.

Estos brotes de la cebolla blanca, a medida que van creciendo se van “calzando”, es decir, se cubren los costados de tierra para blanquear su base, que es la parte que se consume. Esto provoca que la parte enterrada sea muy tierna y de un gusto y dulzura característicos. Fuente Wikipedia

Una calçotada es, objetivamente, una comida “orquestada” y habitualmente multitudinaria ( pero funciona igual de bien a partir de dos ) compuesta por unas cebollas quemadas con salsa (tipo romesco)de primero, butifarras con judías y carne de cordero a la brasa (todo ello con all i oli) de segundo y un postre compuesto de fruta (naranjas /mandarinas) y crema catalana.

Bebida : cava.

Gastronomía típica catalana con Denominación de Origen : Valls (Tarragona)

Cada año, suelo ir a una calçotada de las puristas (Masía, Tarragona, menú “puro”, …) , a alguna de Restaurante “Aquí hay calçots” y las que se hacen en mi casa, que ya serían una fusión-mix respecto a las anteriores. Lo que es “la base”, que viene a ser la cebolla quemada y su salsa, es siempre invariable. La barbacoa subsiguiente varía en función de las apetencias generales : puede ser típica, puede ser parrillada variada, puede ser de pollo a la brasa o churrasco, o pies de cerdo o secreto ibérico, o… Como todo está bueno, es indiscutible que el elemento estrella del menú es el calçot.

No sé que tendrá esta cebolla ( y su salsa) pero es un plato absolutamente delicioso. Mi familia ha sido “calçotaire” de toda la vida. Desde pequeña, he asistido a calçotades en casa y, no es porque sea mi familia, pero debo admitir que mi padre es uno de los “King” de las calçotades del mundo mundial y mi madre hace una salsa que te hace babear de emoción…Algo de ese patrón ha quedado impregnado en mí (tipo huella genética) y sé ( y ahora sonará feo por lo de la modestia que veréis que aquí, no aparece por ningún lugar) que hago una salsa excelente. No sé qué es lo que me hace rectificar la sal, el vinagre, la pimienta. Ni tampoco cómo determino que cantidad de almendra es la ideal. Ni el chorrito de aceite.Ni si su espesor es el correcto para que vista al calçot y no resbale. Es como un conjunto de acciones fluidas, determinadas por el gusto, la textura y mis sensaciones, que no puedo cuantificar en ml de aceite y gr. de almendras… (¡Por fin he entendido a mi madre, cuando no es capaz de detallarme a qué se refiere con eso de “una pizca de sal” cuando me transmite una receta!). También es verdad que cada uno le da su aire (dicen que cada familia de la zona de Valls tiene una forma secreta de hacerla) y la mía es la de mi familia…

Así que, por tradición familiar, la calçotada es algo normalizado en mi vida…hasta que un día tuve que mirarlo desde fuera… Ejercimos de anfitriones de David ( pronunciar Deivid) un inglés ( aristocrático ), inteligente, culto y cosmopolita. Él nos proporcionó una Nochevieja memorable en Londres hace unos años. Así que cuando David visitó Barcelona tuvimos la gran idea de ofrecerle algo típico. ¿Qué?: Una calçotada.

Visto con sus ojos y con una perspectiva antropológica , la cosavino a ser así :

En pleno invierno le plantamos una mesa en el jardín. La cubrimos con periódicos mientras en la parrilla se iban ¡quemando! unas cebollas.

Dispusimos la salsa , en cuencos, por la mesa. Y un porrón. Nosotros, los nativos, emocionados, nos colocamos un babero king size( un poco indigno ) , nos arremangamos y nos situamos alrededor de la mesa. El chef dispuso unos paquetes de papel de periódico en los que estaban envueltas las extrañas cebollas quemadas…

Los nativos, al desempaquetar aquello, se lanzaron hacia las cebollas, con las manos desnudas :   dato básico. Esta es una de esas actividades que requieren el piel-contra-piel. Los guantes de plástico ,que ya proporcionan en los restaurantes, sólo se deben utilizar en caso de necesidad extrema de manicura perfecta. Lo preferible, a pelo. Así que, a mano descubierta, se lanzaron a por la cebolla quemada…

Mientras el inglés (gentleman) estaba muerto de frío escuchando las explicaciones de cómo pelar el calçot ( con las manos!!), el resto de comensales ya se habían lanzado al ataque.El inglés observa : cogen el calçot por el rabo superior y lo desenfundan de la piel quemada.Las manos, tiznadas de carbón. El gesto hasta obsceno , te diría.

Después, con las manos ya negras,  untan y reuntan la cebolla , ya limpita, en los cuencos de salsa. Cuando el calçot está bien recubierto, lo alzan,  abren la boca y lo deslizan en el interior. Este movimiento, con reminiscencias  pornográficas, se convierte en el gesto estrella del ritual de la calçotada.

Una vez superados los miedos iniciales , el inglés se integró en el ritual y lo disfrutó , a lo grande, como los nativos…

Para lo sosos que somos los catalanes que hasta el baile tradicional -la sardana- es de factura moderada y sobria, esto de la calçotada es una divertida tradición gastronómica . El comer , de pie, alrededor de la mesa, con las manos tiznadas, el babero ( aunque según el grado de «experiencia» , éste es opcional) y el porrón que va y viene, lo convierte en una especia de fiesta, un jolgorio de la cebolla que vale la pena probar. Con esto de Internet y la «globalización local» ya se pueden organizar calçotades en cualquier punto del país, con material originario de Valls y de primera calidad ( va con salsa). En la web www.calsots.com

Lo que te vas a reír, quemando unas cebollas…

Más información sobre el fascinante mundo del calçot y su salsa.

N.B (surrealista) : Me gusta dejarles un espacio íntimo a los calçots , para que puedan reflexionar antes de ofrecerse como sacrificio ritual y ser quemados en la barbacoa. Este domingo, uno de los manojos me pidió cinco minutos de soledad para serenarse y pedir perdón al Dios de las Cebollas… Y, llámame blanda, pero no tuve más remedio que concederle ( al manojo) su último deseo.

In memoriam de los Calçots que cayeron este domingo.

El mal café de los restaurantes españoles…

cafeVas a comer a un lugar especial. Te das un homenaje gastronómico, cuidando los vinos, los platos, los postres…

Te sientes satisfecho por la calidad y el disfrute de ese momento de manjares hasta que , llegando al final, te plantan en los morros, un café asqueroso. Y llámame tiquismiquis o refinada, pero si el café es una mierda, a  mí me fastidian la experiencia global…

Desgraciadamente, es algo que me pasa tan frecuentemente que lo que me sorprende es ir a un buen restaurante y acabar con un espresso correcto o un delicioso cortadito. Es raro encontrar buen café en la restauración española…

No vamos a entrar en la «forma» de presentación/elaboración del producto: un café solo más largo de lo que es un espresso normal o el cortado en taza ( tamaño balde) con la leche hirviendo en el cutre-vasito de cristal con el que se suele servir este tipo de bebida. Si el café es bueno, estos incovenientes pueden ser salvados con una cierta dignidad.

La calidad de la mezcla , el punto de molido, la performance de la máquina de café, la mano del que lo hace y , atención, el grado de frescura del café, marcan las diferencias entre un taza correcta y una taza repulsiva-revienta-fin-de-fiesta. En el momento que el barista ( o el consumidor, en su hogar) abren un paquete o una lata, el café, en contacto ya con «nuestra atmósfera», empieza a perder cualidades. Si este café ( ya abierto)no está perfectamente conservado, la pérdida de la frescura es imparable. Se oxidan componentes, se secan los aceites naturales… El café se pasa. Los granos que llenan la tolva del molino, deben ser molidos y consumidos rapidamente, para evitar que el resultado final sea esa típica infusión negra, sin crema y con ese sabor a café pasado asqueroso.Ocurre que si no tenemos un consumo potente y el café se queda en la tolva unos días , sin rotar, sin sustituirse por un café fresco , lo que llega a la mesa del comensal es un producto devaluado que, parece menos importante que el besugo salvaje con el que has alucinado pero , por ser uno de los últimos pasos del homenaje gastronómico, tiene su protagonismo en la valoración final .

En España no hay una gran cultura de café. Sí lo bebemos pero no lo conocemos. Y , parece que ni el torrefactor ni el barista, están por la labor de cuidar esta área de la restauración. La marca de café suele ser la responsable del mantenimiento de la máquina, de hacer los tests de funcionamiento y de regular el molido . Acuden cada determinado tiempo a vender café y a chequear equipos y producto. Supongo que cuando ven esos cafés negros, apretados y sin una gota de cremita, no se dan por aludidos y no dedican un espacio de tiempo real a la formación y al asesoramiento del que ofrece el café. Éste, el restaurador, se preocupa muchísimo si el solomillo está duro pero no de sí el café es agua sucia concentrada…. Excepciones , siempre hay y también me he encontrado con restauradores que dan importancia a este tema y cambian de café, de molido y de lo que sea para que el resultado final sea de calidad. Pero son los menos.

Esta semana he tomado café en 5 lugares diferentes. Todos de suspenso.Ayer, dejé intacto el que me sirvieron después de una buena comida. El jefe de sala me preguntó por mi ensalada de frutos secos ( encontré mandarina -que la odio- y dejé unos restos en un aparte), se preocupó por que el vino estaba un poco caliente pero ni se inmuto ante mi vaso de cristal, negro , frío y lleno que relucía en el centro de la mesa.

Al llegar a casa, conecté mi cafetera espresso ( que no es made in China ) y me preparé un café ,buenísimo, napolitano ( que no son las cápsulas Nespresso de posible café) y disfruté de ese final de fiesta, en tiempo diferido pero glorioso… Veo que el que me haya hecho adicta al buen café italiano ( el de verdad) me va a dar problemas de socialización. Al haber acostumbrado mi paladar a un café de máxima calidad , desde muy joven y por herencia familiar, se me hace difícil eso de «vamos a tomar un café» o aquello otro de «la tertulia alrededor de un café» cuando has acabado de comer. Lo pido más por cuestiones de atrezzo que por que vaya a disfrutar con la taza…

Mi problema es evidente : no quiero charla y lo que deseo es irme a casa a tomarme el mío. Mi café … Así que, ultimamente, para que no se me tache de bicho raro, propongo el café-copa en mi casa… Con la cremita, la temperatura adecuada y ese sabor exquisito en el paladar. Así, ya puedo hablar de lo que queráis…

Una pena que en uno de los países de mayor riqueza gastronómica, nos quedemos a la cola en ese detalle del café.

Yo, de momento, estoy empezando a no pedir café en Restaurantes. O es malo o es Nespresso…

Prefiero la abstención (hasta que llego a casa, claro ;-).)

Donostia, fresquito.

windstreetRecien llegada al sofocante calor de la costa mediterránea, me es grato recordar las temperaturas que me ha brindado Donostia.

Mi primera vez en la ciudad y, por tanto, los ojos más abiertos que de costumbre. Paisajes y rutinas nuevas en una ciudad preciosa y amable. Como guia de viaje, unas notas manuscritas de Josu – un guiputxi encantador- y una guía personal de una chica donostiarra (Maritxu)que encontré en el foro de http://www.losviajeros.com ( muy bueno su Diario de Viaje de título «Lo que más me gusta de mi ciudad». La guía completa es perfecta… http://www.losviajeros.com/Blogs.php?b=716).

Como primer impacto, la playa de Zurriola y la convivencia perfectamente equilibrada de «playeros» y surfistas. Es una característica diferencial que le otorga personalidad a la ciudad: pasear por el puente que lleva al Barrio Viejo cruzándote con los surferos que vienen o van en busca de la ola. Si el tiempo es soleado, los colores son preciosos pero yo que he disfrutado de la luz del sol y de la gris de las nubes, no sé con cual me quedaría… El Barrio Viejo es una delicia. Lo de los pinchos ( que yo creía una leyenda desmesurada) es una verdad como un templo : son divinos de cojones.  Gracias a algunos contactos privilegiados, obtuvimos los nombres de los lugares que NO debíamos perdernos ( y los hicimos todos) y no te sabría decir cual de ellos es el mejor porque en sus diferencias , todos son excelentes.

La lista secreta es la siguiente : en la kalea (calle)Fermin Calbetón encontrareís el Goiz B-Argui. Este es absolutamente imprescindible . Atención : Aunque NO te gusten las gambas, pide la brocheta de gambas. Aunque las odies, de verdad. Y no hay que perderse el Mari Juli. )En la misma kalea, el Bar Sport ( el más económico pero con una calidad excelente). En la misma zona, en la kalea 31 de Agosto, En Fuego Negro y La Cuchara de San Telmo. En estos, no te vas a por el pincho sino que el pincho va a por tí , ya que debes elegirlos de la selección de exquisteces que listan en las pizarras… A veces , te agobia la lucha por el pinchito, en lugares atestados de gente en los que es difícil beber el Txacolí por no levantar el codo pero nos dimos cuenta que el mundo del pincho es un mundo en movimiento y cuando unos entran ,otros salen así que si teneís una lista de varios locales, ir probando de uno a otro , porque hay un momento en que encuentras tu hueco en la barra…

Los otros dos imprescindibles estan en el barrio de Gros. El Aloña Berri (Birminghan, 24) es conocido como un establecimiento de «alta cocina en miniatura». Para llorar. Este fue una concesión a mis ganas de experimentar con la «alta cocina» , por parte de compañías que preferían el concepto más tradicional. Al final, la experiencia ganó por goleada… El pincho premiado que te recomiendan se denomina «Equilibrios de Mar» (los que iban conmigo lo bautizaron como «el chipirón colgado») y es una obra de arte que debe apreciarse como tal. Te entra por varios sentidos a la vez, de una forma equilibrada y con gamas de sabores llenas de sorpresas. Me gustaría explicar en qué consiste el Equilibrio de Mar pero creo que sería como un spoiler. O sea, como explicar el final de una buena peli o un buen libro …. Así que os dejo una cosa por hacer en la vida que vale pena : deleitarse con el Equilibrio, siguiendo las instrucciones precisas que te llegan de cocina, del orden en el que debes atacar los manjares… En el mismo barrio , Gros, la Bodega Donostiarra.

He utilizado el GPS del Iphone, que encontró todos los establecimientos y me llevó sin problemas. Adoro mi teléfono…

Además del buen llantar, la ciudad te ofrece muchas posibilidades. Es muy bonita y agradable de pasear. Pintoresca, a veces. Muy moderna , en otras zonas.

chillida La fuerza de Chillida en su peine que peina los vientos te deja sin aliento y la visita al Museo , en Hernani, también es de las cosas que vale la pena apuntar en la lista de imprescindibles.

Pero si algo me llevo como recuerdo abrumador de San Sebastián es lo acogedor de sus gentes. Esa simpatía noble y directa que me he hecho sonreir en más de una ocasión.

Algunas muestras radicales , de esas de esos que no condenan la violencia y que ahora estan sacando de las kaleas, que no te permiten olvidar el conflicto que vive el pueblo vasco pero…pocas. Y cada vez menos.

Pero son retazos, cosas minúsculas si se comparan con el caracter hospitalario y abierto de los donostiarras. Eso es lo que gana en una ciudad en la que , paseando como quien no quiere la cosa, puedes deleitarte con el Kuursal iluminado, un «Equilibrio de Mar», las esculturas de uno de nuestros escultores más reconocidos, el encanto del Barrio Viejo, los surfistas o la Playa de la Concha…

Shopping : Para quien le guste llevarse un recuerdo diferente, en la kalea de los pinchos hay una zapatilleria que venden alpalgartas hechas a mano y «cosidas al tono«. Detalle importante, ya que la mayoría de alpargatas están cosidas en blanco…

alpargatas

Eskerrik Asko por unos días en Donostia que ya van directos a la sección de «Quality Time» de mi vida….

mujerparaguasComo consejo : llevar algo de manga larga y un chubasquero…

Y último : chiste que nos explicaron en una de las tabernas al pedir Txacolí y ver que eramos catalanes. Atención, culés, esta es la verdadera bebida del triplete : Txa (Txampions)-Co (Copa)- (Liga). ;-)

Un lugar Top Secret en L’Alt Empordà

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L’Alt Empordà es una de las zonas más bellas de Cataluña.El mar y la montaña , se convierten en aliados de una zona llena de magia y…viento ( esa tramuntana que , a unos martiriza y , a otros, purifica). En cada estación del año, me sorprende su capacidad de transformarse y regalarme una visión, distinta cada vez, de ese lugar del mundo que tengo el privilegio de pisar casi cada fin de semana.

Después de un tiempo de exploración de ese mundo, creo conocer algunos lugares que, a regañadientes ( por lo de no dar a conocer el secreto y que se estropee), compartiré con los que transitan ( o transitarán por allí).

Si se cae por la zona de Figueres, hay opciones «atrayentes» que ( y dependiendo de presupuestos) pueden tentarnos. Hay un Hotel – Restaurante  de gran tradición y altísima reputación, llamado Hotel Durán , que es famososo ( sobre todo) por que uno de sus clientes habituales ( en los buenos tiempos) era Salvador Dalí. Y nombrar la palabra Dalí en el Triángulo de oro, en la capital del Reino Daliniano, es como una garantía absoluta de la calidad del lugar. Desconozco la faceta Hotel. En lo que al Restaurante se refiere …¿ Como clasificar la experiencia? . En primer lugar, el local respira rancio abolengo ( pero muy, muy rancio). El servicio , también. Y fueron amables y serviciales pero era extraño ver a un camarero casi durmiendose de pie … La carta, castigada por la poca rotación (sábado, apenas había diez comensales). Había un slogan que decía algo así como «Si no te mueves, caducas». En este caso, la fama «histórica» enmascara un producto muy mediocre. Si no se mueven, caducarán.Por lo tanto, después de tres intentos ( y no precisamente asequibles) , hemos decidido no volver . Por mucho Dalí que vendan ( eso fue hace más de 20 años!!!)…

Como experiencia opuesta, hay una sencilla Masia en el pueblo de Borrassa ( apenas a diez minutos del archifamoso Hotel Durán) que me ha regalado unos excelentes momentos gastronómicos. Ese lugar es uno de esos Top Secret que todos guardamos en la Agenda.

El Celler Mas Pla está dirigido por Olga ( serena y encantadora) y cuenta con un cocinero cariñoso, Angel, luciéndose en los fogones. Y es importante lo de «cariñoso» ya que Angel, le pone mucho de eso a cualquier cosa que burbujee en la cueva mágica. La carta es muy sencilla : productos de la zona -fresquísimos- a la brasa, guisos de tradición ampurdanesa y la propia del cocinero, ensaladas y verduras, postres caseros, vinos y cavas escogidos con esmero.A demás de la carta, Olga te mostrará la pizarra con los platos del día ( en fin de semana) y con el menú ( 12€) en laborables.

La atención de Olga , Angel y el equipo es formidable. Es uno de esos restaurantes donde te dejan vivir pero nunca te falta de nada. No molestan, solo ayudan. Siempre aparece Angel por la sala. Y si hay confianza, te realiza un examen de lo que has comido y lo que no y se preocupa muchísimo cuando algo no te gusta. Se entrega y lo vive con ese talente que solo tienen los que se lo han currado mucho y han vivido mucho, también.

En invierno, la Masía es sencilla y agradable. En verano ( y si la tramantuna deja), se abre un patio exterior que llenan de bombillas blancas y los sonidos de la naturaleza y una selección musical tranquila. Se desempolva la super barbacoa exterior y se disfruta de ese ambiente veraniego de terracita , entre mar y montaña.

No hay que dejar de probar la «Graellada de verdures», el paté de campaña casero o la panna cotta ( que supera la mejor que he probado en Italia).

Mas Pla

Afores s/n

17770 Borrassa

Girona

Telef : 972 193425