El bosque.

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Desde arriba, el bosque se ve precioso. Copas frondosas, árboles de todos los colores, un cielo azul al que le puedes dar un mordisco… Un espacio, desde el que, ni queriendo, puedes ver lo que hay abajo.

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Desde esa altitud privilegiada, se toman decisiones y se gestionan los recursos del bosque y de la gente que lo habita.

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Y, allí abajo, la gente hace malabarismos para cuidar su bosque.

Y, allí arriba, los árboles no dejan ver el bosque.

Llámalo bosque, llámalo mundo…

Wool not War.

Todas las armas, hechas de ovillos de lana.

Tanques, pistolas, granadas.

Batallas.

“Wool not War” por la artista digital Ovila Lanö

@Ovilalano

Ellas.

Hoy, el Día Internacional del la Mujer,  debe servir para no olvidar el burka obligatorio, la ablación de clítoris, la explotación sexual, la prostitución infantil, la violencia de género, la esclavitud,…

Situaciones infames en los que la mujer no tiene categoría de ser humano .

Situaciones que ocurren aquí y ahora, mientras lees este post…

Arte con ovillos de lana de @ovilalano en Instagram,

Esa famosa serie distópica es hoy.

Tiempos sombríos y extraños.

Parecen irreales, como si viéramos capítulos de una serie de éxito, con grandes efectos especiales. Una de esas distópicas, repleta de tópicos recurrentes:

Ocurren cosas que, al principio, parecen insignificantes.


Los protagonistas se acostumbran a guerras y cadáveres, incluso de niños.

El planeta sigue consumiéndose sin que nadie logre detener su degradación.


Locos y payasos llegan al poder. La gente observa, pasiva, consciente de que debe actuar como sociedad, como humanidad, pero no lo hace. No sabe cómo. Solo mira. Incrédula.

Anuncian que un meteorito se acerca a la Tierra con cierta probabilidad de impacto.


La probabilidad aumenta.

Mientras siguen en sus guerras , carecen de tecnología para evitar la colisión, como hizo Bruce Willis, en Armageddon.


El meteorito impacta.


La humanidad se extingue.

El planeta renace. Surge otra humanidad, teóricamente más consciente y feliz.

Me viene a la cabeza el dicho: La realidad supera la ficción. Y así estamos. Los eventos reales pueden resultar más sorprendentes, inverosímiles o impactantes que cualquier historia imaginada.

De nuevo, recurro al querido Bruce . Necesitamos un giro de guion urgente y contundente, como en El sexto sentido, para que esta temporada de nuestra serie tenga un final verdaderamente bueno. Bueno para todos.

Ojalá.

La Regla de Oro.

Tal como está el planeta, es un buen momento para recordar “La Regla de Oro”.

Este principio ético universal propone tratar a los demás como queremos ser tratados.

Es fascinante que, sin importar la religión o la filosofía, todas las civilizaciones hayan llegado a la misma idea: el respeto y la empatía son esenciales para una sociedad armoniosa. Ha surgido en distintas culturas y credos. Confucio, Platón y Cicerón la expresaron en la antigüedad. También está presente en el cristianismo, el judaísmo, el islam, el budismo y el hinduismo.

Existe desde hace siglos, y todos la conocemos. Aun así, quienes podrían mejorar el mundo la ignoran. Ni siendo de oro…

El hombre más rico del mundo.

Año 2090

El hombre más rico del planeta acaba de cosechar una lechuga de su huerto. Disfrutar de una lechuga fresca, crujiente y llena de sabor es un privilegio. Una pizca de sal y unas gotas de aceite de oliva virgen, producido por la cooperativa del pueblo, bastan para elevar la experiencia al más alto nivel.  

Ricos como él, ahora son la mayoría.

El mundo se perdió entre algoritmos y concentración de poder. Los más influyentes quedaron atrapados en un entorno artificial, mientras el 98% de la población luchaba por cubrir las necesidades básicas de una sociedad desarrollada y democrática.

Durante siglos, el péndulo osciló de un lado a otro. Un movimiento constante entre posturas conservadoras y progresistas, centralistas y descentralizadoras, intervencionistas y liberales.  

Esta vez, la ley del péndulo en la historia política llevó la situación de un extremo a otro. Se pasó de posiciones radicalmente opuestas: unos planificaban cómo ganar más dinero, acumular poder e irse a otro planeta; otros solo buscaban cómo sobrevivir.  

Ganaron quienes querían sobrevivir. Eran muchos más. Demasiados para ser dominados por tan pocos. Triunfaron quienes se alejaron del ruido, la violencia, las guerras y los conflictos. Quienes renunciaron a las redes sociales y sus algoritmos. Ganaron los que formaron comunidad, cultivaron sus alimentos, protegieron la naturaleza y recorrieron montañas y playas.  

Y vencieron porque aprendieron a no necesitar más que una lechuga fresca y sabrosa para sentirse las personas más ricas del mundo.

La lechuga se ha convertido en un bien de valor incalculable porque no es solo una lechuga. Es una actitud, y hacerse rico en actitud es un desafío. No se puede comprar.

Por ahora, el péndulo permanece inmóvil, aunque todos sabemos que volverá a oscilar. Solo queda esperar hacia dónde nos llevará…

Dolor del mundo.

Estamos tristes. Muchos. Mucho.

Hay una niebla sutil que lo invade todo y que tiene un nombre: Weltschmerz

Esa es la enfermedad que padecemos en estos tiempos, en modo local y en modo global.

El «efecto Weltschmerz» se refiere a un sentimiento profundo de melancolía o desilusión que surge al confrontar las imperfecciones del mundo real con los ideales o expectativas de una realidad más justa y satisfactoria.

Estamos tristes .

Este concepto, originario del alemán significa, literalmente «dolor del mundo». Y es que, hoy, el mundo duele.

Pero hay esperanza porque también existe el concepto opuesto.

La “alegría por el mundo” , Weltfreude. Un sentimiento de apreciación y alegría por la belleza y la bondad de la vida.

Y hay mucha bondad repartida por el mundo…

La encontraremos.

#Voluntarios

Hace unos días , escribía el post “Corred hacia la luz”, en el que intentaba describir las direcciones opuestas que ha emprendido la política versus la ciudadanía.

Tras las inundaciones en #Valencia, solo podemos constatar, desgraciada y dolorosamente, que , efectivamente, transitamos por carreteras diferentes.

En el “día después”, no se ha sabido actuar con la rapidez , la coordinación y la empatía que la situación requería. Y si no hay empatía , la velocidad en la respuesta de ayuda no era negociable.

El intervalo temporal en la toma de decisiones, ha sumado más dolor a una situación extremadamente frágil.

Y en este contexto, han aparecido ellos.

Los #voluntarios anónimos que son luz , en estos días oscuros.Es emocionante ver a la multitud que ha acudido con palas y rastrillos a sacar el barro de las calles, a llevar agua, medicamentos o comida. Son gente normal que transita en esa carretera solidaria.

Después de la rabia y el dolor, llegará la reflexión.

Mientras tanto, estamos en deuda con ellos, por empezar a andar hacia los que lo necesitan…ahora.

«Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” . Eduardo Galeano.

El disfraz de Halloween con más éxito de ventas de la historia.

Sí. Ha sido el mayor éxito de ventas a nivel mundial de un producto de consumo masivo. Supera todas las expectativas. Todo comenzó el Halloween pasado, con la aparición de un disfraz compuesto de una chaqueta y una máscara blanca. De la máscara no se sabe nada, pero la chaqueta —como se descubrió después— otorgaba a quien la vistiera la actitud de la «indiferencia».

La indiferencia es la falta de interés o preocupación ante algo o alguien; es la ausencia de reacción. Esta actitud puede considerarse negativa o positiva, según el contexto. Si lo que hay es una falta de empatía ante, por ejemplo, el sufrimiento humano o la injusticia social, esta actitud es un defecto. En cambio, si mostramos indiferencia ante críticas destructivas o provocaciones, estamos haciendo gala de un gran equilibrio emocional. En ese caso, la indiferencia es una cualidad.

El equipo de marketing encargado de promocionar la chaqueta en medios digitales, redes sociales, medios físicos y convencionales como la televisión y la radio, adoptó un eslogan estoico: «No hay que preocuparse por las cosas que no podemos controlar. La indiferencia es muestra de sabiduría». Lo que pasa es que lo pronunciaba Brad Pitt, y la chaqueta se empezó a vender como churros.

Mi vecino, el que reciclaba hasta el último resto de material orgánico e inorgánico que entraba en su casa, se la compró. Había invertido sus ahorros en placas solares, en un coche eléctrico y en siete cubos de clasificación para reciclar. Jamás utilizaba bolsas de plástico e intentaba gastar la mínima cantidad de agua, siguiendo las recomendaciones del gobierno ante la alerta de sequía… Ahora ya no lo veía en los contenedores con sus bolsas separadas, y llevaba una moto que rugía al arrancar.

Cuando le pregunté por qué se había comprado la chaqueta, me respondió que, aunque él se preocupara por el planeta, era tal la cantidad de seres humanos que no lo hacían que su aportación, tan minúscula, no iba a servir de nada. Así que, mejor ser indiferente. La moto era un sueño de juventud.

«La población tiene la sensación generalizada de que lo que pasa en el planeta escapa a su control. No sirven los sacrificios personales, las grandes manifestaciones, las huelgas, ni las elecciones en los países que lo permiten. Las decisiones las toman otros, por todos los demás. El calentamiento del planeta sigue in crescendo, las guerras no se detienen, la desigualdad económica se hace más extrema, las sociedades se polarizan… Ni siquiera la esperanza en las generaciones futuras detiene esta sensación de que esto ya se nos ha ido de las manos hace tiempo». Me lo dijo tan convencido que casi me la compro.

Vuelve a ser el disfraz más vendido para Halloween.

Este año, el anuncio de la chaqueta es espectacular. La lleva puesta un tal Epicteto, un filósofo estoico, que, mirando directamente a cámara, dice: “No son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas.»

Pero a mí la chaqueta me da miedo. Yo tengo «opiniones» y me preocupa que controlen mi indiferencia, que decidan a qué estímulos debo responder y quién lo hace. No se lo he dicho a mi vecino, que ya parece de una secta, pero en un acto heroico he pegado un mensaje en el tablón de anuncios de la comunidad y en el ascensor:

«El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que miran sin hacer nada con indiferencia». —Albert Einstein.

De momento, no me compro la chaqueta. Y digo «de momento» porque ya he leído que pronto será obligatoria.

Voy a disfrazarme de elefante rosa iluso, como el año pasado, mientras pueda o hasta que me sea indiferente…

“Corred hacia la luz”

Dos direcciones. No sé si diría “opuestas” pero sí que son diferentes.

Una es la dirección de la ciudadanía. Con los problemas reales con los que se batalla día a día. Sanidad, Educación, Vivienda, Atención a los Mayores y a los Dependientes, etc., etc.. Son puntos comunes en los que nos encontramos todos.

Parece mentira que la Ley de la ELA fuera una excepción afortunada de este cruce de caminos , un acto meritorio, casi heroico cuando debería ser lo habitual : que se aprueben leyes que nos beneficien a todos, sin importar la ideología. Eso es la ciudadanía, el conjunto de todos , diferentes, pero con necesidades comunes que nos hacen uno.

La política , los políticos emprenden sendas diferentes a las que transitamos el resto. Se ven en los juzgados, gritan en el Congreso, han perdido la capacidad de parlamentar y, al final, van a lo suyo que no es lo nuestro. El problema es que , en ese camino que cada vez los aleja más del ciudadano , olvidan que su función, su objetivo y su deber es hacernos la vida más asequible, más sencilla e incluso más humana ( de humanidad).

La versión optimista es que hay equipos de gente preparada para gestionar de manera eficiente en la política. Deben estar escondidos o los tienen secuestrados porque es imposible aniquilar totalmente al talento. Tienen que estar en algún sitio.Es como el agua, al final encuentra por donde salir. En algún momento les veremos la cara, emergerán con fuerza y sustituirán a los que van en dirección contraria.

Si los veis o los detectáis, hay que conjurar un “Carol Anne” de Poltergeist . Hay que decirles : “Corred hacia la luz.”

Los estamos esperando…

NB : Esto es un “quejío” en toda regla pero con un tono de preocupación elevado porque pasa en mi país pero también en el mundo …