Vuelvo, volvemos, vuelven… todos estamos ya inmersos en nuestras rutinas, nos gusten más o menos.
La rutina actúa como una brújula: nos orienta. Proporciona la ubicación de tu vida en el presente. De ahí que, a veces, en las “vueltas”, decidas cambiar de rumbo, ajustar la velocidad o evitar según qué trayectos.
Intentando adaptarnos, se nos olvida que estamos aquí, un día más. Lo damos por hecho. Volver. Y, a veces, no hay vuelta.
Así que, bien por la rutina si nos hace felices. Bien por intentar cambiar la rutina para ser felices.
Como cada año, El Blog Imperfecto se va de vacaciones. Quiere hacer fotos, leer, pintar o no hacer nada, que también está bien.
Me dice el blog que desea que, en septiembre, por algún suceso cósmico o místico, el mundo esté mejor. No le he dicho que la magia no existe, para que se vaya tranquilo. Pero yo también quiero lo mismo.
Así que, esperando el milagro, os deseamos unas felices vacaciones. Nos leemos a la vuelta.
¿Recordáis las viejas postales? Fijaos que digo viejas, aunque sería más apropiado decir esas postales en desuso, pero no puedo evitar pensar que ya son de otro tiempo, de otra forma de vivir.
El otro día vi a unas turistas , comprando postales . Ya me pareció raro verlas curioseando, emocionadas con lo que había en el expositor rotatorio: postales. Tras elegir unas cuantas, preguntaron dónde podían comprar sellos…
O sea: iban a escribir una postal y enviarla por correo.
Recuerdo aquellos viajes en los que uno se afanaba en la elección y en el texto. Aquella sensación triunfal de poder decir “Yo he estado aquí y me lo estoy pasando muy bien” (no existen muchas en las que se escriba lo contrario), y esas jugadas de Correos que permitían que tú llegaras mucho antes que la postal a su destino.
También me llega esa alegría al recibir las de los otros. Primero mirabas el remitente y te leías aquellas líneas. Después, le dabas la vuelta y admirabas esas imágenes de Florencia o de alguna playa caribeña.
Ahora te comunicas de otra forma. Haces una foto con tu iPhone y la envías por WhatsApp. Publicas en Instagram, Facebook o X, o actualizas tu blog, casi haciendo una crónica en directo del viaje. Todo es más fácil, más rápido.
La tecnología nos ha permitido entrar más en el detalle e, incluso, ampliar la lista de destinatarios. Pero en el camino, hemos perdido el ritual. Algo había que sacrificar…
Dejadme que lo idealice: pasas un buen rato eligiendo las imágenes que describen el paraíso en el que estás (en las postales, todo es muy bonito). Compras los sellos y te vas a un pequeño bar en la playa. Allí distribuyes las postales y escribes. Piensas lo que vas a poner y lo haces con cuidado, sin equivocarte. Cada una tiene un mensaje diferente, y es posible que en alguna incluyas un dibujito.
Piensas en las personas a las que se las vas a enviar y les dedicas tu tiempo y tu cariño.
Una vez las tienes preparadas, pones los sellos (si puedes, pedirás un vasito de agua para humedecerlos; sabemos que si los chupas, te queda un sabor desagradable en la lengua) y los vas colocando, sabiendo que harán su trabajo y las transportarán por esos mundos postales hasta llegar al lugar indicado.
Y sabes que quien la reciba detectará tu afecto en el momento en que vea esa firma enrevesada y ese:
“Nos lo estamos pasando muy bien. Esto es precioso”.
El ritual ha pasado a ser a golpe de clic y teclado táctil. Es lo que toca en este tiempo digital aunque, como pude ver el otro día, la postal se niega a desaparecer.
Decido que, en mi próximo viaje, reivindicaré la postal manuscrita. Ya verás qué sorpresa se llevan algunos.
✉️ ¿Y tú? ¿Cuándo fue la última vez que escribiste una postal?
El chocolate es uno de los protagonistas indiscutibles de las celebraciones de Semana Santa y Pascua en muchas partes del mundo. Su presencia está ligada al final de la Cuaresma, un periodo tradicional de ayuno y abstinencia que concluye el Domingo de Pascua.
El chocolate, considerado un placer o lujo, simboliza la recompensa y la alegría del renacimiento.
La forma más común de celebrarlo es a través de los huevos de Pascua de chocolate, que se regalan en países como Alemania, Francia, Italia, Suiza, Reino Unido, Estados Unidos o Canadá. En los países anglosajones, es típico que el conejo de Pascua «esconda» estos huevos para que los niños los encuentren en una divertida búsqueda.
En España, especialmente en regiones como Cataluña, la Comunidad Valenciana o Aragón, destaca la tradición de la Mona de Pascua, que ha evolucionado de un pastel con huevo cocido a elaboradas figuras de chocolate.
En Italia son típicos los uova di Pasqua rellenos con sorpresa, mientras que en Francia también se elaboran figuras de campanas, gallinas y conejos.
Vayas donde vayas, el riesgo de sobredosis te acompaña…
Es hora de hacer una pausa, recargar energías y volver con más historias que contar. Os deseo un feliz verano a los que estáis en este lado del mundo y un feliz invierno a los que me leéis desde el … Sigue leyendo →
Via Margutta es una calle pequeña, con galerías de arte y tiendas de antigüedades.
Allí vivieron Federico Fellini, Puccini, Anna Magnani o Picasso.
Al número 110 esta calle, llegó Pablo Ruiz Picasso en 1917 e instaló el estudio donde pintaría los decorados del ballet ‘Parade’.
En el número 51, vivía Joe Bradley en la ficción. Gregory Peck fue quien le dio vida y enamoró a Audrey Hepburn en la película ‘Vacaciones en Roma’. Y en la La Fontana delle Arti en 1953, la actriz se refrescaba en las pausas del rodaje.
Es paralela a la Via del Babuino, la calle que va de la Piazza del Popolo a la Piazza di Spagna.
Una parte del mundo está en modo “pascua” o a punto de entrar en él.
Los hebreos, en la antigüedad, la celebraban en la mitad de la luna de marzo, en memoria de la libertad del cautiverio de Egipto.
En la actualidad hay innumerables variedades de celebraciones, dependiendo del marco cultural, del país y de la religión.
En la religión católica, es el periodo de celebración de la Resurrección de Cristo. En España, una semana antes de la Pascua, nosotros celebramos la Semana Santa: la entrada de Jesús en Jerusalén, la última cena y la crucifixión y el Domingo de Resurrección.
En Estados Unidos la mañana del Domingo de Pascua, los niños buscan los huevos de chocolate que ha escondido un animalito con ínfulas de Papa Noel: El famoso Conejo de Pascua.
En Gran Bretaña, el Lunes de Pascua se celebra la Egg Roll. Los niños bajan las colinas cercanas rodando huevos decorados. En Noruega y Suecia, los niños reciben huevos de cartón rellenos de golosinas.
En Australia, el conejo se considera una especie invasora así que tienen a Bilby, un marsupial con aspecto de conejo. En Francia, desde el Jueves Santo, todas las campanas de las iglesias permanecen en silencio y no vuelven a sonar hasta el domingo en memoria de la Resurrección de Cristo.
Y, así, en cada país, encontraremos un formato.
Al margen de todas las celebraciones religiosas, culturales o tradicionales, cada uno desde su fe y visión del mundo, el modo “Pascua” conlleva estar de vacaciones.
Ya me ha vuelto a pasar. Agosto ya está aquí. Lo veía lejano en marzo, en mayo, en… Y ya está aquí… Me ha pillado con un vaso que se ha desportillado pero que me gusta y no he querido tirar.
Lo he pintado con Chalk Paint azul Cadaqués para que fuera más veraniego . Marca el inicio de las vacaciones.
Menta, salvia, albahaca y romero. Azul Cadaqués. Verano.
Si lees los periódicos, ves las noticias, las tertulias, los hilos de twitter, etc., la sensación es de “tic-tac”.
Una alteración del espacio-tiempo en modo Carpe Diem : “Aprovecha ahora que después, mal”
Yo soy de las que cree que el “después” tiene un componente de “ya se verá” así que , sí, hay que aprovechar el verano y las vacaciones . Como si fueran las últimas , pues vale pero… ¿No debería ser eso el lema de nuestra vida? ¿Disfrutar ,con consistencia, los buenos momentos de la vida?