El huerto, canta bajo la lluvia…

Encantado ( y cantando), estaba esta mañana.

Se ha despertado un día gris con lluvia, mucha lluvia y ráfagas de viento desagradable ( del que te lanza gotas a la cara, cual arma arrojadiza)…

El primer impacto , lo he tenido al salir a buscar la prensa. Cuando llueve, este acto es rápido ( rapidísimo), dando saltitos para esquivar charcos y sin tiempo para dar los Buenos Días al huerto. Si no tengo el día torpe, todo va bien. Si lo tengo, me mojo los bajos del pantalón del pijama,  me cae la típica gota traicionera ( fría de narices) por la espalda o se me atasca el buzón, con lo cual, tardo mucho , mucho más…Hoy, gracias a Dios, no tenía un Día Mr.Bean y he realizado la Operación Prensa con la máxima eficiencia pero…ya con el periódico en las manos, oigo : I `m singing in the rain…

¿Quién canta eso? Me he preguntado. ¿Un vecino optimista?... y entonces, he visto a la rúcula, al perejil, al orégano y a los guisantes, ejecutando una bonita coreografía con las gotas de lluvia…

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La rúcula ha florecido…Según mis pesquisas en Internet, hay quién dice que es Fin de Ciclo ; – ) y otros que no, que se sigue reproduciendo pero que las hojas son más amargas…

flor

De momento, mi rúcula está riquísima… La utilizo en mis ensaladas, ya de forma habitual pero…he descubierto que, cuando la flor se seque aparecerá una vaina y cuando esta también se seque , podré plantar más rúcula….En el interior (supuestamente), estaran las semillas .Otra posibilidad, conociendo a mi huerto, es que en las vainas haya cuerpos alienígenas, desprovistos de emociones que quieren colonizar el planeta…

Los guisantes van creciendo y también lo hacen sus zarzillos. El zarzillo es un tallo, hoja o pecíolo especializado del que se sirven ciertas plantas trepadoras para sujetarse a una superficie o a otras plantas…Es decir, detectan dónde hay algo a lo que agarrarse y para allí que van. Son inteligentes… Mis zarzillos ( bueno, los de mis guisantes) lo tienen difícil : unos se han entrelazado con un tallo de puerro raquítico ( que he dejado por no quitarlo) y, otros, están en plan orgía , los unos con los otros, liando sus zarzillos. Por cierto, son los que más ritmo tenían …

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Tras observar al huerto un ratito ( ya con capucha y maldiciendo su «alegría» y euforia a lo Gene Kelly), lo he dejado bailando , con las gotas de lluvia aquí y allá, haciendo requiebros y piruetas .

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perejil

Voy a tener que regarlo con más frecuencia que si no, después , pasa lo que pasa…

NB 1 : Ahora mismo, sigue lloviendo y sigue cantando…

NB 2 : Deja que las nubes de tormenta den caza / a todos los que hay aquí /Venid con la lluvia/Tengo una sonrisa en mi cara,/bajo por la calle/con un estribillo feliz./Solo cantando,cantando bajo la lluvia./Estoy bailando y cantando bajo la lluvia…

NB 3 : Post sobre «Cantando bajo la lluvia» .Era un día malo…

Cantando bajo la lluvia…pero después.

 

Al principio, ha sido un poco caótico ( y mojado). No soy anti- días- de -lluvia. Más bien, todo lo contrario. Me gusta esa luz gris y el olor a hierba fresca pero, claro, todo esto visto desde una , perspectiva ideal : ¿Desde una ventana? ¿Sin tener que chapotear por el asfalto, por ejemplo?

El inicio del día ha sido uno de esos Mr.Bean. Los tengo clasificados : Los Días Grrr! son malos, los Felices ya se identifican por sí solos y los Mr. Bean, son días esencialmente torpes. En realidad, no es el día , soy yo pero…es mejor echarle la culpa al karma. ; – )

Hoy, por lo menos, era consciente de mi paraguas ( gracias al post del otro día) y sabía , debía, estaba obligada a sacarlo del maletero y dejar que se mojara un poco. La primera fase de la mañana ha sido la de las prisas. Cuando se inicia rápido, todo para confabulado para desbordarse. El paraguas, claro, en el maletero. De mi casa al coche, sin paraguas: el pelo, ya loco. Una vez llego al coche, me percato que las llaves que creía tener en el bolsillo –perfectamente-localizadas-para-abrir-rápido, son las de casa. Llueve. Vale. ¡Qué bien! Hacía falta.( Eso es lo que hoy , va diciendo todo el mundo ; – ) )Meto la mano en mi súper-bolso bandolera, king size, y empiezo a buscar al tacto. Las llaves, no están en el lugar habitual ( el bolsillito interior) y hoy, precisamente hoy, el bolso está lleno de cosas ajenas o poco habituales. Me mojo pero ya me empieza a dar igual…¿Sabéis esa posición, con la pierna a medio alzar, aguantando el bolso mientras rebuscas y te desesperas porque encuentras de todo menos las malditas-llaves-del-coche? Al final, en una solapa trasera ( que utilizo poco), noto una forma prometedora. Localizadas. Me saco el bolso por la cabeza y se me levanta la chaqueta. Abro el coche, tiro el bolso ( de  malos modos, confieso) en el asiento del copiloto y observo, como el contenido se desparrama…profusamente. Confirmo que he olvidado cerrarlo.

Cuando llego a mi destino, ya más conformada y casi seca, aparco ( buena señal!) y voy a pagar al parquímetro ( conocida por “la máquina de pagar” ). Antes de esto, he recogido monedas y tickets que he colocado como he podido en el monedero (también desparramado) y ¡He cogido el paraguas! Al llegar a la máquina infernal, no he sé qué hacer con el paraguas. No lo puedo sostener ( ni en ese formato garra-axilar) y es tan grande , que molesta a los que pasan por mi lado, con paraguas de tamaño normal. Seleccionar las monedas, en aquel amasijo de tickets y papeles ha sido muy difícil. El paraguas, molestando. Dos personas a mi espalda, esperando su turno en la máquina… He cerrado el monstruo y lo he apoyado en la maquinita. Se ha caído. Lo he recogido. Mirada taladrante que notas en la nuca y encima, lloviendo.

Al final, lo he conseguido. A partir de ese momento, he sido consciente que mi paraguas sólo es apto para grandes avenidas. Mi paseo se ha convertido en un sano ejercicio de driblaje , acompañado por algún movimiento de paraguas ( tipo, lo-tiro-para-abajo-para-dejar-pasar) y como era de esperar, en uno de esas, he bajado el paraguas justo debajo de uno de esos chorritos de agua, ya con su caudal, que crean algunos balcones y terrazas…Ha habido un momento que ya me daba igual si me mojaba o no. Me era tan indiferente que he estado mis buenos diez minutos, paseando con el paraguas sin que lloviera, hecho del que me he percatado al ver que no había más paraguas que sortear y que la gente, paseaba ya, a cabeza descubierta…pero, claro, iba yo concentrada en no herir a nadie con el mío…

Los Mr.Bean se han ido sucediendo hasta el mediodía. Ahí, ya me he estabilizado y la cosa se ha normalizado.

Esto me ha hecho pensar en la célebre “Cantando bajo la lluvia”. Más que por su referencia evidente a la lluvia y a empaparse, por su poder de insuflar optimismo. Es una de las películas más utilizadas en terapia, por su contenido vital y positivo y que se alcanza su máxima expresión en la escena central , el famoso baile-chapoteo de Gene Kelly. ¿Qué nivel de felicidad debes alcanzar para andar( bailando) a través de una tormenta, con un paraguas cerrado y encantado de la vida? La lluvia se asocia a días grises y a la tristeza y, justamente, lo que hace el protagonista es actuar como si luciera un sol radiante, un símbolo de la felicidad… Si la ves, es inevitable que te contagies de ese optimismo bailarín. Transmite ese buen rollo, de forma muy potente… No creo que existan muchas personas que no hayan visto esta peli, pero es posible que no nos hayamos recreado en esta escena, sabiendo que podemos absorber parte de esa positividad. Es un buen anti – yuyu-de-bajón.

Curiosamente, esa no era su misión. La película se creó en base a las canciones disponibles para el musical (mandaban las canciones) y no fue hasta el último momento que no se planteó la escena de rodar , realmente, bajo la lluvia .En realidad era agua con una composición salina ( algunos dicen que leche) para que fuera más blanca y la cámara la captara mejor. Gene Kelly, la ensayó hasta la saciedad ( el tipo era muy perfeccionista) y consiguió rodarla en una sola toma ( esta “tontería” es…¡increíble!). La leyenda dice que el bailarín llegó al estudio con 40º de fiebre y debilitado pero que , aun así, clavó el bailecito pero…como no se oían suficiente sus zapatos ( recordad que estaba hecho polvo) fuera de cámara había dos bailarinas de claqué que reforzaban los pasos de Gene Kelly para que se oyeran más.

De momento, yo nunca he salido a “mojarme” bajo la lluvia, en un estado de felicidad total. No me ha pasado nunca (deberé trabajar en esa área; – ) ). Lo mío con la lluvia, viene a ser más de día Mr. Bean pero no pierdo la esperanza. Y si me pasa, me pienso marcar el bailecito tipo Gene Kelly.