Presagio.

Acabar y empezar el año en buena compañía.

Que la compañía tenga ya muchos años de compañía y los que vendrán.

Y, flores.

Flores de colores alegres, intensos y vibrantes. 

Como un presagio, sutilmente perfumado, del futuro que ya está ahí.

Y si no es una señal “mística floral “del destino, me conformo con su belleza, pero creo que tiene toda la pinta de un buen presagio…

Buenos presagios…

 

Estoy en una época en la que veo señales por doquier. Por lo menos, quiero verlas, las busco y, encima, espero que sean de buenos presagios. Creo que cualquier otro tipo de código que no sea “bueno, positivo, esperanzador”, es omitido voluntariamente por mi cerebro.

Así que mientras cortaba una manzana, me he encontrado con una estrella. O una flor. Una imagen bonita… Y he dejado mis tareas de cocinitas , me he lavado las manos y antes de poner los trozos de manzana en el interior de un pollo, junto con el limón y la cebolla que ya estaban allí, en la caverna, he hecho estas fotos.

Buen presagio, seguro.