Bautizo de la luz.

El verano astronómico empieza mañana, 21 de junio.

Nos queda un día de primavera…

A las 22:42 de mañana comenzará el solsticio de verano, el momento en que el eje de la Tierra está más inclinado hacia el Sol en el hemisferio norte.

Será en ese instante, en ese momento exacto. Y… adiós, primavera.

Le he pedido a la IA que me diseñe un ritual inventado para el último día de primavera.

Al atardecer del último día de primavera, toma una rama de romero o de laurel.
Sumérgela en un cuenco de agua.
Piensa en:

  1. Algo que agradeces.
  2. Algo que dejas atrás.
  3. Algo que deseas para el verano.
  4. Salpica unas gotas al suelo y guarda la rama como amuleto estival.

Lo ha llamado “Bautizo de la luz” y me ha preguntado si quería que inventara una leyenda para el ritual. Le he dicho que sí.


Dicen los viejos pescadores, los pastores de montaña y los campesinos de los olivares que la última tarde de primavera es la más pura del año. El sol, al llegar a su trono más alto, derrama su luz más limpia sobre la tierra.
Si en ese instante tomas una rama viva —de laurel, de romero o de cualquier planta fuerte— y la sumerges en agua clara, atrapas un reflejo de esa luz sagrada.
Las gotas que caen después al suelo bendicen las cosechas, protegen los hogares y preparan el alma para el fuego del verano.
A ese sencillo rito lo llaman El Bautizo de la Luz, y quienes lo practican aseguran que la buena fortuna les acompaña hasta el próximo solsticio.


Yo, por si acaso, lo haría. Y si puede ser, a las 22:42. Estos algoritmos van a gobernar el mundo, y mejor estar a buenas: que vean que les hicimos caso…