Puedes elegir un lugar dónde sentarte.
Puedes dar la espalda a todo y quedarte mirando ese precioso paisaje que la naturaleza despliega ante ti.
Puedes sentarte, frente a no sabes qué y afrontarlo, mirándolo directamente a los ojos.
Puedes jugar al juego de la silla, y sentarte en una diferente, cada vez que pare la música.
Puedes cuestionar al que ha colocado las sillas contrapuestas. ¿Por qué?
O…Puedes decidir no sentarte y pasar de largo.
Lo que dan de si un par de sillas …
Rojas y delante de un campo de L’Empordà…Había tema. ;-)
Oh.. como el Principito, que te cambias de silla para ver el amanecer, y el atardecer…
Siempre encuentras un buen punto final para mis posts! Gracias! Un súper abrazo!
Al final todo depende de las decisiones que tomemos en la vida, porque siempre tenemos varias opciones.
Supongo que esa es la gracia: poder decidir y aprender de lo que decidimos para el futuro…Es simple pero difícil…Un abrazo, LobaSoltaria!