Puedes elegir un lugar dónde sentarte.
Puedes dar la espalda a todo y quedarte mirando ese precioso paisaje que la naturaleza despliega ante ti.
Puedes sentarte, frente a no sabes qué y afrontarlo, mirándolo directamente a los ojos.
Puedes jugar al juego de la silla, y sentarte en una diferente, cada vez que pare la música.
Puedes cuestionar al que ha colocado las sillas contrapuestas. ¿Por qué?
O…Puedes decidir no sentarte y pasar de largo.