
Adjetivo que parece apropiado para una flor, aunque, en sentido botánico, no existe ninguna flor en este mundo que no se marchite. Incluso la llamada siempreviva (immortelle, en francés) no hace más que conservar su color cuando se seca, pero… se seca.
Pero sí que hay cosas inmarcesibles. No son flores, aunque podrían serlo, porque son bellas como las flores.
El amor verdadero, que no se debilita; la memoria de un ser querido, cuyo recuerdo permanece intacto; la belleza de una obra de arte; la dignidad que se mantiene incluso ante la adversidad; la amistad que no cambia aunque cambie la vida; el conocimiento, una vez adquirido…
Un ramo precioso de cosas inmarcesibles.

NB: Ramo de flores siempreviva
