Va de velas.

Son universales. No importa la tendencia religiosa que se practique, la celebración o el rito. Las velas siempre han estado presentes en templos, altares y palacios.

Serían de los pocos objetos actuales que un egipcio o un cretense del 3.000 a.C., si aparecieran de repente en este siglo, reconocerían sin problemas. Eso sí, quedarían sorprendidos por los aromas y colores de nuestras velas. Se cree que ellos usaban sebo animal, lo que generaba humo negro y un olor desagradable.

Las velas están presentes en frases que utilizamos habitualmente.

“Estar a dos velas” significa estar sin blanca, es decir, sin dinero ni recursos. La expresión se extiende a cualquier tipo de escasez. En El porqué de los dichos, José María Iribarren sugiere que proviene del juego. Antiguamente, en las timbas y partidas de naipes ilegales, el banquero solía contar los puntos y el dinero a la luz de dos velas. Si un jugador ganaba todo el dinero de la banca, literalmente dejaba al banquero “a dos velas.” (Revista Muy Interesante).

“Dar vela en un entierro,” o no darla, se refiere a involucrarse en asuntos ajenos. Antiguamente, se acompañaba al difunto desde casa hasta el cementerio en una comitiva a pie, llevando una vela encendida en la mano. Si no formabas parte de la comitiva, no tenías vela.

Para velas curiosas, esta de Batman. Sirve para pedir ayuda y tal como está el mundo, hay que encenderla ya mismo.

Y, por último, una vela especial para quienes no soportan las velas de cumpleaños. Para quienes no quieren soplarlas ni verlas. O, simplemente, para quienes no les gustan las velas en absoluto. Esta es su vela.

Porque no hay más cera que la que arde, aquí termina el post sobre velas.

Os traigo luz…

Os traigo luz…

Bueno, lucecitas blancas…

Una de las cosas que más me gustaba de la serie Ally McBeal era que, cuando paseaba por las calles de Boston, los árboles ( fuera verano o invierno), tenían lucecitas blancas.

Tengo el convencimiento que cualquier espacio es mejorable con esas chispas de luz ( pero blancas, a poder ser).

No las considero patrimonio exclusivo de la Navidad. Al contrario, las asocio con el verano y los chiringuitos de Formentera. Las considero un elemento a tener en cuenta en la decoración general de cualquier hogar, de forma atemporal…

Pueden ser bombillitas blancas, pero también están las velas. Esta opción tiene más trabajo. Poner muchas velas, encender muchas velas, vigilar la llama de muchas velas, eso, tiene su dificultad. Pero, normalmente, el efecto es espectacular…

Soy una fan de las luces blancas

Ahora, también os digo que si oigo una voz ,que no se de dónde viene , y me dice ¡ Ve hacia la luz! , no voy… ; – )

 

 

 

Teja, piedra y…porta-velas. (DIY)

Descubriendo los rotus en cosas que no fueran los bastidores, ya van tres atentados artísticos:

1)      La Teja Coqueta

2)      Esa Piedra ( con vocación de pisa papeles)

3)      Y…Un macetero convertido en porta velas.

velas1

En una visita al garden, descubrí este macetero , de arcilla. Virgen de color…¿Cómo no sucumbir a una tentación así? Era la medida perfecta para las velas de citronella  y además, la teja y la piedra me reclamaban, a gritos, más amigos para su cuchi-pandi

Iba a ser el último “objeto” de esta colección…

 

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En estos momentos, me han escondido todos los rotuladores que hay por casa y  me amenazan con ponerme una camisa muy rara…

He prometido que voy a parar pero…Nadie sabe que tengo otro macetero rectangular, pequeñito, que me servirá de “pote para bolis”.

Está escondido…

Ahora sólo me queda encontrar los rotuladores…

Ji, ji, ji ( risa histérica)

 

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