Ya hace unos días que veo ese hueco, ahí dónde un día estuvo la albahaca.
Dicen que los vacíos hay que llenarlos con algo así que me he decidido por albahaca (siempre hay que tener albahaca fresca) y, en plan súper innovador, una plantita de orégano.
Tras plantar a estos dos nuevos habitantes del huerto, saludar a las tres cebollas
y vigilar a la rúcula, los berros y el perejil,
he puesto un poco de abono orgánico y he regado.
Y así estamos, esperando la primavera…







Bueno… a ver si con tanta planta buena para los guisos vas a plantar una cuanta maría!!!!!!!!
En el huerto, no. ; – )
Besos!
Si, la albahaca, me encanta como huele.. pasar la mano por la maceta, y acercarmela a la nariz, cerrar los ojos y aspirar su olor…
Echaba de menos el huerto… besos :-)
Al regarla es una pasada… ¡Es una planta muy agradecida!
Besazo.
NB : Creo que el huerto también os echaba de menos… ; – )
Completamente de acuerdo, «siempre hay que tener albahaca fresca», yo acabo de crear un plantel para plantarla más adelante, también están saliendo las lechugas, las habas, las zanahorias y los planteles de tomates, berenjenas, pepinos… ahora a esperar que todo se desarrolle.
Saludos!
Eso ya me suena mucho más profesional, José.
En mi caja-huerto, todo lo que crece bajo tierra, lo hace en relación al espacio y la profundidad. La experiencia ha sido la obtención de zanahorias jíbaras, por ejemplo. ; – )
Saludos!
Ay! Me encantaría tener uno!! Bonito post! Un besazo!
http://ecobloggercristinacarrillo.com
Todo es ponerse… ¿Una maceta con tomates cherry? ¿No te tienta? ; – )