Hora : Sábado , 12:30 de la noche.
Lugar : Lladò. Alt Empordà . Un precioso y pequeño pueblo, engalanado para la Festa Major ( plaza entrañable, lucecitas de colores, pedazo de orquesta-de-fiesta-mayor, temperatura agradable…)
Llegas a la plaza del pueblo por unas calles empinadas ( que son de alegre pendiente en bajada cuando llegas y de h-o-rr-o-r-o-s-a cuesta arriba cuando te vas) que te dan una perspectiva increíble del centro de la villa. Primero, se oía la música. Ese sonido verbenero , de canciones de toda la vida que te indica que , allí, en la plaza, están de fiesta. Después, llega el rumor de los humanos. Voces, risas, conversaciones… Todo se suma bajo la gran capa de música mientras, vas avanzando, calle abajo, hacia …la luz. Y cuando vislumbras la plaza, te sorprende la multitud de bailarines que están danzando, alegremente, ahora un pasadoble, ahora un vals , ahora un cha-cha-chá. Son muchos y se mueven con gracia y soltura ( la mayoría). La imagen final , al llegar al núcleo de la cuestión, se te queda grabada en la retina .-( y eso es lo único que queda ya que la cámara me falló y solo he podido salvar esta foto)-.
Una orquesta potente, luces y luces de colores y esas personas bailando.Muchas . Mayores.
Los jóvenes no están bailando. Se apiñan en la parte más posterior de la plaza, al lado de la barra que han montado, también, los más jóvenes. Pero el ambiente es distendido. Le gusta ver bailar a sus mayores… La noche es larga y es joven…
Mientras me ubico en la zona intermedia entre los bollicaos y los bailarines, me doy cuenta que no sé bailar. Por lo menos, no sé bailar lo que bailan estos señores. Una cosa es agarrarse y dar unos pasitos al ritmo sn desentonar demasiado y otra cosa es «bailar» un pasadoble o girar con gracia en un vals o hacer esos «pasitos» tan bien combinados en pareja en lo que yo llamaría «salsa» … Nosotros, los intermedios, sabemos bailar «suelto». O sea, a solas. No hemos mucho caso a Sergio Dalma y solo nos pegamos en nuestros momentos adolescentes de hormona revuelta … Después, hemos bailado solos o juntos ( pero mal) en bodas, cumpleaños y fiestas mayores.
De alguna forma, hemos perdido esa herencia de baile. Esa noche, en Lladó, me gustó ver a esos bailarines entregados. Había fluidez en el conjunto ( incluso entre canción y canción se quedaban parados y , después, cuando se iniciaba la siguiente, parecía que todos la «ubicaban» y se ponían a bailar, a la vez, de nuevo) y había un conocimiento superior al nuestro : ritmo, compenetración de la pareja, movimientos…
Cosas bellas que las próximas generaciones de Fiesteros Mayores van a perderse. Nos pasan el testigo a la generación del pop y del bailar «suelto»…
Así que no quieras imaginarte esa plaza, dentro de veinte años…
