La ventana triste.

Desde esta ventana se ven unas montañas preciosas. Hubo un día, en el que alguien podía asomarse y deleitarse con las vistas.

La ventana parece estar triste.

Pregunto en el pueblo por esa casa.

Cosas de familia. Nadie se ha puesto de acuerdo en como repartir la herencia y, al final, la casa se ha venido abajo.

Y, sí, esa ventana está triste…

Un pensamiento en “La ventana triste.

  1. Yo conozco una ventana parecida, bién parecida. No fue por desacuerdo de herencia, imagínate. Fue peor. Decidieron destrozarla por dentro. Y cayò entera, claro. Así, con mazos y rebarbadoras, vaciada y avergonzada, la dejaron caer. Bueno, el enterrador hoy, abre una ventana. La que queda. Buenos días, muy bonito relato.

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