Agua.

La que viene del cielo. La de los ríos, embalses y pantanos. La de las montañas.

No hay. No llueve.

Foto de Jan-Willem en Unsplash

La que nos rodea. La de los mares. La de los océanos.

La contaminamos. Nos la cargamos.

Foto de Shifaaz shamoon en Unsplash

La helada. La de los icebergs. La que aún debería ser hielo.

Se está derritiendo. Será sobrevenida. Aumentará el nivel del mar.

Foto de Paolo Nicolello en Unsplash

La de boca. La de casa. 

La malgastamos. Pronto, echaremos de menos, abrir un grifo cuando queramos y que mane agua. 

Foto de Jacek Dylag en Unsplash

Fuente y seno de vida. El 60% de nuestro cuerpo, el 70% de nuestro cerebro es agua.

Es hora de reflexionar y planificar una estrategia que pasará por un cambio de hábitos, de gestión, de relación.  Es muy importe porque sin agua, nos ahogaremos. Mira que ironía…

22 de Marzo del 2023. World Water Day

Traficando.

Sentado en aquella oficina, blanca  y llena de luz, nadie diría que estoy a punto de  realizar una transacción en el mercado negro. Y todo , por algo con ausencia total de color…

Enderezo mi espalda y adopto un porte más rígido . Esta posición me hace parecer mucho más seguro …  Sí, así está mejor. Debo recordar lo del hilo …El dinero , que acumulo en cantidades obscenas incluso para ser nombradas, me permite tener de todo y , entre ese vasto mundo de posibilidades que abarca el “todo”, se incluye una coaching personal que me ha ayudado a pulir mi estilo. Una de las cosas que peor hago, según la coaching, es andar y sentarme. Dice que me encorvo… Me repite , continuamente, que tengo que imaginarme que un hilo que sale del centro de mi cabeza, se tensa y se estira hacia arriba, haciéndome enderezar el cuello y la espalda.  Cuando me acuerdo del hilo, me crezco. Necesito estar así. Tenso y seguro.

Estoy sentado ante una impoluta mesa de color blanco, esperando a mi camello. Sí. Un traficante. Descansando en mis rodillas, tengo el maletín de titanio con el dinero que me ha pedido por esta entrega.  Las dosis, cada vez son más caras…

Oigo pasos. El hilo tira.

Cuando entra, no lo miro a los ojos. Basta una rápida ojeada a su maletín, también de titanio, que sé que contiene lo que he venido a buscar. Le entrego el dinero. Oigo el click metálico y el susurro de los billetes.  Cuando lo veo afirmar con la cabeza, abro el mío. Una vez comprobada la mercancía, sólo deseo escapar de allí a todo velocidad. Mi chófer me está esperando en la entrada secundaria ajeno a lo que estoy haciendo en este edificio. No puedo delegar esto en nadie. No puedo confiar. Es demasiado goloso para no caer en la tentación…

Ahora estoy más tranquilo. Ya estoy llegando a casa y , allí, el sistema de seguridad más sofisticado del mundo me permitirá disfrutar de mi botín sin miedo a que me lo roben o me arresten por consumir. Dejo el maletín, casi con reverencia, encima del mármol de la pequeña barra que hice instalar en mi suite. Detrás, hay un espejo que , a su vez, esconde una caja fuerte refrigerada. La abro y saco las botellitas de cristal, vacías, y el embudo .

Acciono la contraseña del maletín y , con mucho cuidado, extraigo una bolsa de plástico , muy parecida a las bolsas de suero de los hospitales, que contiene un litro de agua pura. Clara, cristalina.

La observo con fascinación, pensando en esos tiempos de los que hablan los más ancianos, en los que había agua potable. Y… se la bebían, sin apenas dar importancia a aquel increíble privilegio. Había agua. Tenían agua. ¡Agua!. Cocinaban, regaban, se bañaban, nadaban, pescaban…

Miro por el ventanal y observo el color ocre de la tierra. No. No hay agua. O muy poca… La podemos comprar los privilegiados aunque sea ilegal hacerlo. Si tienes contactos , puedes acceder a esa mafia que controla la poca que queda en el planeta, pagar (mucho) y beber.

Voy a preparar mis dosis. Cuatro botellas de 250cl que voy a rellenar con mucho cuidado y que voy a dejar en el refrigerador.

Cojo el embudo.

Temo fallar. Mis manos ya no tienen el pulso certero de antaño y no puedo derramar ni una gota.

Ni una sola,  puede ser desperdiciada.

 

 

 

Camelia tristona.

La camelia ya no tiene flores. Ha sido una temporada tristona y no ha lucido tan espectacular como el año pasado.

Su inteligencia vegetal le debe informar de cómo está el mundo. Supongo que las plantas también sabrán de guerras … Encima, tienen que procesar el cambio climático. Cuando debía hacer frío, no lo hace. Cuando debía llover, no llueve.

Y si lo piensas detenidamente,  ahora está en manos de un humano que la ha limitado a la tierra de una maceta. En su descarga, por eso, la camelia sabe que le provee del agua que necesita . Aunque ya veremos por cuanto tiempo hay agua para regar las plantas ornamentales…

Coleccionista.

Me ha dado por las botellas de agua. Hace ya un tiempo, visité una Masía preciosa que la propietaria había decorado personalmente. En una pared enorme, de estanterías blancas de obra , había dispuesto multitud de botellas de vidrio ( blancas, transparentes, verdes, azules…) iluminadas estratégicamente . La idea se quedó archivada en algún lugar de mi mente y, en un viaje, me quedé prendada de una una preciosa botella de agua con gas que viajó conmigo muchos kilómetros, perfectamente protegida entre hojas de periódico… Otros momentos viajeros (y no) han hecho crecer mi colección pero de forma sostenida y prudente.Mi objetivo : emular, en un formato a mi medida, lo que ví en aquella Masía…

En estos últimos tiempos, las cosas han cambiado. El agua se ha puesto de moda, las botellas (magníficas) aparecen  como setas y en los lugares más accesibles: ya no es necesario ir a un establecimiento gourmet . En el Hiper de turno, los fabricantes muestran sus creaciones de «alta costura» en botellas y yo, con mi vena de coleccionista de agua,  voy loca.

Lo bueno del tema es que, aunque pague cara el agua, me sale barata la colección. Soy fácil de regalar ( este verano me han hecho feliz con la Edición Limitada de Vichy Catalán-mi agua favorita-y una siberiana , de botella excelente) y, sin quererlo, estoy haciendo acopio de uno de los bienes naturales más preciados que ,  vete tú a saber , un día puede valer una fortuna por su escasez… Tal como vamos, es como una inversión de futuro.

Lo malo es que ante la invasión de packaging botelleril, he pasado de crear una colección de recuerdos de aguas ( ligadas a una ciudad, país o situación) a una colección de aguas del Supermercado que, a nivel de diseño me complacen pero tienen de emocional lo mismo que el carrito…

Y, aún sabiéndolo, es superior a mí y si veo una botella en el pasillo de aguas que me gusta ( eso sí, siempre de vidrio), la deposito con mimo en mi carrito y le otorgo una plaza de por vida en mi estantería virtual .

Ahora, sólo me falta la Masía. ;-)

 

Maravillosa cohesión…

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Gotas de agua.

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Perfectas.

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Redondas, para consumir menos energía y para atraerse entre sí…

El enlace de hidrógeno entre las moléculas es el responsable de dos de las propiedades del agua: la cohesión y la adhesión.

La cohesión se refiere al hecho de que el agua se “pega” a sí misma con mucha facilidad. La adhesión quiere decir que también se pega con facilidad a otras cosas. Por ejemplo, a la hierba.

Y yo me digo, : Gracias, enlace de hidrógeno.Maravillosa cohesión…

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Estas fotos de gotas son de esta “teleraña” que he encontrado mirando al suelo.

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Y una pluma…

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1 dólar : 40 días de agua limpia.

Abrimos un grifo y, como por arte de magia, sale agua.

No pensamos en ella cuando nos duchamos, cocinamos o…regamos.

El día en que por una avería general, por ejemplo, te cortan el agua, se te hace visible su importancia.

No puedes ducharte, debes calcular el agua que queda en el depósito de tu WC, ¿Cómo hierves la verdura? y ¿Cómo friegas los plat0s?, ¿la ropa?… Y lo más usual es que el agua «de beber» la tengamos en botellitas que si no… ¿Qué beberíamos?…

Si por un momento, esa avería general se convirtiera en un estado permanente, si sólo tuviéramos agua para beber y ya no fuera potable, o no hubiera,…

Nosotros, abrimos un grifo y el agua fluye .

900 millones de personas, no tienen grifo que abrir. Ni agua que beber. De estos, la mitad son niños.

Otro dato del «agua» : la falta de agua potable es la segunda causa de muerte en niños menores de cinco años. Al día, mueren 4.200 niños por el agua…

¿Qué se nos ha escapado para que este sea un problema mortal?¿No somos capaces de repartir el agua entre todos? Agua. Sólo agua.

Entre las iniciativas que buscan solucionar este problema ( de la humanidad)  Unicef  USA ha desarrollado el Tap Project .

Miles de restaurantes se han sumado al proyecto. Cobran un dólar por un vaso de agua del grifo que , normalmente, ofrecen gratis a sus clientes.Con este dólar , UNICEF provee de agua limpia a un niño durante 40 días.

Una inciativa que se debería globalizar y extender a todos los países y restaurantes del mundo.

Agua, sólo agua.

Tap Project.

 

 

 

Agua bendita.

Hoy, Día Mundial del Agua , la Agencia Free Range Studios, nos envía un mail presentando el nuevo proyecto de Annie Leonard. Según Wikipedia : «Annie Leonard es una experta en materia de comercio internacional, cooperación internacional, desarrollo sostenible y salud ambiental estadounidense.[1] Es conocida sobre todo por su documental La historia de las cosas (The Story of Stuff), que trata sobre el ciclo vital de bienes y servicios.

«La historia de las Cosas»  lo podéis ver en este link ( interesantísimo y «agitador» ).

Pero hoy, lo nuevo de Annie se centra en las botellas de agua. Es una reflexión sobre el porque pagamos por un bien gratuito ( el agua!) y el terrible impacto que tiene en el planeta poner en órbita todas esas botellas de plástico. Los datos que he encontrado sobre el tema son escalofriantes :

Consumimos más de 154.000 millones de litros de agua embotellada. De estas botellas de plástico (que tardan en biodegradarse unos 1000 años), se reciclan 1 de cada 6 que se consumen (Uppss!). Se utilizan 2,7 millones de toneladas de plástico y 178 millones de litros de petróleo ( es necesario un cuarto de su volumen de petróleo para producir la botellita).

Pagamos por algo que es gratuito ( lo llaman el «oro azul») , contaminamos y dejamos que grandes corporaciones se hagan muy , muy, ricas , embotellando el agua… Hay un momento del vídeo The Story of Bottled Water en el que se compara el vender agua ( botellita Perrier) con vender aire  ( en bombona Perrier)… Absurdo ¿no?… Al tiempo … y la cosa va tan rápida que puede ser que hasta yo lo vea.

Annie Leonard , siempre intentando aportar optimismo y soluciones , reclama inversión en la red pública de agua y , en consecuencia, agua limpia y sana para todos. Se atribuye a un ejecutivo de Pepsi (cuando se le preguntaba por la competencia,) una frase que viene a decir « A lo que hay que tener miedo, es a un vaso de agua»…

Y como siempre, nosotros en otros mundos paralelos ( o sea, cargando con las botellas tóxicas-para-el-planeta de agua) ya que , evidentemente, nuestros dirigentes no se preocupan de que tengamos «agua limpia y sana para todos»… Si tenéis suerte de poder beber agua del grifo daros con un canto en los dientes(donde yo vivo,  el agua del grifo la utilizamos de laxante : un traguito y mano de santo, oye…).

Después de ver este vídeo, voy a tener problemas de conciencia con esto de las botellas ( uno más a la lista) y veo que no nos lo ponen nada fácil. Queremos ser respetuosos con el planeta pero , el sistema más que facilitarnos la labor lo que nos pone son trabas. Hasta hace poco, llegaba a casa con tropecientas bolsas de plástico. Ahora, ya poseo las suficientes bolsas recicladas ( en casa y en el coche) para no olvidármelas cuando voy a comprar. Menos plástico.

Con el agua, tendré que iniciar mi terapia de modificación de conducta y NO comprar botellas de plástico. Ni que decir tiene que debo clausurar mi colección de botellas de agua de vidrio y buscar alternativas como esta : Boxed Water .

No soy activista pero soy consciente y mi aportación es una minúscula gota de agua ( es que venía al pelo) pero…como decía Teresa de Calcuta, multitud de gotas de agua, forman un oceáno.

En el Día Mundial del Agua : Agua limpia y sana) para todos.