Las Bibliotecas de Íncipits.

BibliotcaTrinity College, Dublín (Irlanda)

Estos espacios, contenedores de conocimiento, pensados para que la población tuviera acceso a todo su contenido, pasan por un momento de replanteamiento.En el pasado, había información que sólo podías encontrar en una Biblioteca. Hoy en día, tenemos en nuestros ordenadores, el contenedor de contenidos más gigantesco del mundo.

Sin cambiar su esencia, como catalogadores y “cuidadores” de esos contenidos, las Bibliotecas evolucionarán en  las formas  y por tendencia social, convivirán con la tecnología.Y…seguirán siendo espacios contenedores de (más) conocimiento , abiertos a todo el que desee alimentarse de él. Y gratis. Maravilloso.

Íncipits, la novela (corta) que he publicado en el Blog, me condujo, de nuevo, al mundo de las Bibliotecas. He revivido aromas, silencios, nervios pre-examen, … Bibliotecas….Para Íncipits elegí tres de mi ciudad, Barcelona. Dos las conozco personalmente y doy fe que son preciosas .

La primera de ellas es la Biblioteca de La Santa Creu i Sant Pau. En el S. XV fue un Hospital. Después, pasó a ser Biblioteca. Es el lugar en el que se inicia el juego del Asesino del Íncipit.

biblio1

Hospital_de_la_Santa_Creu,_escala_Caritat

La Biblioteca del Dipòsit de les Aigües de la Universitat Pompeu Fabra. Preciosa es una palabra que se queda corta. Un antiguo depósito de agua, reconvertido en Biblioteca tras usos diversos.

bb2

bb3

Dipòsit de les Aigües

Fotos de Simón García

La tercera, que no conozco personalmente, es la Biblioteca Arús. Está como camuflada en la ciudad…Utilicé estas fotos para hacer la descripción de las escenas en las que aparece en Íncipits.

bb8

 

biblio10

 

bb5

Fotos de AnotherBCN

Estos son los tres escenarios en los que se mueve el  Inspector Eusebio Flórez.

Y ya que estamos de Bibliotecas, aquí dejo dos que no salen en Íncipits ( este asesino no me ha salido muy viajero) pero que son muy bellas :

biblio6

Kanazawa Umimirai (Japón)

Los arquitectos japoneses Kazumi Kudo e Hiroshi Horiba del estudio Coelacanth K & H (2011) diseñaron esta biblioteca pública con la fin de crear el entorno de lectura agradable.

El muro perforado, compuesto por miles de pequeñas aberturas, permite el acceso de la luz natural al interior del edificio.

biblio7

biblio8

 

biblio4

Stuttgart (Alemania )

Es una de las bibliotecas visualmente más atractivas y modernas construidas hasta la fecha.

 

biblio5

Su aspecto minimalista es obra del arquitecto coreano Yi Eun-young.

NB : Y… la de Harry Potter, por la magia…

biblio9

«Íncipits».

Esto es lo que se dice de mi novela corta «Incipits» que escribí hace cinco años…

Junio 2019 : Me voy a echar flores…

Mezclar literatura, metaliteratura, trama sociópata entre jefazos universitarios chupasangres manejando siervos psicópatas y nihilistas, con el desarrollo de la investigación policial de tres asesinatos, además de una gran idea, es, el caso, uno de los aciertos en la elección de lecturas de la temporada 2019. Impepinable.
Da miedo comentar algo más. Podría torpedearse de entrar estúpidamente al detalle con un desliz laudatorio. El autor, la autora, no lo merece. No miente y sabe contar mundos en 89 páginas. Se agradece la hayas mostrado, es pura lectura. Un saludo. Julio de entrescritores.com

Enhorabuena, lo he leído del tirón. Muy ameno, la historia creíble sin florituras, condensada sin espesura.
Gracias por este buen rato que me has hecho pasar.
Recomiendo su lectura a todo lector, no solo a los que nos gusta la novela policíaca.
Es la primera vez que leía la palabra ÍNCIPIT, consulto con el diccionario de la RAE y aparte del significado de la palabra veo que no tiene plural y se escribe igual para singular y para plural. Es solo por si puede interesar. Luis , de entrescritores.com

Respecto al íncipit en plural ( el título de la obra) ya tuve mis dudas cuando la escribía , incluso pensé en poner la «s» entre paréntesis «íncipit(s)» pero , finalmente, me decidí por esta acepción de la RAE :

íncipit. Latinismo procedente de la forma verbal latina incipit (‘empieza’), que se emplea en las descripciones bibliográficas, como sustantivo masculino, con el sentido de ‘primeras palabras de un escrito o de un impreso antiguo’. Debe escribirse con tilde por ser palabra esdrújula ( tilde2, 1.1.3). La pronunciación que le corresponde en español es [ínsipit, ínzipit], pero es frecuente oír la pronunciación latinizante [ínkipit]. Aunque por influjo de recomendaciones anteriores se usa todavía como invariable en plural (los íncipit), se aconseja acomodar esta palabra a la regla general y usar la forma íncipits para el plural ( plural, 1h y k).

Pasado este tiempo y ante estas nuevas críticas, he vuelto a leerla. No suelo hacerlo con lo que escribo pero esta vez, con los personajes ya olvidados le hice una re-lectura. Y me sigo echando flores : .Me he eganchado a lo que yo misma escribí hace cinco años. De locos, lo acepto.

Tendré que hacermelo mirar… ; – )

incpitfotoshop3

“Íncipits” es muy típica. Va de un asesino muy loco y un poli , a punto de jubilarse… Una novela corta de 88 páginas de nada. Un thriller. Un duelo. Libros y Bibliotecas.

incipitsbiblio

Para el que quiera, le apetezca o… se atreva…

Descarga en PDF

INCIPITS

 

NB : Si hay alguién de @NetflixES interesado… ; – )

 

 

 

Safe Creative /Registro : 1412092729087

 

Romance.

Photo by AbsolutVision on Unsplash

Ya sé que pensaréis que padezco algún tipo de obsesión. Sin conocerme, igual me tildáis de maniática, o neurótica, o esas otras etiquetas que utilizáis cuando algo no se ajusta a los parámetros normales. Pero a mí me da igual. Siempre he creído que nadie puede medir la normalidad. ¿Cómo van a hacerlo si todos somos diferentes?…

Mi diferencia, lo que me aparta de ese patrón de los seres humanos normales, es algo que no hace daño a nadie. Ni siquiera a mí misma. Al contrario, me reconforta. No entiendo por qué mi cuñada me mira de esa forma tan extraña cuando me apresuró a ubicar la pila de revistas de decoración, en el lugar exacto de la mesita de centro. ¡Me encanta la decoración!

Colecciono todas las publicaciones sobre el tema y me encanta dejar unos ejemplares con lo que más me ha llamado la atención en mi preciosa mesa de centro (es un antiguo telar restaurado). Mis cosas, deben estar situadas en las coordenadas exactas. En los lugares correctos. Soy yo la que determina cual es la posición de las revistas, los platitos incas, el jarrón japonés, las velas aromáticas, el mando de la televisión… Mis libros están ordenados por orden alfabético del autor y con un suborden por tamaño del ejemplar para no desequilibrar la armonía de la estantería… Mis víveres están clasificados por tipo y fecha de caducidad y todas las latas y envases deben situarse con las etiquetas en la zona frontal.

Todos los objetos están en dónde deben estar en La República Independiente de Mi Casa. Y cómo bien dicen los señores de IKEA, mi casa es m-i   c-a-s-a y si quiero tener el cajón de la lencería ordenado por tonos cromáticos y ocasiones de uso (para diario, para sexo, para la regla, para ir ceñida, para el gimnasio…), lo tengo. Y punto. ¿Qué más da? Así que cuando llega mi cuñada, de exuberantes piernas rematadas por tacones que joroban mi preciosa tarima y se sienta en mi sofá, no sin antes lanzar los cojines (que le molestan) aquí y allá, debo contar hasta diez para no volver a colocarlos en su sitio. Cuando se pone a manosear mis revistas que deja por encima de la mesa, encima de los platitos incas, me sumo en un estado zen para no lanzarme sobre ellas (las revistas) y volverlas a apilar en la esquina derecha del cuadrante inferior… Nunca consigo que esas técnicas de relajación surjan efecto y acabo marcando de cerca a mi cuñada, reubicando todos los elementos y sintiendo su mirada de “estás como una cabra” en mi nuca.

Y este extraño día que estoy pasando, me hace pensar que mi cuñada puede estar en lo cierto. He perdido la chaveta en algún lugar del camino…

Todo ha empezado esta mañana. He abierto el cajón de la cubertería para coger la cuchara de dimensiones perfectas para mi cappuccino, cuando he observado que había un tenedor en el compartimento de los cuchillos. ¿Qué hacía un t-e-n-e-d-o-r en el lugar de los c-u-ch-i-ll-o-s.? Es más, ¿Qué hacía un cubierto mal puesto en un cajón de mi cocina? Inmediatamente, he alargado la mano para coger el tenedor y ponerlo en el lugar correcto. He notado un leve tirón y una cierta resistencia por parte del tenedor, así que me lo he puesto a la altura de los ojos y lo he observado con atención. Lo he agitado en el aire y he comprobado que todo era normal. Cuando lo he dejado en el cajón, me ha parecido que el cuchillo se había desplazado hacia la derecha, así que también lo he colocado bien. Al cerrar el cajón, he oído unos sollozos tristes y desesperados. He mirado hacia el televisor, que creía que estaba apagado. Y lo estaba. Los sollozos se habían convertido en un llanto desgarrado y provenían del cajón. Parecía increíble, pero…abrí el cajón y el llanto cesó de repente.  El tenedor había avanzado posiciones y ya estaba con las cucharas. El cuchillo se había desplazado hacia el extremo del compartimento. ¡Qué raro! pensé en ese momento. Me habré equivocado al ponerlo antes– me dije mientras volvía a poner el tenedor rebelde con los otros tenedores…

Estaba dejando mi taza, perfectamente limpia, en la estantería de las tazas de por la mañana, sección colores fríos (me había decantado por la azul), cuando escuché unos quejidos entrecortados… y el llanto, de nuevo.

Abrí el cajón y se hizo el silencio. El maldito tenedor, había quedado perpendicular al hueco de las cucharas y los otros tenedores. Me enfurecí. El tenedor, por lo que fuera, se rebelaba al orden preestablecido. Me prometí concederle una última oportunidad –dijo el maestro Zen– y lo coloqué con una fuerza superior a la que era necesaria, en el puto compartimento de los putos tenedores. Y cerré el cajón con delicadeza, para evitar posibles desplazamientos no deseados.

Y venga el lloro… He pasado el día intentando olvidar el episodio del tenedor. He ido a comprar al mercado del barrio y cuando he llegado a casa, me he visto obligada a entrar en la cocina. Tenía que colocar los productos frescos en las repisas del refrigerador correspondientes (las había etiquetado con mi Dymo) y no podía romper la cadena de frío. Me he sentido aliviada al comprobar que sólo se oía el zumbido de la nevera. He organizado mi compra y he necesitado un cuchillo para cortar la malla de las naranjas. Cuando he abierto el cajón: ¡El tenedor con los cuchillos!

Si en algún momento se me había pasado por la cabeza que había algo raro en el cajón de mi cubertería, ahora se veía confirmado.

El tenedor se movía-autónomamente- por el cajón.

Pero lo que más me impactó de este descubrimiento, no es que se moviera… No. Lo más importante era que rompía mi estructura del orden de mi casa (“casa” incluye el cajón de la cubertería). Para comprobar mi teoría de que el tenedor tenía vida propia, lo cogí, le dije “Ahora verás” y lo puse en su sitio. Fue cerrar el cajón y oír los sollozos. Abrí el cajón y cogí, de nuevo, el tenedor insumiso, lo miré con asco y lo tiré al cubo de la basura. Alguien lloraba, cada vez con más fuerza, en mi cocina. Tenía que acabar con él. Bajé la bolsa de basura y la tiré al container. Satisfecha con mi acción de pura venganza hacia el tenedor, entré en la cocina. Ya no era un lloro, eran alaridos desgarradores…

No entendía nada. ¿No había exterminado al tenedor? Abrí el cajón y…tengo que ir más rápido. No me quedan fuerzas y el tiempo se acaba, por lo menos para mí.  Me he extendido demasiado explicando cómo he llegado hasta aquí y por qué tengo un cuchillo viviente (que no para de llorar desconsoladamente) clavado en mi pecho.

Ha sido un crimen pasional. El cuchillo y el tenedor se amaban locamente y no podían soportar estar separados. El exilio forzoso al que condené al tenedor despertó al monstruo interior del cuchillo, que se abalanzó sobre mí y se ha quedado insertado en el centro de mi corazón. Mi final está siendo mucho más terrible ya que el cuchillo solloza, grita y llora por su tenedor perdido.

El llorón era el cuchillo…

Noto que esto ya se acaba… Por lo menos, dejaré de oír a este cuchillo quejica…

Yo lo único que quiero, en estos segundos de lucidez, es dejar clara mi última voluntad.

Que este cuchillo sea entregado, como herencia, a mi cuñada.

Gracias.

Photo by Stoica Ionela on Unsplash

 

NB : Este es uno de los «Objetos Sencillos que tienes en casa»...

 

 

Matad al rojo.

Matad al rojo. La voz cavernosa le atravesó los tímpanos, ascendió hacia su cerebro y lo empapó de miedo. ¡Hay que matar al rojo, joder! . Los temblores se expandieron de sus extremidades superiores a las inferiores. Las manos le sudaban tanto que no era capaz de despegarlas de sus muslos. El corazón se aceleró y se hizo cada vez más fuerte. Ahora, oía la voz cavernosa lejos, casi ahogada por aquellos fuertes latidos. Pum, pum, pum, pum.

No hacía ni una semana que se había prometido no volver a caer. Cada vez era más peligroso… Casi lo habían descubierto y fue ese casi el que lo salvó . Hasta aquella maldita tarde, de aquel maldito día, de aquella maldita y puta vida. ¿Cómo había llegado a esa situación?. De repente, su corazón se volvió aún más estridente, un zumbido se apoderó de sus oídos mientras el estómago se le encogía y se retorcía hasta formar un nudo sólido que le apretaba las entrañas. Se acercaban e iban a por él. A por el rojo.

Cerró los ojos y esperó que llegara la muerte. Lo eliminarían del tablero de juego…

Los oyó murmurar ¡Qué mala suerte!. Apenas sin poder respirar, se atrevió a mirar: habían pasado de largo. El aire se escapó de sus pulmones mientras el alivio le inundaba.

Sólo quedaba uno.

Parecía el más peligroso. Era el de la voz cavernosa que no paraba de gritar “Matad al rojo” . Ya lo tenía pegado a la espalda. Oía su respiración agitada como si hubiesen instalado un amplificador en la habitación. El tiempo se detuvo por unos instantes: sobrevivir a esa partida era el único objetivo viable. Si lo mataban ahora… recordó el rostro amable de su esposa y la sonrisa de Junior que lo esperaba en casa en ese mismo instante. Junior, su hijo.Tenía que sobrevivir. Tenía que ganar.

Se concentró en la partida. Volvió a cerrar los ojos pero esta vez, para poder elevar sus plegarias al cielo. Su única posibilidad era rezar…Rogar.

Oyó el sonido del arma del enemigo. Vas a morir, rojo.

Cloc.

El dado cayó en el tablero y rodó hasta quedar suspendido en el borde. ¡Un cinco!¡Mierda!. Con cara de fastidio, el enemigo deslizó su ficha azul por las casillas del parchís, adelantando a una solitaria ficha roja a la que le quedaba un tiro de nada para asentarse en casa y casi, casi, ganar la partida.

Nada podía detenerlo. Iba a conseguir los 1.500€ que se amontonaban en el centro. Dio un trago largo a su cerveza y sonrió. Los cuatro se habían apostado la paga de horas extras a una partida de parchís. Un momento de chulería, un reto y la insistencia del de lavoz cavernosa , los había llevado al Bar del polígono y allí, en una mesa de plástico , los cuatro idiotas habían puesto en riesgo un mes de trabajo sin descanso y, en su caso,  la posibilidad de pagar los gastos ahora que su mujer se había quedado en el paro, la ortodoncia de Junior…casi a punto de irse todo al carajo…

Debía acabar con aquellas partidas de parchís. Había ido demasiado lejos. No podía seguir fingiendo que no le pagaban cuando perdía…y perdía siempre. Se juró que aquella iba a ser la última partida. Por la familia. Por Junior.

La última.

Agitó su cubilete rojo y lanzó el dado.

 

 

Te voy a llevar al huerto, again.

Ayer os hablaba de la triste desaparición de mi huerto urbano y que fue un elemento inspirador para escribir una novelita de 50.000 palabras (“Te voy a llevar al huerto”) de esas que se clasificaban como chick-lit, que no es otra cosa que una historia de amor, alrededor de un huerto.

Nunca suelo releer lo que escribo, pero, con los sentimientos a flor de piel por la autodestrucción del cajón de madera contenedor de mis hortalizas y verduras, lo he hecho en plan homenaje. La verdad es que me lo pasé en grande, escribiendo esta historia y me ha vuelto a pasar, leyéndola. No hay que olvidar que no soy imparcial…

La mayoría de textos sobre el huerto, son los que iba publicando en el blog, que se convirtió en la bitácora de la evolución de mis tomates asesinos, los ajos rebeldes, la lechuga Pepita, las guindillas contorsionistas o los diez cacahuetes. Estos posts se convirtieron en parte esencial de la historia.

También recuerdo la dificultad para escribir las escenas de sexo. No había manera. O las veía cursis, o demasiado realistas. Tuve que buscar el equilibrio… Costó lo suyo.

No sé el motivo por el que dejé que los personajes protagonistas se llamaran Calixto y Melibea. Aunque el tema de La Celestina daba para mucho, no me negaréis que son nombres inusuales en estos tiempos. Creo que hay unas 44 Melibeas en España y 1326 Calixtos… No obstante. introduje un personaje secundario que s ellama Paco, para compensar…

Al final, “Te voy a llevar al huerto” se convirtió en algo más que una historia de amor. Fue y sigue siendo, un entusiasta manual de cómo poner un huerto en tu vida. En la última parte de la novela, hay un decálogo para los futuros hortelanos urbanos. O un intento descarado, en diez puntos, de convencer a los lectores de que planten , ya, una tomatera en su terraza. El último punto dice:

10-. Como suele pasar con estas cosas, por mucho que te digan…nada es comparable a vivirlo. ¿Qué esperáis? ¡Plantad un huerto urbano!

Y, en plan autobombo, os  dejo aquí la novela,  por si algún valiente se atreve a que lo lleve al huerto…

Con ritmo ( y mosquitos).

 

Una de las cosas que más me gustan del verano, es poder leer al aire libre, debajo de un toldo que se mueve al son de la brisa y crea una melodía que es muy relajante.

Lo único es que está sensación tan placentera, deja de serlo a los 15-20 minutos en los que, parece ser, que el repelente anti-insectos, ya no hace nada a los mosquitos tigre que hay por aquí (yo creo que hasta los oigo reír) y me empiezan a incordiar con sus picaditas, aquí y allá.

Normalmente, aguanto unos segundos, antes de retirarme al cobijo de mi casa, sin mosquitos… Es por eso que aún tiene más valor, el tiempo que he estado sometida al expolio de los insectos, sólo porque el libro que estaba leyendo me tenía tan enganchada que prefería ser alimento de otra especie animal…

Esto se lo digo, directamente, a @StephenKing. . Él es el culpable de mis picaduras. Él y su libro “Quien pierde, paga”. Una novela, con tanto ritmo, casi de maratón de serie de TV , que me ha dejado indefensa ante el ataque de los mosquitos hambrientos.

Más narcisismo, imposible.

Cuando Sara contactó conmigo para que le enviara personalizada la novela corta “Lo mío con George”, me pasaron varias cosas.

La primera, la sorpresa. Me quedé sorprendida. “Lo mío con George” es una de mis obras compulsivas de hace cuatro años y pico… Digo “compulsiva” porque en ese tiempo, producía, con facilidad, relatos de corte romántico. Me lo pasaba en grande escribiéndolos, colgándolos en este blog y en webs de libros gratuitos, dejándolos ahí, en la inmensa red, libres, para que volaran solos… Y, de repente, una lectora, Sara, me pide la novela para regalársela a una amiga .

sara1

Tras la sorpresa viene la gratitud. Es una gran sensación saber que alguien te ha leído y que le ha gustado lo que ha leído. Y que lo quiere regalar.  Máximo placer. ¡Gracias, Sara!

Y, por último, apareció la necesidad de releer. Mis últimas incursiones en lo de escribir algo más que un relato breve para el blog, se han desviado por otros caminos. «La asesina del pollo«, «Íncipits»pretendiendo ser un thriller… Otro estilo, ya no me da por lo romántico…Además, ahora ya no soy tan impetuosa…Así que me enfrento a una tarea arriesgada: releer “Lo mío con George”, después de cuatro años y medio de haberlo escrito. ¡Ups! El tiempo que ha pasado, hará que mi valoración sea mucho más severa, estoy segura. Dicen que el escritor es el primer lector y quizás el más exigente…

sara2

Vuelvo a leer la novelita. Cambiaría cosas, redactaría algunas frases de otra forma, la cuidaría mucho más, pero… me gusta lo que leo. Me lo paso bien. Pienso que estoy como una chota. Sonrío …Resulta que soy un monstruo de la vanidad: releo algo que he escrito y me gusta.

Así que, gracias a Sara y a su amiga Beatriz, he recuperado «Lo mío con George»: el placer de compartirlo, la acaricia al ego de saberse leída, el que guste y … el que me haya proporcionado el placer del lector, aunque lo haya escrito yo! (paradójico)

Y lo admito, más narcisismo, imposible.

sara3

NB1 : No puedo evitar dejaros aquí el enlace de descarga en PDF : lo-mio-con-george

NB 2 : El texto está escrito de una forma que permite “personalizarlo”. Con un simple reemplazo automático en el Word, puedo hacer que la historia se convierta en “Lo mío con Brad” ( por ejemplo) y personalizar a la protagonista, para que sea el lector, directamente. Me pareció gracioso para regalar …

NB3 : Las fotos son de Sara ( gracias, de nuevo! ; – ) que lo imprimió, lo encuadernó y lo envolvió en papel violeta con lazo de plata  ( que tiene su significado en la novela… )

 

Low Writery.

En estos días de vacaciones…me ha vuelto a pasar.

He tenido un brote de hipergrafía…. En realidad, no he padecido “la inevitable necesidad de escribirlo absolutamente todo”, pero sí que me topé con mi proyecto fallido del último NaNoWriMo y, tras una lectura rápida, sentí la inevitable necesidad de acabar ese texto. Y lo he hecho este mes de agosto.

Al principio, era la historia de un escritor sin historias y, al final, se ha convertido en “Low Writery”, una novela corta o un relato largo, según como se mire.

Ahora viene el mejor momento del proceso: la libero y la dejo aquí, para que sirva de alimento a los habitantes de Leganon…

Descarga en *pdf

Low Writery

low

Sala de Personajes No Publicados.

s1

¡Joder! ¡Qué golpe!

Me levanté de la silla y me masajeé los riñones. También me dolía el culo. El coxis, para ser más exactos… ¿Qué había pasado?: estaba tranquilamente en mi casa, escribiendo, cuando una fuerza desconocida (y mucho me temo que sobrenatural) me succionó. Sentí que volaba a través de un túnel de luz y aterrizaba , violentamente, en el suelo de una sala…extraña.

Al recordar el “Túnel de luz”? pensé : “ El f-a-m-o-s-o túnel.” ¡Estaba muerto!

Pero no. No lo estaba…

Observé la sala en la que había aparecido como por arte de magia…Sillones confortables, mesas y sillas como si de una cafetería se tratase. Al fondo, una barra que me atraía como un imán. A medida que me iba acercando veía la fruta fresca, chocolate, bombones, croissants y galletas que olían como si estuvieran recién horneadas. Cogí una y, efectivamente, aún estaba caliente…Localicé una cafetera automática que me hizo un cappuccino delicioso en menos de 30 segundos… Aún estaba paladeándolo cuando entró una chica muy sonriente.

-. ¡Hola! ¿Eres nuevo, ¿no? Nunca te había visto por aquí. Soy Feli. ¿y tú?

Me sorprendió el tono cantarín de su voz y me atraganté al intentar contestar.

Err…Me llamo James, James Müller.

-. ¿Acabas de llegar?

-. Sí y…No sé dónde estoy…

Tranquilo, es normal. Nos ha pasado a todos.

¿A …todos? ¿Quiénes sois?

-. Somos los personajes no publicados. Aquí es donde nos envían, mientras el autor piensa que hacer con nosotros.

– ¿Me estás diciendo que yo soy un personaje de… ¿de qué?

-Mira, lo pone en tu ficha. Léelo aquí. – Me señaló una pulsera que colgaba de mi muñeca. No me había dado cuenta que la llevaba. – ¿Qué pone?

Protagonista principal. Novela “La increíble historia de un escritor sin historias” de Bypils. Inicio Noviembre del 2015. Inconclusa. En estos momentos en estado Inactivo.- Lo leí como sin creérmelo. Es más, aún hoy me cuesta creérmelo…

Uf! “Inactivo”. Eso significa que, de momento, te vas a quedar aquí por un tiempo. Yo de ti, me pondría cómodo. Igual te sacan un día, o dos, pero volverás…

Ya han pasado quince días desde que tuve esta conversación con Feli. Ella es la protagonista de un relato corto que se ha quedado en un cajón sin terminar. Es una mujer absolutamente feliz . Tan perfectamente feliz que el gobierno la ha secuestrado para analizar qué es lo que la hace diferente del resto de seres humanos adultos. Me comenta que en los últimos párrafos que había escrito el autor, estaban a punto de hacerle una biopsia de cerebro así que estaba encantada de estar en la Sala de los Personajes no Publicados. Es un placer estar con ella. Envidio su permanente estado de felicidad…

También me he hecho amigo del protagonista de una novela romántica que se vio confinado aquí el día al que la autora la abandonó su pareja. Es un hombre guapísimo y muy educado, pero con un punto salvaje, según su ficha . Feli dice que es el típico “chico-malo” que no lo es. Se llama Fabio y pudo ser el famoso Grey. Una pena que se le adelantaran…

Pero no todo es tan fantástico por aquí. También hay un tipo muy grande, de nariz torcida que es un personaje secundario de una novela de terror. El problema es que el autor murió antes de acabarla y nunca se llegó a publicar y el tal Teodoro Meat, se pasea por aquí, alardeando de que es capaz de descuartizar un cuerpo humano a cuartos, en menos de una hora. Va ataviado con un horrible delantal de cuero, manchado de sangre…Es un personaje – estereotipo, pero de los malos…

Feli me dice que, en esta Sala, los personajes no están activos así que Teodoro no puede hacerme nada, pero, aún así, me asusta.

La verdad, prefiero volver a la novela. No sé si la autora esta, Bypils creo que se llama, se dignará a continuar con su historia, pero, me temo, que empieza a ser una cuestión de vida o muerte.

Diga lo que diga Feli, ese tal Teodoro Meat me mira muy intensamente…

 

NB : James Muller es el pobre escritor que protagoniza la novela que inicié con el NaWriMo2015…Muy pesado…

Cocinando… #NaNoWriMo15

Este año, tampoco voy a ganar el NaNoWriMo. Por lo menos oficialmente…

Sólo lo he conseguido una vez, con “Te voy a llevar al huerto” (2012). El año pasado, con Íncipits” , el breve thriller del asesino de las bibliotecas, acabé en unas 80 páginas . Para que fuera una novela más “imponente” pensé en alargar pasajes con más descriptivos y más recreación de escenarios, pero…la historia se rebeló contra su autora porque no hubo forma de ampliarla. El circulo estaba definitivamente cerrado y no llegué a las 50.000 palabras…

En esta ocasión, con “La increíble historia de un escritor sin historias”, me ha ocurrido exactamente lo contrario. No llegaré al objetivo de 50.000 palabras en un mes, pero estoy en casi 38.000 y en la mitad de la historia. Necesito más tiempo…

NW15ESP

Extraoficialmente, siempre gano con el NaNoWriMo.

El auto-reto me obliga a buscar una historia, a esquematizarla y a escribirla. Lo que no hago por falta de tiempo y, también, por dispersión, entra en “Agenda” en el mes de noviembre. En definitiva, el NaNoWriMo me permite cocinar mi novela.

El pobre James Muller, el escritor protagonista con ínfulas de Stephen King de mi pseudo-novela, está ahora, guisándose a fuego lento. Pobrecillo… No encuentra nada de lo que escribir y , además, cree que le han insertado una batería ( o algo así) que hace que se descargue si no escribe. Ahora mismo, el tipo está fatal. Sé cuál será su destino porque la trama ya está configurada, aunque, admito, que puede haber alguna improvisación. Un poquito de sal y pimienta o una rectificación de vinagre…

No sé cuantas palabras tendrá “La increíble historia de un escritor sin historias”, pero ahí estoy, con el delantal puesto y la cuchara de madera. Y cocinando , gracias al NaNoWriMo… ; – )