#Encasa ( lo del futuro.)

Ya he decidido que no voy a hacer planes.

Ni uno sólo.

Me voy a dejar llevar por la ruta incierta de la pandemia y el confinamiento,  sin pensar en plazos.

Si algo ha quedado claro (para todos, incluida la OMS en la que una servidora siempre ha confiado ingenuamente) es que nadie sabe nada. Aún no ha habido tiempo de analizar los datos verídicos . La información de la que se dispone se basa en cálculos no homogéneos e incluso falseados/omitidos por temas geopolíticos de calado profundo.

Por otro lado, La Ciencia, la única religión en la que yo creo, necesita tiempo. Tiempo físico, de ese que vale oro y que es imposible comprar por mucho oro que tengas. La Ciencia y el tiempo, son los únicos factores que voy a tener en cuenta para planificar.

Así que, por ahora, estoy desplanificada.

Las fotos son de Maddi Bazzocco on Unsplash

#Encasa (lo de los marcadores temporales.)

Tengo varios marcadores temporales de esta realidad irreal que dura ya cinco semanas. Mientras estoy trabajando, escribiendo, ordenando, pintando, cocinando, mi mente se centra y es fluida en esto de evadirse. Eso sí, siempre que no esté oyendo los programas informativos con las cifras mareantes , el lío de las mascarillas , los opinólogos no epidemiólogos y a los políticos ineficaces, irrelevantes y marrulleros . Para todo ello, el mejor antídoto es la música, gran aliado de nuestra paz espiritual estos días…

Pero hay dos momentos que marcan mi tiempo: 1) las llamadas a los mayores de la familia que están solos y 2) el aplauso de las ocho de la tarde.

Cuando cuelgo el teléfono se inician las tareas del día.Cuando salgo a aplaudir ya lo estoy casi acabando…

Photo by Adam Nieścioruk on Unsplash

NB : Y me olvido de mi «pastillero»para mi medicación crónica. Último modelo con funda y los días de la semana primorosamente serigrafiados. Ahora es mi brújula…

#Encasa (lo de la rutina 2)

El tema de la planificación: sigo sin perfeccionarla. Hay una serie de tareas que marcan el inicio del día y que , dependiendo del estado de la situación , pueden trastocar mis planes porque…¡ tengo planes!  e, incluso,  antes de ir a dormir, pienso lo que voy a hacer el día siguiente.

Lo primero tras toda la rutina del despertar, es “la ronda de llamadas”. Y la duración de estas, depende de muchos factores, pero me pueden consumir un tercio del tiempo. Bien invertido, por cierto.

Después están los factores externos. Planificar limpiar los cristales o aceitar la mesa de teca ( porque el año pasado compre más aceite del que debía y lo tenía guardado) y…que llueva. Vale. O querer ordenar todos los cajones del despacho y que, antes de hacerlo, no encuentre la pieza fundamental del trípode de la cámara que siempre está en un lugar concreto e, inexplicablemente, durante el confinamiento, ha desaparecido de mi vista. Resultado: dos horas buscando la pieza sin éxito. Ni San Antonio, ni San Cucufato. Y de ordenar, nada. Más bien, desordenar. Y es que , enseguida, enlazo con la hora de cocinar.

La rutina de ejercicio es la más estable, junto con la ducha diaria y sacarme el pijama sí o sí. Sólo un día, deambulé estilo zombie y despeinada aunque,  como dice Mafalda, lo que tenía mi pelo es libertad de expresión…La verdad,  la experiencia no me ha compensado.

Por lo demás, van pasando los días y no hago nada de lo que tenía previsto, pero, a la vez, no paro de hacer cosas.

Eso sí, el momento de escribir estos posts #Encasa, ya se han convertido en obligatorios y, como ya preveía, totalmente terapéuticos.

Gracias!

#Encasa ( lo de la rutina)

Confinamiento

He incumplido casi todos los consejos de los expertos. Las rutinas me funcionaron los primeros días, pero, después, he estado actuando en modo hiperactivo. He atacado armarios, cajones y estanterías de forma compulsiva. En plan atracón. No he tenido en cuenta los consejos amigos : planificar todo ese “orden y concierto”  por días o semanas. Cada día, una cosa. Y una agenda. Tranquilamente.

Lo intentaré de nuevo…

Dentro de mis futuras rutinas, quiero escribir en el blog. He dudado durante estos días porque me cuesta no pensar que frivolizo si lo hago en un tono humorístico o si me da por la ciencia ficción (como ha pasado con muchos de los relatos que me gusta escribir y ahora me parecen, eso, frívolos ).Hay muchas personas pasándolo realmente mal… Pero voy a hacer caso a mis consejeros espirituales : un post es terapéutico para mí y espero,  que para los que se dejen caer por aquí en estos tiempos difíciles. Ya tengo una lista de ideas. Y , la propia lista, ya ha sido terapeútica.

 

Por suerte, hay cosas que me marcan mi espacio-tiempo, como son las horas de las comidas y, también, el aplauso de las ocho de la tarde.

Respecto a la cocina: ha surgido en mí una faceta insospechada que es de planificación y de coordinación de menú. Y me sale bien. Algo es algo.

Photo by Neha Deshmukh on Unsplash

Respecto al aplauso : En estos últimos días, he aplicado tecnología para multiplicar el efecto. Salgo con mi altavoz inalámbrico supersónico y una pista de aplauso que dura 5 minutos. Es un gran momento de conexión humana . Es sentimental y también adrenalínico. Es de agradecimiento y de esperanza. Me gusta como me siento en esos minutos.

Photo by Daniel Lincoln on Unsplash

Es la hora exacta del día en la que, de verdad, creo que todo va a salir bien y que podremos con esto.

NB : Para el siguiente post, la idea es : Ver la tele en tiempos de confinamiento.Por si alguién tiene alguna idea.

El espíritu esconde-cosas

En mi cocina,  hay un ser paranormal que me esconde las tapas de los tuppers…

Siempre he pensado que ese fantasma, ronda por mi casa para hacerme pequeñas trastadas…

tuppers

Esa cosa que vive en mi casa, también desapareja calcetines.

Tengo calcetines desparejados, en un cajón especial “sólo” para esos pobres calcetines.

Y no acaba aquí la cosa.

También me esconde las llaves. Aunque he utilizado técnicas y amuletos para no tener que pasarme un ratito buscando las llaves antes de salir, siguen haciéndolo de vez en cuando. No consigo neutralizarlo del todo…

llaves

Este ente diabólico , que juega a hacerme perder el tiempo, aparece en muchas casas. Seguro que mientras lees esto, piensas en ese pobre calcetín que tienes desparejado y que está en un cajón condenado a una vida solitaria. Pero ya hay mentes brillantes haciendo algo. La empresa se llama THROX y venden tres calcetines al precio de dos. Uno es de recambio…

legsflash

Él nunca lo haría.

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Una mala mañana.

Pobre bocadillo.

Yo he visto este bocadillo a las ocho de la mañana. Estaba, ahí, en el suelo .

Pobre persona humana.

Me imagino el momento matinal, cuando uno tiene el “hambre del bocadillo”, a esa hora de siempre… Ese instante en el que alargas el brazo y coges ese manjar que 1) te ha costado muchísimo preparar con esmero ( a primera hora de la mañana, hacer el bocadillo tiene su plus de esfuerzo) o 2) te han preparado con todo el cariño del mundo y …sólo por eso sabe mejor.

Sí, una mala mañana la tiene cualquiera…

Ese bocata no estará en su lugar.Esa persona vivirá un momento de angustia. ¿Y el bocadillo?

Y el bocadillo está, aquí, tirado en la calle… Envuelto con primor pero …abandonado…

 

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Corazón de madera.

Me voy encontrando corazones por el suelo.

Cada vez, hay más.

Hay que ir con mucho cuidado, no vayas a pisarlos.

Hay corazones rotos y otros, contentos. Enfermos, enamorados, solos, felices, grandes y pequeños. Incluso, hay corazones negros.

Lo que nunca había visto era un corazón de madera. O de tronco. O de árbol. O de vida…No sé cómo llamarlo…

Casi me hace tropezar…Me lo he encontrado, a mis pies y le he hecho una foto.

wood

Ya pueden cortar el árbol que él sigue enraizado.Presente.

Es un corazón de madera , tozudo, unido a la tierra.

Apabullante.

1.       Apabullar : tr. coloq. Confundir, intimidar a alguien, haciendo exhibición de fuerza o superioridad.

Calor apabullante…

Y es que estos últimos días,  la temperatura confunde e intimida… Los trayectos son más largos y pesados, también el aire es más denso y el sol…El sol está narcisista y deslumbrón…

Todo el mundo repite  : ¡Qué calor!

Un calor apabullante haciendo su exhibición de fuerza y superioridad…

 

Si soy sincera, más que la situación lo que lo hace apabullante son las circunstancias.

Este apabullador profesional , mutado por el cambio climático,  no tiene el mismo efecto en una playita de Formentera con una bebida helada y en un estado de remojo continuo en esas aguas cristalinas. O, por ejemplo, a la sombra de un árbol de follaje denso, al pie de un riachuelo, en el que se balancean tus pies, fresquitos. O , debajo de una gran porche sombreado y bendecido por una brisa fresca ,en una hamaca , con un café con hielo y un buen libro entre las manos…

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En esas situaciones, su efecto apabullador se desactiva, hasta casi desparecer. Es un calor distinto. Es calor pero ya no es apabullante…

Hecha esta reflexión me he dicho que podía intentar engañar a mi mente .Si le doy una sobredosis de imágenes refrescantes, es posible que pueda neutralizar al apabullador.

Eso y la indiferencia…Hacer como que no está.

¿Un heladito?

El Plan Perfecto.

Un plan es una intención, un proyecto.

plan Mafalda

Cuando “haces planes” pones en marcha un número muy interesante de conexiones neuronales que se dedican a ubicarte en el espacio, a calcular tiempos, a visualizar el futuro…

Las planificaciones más placenteras son las de un viaje. En ese paso, disfrutas, de antemano, de la experiencia que proyectas ( o crees que sentirás) visitando esos nuevos lugares . Planificar es un placer.También hay un tipo de plan más sencillo, alejado de viajes, fin de semana o vacaciones…Más cotidiano. Por ejemplo: Tener una tarde libre de responsabilidades.

Cuando sabes que dispondrás de ese privilegiado tiempo sólo para ti, planificas con mucho entusiasmo. Son cosas sencillas (no grandes planes) : Comer en ese lugar al que nunca puedes ir porque sólo a ti te gusta el vegetariano, darte una vuelta por tus tiendas preferidas, ir a la pelu, un baño en la piscina…

No importa el plan . Las imágenes se suceden en tu cerebro, coordinadas y perfectamente sincronizadas. Te visualizas haciendo todas esas cosas sencillas que planificas… Es , o eso te parece , el Plan Perfecto.

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Pero… un Plan es Perfecto sólo cuando se cumple y… ¿Por qué suelen salir mejor las cosas que no planificas?…Este es uno de esos misterios al que espero que algún día alguien encuentre una respuesta. De momento sigue siendo,  eso, un misterio…

En estas última semanas, se me han desbaratado unos cuantos “Planes Perfectos-de-lo-cotidiano”. Una llamada problemática, una avería doméstica, una noticia inesperada… Cosas , también cotidianas, que han hecho saltar por los aires todos mis planes…

Y ayer, volvió a pasar. Planifiqué. Creí que tenía el “Plan Perfecto” pero este se desvaneció en unas cuantas de las acciones que formaban parte del propio plan y que tomaron direcciones no previstas.

Así que ahora estoy en busca de un plan que se cumpla.

No soy ambiciosa.

Un plan pequeñito. De una tarde o unas horas pero…que se cumpla.

Ese será, sin duda, el Plan Perfecto.

frase

 

Una onironauta en potencia (IV).

Como os he ido explicando, he seguido anotando cuatro líneas de los sueños que recuerdo al despertar. Pocos son los que me quedan…En realidad, escribo sobre ese fragmento final que recuerdo que se evapora como por arte de magia…He pensado que el cerebro podría aplicar ese mismo sistema de borrado para la tristeza pero… parece ser que la necesitamos para algo. Los sueños, para mí, son como fragmentos de material desechable que no interesa almacenar. No me extraña…

Estoy acabando ya el libro , en el que he llegado a la fase de poder adoptar otras formas y otros cuerpos y todo me suena a charlatanería pero no puedo evitar, la curiosidad de lo que viene que es:  «La Planificación del Sueño», o sea, inducir a mi cerebro para soñar lo que yo quiera… Y, claro, no me lo creo… Sí que creo que estoy entrenando a Tito ( ahora lo llamo así, porque cerebro me parece un poco frío) para hacer cosas que , no sé , la verdad, para que pueden servir.

De vez en cuando, hago mi gesto de contarme los dedos de la mano, para dar a Tito,  la información que estoy en la realidad… Como no me cuesta nada… Apunto , si puedo, el instante de sueño que almaceno pero no voy a interrumpir mi buen dormir para cazar la Fase REM y experimentar con eso… Dormir de un tirón y sin sobresaltos son , para mí,  indispensables para una buena salud.

Y , entonces, en mi escepticismo total con esto de los sueños lúcidos , va y me pasa lo de los dedos y…tiene un punto chocante. Te impacta, vamos.

Hace unos días escribía en este blog :

  • Confirmación de la realidad. Consiste en crear una señal que me indique que estoy en la realidad y no en un sueño. Esto sirve para en el caso de que esté aproximándome a un sueño lúcido, y tenga dudas de ello, debo hacer el “tip” elegido. He avisado a mi entorno cercano de esto que hago para que nadie dude de mi cordura: cuento los cinco dedos de la mano izquierda. La hipótesis es que, en el sueño, veré mi mano rara, o tendré más dedos, o ninguno, o vete tú a saber, pero no me los podré contar normalmente. Teóricamente, sabré que estoy en el sueño. Así que si veis a alguien haciendo esto en el supermercado, igual soy yo…; – )

Esta semana, en uno de mis sueños locos, me he contado los dedos de la mano izquierda para comprobar mi estado : onírico o en vigilia. Pues la cosa es que los conté y me salieron seis. Como no di crédito ( en mi propio sueño, eso es lo raro) los volví a contar y sí, tenía seis dedos en mi mano… Supe, al instante, que estaba soñando y, como la vez anterior, la sensación fue extrañamente intensa y…potencialmente adictiva.

Y , la otra variable que me parecía bastante improbable era la identificación de un espacio, un escenario o paisaje que es recurrente en los sueños. O sea, un espacio onírico que se repite. Creía que no pero, sí, lo tengo. En varios de los apuntes que tengo, me ubico en un lugar en el que hay mar. Siempre es el mismo lugar pero desde diferentes perspectivas. Las calles son estrechitas y encantadoras, muy isleñas. Me parecen de otra época. Hay muchos arcos de piedra, como miradores, desde los que se ve el mar. Casi siempre lo veo… Debo agradecer a Tito que, por lo menos, el espacio que me ha fabricado sea tan bonito…La sensación al descubrir que voy a menudo por allí cuando duermo, también ha sido impactante. Y es el nivel de asombro que me produce el que me hace continuar indagando…

Lo he comentado a personas de mi confianza ( y que me quieren) y me aconsejan que lo deje… ; – )