Tras meses de travesía, el grupo encontró una colina que les podía resguardar del fuerte viento. Cada vez les costaba más avanzar así que, aquel pequeño montículo les pareció una fortaleza milagrosa.
Cuando se acercaron a su base, el guía les hizo la señal de alto. Todos se pararon al instante y guardaron silencio. Observaron lo que el guía les señalaba : situada en el centro, había una extraña superficie lisa de unos cuatro metros de altura y dos metros de ancho.
Limpiaron el acceso y descubrieron una placa metálica : Búnker Apicio.(1*)
Nadie sabía que significaba la palabra “búnker” ni tampoco, “Apicio”. ¿Sería bueno o malo? Tocaron y golpearon la placa y la gran losa que parecía una puerta, pero no se abrió.
Una fuerte ráfaga de viento les empujó con tanta fuerza que uno de los niños cayó al suelo. El guía les advirtió : tenían que resguardase detrás de la colina. Mientras el grupo se movía lentamente, el niño se había levantado para seguirlos, pero se quedó parado delante de la placa. Le fascinaban las letras.
La B de Búnker y la A de Apicio estaban grabadas a más profundidad, creando un surco con la silueta de la inicial. Deslizó el dedo, trazando primero la B y después la A. Se oyó un chasquido y la puerta se deslizo hacia los laterales , abriéndose completamente.
El niño gritó, alertando a los demás. Volvieron sobre sus pasos y se quedaron inmóviles delante de aquella gran abertura. La oscuridad y la profundidad que se intuía les asustaba, pero otro golpe de viento cada vez más huracanado, les hizo tomar la decisión.
Cuando entraron, se activó una luz blanca y radiante que contrastaba con sus ropas ajadas y sucias. Al principio, deslumbrados y en shock no acertaron a entender lo que estaban viendo.
Metros y metros lineales de estanterías blancas, repletas de cajas con memorias externas. Salas dispuestas como bibliotecas. Zonas con grandes pantallas y material audiovisual , un área habitable con duchas , camas y, finalmente, una gran cocina comedor con una despensa refrigerada.
Resguardarse del viento y dormir en un lugar seguro, les hizo entrar en un estado de júbilo eufórico. Se repartieron las camas , se asearon y se pusieron la ropa limpia que encontraron en un armario. Parecían un ejército uniformado de blanco y negro, con pantalones de algodón con goma y chaquetas de cierre cruzado con pequeños botonesy un bordado en la zona del pecho con la palabra Apicio .
Horas más tarde, después de curiosear las instalaciones , el grupo se había tranquilizado. El guía los reunió delante de una de las pantallas más grandes y les hizo acomodarse en las sillas que había en la sala.
Pulso un botón y , de repente, en la pantalla apareció un rostro. Pertenecía a un hombre de pelo cano. En la parte inferior un rótulo lo presentaba : Doctor Albert Tirel, Director del proyecto Apicio. Mayo del 2021
Se oyó un murmullo en la sala. ¿2021? El grupo había llegado a aquel lugar , en el mes 3 del año 2371. Habían pasado trescientos cincuenta años…
El mundo no había desaparecido, pero ya nada se parecía al planeta en el que vivieron los habitantes del S.XXI.
Las múltiples ciudades sumergidas bajo las aguas, las temperaturas extremas, las tormentas y los fenómenos meteorológicos desastrosos provocados por el calentamiento de la tierra, habían cambiado drásticamente las condiciones de vida .
El planeta colapsó.
Sobrevivieron 1.000 millones de personas que recorrían la tierra, buscando zonas donde establecerse y volver a empezar. El guía era el líder de un pequeño grupo de cincuenta de esas personas .
Desde la pantalla , el Doctor Tirel miraba a la cámara fijamente con una expresión sobria. El silencio se hizo más intenso. Una voz profunda los sobrecogió :
“Si estáis viendo esta grabación es que los sistemas de energía solar han funcionado y hay energía. No sé de dónde procedéis ni en qué tiempo futuro viviréis. Espero, por el bien de la humanidad, que no hayan pasado demasiados años y hayamos podido minimizar el desastre, pero, sea como sea, estáis en el Búnker Apicio.
Nos inspiramos en el Banco Mundial de Semillas de Svalbard y su proyecto de preservar la biodiversidad de los cultivos, almacenando millones de semillas, que nos permitirían volver a alimentarnos después de una catástrofe mundial.
Así que decidimos crear nuestro propio Banco Mundial de Recetas. Me gusta pensar que es un Arca Gastronómica. Un lugar en el que encontraréis un fondo exhaustivo de conocimiento sobre la gastronomía de todos los países que conformaban el planeta en el 2021.
La construcción de los búnkers fue complicada. Tuvimos que identificar las zonas idóneas dónde poder excavar y preparar las cámaras estancas con un rango de temperatura de 17 ºC a 21 ºC y una humedad relativa del 45 -65 %. Hay 23 repartidos por todo el mundo y preparados para que se puedan intercomunicar si los suministros de energía no han fallado.
Cada uno es una estructura segura de más de 3.000 m2 , organizada en diferentes áreas. La más importante es la biblioteca que dispone de una recopilación de millones de recetas culinarias, desde la más antigua a la más moderna.
En el inicio del proyecto, El Arca Gastronómica nos parecía una misión divertida, casi lúdica. Más de 3500 personas de todas las nacionalidades y países se movilizaron recopilando material en formatos digitales. Ante un futuro incierto y previendo una posible falta de energía para activar los dispositivos , transcribimos toda la información y la imprimimos en papel para almacenarla en la Biblioteca.
Al principio, no había urgencia en nuestra actividad y nos dedicamos a ello con esmero. No sólo consignábamos las recetas , también los aspectos más cualitativos de la gastronomía . Describíamos exhaustivamente los ritos y los matices sociales y afectivos del acto de comer.
Este es un aspecto esencial de esta Arca Gastronómica : la diferencia sustancial entre alimentarse y comer. No sólo hemos querido que tuvierais la mayor recopilación de recetas del mundo, para preservarlas en el tiempo, también hemos querido salvaguardar el rito escénico, el ritual sentimental que supone comer .
Y para comer, hay que cocinar.
Comer y Cocinar. La belleza de estos actos los convierte en arte.
Cocinar y Comer. Algo hermoso que requiere de la comunidad, de los otros .
No podíamos dejar que se perdiera todo lo que hemos aprendido.
Demasiadas voces alertan sobre el desastre inminente, la llegada al punto de no retorno climático, pero nadie les hace demasiado caso. Nosotros, sí. Así que hemos trabajado sin descanso para dejar todo listo y en tiempo récord.
Desgraciadamente para todos nosotros, el concepto de Arca tiene más sentido que nunca.
Además del Fondo de Conocimiento, hemos construido zonas habitables para que todo aquel que llegue a uno de los Búnkers Apicio, pueda vivir con un cierto confort. No podía faltar una cocina , un comedor y una despensa para que podáis experimentar el arte de la gastronomía.
Tenéis a vuestra disposición una fuente de conocimientos de gran magnitud, pero antes de indagar o sumergirse en profundidad, os aconsejo que elijáis una receta , una cualquiera y que os vistáis de cocineros con las filipinas (2 *) que os hemos dejado en los vestuarios y… cocinéis .
Tomaros vuestro tiempo y deleitaros.
Cocinad y comed.
Bienvenidos.
La imagen de la pantalla se congeló. Había muchas más grabaciones, pero el guía consideró que el grupo estaba exhausto y desconectó el dispositivo, aunque, cuando los miró, no le parecieron cansados. Se miraban unos a otros , señalando sus chaquetas.
Sonreían y hablaban entre ellos.
En el largo camino , al grupo no le faltó nunca nutrientes. Tuvieron acceso a las proteínas animales y vegetales, a los carbohidratos , a los lípidos, a los minerales, a las vitaminas y al agua, pero el acto de comer desapareció , al igual que el arte de cocinar. Se convirtió en una mera acción de supervivencia .
Querían elegir una receta y cocinar, le dijeron al guía.
No fue difícil escoger . Uno de los integrantes del grupo, siempre explicaba historias que les ayudaban a dormir. En especial, una historia de sus ancestros , en los que una mujer anciana, elaboraba un plato que curaba las tristezas del alma . Cada semana, el día siete, la familia -que era el nombre que tenían los grupos de antes del desastre- se reunía alrededor de una mesa y comían fijeos a cazola. Era el único nombre de un plato que conocían y…todos querían curarse el alma.
Cuando por fin encontraron el dispositivo buscador de recetas, introdujeron el nombre y , en la pantalla, aparecieron multitud de resultados, pero había una receta de palabras muy similares: Fideos a la cazuela/Fideus a la cassola.
Un vídeo les indicaba los ingredientes que debían seleccionar de la despensa, las cantidades, las formas de cocinado y el tiempo.
El grupo se organizó y bajo la dirección del cuenta-historias fueron ejecutando todos los pasos de la receta en una coreografía perfecta. Hubo que repetir alguna elaboración hasta que tomaron el control de la cocina, pero , poco a poco, consiguieron armonía y un sinfín de aromas increíbles empezaron a inundar la estancia: el lento sofrito de cebolla, la evaporación del vino , el ajo y el perejil intensos en su dúo.
Los colores se mezclaban, el verde del pimiento y el rojo del tomate. También los sonidos eran maravillosos: los cuchillos cortando en juliana, el chisporroteo de la costilla de cerdo y la salchicha en la cazuela, la vibración del agua hirviendo…
Lentamente, al ritmo del cocinado, el grupo se introdujo en una burbuja placentera. Hacía muchos meses que no sentían algo así. Una mezcla de buen humor , alegría y emoción.
Los que preparaban la mesa, en el comedor, también se sentían estimulados por las fragancias que llegaban de cocina y se afanaban en dejar una mesa perfectamente preparada para el acto de comer.
Mantelería, cubiertos, copas de cristal y flores en el centro de la mesa.
“Los fijeos”- pidió el cuenta-historias. El niño que había descubierto como abrir la puerta del búnker, le entregó un paquete de fideos, haciendo una reverencia ceremonial que hizo reír a todos los cocineros.
En las cazuelas, los fideos se iban impregnando de sabores , borboteando , mientras transcurrían los diez minutos de gloria de la cocción.
Emplataron, tal y como se indicaba en el video, abrieron las botellas de vino y agua y se sentaron a la mesa.
Todos estaban en silencio, mirando con reverencia aquel plato que tenían ante sus ojos. Paralizados ante unos fideos…
El aroma invadía el comedor.
Se oyeron suspiros y el tímido tintineo de los cubiertos. Más suspiros. Los sonidos débiles contra el plato se intensificaron. El murmullo dio paso a la conversación y a las risas. También lloraron. Hubo a quien le embargó la emoción al degustar aquellos sabores maravillosos.
Todos juntos, a salvo del viento.
En el Búnker Apicio, en algún momento del 2351, un grupo de personas , vestidas de cocinero, están comiendo fijeos a cazola.
(*)De Re Coquinaria, conocido como “el recetario de Apicio” , es el primer recetario de cocina escrito y un referente cultural único. Su autor es Marco Gavio Apicio ( 25 a.C)
(*) Al uniforme de los chefs y cocineros se les llama filipina . Durante un evento gastronómico realizado en Francia en el año 1924, participaron cocineros Filipinos vestidos con una camisa tradicional del país que se llamaba borang tagalog . Augusto Escoffier, un famoso cocinero francés se inspiró en ese traje y lo modificó en una camisa de algodón que se llamó “ filipina” .
Con todos los ingredientes y una perfecta planificación temporal y de infraestructura, intenté ( remarco el verbo intentar) hacer las piruletas de yogurt helado que os comentaba ayer.
Eran algo así…
Bien, no di con el punto de “consistencia” adecuado ( y mira que fui añadiendo yogurt artesano -buenísimo- y piña helada ( la congelé el día antes) pero…ni así. Todos los ingredientes, eran apropiados. La piña , dulce. La miel, casera…
Mi gozo en un pozo que no en una piruleta.
Al final, ya renunciando ( por lo menos en este intento) a la preciada y preciosa piruleta, utilicé un molde de silicona para hacer bizcochitos y …
Admito que esto se puede considerar como «fail» en toda regla de las piruletas… ; – )
Ahí estoy, entre los efluvios del aroma del chocolate caliente, preparando un postre de esos de dejar boquiabierto…
El experimento me hace ir catando el producto, vía dedos, vía cucharilla para acabar con los retos del chocolate caliente… Eso ha sido lo más positivo de esta experiencia porque el chocolate es … difícil de manipular. Gotea, se filamenta y deja todo hecho perdido.
Hasta el momento de hacer “desaparecer” el globo, he pensado que todo iba bien. Incluso, he puesto celo en la zona del nudo para que no explosionara y se ha desinflado correctamente pero… el globo se ha quedado fusionado al chocolate (los 40 minutos de frigorífico son insuficientes, advierto).
Visto en la cruda realidad, y aunque he lavado bien el globo antes de iniciar este experimento, hay algo que me perturba en esta imagen de plástico-choco-fusión…
Aunque …he pensado que esto, más que un fail es una deconstrucción.
“La deconstrucción consiste en utilizar y respetar armonías ya concebidas y conocidas, transformando la textura de los ingredientes, así como su forma y temperatura, manteniendo cada ingrediente, para incluso incrementar la intensidad de su sabor”. ( Ferran Adrià.)
Yo creo que he conseguido deconstruir el globo, completamente….
El día 31 de Octubre, por la noche, algo vamos a celebrar. Llámalo Castanyada, llámalo Halloween, llámalo Magosto, llámalo Samain… Llámalo como quieras , la cosa es que hay una fiesta ( un party) y para los españoles, eso es sagrado… En Cataluña esa noche que precede al Día de Todos Los Santos y Día de Los Difuntos ,se salda con una juerga a la vera de las castañas tostadas , los boniatos y los deliciosos panellets. El origen de esta tradición proviene de la Edad Media . Los «campaneros» esa noche , hacían repicar las campanas para recordar a los difuntos. Dicen que , entre el frío y la energía que se consumía en el campanario, comían castañas para reponerse y recuperar fuerzas. Más adelante, la gente de los pueblos se acostumbró a congregarse cerca del campanario, donde asaban las castañas . Ya os digo, que nos va lo del mambo.Las mujeres hacían pequeños pasteles ( panellets) que aportaban a la reunión.
La tradición llegó a mi persona que ha ido celebrando esta fiesta en todas las etapas de la vida.Las castañadas van cambiando de registro a medida que te haces mayor. De niño, la juerga nocturna es toda una aventura ( además mi madre hace los mejores panellets del mundo!). De joven, la noche es eso, joven y las castañas son pardas. Ya más entrado en años, se concreta en cenas con amigos y en el postre, los inevitables ( y fantásticos) panellets…Las cosas , de la Edad Media a los tiempos actuales, ha ido cambiando y » la castanyada» popular se empieza a mezclar con otras fiestas y otros códigos. Es posible que este año, comamos las castañas con un disfraz de algo siniestro ( El de Scream?) y decoremos la mesa con una calabaza iluminada.
La fiesta de Halloween ( All Hallow’s Eve – Víspera del Día de Todos los Santos)dicen que proviene de una tradición celta ( los irlandeses la introdujeron en Estados Unidos). Simplificándolo mucho, la noche del día 31 de Octubre, era el momento en el que los muertos podían contactar con los vivos. Para «ahuyentar» a esos espíritus, ponían objetos aterradores ( calaveras, huesos, etc..) con el fin de que pasaran de largo y, en otros casos, dejaban en las puertas dulces, comida ( podían ser calabazas)para que los muertos estuvieran contentos y los dejaran en paz… De ahí, las claves de Halloween : la decoración siniestra, la calabaza, y el Truco o Trato ( Caramelo o Gamberrada).
El carácter fiestero del pueblo español y su gran capacidad de fusión, han conseguido integrar perfectamente, todas las costumbres ( mientras la cosa sea, disfrazarse y jolgorio, por nosotros , no hay problema). Esto hace que algunos se planteen conservar nuestras «costumbres ancestrales» y huir de las modas yanquis. Pero, en algún momento se van a topar con algún Halloween.
Así que el 31 de Octubre se van a reflejar los tres grupos :
1)Los más puristas, se dedicarán en cuerpo y alma a la tradición local. No les gusta Halloween.
2)Los Halloweeneros , se disfrazarán y verán toda la noche calaveras y murciélagos ( les da igual si hay o no castañas)y finalmente,
3) Los fusionistas, se hartarán de castañas y panellets, vestidos de Don Diablo o Bruja Pirula, mientras las calabazas lucen encendidas . Cualquier opción es válida .
Al día siguiente, es el De Todos Los Santos ( la Iglesia Católica decidió agrupar a los Santos menores en un día , ya que había más Santos que días en el calendario), por lo que podeís felicitar a todo áquel que se cruce en vuestro camino : es su Santo…
Además, es el Día de los Difuntos. La gente va a los cementerios , en tropel, y compra flores horrorosas .Yo no lo practico ni lo he practicado nunca.Me parece un excedente anacrónico de otros tiempos en los que los valores de la Iglesia Católica campaban a sus anchas por el país. Pero…aún queda algo. Los cementerios se llenan y hay sentimientos muy delicados en danza, así que cada uno que haga lo que le haga sentirse bien.
Resumiendo :
Felicita a todos los que se crucen en tu camino.
Con castañas o calabazas o con las dos cosas, celebra.
A continuación : Vídeo de como hacer la calabacita y la receta de los Panellets.
Receta de los Panellets :
400 g almendra pelada y rallada
300 g azúcar
200 g patata “seca”
ralladura de un limón
1 cucharadita de café soluble
100 g coco rallado
200 g piñones
Lava bien una patata que no sea nueva (no debe ser acuosa) hornéala entera y sin pelar (puedes envolverla en papel de aluminio para evitar que se dore). También se puede hervir entera y sin pelar, solamente si está muy sana y no va a tomar agua o, si dispones de microondas, en 3 ó 4 minutos tendrás la patata lista. Pélala caliente y pásala por el pasapurés o cháfala muy bien con un tenedor. Mézclala con la almendra rallada, el azúcar y la ralladura de limón (sin rallar la parte blanca), primero con una cuchara y luego con las manos muy limpias. Forma un cilindro y guárdalo, en el frigorífico, envuelto en una lámina de plástico o en una bolsa de plástico limpia. Podrás continuar al cabo de 6 ó 10 horas cuando se haya endurecido por el frío. Esta es la masa básica.
Para hacer las distintas variedades de panellets sólo hace falta porcionar la masa y añadir otros ingredientes:
Panellets de café: en un cuenco pequeño añade, a ¼ parte de la masa (endurecida por el frío), un poquito de café soluble en polvo, mezcla, forma un churro largo y estrecho y ve cortando trocitos (del tamaño de una albóndiga más bien pequeña). Moldea rápidamente con las manos una pelotita y hazle un corte en el centro a modo de grano de café.
Panellets de coco: en un cuenco pequeño añade, a ¼ parte de la masa, coco rallado, quedará la masa más bien aspera. Forma un churro largo y estrecho y ve cortando trocitos (del tamaño de una albóndiga más bien pequeña). Forma la misma pelotita y, apretando con los dedos, dales forma de seta con su tallo (se colocan con el tallo hacia arriba). No tienen que quedar perfectas (las setas no lo son), las grietas que aparecen se dorarán ligeramente y quedarán muy bien.
Panellets de piñones: son los más clásicos y apreciados, puedes hacerlos con la mitad de la masa. Bate clara de huevo cuidando que no haga espuma y mezcla en ella los piñones . Con las manos llenas de piñones (mojados en la clara de huevo) toma las mismas pelotitas y continua dándoles la forma redonda mientras se van incrustando ligeramente los piñones en la masa. Esto se hace con las manos sobre el mismo cuenco donde están el resto de los piñones pues se van cayendo de las manos.
Se puede hacer cualquier otra variedad de panellets adornándolos con trocitos de fruta confitada, almendra entera o media nuez. Existen otras variedades comerciales de chocolate o en forma de croquetas rebozadas de almendra picada pero se alejan mucho de los panellets tradicionales.
Coloca los panellets ya formados sobre una bandeja de horno con papel vegetal (de horno), es imprescindible el papel pues, sin él, se pegan mucho. Con en horno a 200 °C, ponlos durante 3 ó 4 minutos, no se tienen que cocer, solamente formar una fina costra exterior que les permita aguantar la forma al guardarlos. Puedes dorarlos muy ligeramente después pero su color original es el blanco. Saca los panellets de la bandeja sólo cuando estén fríos. Se conservan durante varios días en una caja de lata. Con estas cantidades pueden salir unos 50 panellets (unos 25 gramos / unidad).
Nota: los panellets tradicionales son blancos, no dorados, no crujen, no llevan huevo en la masa ni boniato (batata, camote), no se cuecen. Si alguien lo hace modifica por completo su esencia y no la mejora en absoluto.