
El invierno, marca un período de pausa en mi huerto urbano. Llueve mucho o llueve poco, hace frío: intenso, moderado o casi primaveral ( según quiera el Cambio Climático)y las plantas parecen ralentizarse y protegerse de las pocas horas de luz solar y del tiempo invernal-extraño.
Normalmente, es a finales de marzo cuando le hago una terapia détox y de nutrición y lo dejo listo para encarar la primavera pero, este año, no sé… Al verlo , ahí, solito con su perejil y el orégano tan…agotados…
Hice una visita al garden y compré tierra nueva y abono orgánico. Me podía la culpa… He abusado del huerto para fotos y para artículos en este blog . Se merece mi agradecimiento…

En el garden, me aconsejaron plantar fresas. ¡Fresas! Me encantan las fresas, pero mis experiencias anteriores fueron bastantes desastrosas: de la primera plantación, me pude comer tres fresas. Eso sí, con una actitud casi ceremonial y disfrutando mucho de su espléndido sabor, pero… fueron tres, no nos engañemos. La segunda vez, cuando la mata empezó llenarse de fresitas, apareció, de no se sabe dónde, una plaga de hormigas que me dejó la planta hecha polvo. Esta vez, salvé seis fresas…

Así que, vamos a por el tercer intento … A ver si llego a la docena… ; – )
NB : Y, al regar, había algo que brillaba muchísimo entre las hojas de la fresa. Una preciosa gota de agua que puso a prueba el objetivo macro de mi cámara…

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