
Quien plante un huertecito urbano y se crea que todo es regar, se está equivocando mucho y, aviso, corre un riesgo… Hasta ahora, todo lo que he leído han sido sobre los beneficios de tener tus verduritas pero en mis ediciones anteriores, descubrí que los tomates son muy vengativos e invasivos, que las lechugas se ahogan en un vaso de agua, que las guindillas son eternas y que a la que te despistas, se te amotina el huerto entero y te declara la guerra…

Para las vacaciones, se nos ocurrió poner un sistema de riego y como ha funcionado muy bien, lo he dejado de forma permanente. Esta nueva situación hace que sólo vaya al huerto, a ver cómo va todo, pero no me dedique a regar y a entablar aquellas conversaciones con los tomates, con las flores de los guisantes o con la estevia espigada, que se venía arriba y arriba…
En una de mis visitas de control, el Grupo Capsicum ( pimientos y guindillas) me avisó de que si no volvía a salir a regar , tomaría represalias. No cedí a sus demandas y a los pocos días, la estevia apareció plagada de cochinilla y la tuve que sacar toda…Quedó un hueco que ya llenaré ( de rúcula, por ejemplo) pero …continué sin regar personalmente. Decidí no ceder al chantaje del pimiento…


En el siguiente encuentro, los pimientos me dijeron que, consecuencia de mi indiferencia, iban a crecer como les diera la gana y no me los podría comer, por amargos. Además, si querían doblarse sobre sí mismos, lo harían. Las guindillas, los secundaron.

Ahora, me nacen pimientos doblados y guindillas circulares.

En el huerto, sólo quedan ellos y la albahaca y el perejil. De momento, no se han sumado a la campaña y me van creciendo rectitos pero ya me estoy planteando crear una Comisión de Negociación para abordar el tema del Grupo Capsicum ( se hacen llamar así). Ya me lo decía mi padre : Los conflictos se deben resolver con el diálogo.Aunque…mira que no me lo piense…
Las guindillas quedan hasta graciosas…
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