Me cuesta despedirme de mi huerto urbano.
Esto empezó en Mayo del 2012… Parece que fue ayer…
Me cuesta despedirme de las experiencias acumuladas en estos seis años que tanto juego me han dado en el blog y que me inspiraron hasta el punto de escribir “Te voy a llevar al huerto” en mi único Nanowrimo completado.
Me cuesta despedirme de los tomates cherry, las guindillas, las lechugas, la rúcula, el perejil, los pimientos, los cacahuetes ( sólo me salieron diez!), los ajos, el brócoli, los guisantes, la albahaca, el tomillo, la estevia, los berros, las zanahorias jíbaras…El abono, el entutoramiento, las malas hierbas, el riego…
También me acuerdo de los caracoles, la chinchilla, las mariposas, las mariquitas y de los pájaros que se zampaban mis fresas…
Nos deseaba Feliz Navidad o amor…
Pero se ha venido abajo. La madera ha dicho “basta” y se ha derrumbado. Ya no hay huerto…
Como muestra de respeto, dejaré ese “vacío huerteril” hasta que el ánimo me acompañe y vuelva a aparecer otro cajón lleno de tierra en mi vida, dispuesto a darme tanto juego como lo hizo el anterior.
Reciclados los tablones que se pudieron salvar , descanse en paz…
No te desanimes. Siempre se puede volver a empezar!!!
Costara que otro huerto me robe el corazón como este…Ley de vida de los huertos! ;-)
Ooooohhh … echare en falta tus historias del huerto. 😯El mio dejó de existir hace dos años. Solo quedan las fresitas – que conquistaron y colonizaron a los fresones 🍓- y la incombustible menta.🍃
Algo es algo…Las fresas las salvé. Están en una maceta, con su duelo…;-)
Oh no!! Ha de ser una experiencia increíble tener un huerto, anímate por otro!!
Algo haremos…Una vez pones un huerto en tu vida, ya nada es lo mismo…:-)