¿Te apetece venir a tomar un café?

Foto de Thomas Murphy en Unsplash

“Tomar un café” es uno de esos ritos encantadores que nos hace más sociables, más amigos y, claro, en un primer impulso me vas a decir que sí. Quedaremos en mi casa, te haré pasar a mi salón y te dejaré sentado en mi nuevo sofá color chocolate.

Un poco de música suave enriqueciendo la atmósfera, te hará sentirte cómodo. Tendrás ganas de hablar de la vida, de lo transcendental o, simplemente, de lo que es superfluo, pero nos hace reír.

Mientras comentamos la jugada, me oirás trastear por la cocina. Sacaré mi vieja cafetera de puchero de uno de los armarios y, tú, sorprendido, me preguntarás por mi máquina de espresso de diseño. Sí, la de las capsulitas. Yo te responderé que he vuelto a mis orígenes y que te estoy preparando el mejor café del mundo en la vieja cafetera de mi abuela. Te distraeré, describiéndote los orígenes que he elegido para esta mezcla de granos: un poco de Kenia, Brasil y un toque napolitano…

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A los pocos minutos de encender el fuego, empezarás a sentir la fragancia sutil del café que se hará más insistente, más poderosa. Ya estarás absolutamente relajado y dispuesto a que nos conectemos con este ritual del tomar el café… Entonces, la cafetera alcanzará su punto místico, al borde de la ebullición y se pondrá a cantar La Traviata. Sí, no lo has leído mal: La Traviata de Verdi.

Serán unos compases que tú no oirás…

Lo descubrí el día ese tan famoso en el que se fue la luz. La avería general afectaba a mi calle y la voz automática del Servicio de Atención al Cliente, me informó que tenía para cinco horas sin suministro.  Esperaba visita así que empecé a pensar como iluminarnos…

Busqué la linterna y no encontré la linterna. Tampoco di con las velas de emergencia que todos, todos, tenemos en casa así que recurrí al precioso velón de vainilla que me regalaron para mi cumpleaños que me había resistido a encender para no perder la delicada forma cubista en la que estaba esculpido.

La cocina se iluminó tenuemente con la suave luz de la llama y un aroma dulzón de vainilla se esparció por la cocina. Me apeteció un café. Un rico espresso, de esos aromáticos y cremosos. Un Blue Mountain sería una buena elección, pero miré mi preciosa máquina de café, de diseño, con sus capsulitas y totalmente muerta y borré de mi mente la idea del café. Pero la idea se imponía en mi cabeza: café, café, café….

Desde pequeña, he vivido el” tomar café” como un rito sagrado. Íbamos a un tostadero, dónde mi padre elegía según los orígenes. Lo compraba en grano, ya que consideraba imprescindible molerlo instantes antes de ponerlo en su cafetera. Este grato recuerdo que casi huelo, me hizo recordar que tenía la vieja cafetera de mi abuela en el fondo de un armario y ¡Funcionaba con mi cocina de gas natural! No necesitaba la dichosa luz. La lavé y la llené de agua. ¿Y el café?  Miré las cápsulas, miré la cafetera. Me dediqué a rasgarlas e ir llenando el viejo cacillo con el café de George.

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Mientras la cafetera iniciaba la ebullición, cogí mi móvil, que milagrosamente estaba cargado, y llamé a mi citaTenía mis esperanzas puestas en que, por fin, había encontrado a alguien interesante y con posibilidades de un futuro común Me saltó el buzón de voz, al mismo tiempo que la cafetera empezaba a cantar La Traviata. Yo también salté. Primero estaba asustada y después, más tranquila al ver que el viejo cacharro lo único que hacía era tatarear el Brindisi. Me acerqué y con todo el valor que pude reunir, abrí la tapa. El café, caliente y especiado, aparentaba una normalidad absoluta.

Entonces, mi teléfono empezó a sonar. Era él. Para entonces, la cafetera ya se había callado y mi imaginación volvió a encarrilarse hacia la normalidad.

– ¿Cuándo vendrás? Se ha ido la luz, pero se me ocurren cosas maravillosas que podemos hacer totalmente a oscuras.

-. Dentro de un ratito. Tengo mucho trabajo– me respondió él.

La cafetera silbó el inicio del Brindisi. 

No le di importancia.

– ¿Me echas de menos?

– Sí, muchísimo–. 

Y fue acabar la frase y la cafetera, ya absolutamente lanzada, subió el volumen.

La Traviata en su máximo apogeo. Parecía que había una orquesta sinfónica en mi cocina…que sólo oía yo. Fue colgar el teléfono y la cafetera, enmudeció. Me serví un café y vertí el resto en una jarrita de porcelana. Revisé el interior del viejo pote, buscando el ingenioso mecanismo que hacía que sonora la música. Nunca he sido muy de máquinas, así que tampoco me sorprendió no encontrar nada.

Foto de Chris Weiher en Unsplash

El hombre con el que hablé duró dos meses en mi vida. Me abandonó y me partió el corazón. La cafetera tuvo algo que ver, evidentemente. No pude volver a guardar la reliquia de la abuela y, poco a poco, recuperé la vieja tradición familiar del rito del café. Dejé de hacer colas para que me vendieran las capsulitas cómo si fuera caviar y localicé pequeños tostaderos artesanos donde podía experimentar con diferentes blends y siempre que nos apetecía un café lo hacíamos en el viejo puchero.

Y el viejo puchero me cantó tantas veces La Traviata que tuve que admitir que había una relación causa-efecto. Si mientras se hacía el café, si yo le hacía una pregunta a quien estuviera conmigo, El Brindisi me decía si la respuesta era verdadera o falsa. Si me estaba mintiendo, yo oía La Traviata.

Ya llevo bastantes relaciones finiquitadas por mi cafetera-polígrafo.

Ahora entiendo porque mi padre la escondió durante todos estos años en el garaje, en una caja de cartón. Es un chivato de la mentira. De todas las mentiras: las transcendentales y las superficiales y eso es peligroso. Es más fácil vivir ignorando la verdad, creedme.

Yo soy adicta a esa cafetera. Puede ser que también sea adicta a la verdad, pero no siempre toda la verdad es importante. Sí, si lo que quieres saber es si te quieren, pero no si la pregunta es si te queda mejor ese nuevo corte de pelo. No puedo evitar someter a todos mis amantes a la prueba de La Traviata. Ni a mis amigos. Ni a la familia. Podría dejar que las cosas fluyeran naturalmente y volver a conectar mi máquina de café espresso en cápsulas, pero no puedo. La cafetera de la abuela me supera…

Si vienes, te invitaré a catar un increíble blend de un torrefactor artesano. Te encantará. Me lo envían desde Roma. Esperaré que el aroma te llegue al cerebro y te preguntaré…

Foto de Dessy Dimcheva en Unsplash

Libiamo, libiamo ne’lieti calici
che la belleza infiora.
E la fuggevol ora s’inebrii
a voluttà.
Libiamo ne’dolci fremiti
che suscita l’amore,
poichè quell’ochio al core
Omnipotente va.

El increíble caso de Apola Calíope.

Lo llamaron a las siete de la mañana.

Cecilio Ceres había sido encontrado muerto en su despacho y reclamaban su presencia en el lugar del suceso.
El Profesor Cecilio Ceres era un reconocido musicólogo, famoso conferenciante internacional, e investigador de renombre. El hombre había muerto, tapándose las orejas, con un gesto de terror en el rostro. Lo habían encontrado arrodillado, delante de un diván freudiano… Nada hacía pensar que la muerte no fuera por causas naturales pero, la notoriedad del personaje y las extrañas circunstancias, habían activado el código rojo en la Brigada de Homicidios.

Seren examinó concienzudamente la escena del crimen. Su nombre completo, Serindipity García, describía a la perfección su habilidad. Era un experto en hallazgos afortunados que ayudaban a resolver los casos.Revisó todo papel que encontró, mientras su mente procesaba datos fortuitos .Fue entonces cuando un nombre se hizo evidente: Pola. Se repetía con asiduidad en las entradas de la agenda del profesor.

Oyó el click familiar en su cabeza, que le indicaba que tenía una pista y se concentró en Pola. Encontró un abultado expediente, con las transcripciones de entrevistas, fotografías de Pola, Cd’s de diferentes estilos musicales y un pequeño cuaderno en el que el profesor estaba escribiendo un ensayo : El poder de la música : aquellas canciones.

Apola Calíope ( alias Pola), 32 años. Mujer. Licenciada en Bellas Artes.

Acudió a la consulta, diciendo que había canciones que la dominaban y la obligaban a hacer cosas. El profesor, había subrayado la frase : «las canciones me poseen». Tras derivarla a un psiquiatra amigo, la paciente volvió a visitarlo con un diagnóstico de normalidad y una efusiva recomendación de su colega para que prestara atención al caso.

El primer día de sesión ,Pola le explicó al profesor que si escuchaba Love is in the air, se enamoraba de quien ella eligiera , en sentido bidireccional. Lo hacía “conectándose” con la canción. ¿Love is in the air? A Seren le impactó aquella mujer y su extraña locura e, incluso, sintió compasión por la muchacha de ojos castaños y tristes pero… la investigación de Celestino Ceres y sus primeras conclusiones le dejaron estupefacto: el profesor explicaba detalladamente los factores neurológicos que podían favorecer esa extraña transmisión de energía y describía varias pruebas empíricas en las que Pola, con Love is in the air, consiguió actuar de Cupido de forma dirigida. La comprobación de más de 25 enamoramientos intencionados, confirmaron que Pola era especial.

El problema, según consignaba el erudito, residía en que Pola no sabía que canciones la poseían, cuales activaban sus poderes especiales y, tampoco, en qué consistían esos poderes. Love is in the air, había sido un hallazgo fortuito y sólo se había producido otra posesión con You are the sunshine of my life , canción que hacía que Pola brillara y repartiera luz. El profesor describía profusamente el “estado de paz” que se sentía si se estaba cerca de Pola cuando irradiaba la luz… En este punto de la lectura, Seren ya empezaba a sospechar que el eminente Profesor Celestino Ceres estaba tan loco como la tal Pola. ¿Qué una canción te posee ¿ ¿Qué tontería era esa?
¿Amor?, ¿Luz?, ¿Paz?…

Estuvo a punto de abandonar el expediente pero la curiosidad pudo con él y se llevó toda la documentación a su casa para continuar con la investigación.El profesor , con una fe absoluta hacia Pola, ideó un sistema para identificar las canciones que funcionaban y las que no. Durante meses, escucharon canciones.Miles, millones de canciones.

No hicieron grandes avances y sólo consiguieron identificar que con Think de Aretha Franklin, Pola podía desparecer si conectaba justo en el momento en el que la canción atacaba el estribillo del Freedom. ¿Desaparecer? Locura musical. Muy locos los dos, paciente y terapeuta…

Se hizo de día y se preparó para asistir a la reunión de la Brigada, cuando sintió el click serendípico : “Rolling Stones”. En la última entrada del ensayo del profesor describía una sesión con canciones del grupo para la siguiente sesión con Pola. No había fecha consignada y no sabía si se había producido, pero pensó en comprobar unos detalles…Pasó por la consulta del profesor y pidió la cinta de vídeo de seguridad del edificio. Después, entró en la sala donde se hacían las sesiones y miró el anticuado reproductor de CD’s. La funda que había sobre el aparato, era de uno de los trabajos de los Rolling : Let it Bleed. La pista en la que se había parado era la número 7, por lo que supuso que era la número 6 la última canción que habían escuchado entera. Miró la carátula del CD y apuntó el título: Midnight Rambler.

Ya en su despacho, visionó la cinta y vio la figura de Pola adentrándose en el ascensor. La hora de entrada de la mujer y la supuesta hora de la muerte del profesor parecían coincidir. Tecleó en su ordenador el título de la canción de los Rolling y descubrió que explicaba la historia de un asesino, el estrangulador de Boston…Y entonces… casi pudo ver a Pola, estirándose en el diván y colocándose los auriculares. Al profesor pasando las canciones, con el mando a distancia, mientras ella negaba con la cabeza y, finalmente, el cambio en la rigidez de su cuerpo cuando Midnight Rambler empezó a sonar, la mirada brillante y febril, aquella extraña sonrisa en la cara de Pola… El profesor Cecilio Ceres, muriéndose mientras la canción le iba taladrando el cerebro y a Pola la poseía la canción y la conectaba con la muerte.

La culpable era ella. Se lo decía el click.

La detención fue rápida y limpia. Interrogó a Pola para saber cómo había asesinado al profesor, pero la chica se limitó a decirle que las canciones la poseían y que ella no sabía ni qué canción lo haría ni que es lo que pasaría si encontraban una con la que conectara. Lloró por el profesor y confesó que había sido ella la culpable de su muerte. Le pidió que la ayudara, le rogó que buscara a alguien que pudiera solucionar su problema pero Seren, tras obtener la confesión le dijo que intentaría interceder para que la internaran en un centro psiquiátrico. Fue ese el momento en que Pola pareció rehacerse . Dejó de llorar y su mirada se endureció y le preguntó, directamente, si Seren la creía. Y , él, incapaz de mentir ante el escrutinio de esos ojos , le dijo la verdad : Pola, creo que no estás bien. Las canciones no pueden poseerte. Necesitas ayuda.

Fue la última vez que vio a Pola.

Tras acabar el informe y el papeleo, Seren se dirigía hacia los calabozos para hablar con ella antes de ser llevada ante el juez , cuando oyó a uno de los Agentes comentar que “había dejado que la chica de los ojos marrones se quedará el iPod”. Click.

¿Pola con acceso a las canciones?

Corrió hacia la celda.

El iPod estaba en el suelo y allí no había nadie.

Nadie.

Tembló al recoger el reproductor de mp3 y se estremeció al ponerse los auriculares: la potente voz de Aretha Franklin cantando Think, reverberó en sus oídos.

Freedom.

Hacer balance.

lavanda

Ya no hay forma de dar marcha atrás. No sé si esto es un sueño o una experiencia entre mágica y mística pero…estoy aquí ¿Me habré dormido en el sofá? Lo último que recuerdo es estar encogida, llorando de pura tristeza, agarrada a aquel cojín…

Cada año, por estas fechas, me enfrento a eso que se llama “Hacer Balance”. A pocos días del 31 de Diciembre, todo el mundo se empeña en aglutinar las cosas buenas, las malas, las  expectativas, la esperanza y la desesperanz… Es un comportamiento de histeria colectiva: Balances, balances, balances

Los míos me llevan, inevitablemente, a un estado de frustración. Ninguno de mis planes se cumple… Ni mis deseos, ni mis sueños. Según el año, se añade a mi Balance alguna buena nueva, pero también las desgracias y los dramas de la vida. Y, yo, sigo transitando por el tiempo, como un poco despistada, afanándome en sobrevivir a cada nuevo día, pasando de año sin pena ni gloria…

Ni mis deseos, ni mis sueños…

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Pero en este mismo instante, nada de esto es importante. Ni siquiera esos deseos, ni los sueños… Estoy en este precioso bosque. Siento el aire fresco, que me acaricia la piel, como vistiéndome y protegiéndome del frío… Soy como el aire…Me siento aire…Me desplazo, deslizándome, bailando al son del viento, deleitándome con los colores hasta que llego a una puerta blanca, preciosa, en la que hay una cerradura con forma de corazón.

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La toco con la mano, suavemente  y la puerta se abre. Al otro lado, un túnel de luz y hierba fresca. Quiero caminar por él…Noto la textura de la hierba en mis pies descalzos. Es suave y parece de algodón.

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Mientras avanzo, vienen a mí , imágenes preciosas de experiencias vividas en este año. No son grandes cosas, son nimias pero, a la vez, son híper bellas. Un abrazo inesperado, paladear un cucurucho de helado en una cala solitaria, una inspiración con aroma a tierra húmeda, la emoción del último capítulo de un libro disfrutado, un desayuno dulce después de haber hecho el amor…

Mientras paseo, vuelvo a sentir las emociones de pequeños instantes que parecían insignificantes pero que van sumando, añadiendo y conformando mi Balance de este año… La alegría de un encuentro fortuito, la satisfacción al estrenar aquella camiseta tan especial, el olor a limpio en unas sábanas de algodón, las lágrimas emocionadas en un cine,…Todas esas microsensaciones van acumulándose en mi interior y me dan una foto, real, del balance de este año que ya se va…

Ya estoy llegando al final…Veo preciosas luces blancas, que iluminan todo a su paso. Son estrellas…

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Allí, están mis deseos y mis sueños…Los veo todos, los imagino todos . Siento que están ahí, esperando que yo los haga realidad…No son nada, aún, pero están .

Al final del trayecto, me espera el equipaje. Son dos capazos de mimbre, sencillos, que contienen todas esas cosas sencillas…Me llevo todas mis experiencias, las que yo creía insignificantes, que ahora se han convertido en un tesoro de valor incalculable.

Ahí están todas. Y mis deseos… Mi Balance.

capazos

Cuando despierto, sé que todo ha sido un precioso sueño que mi mente, caprichosa, me regala con su recuerdo. Esto me extraña, ya que nunca me acuerdo de lo que sueño… Entonces, me llega un tenue olor a lavanda. Hay flores , en muchos rincones de mi casa y, allí, en una esquina al lado de la puerta veo los dos capazos…Están llenos y me sirven para recordar las cosas mínimas y bellas de las que he disfrutado.

Y mis deseos y mis sueños…

flores

Espero no olvidarlo este año que llega. Y saber disfrutar lo que los nuevos tiempos traerán ( si lo hacen) pero…confieso que cada tarde, me recuesto en el sofá y agarro ese cojín. Adopto la misma posición que ese día e intento dormir para ver, si hay suerte, y me vuelven a llevar a ese lugar, en el que todo aquello que parece insignificante, se vuelve…brillante.

De momento, no lo he conseguido. Mientras tanto, intento ir identificando esos pequeños instantes maravillosos que ocurren cada día y no dejar de pensar en los sueños…Cuesta pero…hay que ir llenando esos capazos.

 

El cuento de la Ye.

Esto viene a ser un «cuento infantil» .

Es mi primera incursión en este tipo de textos y ha sido muy divertido, escribir algo pensando en los niños.

Lo que me he dado cuenta , tras ofrecerlo para su lectura a un par de almas cándidas que se han dejado engañar , es que es altamente didáctico de 0 a 99 años… ; – )

 

El cuento de la Ye.

-. ¡Holaaaa!…Eoooooo…¿Hay alguien ahí? Eoooooo

Piti levantó la mirada del cuento que estaba leyendo. ¿Había oído una voz que saludaba? Había sido un sonido flojito y muy suave …Prestó atención a su alrededor : el cuarto de juegos estaba hecho un lío. Sabía que debía recoger los juguetes que abandonaba pero, en plena batalla entre vaqueros e indios comanches, había visto su viejo cuento del abecedario y, sin saber por qué, había dejado los muñecos de plástico a un lado y había cogido el librito.

Se sentó en medio del caos . Apartó las pelotas, el tren de madera que transportaba los víveres al fuerte de los vaqueros, la colección de coches de Fórmula 1 y las piezas de Lego con las que había fabricado las colinas del Oeste. Hecho el hueco en el suelo, depositó el libro y lo abrió.

Ya era mayor para esos cuentos… ¡El abecedario! Ya se había aprendido todas las letras, una a una y leía frases completas…pero el cuento , manchado de chocolate y tinta, manoseado y viejito, lo atraía de forma irremediable.

-¡Holaaaa! Eooooo

Piti volvió a oír aquel saludo pero esta vez, más fuerte y claro. Se levantó y se asomó a la ventana para ver si había alguien gritando en la calle pero no vio a nadie.

-¡Por favor! ¿Hay alguien ahí?

Piti miró su libro del Abecedario. ¡El sonido parecía salir del cuento!

Emocionado ante su descubrimiento, le dio la vuelta al libro y lo agitó. Pasó las primeras hojas : allí estaban la “a” , con un sombrerito en su vértice de mayúscula y la “be”, que tenía una cara sonriente ambas barrigas .

Piti se acercó el libro a la cara y gritó : -¡Hola!. ¿Hola?

Y entonces, oyó la vocecilla: -¡Menos mal! Hay alguien al otro lado de las páginas¿Eres Piti?

Piti soltó el cuento. ¡Hablaba! ¡Era un libro mágico!

-¡Oye! No me tires al suelo! A los libros siempre se les debe tratar con cariño…¿Eres Piti?

Piti cogió el libro en sus manos : Si soy Piti. ¿Y tú quien eres?

-¡Piti! Por fin. Mira, me tienes que hacer un favor…

-¿Y quién eres tú?

-Ese es el problema. ¿Te acuerdas cuando leías este cuento con tu mamá? Aprendiste todas las letras del abecedario y todas, todas, teníamos un nombre.

– ¡Sí! , me acuerdo de todas. Mira : a ,  be, ce, de, e ,efe ,ge, hache ,i latina,   jota ,ka ,ele eme ,ene, eñe, o, pe, cu, erre, ese, te, u ,uve, uve doble, equis, i griega y zeta.- Piti las recitó de carrerilla.

-¡Muy bien!…Ahora presta atención, querido Piti : los señores que mandan sobre las letras para que las escribamos bien, han cambiado mi nombre. Y, claro, cómo nadie lo ha rectificado en el cuento, ya nadie me  lee. ¿Me puedes ayudar?

-. ¡Claro que sí! ¿Qué puedo hacer?- respondió Piti, emocionado.¡Por fin , una aventura de verdad!

– Debes buscarme en el cuento y borrar el nombre de mi letra. Después, con un rotulador bien grueso, escribes el nuevo. Así, si otro niño aprende el abecedario con este cuento, lo hará bien.

– ¡Vale!. Voy a coger unos rotus. –Cuando tuvo el bote de lapiceros preparado, Piti preguntó : ¿Y tú que letra eres?

-. Me conociste como la “ i griega”. Ya no soy griega, ni”i”.

– ¿Noooo?- Le interrumpió Piti, asombrado

-. No. Ya no soy griega, ni “i”.  Ahora, soy la: ¡”ye”! …

-¿”Ye”?

-Sí, “Ye”.

-Pues a mí me gusta- dijo Piti- ¡Eres una letra divertida!.

Pasó las páginas del cuento:  a ,  be, ce, de, e ,efe ,ge, hache ,i ,   jota ,ka ,ele eme ,ene, eñe, o, pe, cu, erre, ese, te, u ,uve, uve doble, equis,…¡Aquí está! La : “ i griega” .

Piti escogió un color rojo intenso y tapó las palabras “i griega”. Cuando fueron invisibles por sus rayotes rojos, con color blanco escribió encima , bien grande y con muy buena caligrafía : “ye”.

Gracias! Ahora, ya está el abecedario perfecto y, por fin, los niños recitarán mi nuevo nombre.- Dijo la letra “ye” profundamente agradecida. – Eres un niño muy listo.

Piti , muy alegre por las palabras del libro, se fue saltando hacia la cocina.

-Mamá, mamá, he arreglado la letra “ye” en nuestro libro del abecedario…¡Y me ha dado las gracias! …Y…Y me ha dicho que soy muy listo…

-¿La letra “ye”, dices? Cariño, no conozco esa letra.

-Los señores de las letras la han cambiado. Era la “i griega”. Me ha dicho que ya no es “i” ni es griega…Mamá, ahora es “ye”.

Y Piti siguió danzando por el pasillo, camino de su cuarto de juegos, decidido a guardar su libro mágico como el mejor de sus tesoros. ¡No podía esperar a mañana para explicar a sus amigos, su aventura con la letra “ye”!.

-Ye, ye, ye…- canturreaba

(…)

Esta parte del cuento, es para los adultos ; – )

La madre de Piti acabó de cortar las zanahorias en juliana y las añadió al sofrito. Meneaba la cabeza y se sonreía al oír a su hijo cantar feliz con sus juegos.

Era su momento preferido del día : Piti jugando, la cena haciéndose lentamente en los fogones y el tiempo de espera para la llegada de su marido…El único momento del día en el que podía leer el periódico, tranquila.

Se sirvió un té helado y empezó a leer.

“Sección Cultura y Sociedad.  Nuevas normas de la RAE ( Real Academia Española de la Lengua)

“Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre al que esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia en la manera de referirse a las letras del abecedario, razón por la que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única común.

(…)

La letra y se denomina i griega o ye. El nombre i griega, heredado del latino, es la denominación tradicional y más extendida de esta letra, y refleja su origen y su empleo inicial en préstamos del griego. El nombre ye se creó en la segunda mitad del siglo xix por aplicación del patrón denominativo que siguen la mayoría de las consonantes, que consiste en añadir la vocal e a la letra correspondiente (be, ce, de, etc.). La elección de ye como nombre recomendado para esta letra se justifica por su simplicidad, ya que se diferencia, sin necesidad de especificadores, del nombre de la letra i. “

Fuente RAE.es

N. B : Y , entre nosotros, lo de dejar de acentuar el «solo» -adverbio- y que se confunda con el «solo»-adjetivo-  ( lo llaman «Eliminación de tilde diacrítica en el adverbio solo» ), eso, eso, lo llevo mal…

 

La Lavadora XCleanLife 3.200 Turbo

Tengo la solución definitiva para la paz mundial. ¡Sí! Habéis oído bien: paz en el mundo. Nada de guerras, ni disputas… ¿No es maravilloso? Yo creo que sí, pero…parece que soy la única…Nadie me cree y, claro, seguimos matándonos y luchando ente nosotros.

No sólo poseo esta panacea si no que la quiero compartir. La he puesto a disposición de todos los gobiernos que existen actualmente, para poder usarla gratis. No pido nada a cambio. Incluso pongo el detergente y el suavizante, pero…nada. No hay respuesta.

Mi lavadora está en casa. La compré en unos grandes almacenes y no fue ninguna ganga. Yo era una experta buscadora de ofertas y siempre encontraba un establecimiento que vendía mobiliario de otras temporadas o una tienda de electrodomésticos que ofrecía buenos productos pero que estaban golpeados o con alguna tara por haber estado expuestos. Los precios siempre eran imbatibles y yo me enorgullecía de mi sagacidad a la hora de comprar “bueno, bonito y barato”. Cuando mi lavadora hizo su último centrifugado, seguido de un gran ¡Crack! que resonó en todo el piso, inicié la operación de “Compra de la nueva lavadora”.

Normalmente, antes de buscar las ofertas irrepetibles, realizaba una visita a un gran centro comercial donde algún amable vendedor me ponía al corriente de las novedades. Con esa información, realizaba una segunda búsqueda en otros establecimientos, pero…en aquella ocasión, no lo hice.  La lavadora XCleanLife 3.200 Turbo, me robó el corazón. No pude escapar a la voz profunda e hipnótica del hombre que me atendió en la sección de electrodomésticos: Esta lavadora es un prodigio de la ciencia. Ya le digo yo que más que un electrodoméstico la XCleanLife 3.200 Turbo es un milagro. Tiene cinco programas de centrifugado y una función antiarrugas que saca la ropa en un estado perfecto para la plancha o para la secadora. Ella solita, detecta si es ropa de color o blanca, si es delicada o de algodón resistente, si debe poner más o menos quitamanchas y suavizante. Si no la abre en los cinco minutos después del lavado, inicia un ciclo de mantenimiento para que jamás, abra el bombo y se encuentra la ropa arrugada y con ese desagradable olor a humedad cerrada. Su consumo es bajísimo y está programada para usar la mínima agua y la temperatura imprescindible.

El hombre paró de hablar para tomar aire mientras acariciaba la lavadora, con una ternura infinita. ¿Qué le parece? El brillo de mis ojos y los movimientos involuntarios de mis manos hacia mi tarjeta de crédito, eran señales de que el discurso me había convencido. No sé por qué, pero yo también acaricié la lavadora, justamente en la zona del bombo y noté una extraña sensación de euforia. La XCleanLife 3.200 Turbo tenía que ser mía.

En unos minutos me encontré gestionando el papeleo de pago, transporte e instalación de la lavadora más cara del mercado. El vendedor me sonreía con aire satisfecho y yo supuse que sería por la jugosa comisión que había conseguido a mi costa, pero, cuando ya me disponía a irme, me tomó del brazo y acercó su rostro. Susurrando, me dijo estas palabras: Se lleva algo más que una lavadora. Ya le dije que era milagrosa. Es una venta especial y no estoy autorizado a decirle nada más que esto : La XCleanLife 3.200 Turbo , lava los trapos sucios. No lo olvide.

Me giré para preguntarle qué quería decir pero, para mi sorpresa, el hombre de voz profunda, ya no estaba en mi zona de visión. Lo busqué con la mirada, recorrí la zona de lavadoras pero fui incapaz de localizarlo. Estaba harta de estar en el Centro Comercial, pensaba en el atasco de salida y el largo camino hasta llegar a casa y desistí de buscar al extraño vendedor .

La XCleanLife 3.200 Turbo llegó a mi vida dos días después. Os diré que era una lavadora tan, tan bonita que mi cocina parecía otra cocina. Le daba elegancia y un cierto nivel. Tal y como se me había prometido, la lavadora prácticamente funcionaba sola. Yo sólo introducía la ropa y la sacaba. Nunca mi colada estuvo más blanca y perfumada… De vez en cuando, me acordaba de lo de “lavar los trapos sucios” porque me tocaba lavar los dichosos trapos sucios tras la limpieza general y cuando los sacaba de la lavadora, admiraba su limpieza…y ya está.

Una tarde me vino a visitar mi amiga Herminia. Éramos muy amigas, pero lo habíamos sido mucho más en otros tiempos. Ocurrió un extraño suceso entre el que en aquella época era mi novio y la dulce Herminia. Ella nunca lo admitió pero yo tenía pruebas contundentes, incluida la confesión del que había sido mi pareja .Además, sabía lo del lunar con forma de corazón que Herminia tiene en la ingle más profunda…

El tiempo pasó y él salió de mi vida. Me quedé destrozada y sola. Triste y abandonada…hasta que llegó Herminia y me obligó a reaccionar. Y aunque siempre estaría agradecida a aquel acto de amistad, el hecho “objetivo” que se acostara con mi ex novio (aunque ella dijera que no) hacía que se empañara nuestra amistad. Mientras Herminia admiraba mi lavadora, recibí un mensaje telepático (no sé cómo llamarlo) del vendedor : “Lava los trapos sucios”. Miré a Herminia y sentí que ahí estaban los trapos sucios que debía lavar. Sé que la sorprendí con mi pregunta sobre aquellos cuernos y que se quedó de piedra cuando le pedí que se despojara de una prenda. No sé cómo, pero sabía lo que debía hacer…

Se sacó la camiseta y yo me saqué la mía e introduje ambas prendas en la lavadora. “Ahora, vamos a lavar nuestros trapos sucios”-le dije sonriendo. La lavadora se puso en acción. Observamos que el bombo empezaba a girar, emitiendo destellos resplandeciente y fogonazos de una luz dorada muy especial. Herminia me miró sin comprender que estaba pasando, pero cuando saqué las camisetas y nos las volvimos a poner, ella me confesó su desliz, me pidió perdón y, lo más sorprendente, yo la entendí y la perdoné. De golpe, aquello que nos separaba dejó de existir y notamos que el afecto verdadero volvía a nuestra relación.

Después de ese día y de ese mágico suceso, empecé a llevar a casa, a personas de confianza que querían lavar sus trapos sucios. Desde mis dos vecinas, embarcadas en una lucha de poder por las zonas para tender en el terrado que saboteaban sus prendas con lejía y desgarros,  a los dos hermanos ( amigos de Herminia) enemistados por una herencia: uno de ellos sospechaba que el otro, había ido a casa de los padres antes que nadie ( y con nocturnidad y alevosía) a llevarse dinero en efectivo que no hizo constar en el “reparto” testamentario.

Al ver que la XCleanLife 3.200 Turbo funcionaba y lavaba los trapos sucios, generando un ambiente de armonía y entendimiento, quise probar con algo más consistente. En mi barrio había una Asociación de Ciudadanos para la Conservación de Edificios Históricos que llevaba años luchando por catalogar una biblioteca pública, ubicada en un edificio que se iba a demoler. Se decía que el Ayuntamiento había favorecido al nuevo propietario, emitiendo un informe de estado ruinoso y sin posibilidad de restauración que obligaba a su demolición. Se hablaba de sobornos en ambos bandos y del empleo de las malas artes para expulsar a los inquilinos del edificio. Yo conocía a uno de los activistas que proponía una solución que podía ser beneficiosa para ambas partes, marcando unos lindes que permitían conservar la biblioteca y edificar nuevas viviendas, pero los intereses económicos y políticos habían ahogado su voz y se había dado un carpetazo a su propuesta.

La forma de llevar a cabo mi experimento fue poco ortodoxa. Lo admito.

No encontré otra forma de hacerlo. Conseguí somníferos y dormimos al Presidente de la Asociación, al nuevo propietario y al concejal de Urbanismo del Ayuntamiento. Estaban reunidos en la sede de la Asociación a petición de mi amigo y allí, los sorprendimos con un té frío atiborrado de pastillas para dormir. Les sacamos una prenda a cada uno y yo me fui a casa (“Los trapos sucios se lavan en casa,” me decía la voz del vendedor) a lavarlas. De vuelta, los volvimos a vestir y esperamos que despertaran. El experimento fue un éxito, pero también, fue un factor determinante para que yo esté ahora, aquí.

Bueno, sí,  fue “el factor”…

La propuesta de mi amigo fue aprobada y se preservó la Biblioteca. Tras el lavado de trapos sucios, los tres responsables del tema llegaron a un acuerdo, pero…también decidieron denunciarme por haberlos drogado sin su consentimiento y haber atentado contra su intimidad al sacarles las camisas. Ufff!

Me llevaron a juicio. No os puedo explicar lo que sentí cuando vi a Herminia en el estrado, declarando como testigo. Y a mis vecinas y a los hermanos amigos de Herminia… Todos afirmando que yo lavaba los trapos sucios con mi lavadora XCleanLife 3.200 Turbo.

No me sorprendió saber que en el Centro Comercial donde adquirí la lavadora, no trabajaba ningún vendedor con las características que yo describí ante el juez. En la sección de electrodomésticos, sólo trabajaban mujeres y un hombre, que nada tenían que ver con el tipo de la voz profunda e hipnótica.

El juez, abrumado por los testimonios, decidió que estaba pasando por un episodio clasificado como “trastorno mental transitorio” que debía ser tratado en una Clínica especializada. Mi condena fue un internamiento forzoso en un centro psiquiátrico hasta que mis síntomas de locura y mis “delirios” remitieran…

 

Y aquí estoy. Recluida, pero…por poco tiempo…

Hasta ahora, sólo he dicho la verdad. Sé que mi lavadora, lava los trapos sucios pero si se lo digo a mi psiquiatra ( incluso le he propuesto ir a probarlo pero no quiere) me va a tener aquí más tiempo. Herminia me ha aconsejado que diga que ya no creo en el poder de la XCleanLife 3.200 Turbo y que finja que mi lavadora es una lavadora normal…Y lo voy a hacer. En unas semanas, estaré en la calle de nuevo…

Así podré seguir buscando la forma de contactar con los gobiernos del mundo para ofrecer mi lavadora.Va a ser difícil, lo sé pero …no puedo dejar de intentarlo. Esta vez iré con más cuidado e intentaré pasar desapercibida para que nadie vuelva a dudar de mi cordura, pero, entendedme, lo debo intentar. Es mi misión.

Mientras tanto, para cuando salga de aquí, pongo a mi disposición la XCleanLife 3.200 Turbo para todo aquel que tenga trapos sucios que lavar. He descubierto que casi todos tenemos algo que limpiar así que preveo que voy a tener muchas peticiones. Los turnos se establecerán por el orden de contacto y se creará una lista de espera.

Se aceptarán donativos voluntarios para sufragar los gastos de luz, detergente y suavizante.

 

Diez minutos fantásticos.

Para disfrutar de este post, se necesitan diez minutos . Un tiempo en el que deleitarse con el cuento de José Saramago  : «La flor más grande del mundo».

Un cuento, narrado por su autor, con música de Emilio Aragón y un increíble film dirigido por Juan Pablo Echeverry, en stop-motion , en su versión plastilina,  digno de ver.

Diríamos que este cuento es uno de esos «definitivos» . Y, además,  es para niños y es para adultos. No hay escapatoria.

Reproduzco un párrafo del artículo de El País, que encontraréis en este link.

Ocho meses de trabajo para adaptar el cuento homónimo del genio portugués con técnicas stop-motion. Ocho meses para hacer que la partitura compuesta por Emilio Aragón casara a la perfección con unas postales animadas repletas de simbolismo. Diez minutos para hablar de la importancia de las cosas pequeñas y, sobre todo, de todo lo que nos rodea. Diez minutos para reflexionar sobre la infancia, la naturaleza y la ficción. Porque, ¿qué pasaría si las historias escritas para niños fueran leídas por los adultos? La respuesta, en este cortometraje.

Y, ya, sin más dilación, vienen esos fantásticos 10 minutos.

Enjoy it!

 

 

El autobús dorado que solo veía el abuelo.

Recupero este texto  del 2011…

Es tierno… Para contrarrestar a La Asesina del Pollo … ; – )

autobus45

 

Rogelio Rojo Reja había nacido en el autobús número 27 de la Línea 2 , casi llegando a la calle Balmes de Barcelona. Y digo casi, porque el conductor tuvo a bien parar el autobús, en medio de la calzada , a un semáforo de esa calle y ayudar a la madre de Rogelio a dar a luz ..

Rogelio, que así se llamaba el señor conductor , fue el que sostuvo los delicados hombros de Rogelio Jr y lo giró y estiró y lo sacó del interior de su madre para darle la bienvenida al mundo, en un autobús viejo y desvencijado. El niño lloró como un poseso, inundado sus pulmones del aire que había en el autobús, rodeado de los escasos viajeros que hacían la ruta del 27, a las 5:30 a.m . En aquella mañana fría de invierno, Rogelio se convirtió en una anécdota enternecedora que explicarían a sus hijos y a sus nietos. Siempre recordarían la oscura madrugada en la que vieron nacer a un niño en un autobús…

Rogelio nunca se sintió diferente por haber nacido en un autobús. Desde muy pequeño, había hecho la misma ruta con su madre una y otra vez y sabía el lugar exacto en el que había hecho su aparición estelar en el planeta. Incluso, antes de que desguazarán el autobús , el tío Rogelio, su chofer durante tantos años, había conseguido los dos sillones en los que su madre lo había parido . Los conservaban en el garaje, bien lustrados y brillantes.

El día que cumplía 18 años, Rogelio estaba en la esquina, a unos metros de la calle Balmes ,donde el tío Rogelio había estacionado el vehículo y él había nacido, celebrando su mayoría de edad. Hacía dos años que faltaba su madre y desde su desaparición aquel ritual de ir a aquella esquina y observar la circulación, la calle y a las personas que caminaban había cobrado un sentido diferente. En aquel lugar se sentía conectado a ella…Estaba ensimismado, reflexionando sobre que decisión tomar en su vida en ese momento tan trascendental. Quería estudiar derecho en la Universidad pero también le atraía la Sociología. Estaba hecho un lío. Además, la chica por la que bebía los vientos iba a hacer Psicología y esa facultad estaba en el mismo edificio que la de Sociología y…Sus ojos detectaron un destello. Un autobús ascendía por la calle, en dirección Balmes y el sol incidía en la carrocería de forma que parecía envuelto en un halo dorado. Rogelio lo contempló fascinado y casi se le detuvo el corazón cuando vió cómo el autobús estacionaba en la esquina. No se abrieron las puertas, ni había nadie en su interior. En el lateral que quedaba frente a su mirada, había un gran anuncio de relucientes letras y luces de neón que decía: “Derecho en la Autónoma”. El autobús reemprendió la marcha y se perdió calle arriba mientras Rogelio recuperaba la respiración sabiendo, ya , que iba a estudiar la carrera de Derecho. Y en la Autónoma.

Al año siguiente, el suceso se repitió. Apareció el autobús dorado con un mensaje concreto : «Quédate en España». Y Rogelio rechazó una beca para un intercambio en una ciudad europea que se vio arrasada por un terremoto. El epicentro se produjo en las inmediaciones de la Facultad de Derecho…

Año tras año, Rogelio acudía a aquella esquina el día de su cumpleaños y año tras año, el anuncio del autobús le guiaba en las decisiones que debía tomar . Escogió un trabajo en un bufete pequeño aún teniendo la posibilidad de trabajar en uno de renombre. Al poco tiempo, el gran bufete se vio afectado por un gran escándalo que hundió la carrera de los abogados que allí trabajaban. Su despacho ganó reconocimientos internacionales en temas de Derecho Medioambiental y Rogelio se convirtió en una figura de gran prestigio en este campo. Se casó con una finlandesa, enamorada de la ecología ,aunque a punto estuvo de dejarla escapar…pero el anuncio del autobús le mostró hasta el anillo de compromiso que debía regalarle. Rogelio conoció el amor y tuvo dos niños preciosos, Rog y Elio, que lo hicieron inmensamente feliz.

Vendió las acciones que había heredado cuando se lo indicó el autobús y consiguió una considerable fortuna. Dejó su trabajo en el momento indicado y se dedicó a escribir. El título de su primera novela, basada en una trama de desastres medioambientales que fue best-seller mundial, también fue cosa del autobús…

Pasó el tiempo, sus hijos se casaron y su querida esposa falleció. La pena lo dejó agotado , hasta que el autobús le anunció que volvería a ver a su finlandesa y que estaba bien. Tuvo tres nietos a los que les explicaba la historia de su nacimiento en el número 27 de la Línea 2, a unos metros de la calle Balmes y que lo acompañaban, el día de su cumpleaños, a ver el autobús dorado que sólo veía el abuelo

Rogelio envejeció rodeado de cariño y nunca dejó de acudir a su cita de aniversario. Los niños ya habían crecido y ya no les divertía aquello de estar en la esquina, viendo al abuelo con aquella gran sonrisa y la mirada perdida, mirando algo que nadie podía ver así que llegó un día que Rogelio volvió a ir sólo, sin hijos ni nietos .

Lo vieron feliz cuando los abrazó y se despidió. Nunca más supieron de él.

Los que estaban en aquella esquina , no repararon el aquel anciano de gran sonrisa y semblante sereno, que se esfumó en el aire como por arte de magia. Nadie vio el autobús dorado que se paraba en la esquina, con un gran anuncio que decía : “Bienvenido.” Ni se percataron de cómo Rogelio subía a él y se abrazaba a los viajeros. Su madre, el tío Rogelio y su querida finlandesa…

A unos metros de la calle Balmes, el autobús se perdió en el horizonte…Dejó una estela dorada pero…casi nadie la pudo ver . Los que sintieron aquel destello momentáneo , aseguran que era el autobús número 27 de la Línea 2.

Tengo un par de preguntas…

 

felicidadnoexiste

Llevo un tiempo dándole vueltas a una idea para escribir un cuento (entre 2000 y 30000 palabras, según los expertos) y , poco a poco,  ha pasado de ser una “idea-destello-de-vez-en-cuando” a una “idea-que-incordia-bastante”.

Esa idea me pica… La trama se va dibujando y, también, las palabras. Todo es un proceso interno. No hay mediador. No hay dispositivo. Sólo en mis pensamientos…Después, para que deje de picar, tengo que sacarla. El primer impacto, un caos… Puede ser que me siga picando o que no… Ahí, la historia puede morir o bien, empezar su camino. Depende del nivel de placer que me produzca escribirla…Y si aparece y continua,  ya no pica. Fluye.

Ahora mismo, estoy en el más absoluto caos pero…me pica. Me ha hecho pensar, me ha hecho escuchar mucha música, me ha ayudado a evadirme de la realidad a ratitos…Esta historia, la quiero.

He empezado a hilvanar esa idea que me ronda y he precisado de colaboración. Una mirada que no fuera la mía. El caos, ahora, se titula: “Niños y Niñas, la felicidad no existe” y me gustaría contar con vuestra…mirada.

Son dos preguntas de respuesta breve, en plan lista. Algo sencillito, nada ambicioso…

Querría saber qué os hace felices…

1)      ¿Qué te hace feliz en el día a día?

2)      ¿Cuál ha sido el momento/s más feliz de a) infancia y b) adulto?

Podéis enviarme un mail a pilar@entretazas.com o dejar vuestra respuesta aquí mismo. Sólo si apetece.

Es para un cuento…

Mil gracias!

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Rebeldía (en blanco y negro)

Un cuento para un cuadro de pintura de pizarra y  rotus ( sigo con el blanco)…

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 (Del lat. rebellis).

  1. adj. Que, faltando a la obediencia debida, se rebela (se subleva).

En un jardín marciano del planeta TrES-2b , había unas flores con forma de estrella. A medida que se iban desarrollando, se llenaban de unas esporas redonditas, de un color blanco brillante que contenían altas dosis de felicidad.

jardinmarciano

Al principio, los marcianos que allí  habitaban, esperaban pacientemente que las estrellas se abrieran y liberaran su carga. El aire se llenaba de puntitos relucientes y ellos se alimentaban del preciado manjar.  Pasados muchos años luz, las flores marcianas empezaron a escasear. Los ejemplares que quedaban,  fueron modificados genéticamente para conseguir el control de apertura de la lluvia de felicidad y las dosis empezaron a venderse a precios astronómicos para la economía de los marcianos de a pie…

adhierePero un día, al despertar en su intenso cielo negro, los marcianos infelices por sequía de felicidad se toparon con una gran inundación…Después se supo que una de las estrellas, se rebeló contra el sistema y se abrió, adhiriendo su felicidad contenida a todo lo que encontró en su camino…

rebelde

Desde aquel día, en el jardín marciano, rebeldía es sinónimo de felicidad .

rebeldía2

NB : Lo sé. Cuando cojo los rotus, me incapacito… ; – )

Devolución.

devu

El año pasado, justo el día de mi cumpleaños, publiqué un post con el título “devolución”. Era un relato sobre un tipo que quiere devolver 20 años de su vida…Es una de las pocas veces que un post se me ha quedado corto, así que amplié la historia para transformarla y enriquecerla y hacerla cambiar de estatus. De relato ha pasado a ser un cuento largo.

En estos dos últimos días, varias personas me han recordado “Devolución” y he visto que no publiqué este cuento ( largo) en el blog, con su correspondiente descarga en pdf, por si a alguien le apetece o…está pensando en devolver unos años de su vida.

DEVOLUCION Bypils