Árbol de ideas.

Hay gente que pone árbol: es bonito, luce bien, huele a infancia y proclama la Navidad. Y también están quienes, sin renunciar a la fiesta, se las ingenian sin árbol.

Cualquier cosa sirve para crear la estética navideña: una pirámide de ovillos, de libros, una escalera, una constelación de luces o una forma triangular hecha con lo que ya tienen en casa.

Es un árbol que, además de luces, tiene imaginación. Y convierte la Navidad en un gesto creativo.

Propongo una nueva tradición, a libre disposición de quien quiera adoptarla: cada año hay que inventar un árbol distinto… sin árbol. Y si queda torcido, mejor: es más real.

Tesoro de boj.

Son cucharas de boj, talladas por manos temblorosas hace ya más de diez años. También conservo espátulas. Me hizo muchas y, aunque cada una que me regalaba era una ocasión única, uso unas para cocinar y otras las convertí en cuadros para rendir homenaje a esas manos que ya no están.

Este es un cuadro reciclado, sencillo y de un solo tono, pero con pequeños destellos: el brillo del tesoro que guarda.

Historia del cuadro triste.

Han hecho una “Interpretación Semiótica Visual Subjetiva” de uno de mis cuadros.

La semiótica visual es una rama de la semiología (semiótica) que trata sobre el estudio o interpretación de las imágenes, objetos e incluso gestos y expresiones corporales, para comprender o acoger una idea de lo que se está visualizando. Por ejemplo, un cuadro…

Alguien lo ve y me dice: “Esto ha nacido de la tristeza. El color lo dice todo. Estás triste…”.

Interpreta la imagen, canaliza toda la información y lo percibe así: triste…

En realidad, la cronología de la creación es otra:

  1. Se me rompió una pulsera que llevaba años conmigo; su valor era emocional y quise conservar las cuentas de cristal.

  2. Al ordenar el trastero descubrí un lienzo hecho polvo que podía reciclar y un espray de pintura de pizarra.

Al salir del trastero hacía un día espléndido. Todo se conectó de forma fluida: bastidor, pintura, cuentas de cristal, pegamento, sol. Me puse los cascos y… no hay semiótica para explicarlo.
Disfruté enormemente.

Las Bolas .

Este es un post vintage. Alguien, que también es vintage , me preguntaba el otro día por ellas.

Por Bo y por Las. Las dos , siempre juntas, son «Las Bolas».

Aparecieron en mi mente en el 2009. Como no se dibujar y quería hacer algo de humor gráfico ( que me disculpen los que de verdad lo hacen), se me ocurrió jugar con dos círculos, uno azul y otro lila. Un concepto, vamos a llamarlo, minimalista… ; – )

A partir de ahí, cualquier cosa les puede pasar a un par de bolas.

 

Conocimos a otras bolas amigas suyas.

Hasta fueron al gimnasio…

Y se hicieron tatuajes.

En fin, un par de bolas… ; – )

 

 Las he sacado del cajón del olvido para este viernes…

Las Bolas os desean Feliz Fin de Semana!

Piedras que vuelan.

Esta no es una idea original. Una amiga me envío un vídeo con unos cuadros muy bonitos y muy bien ejecutados con piedras de playa.

Ella sabe que me gusta pegar cosas en los bastidores. También que vivo cerca de la playa y acumulo piedras y cristales pulidos en botes de vidrio.

Me quedé prendada de la idea pero, por cosas de mudanza, no encontraba la caja con mis piedras.

Hasta el otro día.

Y no me pude resistir…

Arte abstracto, dirían los pájaros…

Ladrillo en flor.

Pobre ladrillo. Lo odié durante las reformas: ladrillos, ruido, polvo.

Pero, al final, empecé a mirarlo de otro modo. Esos agujeros ordenados son muy estéticos, aunque sea un ladrillo… Busqué por qué están ahí: aligeran y ahorran material, permiten una cocción más uniforme, crean cámaras de aire que aíslan y, además, dan agarre y resistencia.

Cuando por fin terminó la obra, me enseñaron los que habían sobrado. Al verlos, amontonados y olvidados, decidí llevarme uno como recuerdo, como celebración de que ya se había acabado el ruido y el polvo.

Lo pinté, le pegué una pieza circular y coloqué ramas de plantas aromáticas en sus huecos. Ahora es un secadero natural de romero, tomillo, lavanda y menta.

Un homenaje al ladrillo: empezamos mal, hemos acabado bien…

Flow en madera.

 

flow1Artísticamente, esta “obra” no vale nada. Una madera vieja, unas letras de cartón y una estrella metálica. Es verdad que, antes, se ha tenido que limpiar la madera y darle un barniz incoloro que aún perdura en el ambiente, pero… no mucho más.

Afectivamente, esta “obra” vale mucho. El trozo de madera es de un pueblo del Pirineo. De una casa en ruinas… El que me la hizo ver y recoger (yo buscaba algo plano para pegar las piedras que había recogido) ya no está entre nosotros. Así que la madera es, ahora, un objeto único, porque lleva impregnado ese recuerdo.

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La estrella me la encontré en Formentera. A alguien se le cayó de un collar, un pareo o un capazo con abalorios. La tenía en la caja de “Cosas para pegar”, junto a las letras de cartón.

El proceso de creación me ha producido un estado de experiencia óptima, una de esas microfelicidades que describe Mihaly Csikszentmihalyi en su libro Flow.

Para mí, es un mantra.

Flow.

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Hay que fluir.

Anverso/Reverso

Compré una botella (o garrafa) de aceite de oliva virgen extra. Cuando se acabó el aceite, quise aprovechar el envase de vidrio con el detalle de mimbre en la base.

Nada complicado: spray de pintura de pizarra y un rotulador negro. Una vez conseguí un color crema uniforme, empecé con los puntos que, por cierto, siempre me salen mal alineados, pero me relajan.

Anverso: parte principal de una cosa, material o inmaterial.

En este caso, el anverso es la parte de mi botella de aceite que considero “principal”. No hay duda: la de los puntos, la que tiene muchos.

Reverso: parte opuesta al frente de una cosa.

La cosa es, pues, la botella decorada con muchos puntos; y la parte opuesta, su versión minimalista, con pocos.

Podría deciros que, en plena elaboración artística, se me ocurrió que podía tener un objeto con dos decoraciones. Según el día y el ánimo, puedo mostrar una cara u otra. Pero la realidad es que, en plena faena, se me acabó la tinta del rotulador…

Flor de San Juan.

Este cuadro lo hice el día de San Juan, sin un plan. Usé la estructura de unos farolillos solares que tenía guardados y formé con ellos una flor. En el centro, un cristal.

Pinté una botella de vidrio con pintura de pizarra beige. También pinté las ramas secas para que todo respirara la misma calma. En el ramo, coloqué otro farolillo como un guiño al cuadro.

Luz de verano y algo de inspiración.

Estará en el hogar de una gente preciosa…

NB : La IA lo explica así.

“Inspirado por la dualidad entre lo natural y lo artificial, el conjunto nace de materiales cotidianos transformados en arte a través del gesto manual, la mirada poética y la precisión geométrica.

El elemento central del cuadro está compuesto por estructuras de farolillos solares para iluminación exterior, reutilizadas para formar una flor estilizada de seis pétalos. Su diseño recuerda el facetado de piedras preciosas, con un pequeño cristal en el centro que actúa como núcleo brillante, generando una metáfora visual entre la energía solar y la belleza natural.

Para acompañar la obra, se creó un ramo escultórico que dialoga con el cuadro. Una botella de vidrio fue pintada a mano con pintura de pizarra en tono beige, generando una base sobria y mate. Las ramas secas fueron también pintadas cuidadosamente, en la misma gama, para integrarse en una composición armónica y monocromática. Como gesto final, uno de los farolillos fue integrado en el centro del ramo, como un eco tridimensional del motivo floral del lienzo.

Todo el proceso fue realizado con calma, en un entorno doméstico, al aire libre. La elección de materiales sostenibles y la reutilización de objetos funcionales aportan un discurso silencioso sobre la belleza que nace del uso consciente, del detalle y de la luz que se conserva.”

Cambio hilo por cuerda.

Tener “un hilo de esperanza” significa tener una leve expectativa de que algo positivo ocurra, incluso cuando las circunstancias parecen adversas . Es una conexión muy frágil, un delgado hilo que apenas sostiene la esperanza, pero que aún así no se rompe del todo.

En cambio si lo que tenemos es “una cuerda de esperanza”, tenemos algo más resistente y capaz de soportar mayor tensión. Ahí, suspendida en la cuerda, la esperanza parece más fuerte…

Es el título de este cuadro : “Una cuerda de esperanza”.

Algo sólido a lo que aferrarse.