El “ti-tu, ti-tu”…

Creo que la zona cercana a la ventana de mi dormitorio tiene una acústica increíble para insectos y pájaros. Por lo que sea, debe reunir las condiciones físicas y ambientales adecuadas para que los sonidos se amplifiquen.

Lo que me tiene desconcertada es que atraiga a criaturas de cantos monótonos, monocordes y continuos. Me pasó con la cigarra del verano y, ahora, repito con el carbonero común de la primavera.

Este precioso pajarillo emite un canto tipo “ti-tu, ti-tu” para atraer pareja y marcar territorio. Lo hace a una hora temprana, cuando más silencio hay en la calle.

La intensidad es máxima, y se ha venido arriba.
El carbonero común que resuena en mi ventana a las seis de la mañana no es común. Se cree que es un Pavarotti con plumas…

No es mi intención silenciar a la naturaleza, pero, si no encuentra pareja pronto, le agradecería que cambiara de horario y lo retrase un par de horas.

Lo malo es que no sé cómo decírselo.
A ver si encuentro el código oculto en el “ti-tu, ti-tu”…

Paparazzi de petirrojos.

Nada, este año se ha dejado ver, pero no fotografiar.

En el momento que lo detectaba desde la ventana, era hacer el gesto -sutil-de coger la cámara y se largaba, volando como le toca. Bien alto y fuera de mi alcance.

Es joven. Empieza a colorear el plumaje, pero solo apunta tonos rojizos en la cola, hay que esperar que se haga mayor. Entonces, ya se habrá acostumbrado a la persona que hay tras la ventana con la cámara preparada para vulnerar su intimidad.

Paparazzi de petirrojos, la llaman.

Fue bonito mientras duró

Finalmente, hemos creado un problema territorial entre las aves de la zona. Al colgar el comedero para el petirrojo, convocamos a los pájaros autóctonos al bufé libre de agua y semillas. Imposible poner un rótulo con el “Reservado el derecho de admisión”. Es como poner puertas al cielo …

El invento daba para medidas tipo petirrojo /gorriones pero cuando aparecieron las tórtolas , amorosas pero enormes( en vez de “tortolitos” deberíamos decir “tortolazos”) y los mirlos, la cosa se complicó.  

Total, que el invento se ha venido abajo definitivamente. Ya estaba reparado con anterioridad pero , esta vez, la madera se ha partido. Ciao al comedero.

Hemos decidido no sustituirlo para no volver a desequilibrar el hábitat y no provocar más conflictos territoriales.

Fue bonito mientras duró pienso mientras veo al petirrojo y a las tórtolas revoloteando por el lugar, desorientados, buscando algo que ya no está …

Hola.

Ajeno a todo lo nuestro.

Ya tiene su Spa.

Y llegaron los Reyes Magos y con ellos, los regalos. Para mi sorpresa, se han acordado del petirrojo y me han traído un soporte-comedero-spa.

Ahora, lo puedo ver desde la ventana de la cocina. Y confieso que, me quedo parada frente a esa ventana, en silencio, concentrada, esperando ver al petirrojo aparecer por allí.

Es una relación beneficiosa : él tiene su Spa y yo mi momento de meditación esperando su visita…

Petirrojo 2022 .

Al petirrojo que visita mi casa cada año, lo descubrí en el 2017. Supongo que será familia del primero.

Descubrí que es sociable con otros pájaros, pero muy territorial. Por lo que leo, será raro que lo vea en pareja hasta dentro de unos meses y una vez realizado el cortejo, estos pájaros van muy a lo suyo, en plan independiente. El petirrojo macho deja a la hembra estar en su territorio, pero, después de la cría, tanto la hembra como sus vástagos deben abandonar el nido y buscarse su territorio. Y cada uno, el suyo.

Este año ha vuelto, como de costumbre . No sé si es el mismo, si es macho o hembra, pero tengo claro que mi casa es su territorio.

Y he caído en la trampa y como ya lo considero de la familia,  le he dejado agua y alpiste.

Me ha manipulado sutilmente y ya ha conseguido la pensión completa.

Petirrojo 2021

Ya está aquí el petirrojo que nos visita cada año. Debe ser el hijo o el nieto de los anteriores.

En esta ocasión, conseguir la foto ha sido más difícil de lo habitual. Este petirrojo no es tan sociable como sus predecesores que se quedaban paraditos y en pose…

Photo by Nicolas Ladino Silva on Unsplash

No ha colado que esa figura estática ( más o menos) , camuflada ( más o menos) con artefacto negro y silencioso ( he quitado el sonido del disparador ) en las manos,  es parte del entorno natural.

Tampoco ha ayudado que llevaba los cascos puestos y, en algún momento, alguna estrofa habré malcantado, aunque fuera bajito…

Este es el Petirrojo del 2021.

Algo bueno de aquello.

De aquellos primeros días de confinamiento, en pleno desconcierto y con el miedo en el cuerpo, hubo una cosa excepcionalmente positiva que echo de menos.

Hace un año, el silencio pasó de ser una presencia temerosa precisamente por su ausencia, a una bendición terapéutica cuando mi cerebro se adaptó a la situación pandémica.

Llegaba la primavera y los pájaros estaban especialmente activos. Sabían que los humanos estaban encerrados y su libertad se multiplicó exponencialmente. Los trinos y el cielo especialmente azul porque a la disminución de la contaminación acústica se le sumó la disminución de la contaminación atmosférica.

Photo by Vincent van Zalinge on Unsplash

Una maravilla. De las pocas cosas positivas que tenía el encierro…

Con el tiempo, los vecinos intrépidos , que conseguían materiales empezaron a “a hacer cosas”: pequeñas reformas, utilización de aspiradores de gran potencia, martilleos y sonidos metálicos al poner a punto las terrazas…

Un año después, hay algún vecino que aún está liado con sus cosas y progresando muy lentamente, los coches vuelven a circular, hay obras en la calle, camiones, aviones…

Y los pájaros se intentan hacer oír, como cada primavera.

Photo by Satyawan Narinedhat on Unsplash.

#Encasa (lo de los pájaros)

 

El otro día, veía a Buenafuente iniciar su programe #LateMotiv escuchando pájaros. Iba moviéndose por una zona exterior, repitiendo “Pájaros”. Y me sentí plenamente identificada porque…¿No oís más a los pájaros? ¿Son más? ¿Es primavera y trinan más por pura biología?

¿Hay menos ruido y ya no los encubrimos con nuestra estruendosa cotidianidad?¿O es que están felices, sin humano pesado a la vista , que lo único que hace es entorpecer sus vidas?

Esto es lo que destapa el confinamiento. La crisis sanitaria hace emerger la realidad. Y lo normal, en la naturaleza, es que los pájaros canten…

 

Fotografiar aves…

Lo primero que me llamó la atención, fueron las líneas que dibujó el sol en los cipreses. Las sombras de los travesaños de un porche de madera creaban ese estampado luminoso. Los colores eran precisos, con esa luz matizada que tiene el atardecer del invierno…

Me quedé prendada de la imagen, la fotografié y me recreé en su observación. Fue entonces cuando me di cuenta de que los cipreses vibraban como un latido. Pequeños vaivenes, que provenían del interior. Primero aquí, luego allá…Por muy urbanita que sea mi mente, me quedó claro que aquello era de origen animal, pero, también tuve un cierto temor a que la cosa fuera de ratoncillos y familiares varios, pero…no.

De repente, de aquel estampado lineal palpitante, aparece un pajarito. Y después, del lado opuesto, otro. Me fijo más y veo que es una pareja de petirrojos. Es posible que sea “Mi petirrojo” que ha encontrado a otro petirrojo…Vuelan sobre la superficie del ciprés, se quedan suspendidos por segundos, en vertical y se meten en el interior de los árboles… Al rato, vuelven a salir. Vuelan. Se van. Vuelven. Y lo mismo.

Quiero hacer una foto de los petirrojos. O de uno, por lo menos.  Abro la ventana y me sitúo en una posición más o menos inmóvil. Los espero… Y os aseguro que vinieron. Varias veces. Y revolotearon, y se pasearon y fui incapaz de tomar ni una sola toma de sus peripecias.

Más tarde, teclee en Google: Fotografiar aves. Descubrí cientos de tutoriales. Fotografiar pájaros tiene su técnica y requiere de mucha paciencia.

Aquí, no veréis ni una foto de los petirrojos pero, os aseguro que estaban…