Algo bueno de aquello.

De aquellos primeros días de confinamiento, en pleno desconcierto y con el miedo en el cuerpo, hubo una cosa excepcionalmente positiva que echo de menos.

Hace un año, el silencio pasó de ser una presencia temerosa precisamente por su ausencia, a una bendición terapéutica cuando mi cerebro se adaptó a la situación pandémica.

Llegaba la primavera y los pájaros estaban especialmente activos. Sabían que los humanos estaban encerrados y su libertad se multiplicó exponencialmente. Los trinos y el cielo especialmente azul porque a la disminución de la contaminación acústica se le sumó la disminución de la contaminación atmosférica.

Photo by Vincent van Zalinge on Unsplash

Una maravilla. De las pocas cosas positivas que tenía el encierro…

Con el tiempo, los vecinos intrépidos , que conseguían materiales empezaron a “a hacer cosas”: pequeñas reformas, utilización de aspiradores de gran potencia, martilleos y sonidos metálicos al poner a punto las terrazas…

Un año después, hay algún vecino que aún está liado con sus cosas y progresando muy lentamente, los coches vuelven a circular, hay obras en la calle, camiones, aviones…

Y los pájaros se intentan hacer oír, como cada primavera.

Photo by Satyawan Narinedhat on Unsplash.

#NuevaRealidad (Hola, bien.)

Hola,  luna creciente de noviembre.

Mientras tu vas haciendo tu ciclo, invariable, aquí abajo las cosas están más o menos bien. O más o menos mal…

Seguimos pandémicos. Ahora mismo, mientras escribo, estoy en confinamiento perimetral municipal y toque de queda a las 22:00 h. El virus sigue contagiando en todo el mundo, pero se anuncian vacunas prometedoras, aunque con un toque tipo bazar/zoco, de eso de “a ver quién da más y más pronto” , que le están restando el rigor científico que el hecho merece. Aún con este matiz , vamos bien.

Mientras tanto, en Estados Unidos, el país con más contagios por #covid, primera potencia mundial y la democracia más antigua del mundo, parece ser que vamos a asistir a un aberrante final del que se va . Lo importante no es cómo será de folclórico . Lo importante es que se va. Y con el adiós, vendrán estrategias contra el virus. Bien.

A nivel local, los aciertos de unos y los errores de otros se utilizan para jugar a estrategia política, de partido y de poder. No hay forma de que se vaya a una, coordinando, cooperando, ayudándose…No hay manera. Increíblemente mal.

Hace unas semanas, en una video llamada a un ser querido ,  cuando le pregunté cómo estaba , me dijo : aquí, aguantando la mecha.

Así estamos aquí abajo : aguantando la mecha.

Pero, bien.

NB 1 : Aguantar alguien la mecha, o mecha

  1. locs. verbs. coloqs. Sufrir o sobrellevar resignado una reprimenda, contrariedad o peligro.

NB 2 : La mecha   es un tubo de algodón, trapo o papel, relleno de pólvora, para dar fuego a minas y barrenos. De ahí que se tratara de aguantar o esperar hasta el último momento para soltarla.

#NuevaRealidad (2023)

Es sábado por la noche. Me dispongo a hacer las fotos a la Luna Azul. Sería más adecuado llamarle Luna Doble, ya que, aunque se llame azul, el fenómeno astronómico colorista se refiere a que , en este mes de octubre del 2020, hay dos lunas llenas.

Como siempre, en ese ratito de reflexión en el momento de las fotografías, pienso que la próxima vez que haya una Luna Azul, será dentro de dos años y medio.

La siguiente, se espera para Agosto del 2023 y, dejándome llevar por el optimismo, me he visto en algún lugar bonito, en una cena veraniega con amigos, sin mascarilla ni miedo a un virus al que ya habremos vencido y es posible que , aunque ahora parezca mentira, que ya hayamos olvidado.

A ver qué tal la próxima Luna Azul…