Rodeada de “especialistas”.

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Es algo con lo que tengo especial cuidado. Yo soy “especialista” pero sólo en Psicología y Logopedia. En esas áreas, en las que tengo una formación “especializada”, tampoco me significo porque soy consciente que hay asuntos que requieren de una especialización de la especialización…

En estos últimos días, por un tema de salud familiar, he sabido que vivo rodeada de “especialistas”. Debería sentirme afortunada ante tanto conocimiento a mi alrededor, pero…

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Estos especialistas, son seres humanos que creen que sus vivencias y/o experiencias ( aunque no tengan nada que ver con el tema en cuestión) son las de la verdad absoluta. La del remedio milagroso. Las correctas.

  • Yo hubiese hecho esto” (actuar en un “pasado” que no puede ser intervenido ni corregido, es de gran ayuda. ¡Gracias!)
  • A mí me dieron este medicamento” (pero es otra cosa, se parece pero no),
  • Uy, yo tuve un dolor similar y lo mejor es…” (pues si lo tuviste, que poca empatía tienes con el doliente. ¿No dices qué sabes de la intensidad de ese dolor?¿Por qué explicas el tuyo– el único- con pelos y señales?)
  • “Estos médicos no se enteran de nada”. Ellos sí, claro. Por supuesto.

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La actitud es muy relevante a la hora de catalogar a estos especialistas. Hay a los que les mueve el interés genuino por ayudar. Estos son los únicos admisibles. El resto, adolecen de un profundo yoísmo y de una percepción alterada de la realidad que les hace creerse que saben de algo de lo que no tienen ni idea.

Yo, especialista en psicología, les recomendaría una terapia de choque. Hacérselo mirar, de verdad. O, por una cuestión de karma, que les llegue la experiencia concreta para que puedan opinar con conocimiento de causa…

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Reflexiones prosaicas… o no.

Hace una semana me di un tortazo con la puerta del coche. Estaba sacando un ventilador para afrontar la ola de calor…

Pasado el susto, el hematoma y ya libre de puntos de sutura, me ha dado por hacer unas reflexiones.

La primera: He tenido que controlar mi propio yoísmo. Me hice una foto en “máximo apogeo” del golpe y cuando me preguntaban, enseñaba la foto  . La tercera vez que lo hice, me di cuenta que no podía seguir así. No sólo por lo desagradable de la imagen (daba yuyu) si no porque era totalmente innecesario.

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La segunda reflexión es que el yoísmo es un pecado nacional. El porcentaje de historias sobre golpes, suturas, roturas y cosas-varias que me han explicado ante mi frente golpeada, ha sido muy alto. Frases tipo : Ahí los puntos no duelen nada. ¡Qué te los pongan en la axila y ya verás! O : Yo me enganché el dedo con la puerta del coche y me quedo colgando ( lo de la uña, lo omito), etc, etc…

La tercera reflexión es que no valoramos el amor y afecto que nos rodea y que se hace protagonista en estas situaciones de emergencia. Esto se traduce a toda mi familia activada a mi alrededor y cubriéndome de mimos.

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La cuarta reflexión es que hay gente buena por el mundo. Esta es una reflexión delicada por el tema que trata. Mi ojo morado y mi frente suturada, me daban un aspecto que podía hacer pensar en violencia de género… Mis visitas al médico fueron en taxi. En uno de esos viajes, me saqué las gafas, tipo Audrey , que llevaba para camuflarme y el taxista me miró de reojo por el retrovisor. Yo iba hablando por teléfono. Al llegar a destino, se para unos metros antes. Se gira y me pregunta: Perdona ¿Tienes algún problema? , ¿Necesitas ayuda? Se me puso la carne de gallina. Le expliqué al chico lo que me había pasado y que no necesitaba su ayuda pero , al bajar del coche , le dije que le agradecía mucho que me lo hubiera preguntado. Fue sensible y me mostró a un ser humano concienciado. Buena gente.

La quinta y última reflexión es la prosaica. Siempre, mejor, un coche cuatro puertas. De verdad. Un dos puertas, con asiento abatible y que se desliza por esas guías endemoniadas, es un mal asunto. El asiento puede golpear un ventilador que estabas sacando del asiento posterior (porque no cabía en el maletero) y hacer que tu frente impacte con la esquina superior de la puerta.

De estas reflexiones, me quedo con lo mejor: los mimos y la buena gente.

Y ya he borrado la foto del móvil. ; – )

El yoísta y la personalidad cactus.

 

Nota: Esta es una de las entradas más leídas en este Blog durante los últimos cuatro años…

 

Yoísmo/ Egoísmo: (…)Etimológicamente viene de ego [yo] e ismo [práctica], por lo tanto significa la práctica de ser yo (…) Wikipedia, dixit.

Yo ( ja!) añadiría :  «la práctica de ser yo, sobre todas las personas, situaciones y cosas».

El yoísta , suele ser egoísta , egocéntrico y narcisista. Son características bastante comunes en esta patología pero la que se impone es la «ausencia-total-de-empatía».No es capaz de ponerse en el lugar del otro , simplemente lo usurpa y lo convierte en :

Yo, más.

Yo, peor.

Si le hablas de un mal momento ( p.e. : una enfermedad ), el yoísta no sólo no te dejará explicar tu vivencia( que es , muchas veces, vaciar, desahogarte, consolarte..)si no que te relatará ( con todo tipo de detalles) las suyas o de los suyos que, evidentemente, son peores , más dramáticas o más interesantes que las tuyas.

Nunca podrás decir que sufres. El yoísta sufre, más.

No se te ocurra quejarte de tu suerte . El yoísta siempre estará peor que tú.

Yo, también.

El yoísta del también no es más dramático o peor que «lo tuyo» ( aunque se dan casos mixtos en los que se mezcla, el «más» y el «peor» con el «también«) :por ejemplo , relatas un viaje reciente, acabas de llegar y estás expansivo. El yoísta te corta , el también ha visitado esa ciudad o, también se lo pasó genial en otra, que te recomienda fervientemente.Esto ocurre en cualquier tema de conversación que se produzca.

La mayoría de las veces, no se da cuenta de que lo es. Es posible que lo reconociese, objetivamente,  si lo grabáramos y después, le hiciéramos escuchar su propia voz , a la vez que contabilizamos las veces que dice «yo» o se refiere a sí mismo. Aún así, no lo probeís. Ser yoísta es un grave defecto de la personalidad que , pocas veces , es reconocido. Es más, el yoísta tiene tendencia a convertirse en mártir.

La falta de empatía y su inmersión en su ombligo, los convierten en personalidad cactus. Te acercas una vez y te pincha con su yoísmo pero piensas » es mi amigo», «es mi suegra»… Te acercas una segunda vez y el cactus te vuelve a pinchar. ¿No te estoy explicando que he ido a urgencias, con mi padre y un infarto? ¿Qué más me da que a tí te trataran fatal cuando fuíste, tú, a urgencias, hace cinco años, por áquel terrible dolor en la cadera que no te dejaba vivir y que te dolía más que a ningún ser humano de este planeta? .

Llega la tercera ocasión y el «yoísta» está preparado para pinchar de nuevo. No olvidéis que es un cactus. Es entonces cuando se activa nuestro modo «No pain», «No dolor» y decidimos que vamos a esquivar la espinita.  Te alejas del cactus y no te pinchas más.

Lo mejor es huír del yoísta y dejarlo con su yo.

Ya se las apañarán ellos dos…

Imagen : http://soyunyuyo.com/tag/cactus/

El sufriómetro ( o cada uno con su soul).

Llámalo alma o corazón.

Di que es eso que sientes muy adentro , en esas simas profundas que nadie conoce.Yo lo llamo soul.  No es muy original  (si sólo te centras en la  pura y dura traducción de alma en inglés) pero es un término precioso si te imaginas que es tu alma con la cadencia de este género musical …

El soul de cada persona se ve seriamente afectado por los sentimientos y las emociones. Tu soul cambia , se fortalece y se enriquece con la alegría, con la felicidad ( del tipo que sea) , con la tranquilidad, con la armonía , con la paz… También es seriamente perjudicado por los sufrimientos , el desamor, el estres, la tristeza, la ansiedad, la pérdida. La melodía va variando según la vida te brinda alimento para el alma o, por el contrario, la agita para herirla.

Cada soul tiene su voz… y cada voz es diferente.

Los umbrales de dolor y de felicidad, también son diferentes para cada soul y también , la forma de tocarlo.  Cada alma sabe de su sufrimiento y lo lleva a su nivel… Unas cosas que hieren de muerte a unos, es de pronóstico leve en otros. Con la felicidad, lo mismo. Y, a la inversa, y sucesivamente y así, por cada ser humano que habita en este planeta.

Así que va siendo hora que todos entendamos que cada soul tiene su propio intérprete . Si el soul emana felicidad, no suele haber problemas pero cuando sufre.. Cuando sufre…Nadie sufre más que otro. Ni menos. Ni casi igual. No es una magnitud comparable esta del «sufrimiento»…No existe «un sufriómetro»…

Al final, sea el que sea el umbral que te ha tocado, el alma duele.

Y nos duele a todos.

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Making of de este post: He pensado ¿Se puede medir el sufrimiento?. ¿Puedo determinar si fulano sufre más que mengano? ¿Qué sufrimiento es el más grande?. Todo esto en el contexto de la normalidad, es decir, apartando de esta ecuación los Sufrimientos ( con mayúscula). ¿Por qué , a veces pensamos que lo que nos pasa a nosotros es más importante que lo que les pasa a los otros? ¿Por qué hay gente que disfruta mostrando (insistiendo )que sufre más que tú?…Y me han salido estas letras desde lo más profundo de mi soul...

Y hablando de soul, un regalo final:

La Reina del Soul. Lo que es bueno, es bueno siempre. ; – )

El yoísta y la personalidad cactus.

Yoísmo/ Egoísmo: (…)Etimológicamente viene de ego [yo] e ismo [práctica], por lo tanto significa la práctica de ser yo (…) Wikipedia, dixit.

Yo ( ja!) añadiría :  «la práctica de ser yo, sobre todas las personas, situaciones y cosas».

El yoísta , suele ser egoísta , egocéntrico y narcisista. Son características bastante comunes en esta patología pero la que se impone es la «ausencia-total-de-empatía».No es capaz de ponerse en el lugar del otro , simplemente lo usurpa y lo convierte en :

Yo, más.

Yo, peor.

Si le hablas de un mal momento ( p.e. : una enfermedad ), el yoísta no sólo no te dejará explicar tu vivencia( que es , muchas veces, vaciar, desahogarte, consolarte..)si no que te relatará ( con todo tipo de detalles) las suyas o de los suyos que, evidentemente, son peores , más dramáticas o más interesantes que las tuyas.

Nunca podrás decir que sufres. El yoísta sufre, más.

No se te ocurra quejarte de tu suerte . El yoísta siempre estará peor que tú.

Yo, también.

El yoísta del también no es más dramático o peor que «lo tuyo» ( aunque se dan casos mixtos en los que se mezcla, el «más» y el «peor» con el «también«) :por ejemplo , relatas un viaje reciente, acabas de llegar y estás expansivo. El yoísta te corta , el también ha visitado esa ciudad o, también se lo pasó genial en otra, que te recomienda fervientemente. Esto ocurre en cualquier tema de conversación que se produzca.

La mayoría de las veces, no se da cuenta de que lo es. Es posible que lo reconociese, objetivamente,  si lo grabáramos y después, le hiciéramos escuchar su propia voz , a la vez que contabilizamos las veces que dice «yo» o se refiere a sí mismo. Aún así, no lo probeís. Ser yoísta es un grave defecto de la personalidad que , pocas veces , es reconocido. Es más, el yoísta tiene tendencia a convertirse en mártir.

La falta de empatía y su inmersión en su ombligo, los convierten en personalidad cactus. Te acercas una vez y te pincha con su yoísmo pero piensas » es mi amigo», «es mi suegra»… Te acercas una segunda vez y el cactus te vuelve a pinchar. ¿No te estoy explicando que he ido a urgencias, con mi padre y un infarto? ¿Qué más me da que a tí te trataran fatal cuando fuíste, tú, a urgencias, hace cinco años, por áquel terrible dolor en la cadera que no te dejaba vivir y que te dolía más que a ningún ser humano de este planeta? .

Llega la tercera ocasión y el «yoísta» está preparado para pinchar de nuevo. No olvidéis que es un cactus. Es entonces cuando se activa nuestro modo «No pain», «No dolor» y decidimos que vamos a esquivar la espinita.  Te alejas del cactus y no te pinchas más.

Lo mejor es huír del yoísta y dejarlo con su yo.

Ya se las apañarán ellos dos…

Imagen : http://soyunyuyo.com/tag/cactus/