El momento del paseo por el bosque es realmente especial. El aroma de la tierra, los laureles salvajes y la hierba. El susurro de las copas, el débil discurrir del agua… Si estás concentrado en el baño de bosque, la experiencia te serena , te proporciona una satisfacción tangible de ese conjunto de intangibles de la naturaleza.
Es un sistema lleno de intervenciones del propio sistema : un tronco que se seca y se cae , otro cubierto de musgo, que se inclina buscando sobrevivir.
De repente, te encuentras con intervenciones externas al sistema. En este caso, humanas. Y , mira, te alegras de que sean respetuosas con ese paisaje. Están los Cairn ( del gaélico escocés) aspiracionales aunque leo que “existe en castellano el término morcuero que, según dice el diccionario de la RAE, es un «montón de piedras al pie de los caminos dedicado a Mercurio, que se formaba con las que iban depositando los viajeros en honor del dios».”
También los que hacen algo más artístico.
Encuentro otra intervención humana. No es un morcuero, es una guarrada.
No se han dejado nada al azar: además de escombros, la intervención se corona con una preciosa botella de plástico.
Ojalá el Dios Mercurio actúe en consecuencia…
Acabo con foto sin intervenciones humanas.