Ha pasado casi un año desde que iniciamos la época pandémica de manera oficial . Debería estar acostumbrada. Ha pasado mucho tiempo para seguir sintiendo un cierto nivel de extrañeza cuando veo a los paseantes de la playa.
Día radiante, colores intensos. Todo parece normal, pero todo el mundo lleva mascarilla. Estoy sentada en un banco y los observo. Veo, claramente, como se cuida la distancia social-sanitaria porque hay cambios espontáneos de ruta para eludir a los caminantes que pueden acercarse demasiado.
Sé que esto es la “nueva normalidad”, pero mi cerebro sigue manifestando desconcierto.
Mi vista se deleita con el agua. Reflejos plateados. Destellos .
Hay alguien sentado muy cerca de la orilla.
No distingo más que una silueta lejana , inmóvil.
Me relaja.
El mar está precioso.
Extiendo los brazos sobre el banco y dirijo mi rostro al cielo. Entonces, soy consciente que llevo las gafas de sol y la mascarilla . En esta nueva normalidad , parezco el hombre invisible cuando se pone las vendas …
Un año ya.
Póster «The Invisible Man» en redbubble.com
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