El huerto está en su fase de otoño… Es un sí pero no…Una cosa extraña…
La pimienta de cayena parece eterna. No he dejado de cosechar y, aun así, sigue a lo suyo. Tengo la sensación que ha venido para quedarse para siempre…
La albahaca se ha espigado y ha florecido. Tal y como he aprendido de otras ediciones huerteriles, estoy asistiendo al final del ciclo de vida de esta planta que ahora -concentrada su energía en tirar para arriba y producir más flores ( y semillas)- dejará de fabricar hojas. Adoro la albahaca. Cuando llueve, cuando hace viento, cuando me acerco a hacer las fotos me impregna su aroma fresco… Y si la toco, el perfume perdura en mis manos durante mucho tiempo…
En cambio, el orégano puede vivir de 5 a 6 años sin demasiado esfuerzo. Las flores no son el final del ciclo (incluso se recolectan) y ahora parece que se están volviendo de un tono morado oscuro por el cambio en el clima… Algo más de frío ya va haciendo…
Cuando hacía la foto, me ha sorprendido ese pedazo guindilla que asoma por detrás. ¡Madre de Dios! Es tan grande que se sale del huerto…
Pimienta de cayena eterna, guindillas gigantes…Empiezo a pensar que mi huerto urbano es un refugio de las picantes. Se lo comentan entre ellas y vienen aquí… Lo Hot es lo que le va y se muere por la capsaicina…
Fijo.