Una de las cosas que más me delatan como urbanita , es lo de las fotos.
Después de varios años de entrenamiento, he conseguido llevar la ropa adecuada. A mi poca experiencia en pueblos, le sumabas mi naturaleza mediterránea y me podías encontrar con lino y sandalias en el Pirineo…; – ).
Ahora bien, es verdad que salgo de casa con la cámara colgada al cuello y flipando, cada año, con lo que ven mis ojos…En eso no he cambiado. Esta vez, además, llevaba dos cámaras. En plan guiri. Los más veteranos, aún se preguntan por qué fotografío al asno ( o cualquier animal que me sorprende que no sea perro o gato). ¿Por qué?… ¿Un asno? ¿?
¿Por qué me da por hacer fotos a cualquier botijo, maceta o puerta que se me ponga por delante, aunque la puerta sea tan vieja…?
El día de la lluvia de Gemínidas, hice caso a los que saben y esperé a que escampara la tormenta. A las dos de la madrugada, vi un espectáculo maravilloso que no voy a olvidar…Cuando lo relaté al día siguiente, los nativos me contestaron que , en verano, allí es habitual ver estrellas fugaces y aquella bóveda celeste, preñada de puntos luminosos que parecía absorberte , también. Casi cada noche.
Así que cuando me preguntan ¿Qué le veo a ese banco (en el que no se sienta nadie porque el de la puerta del horno es mucho más fresco)?, yo les respondo que son unos privilegiados porque están acostumbrados a esa belleza…
Y no necesitan fotografiarla.
Llevarán esa belleza consigo, como parte de ellos. Nosotros, en cambio, necesitamos fotos para llevarnos con nosotros parte de ella. Un abrazo
….y hay quien nunca ve esa belleza…
Un saludo, Mara
Las fotos de las puertas me encantan. Hermosas fotos
Es como con la luna. No me canso de hacerlas…