Caos artístico vs. reel impecable

En pocos minutos, mi mesa de trabajo era un desastre. El lienzo recién empezado, la música sonando en mis cascos y yo encantada de la vida texturando. Pinturas y pasta de relieve, tarros con agua, pinceles de varias medidas… todo disperso. Mis manos, manchadas con los colores elegidos —mea culpa: odio los guantes— y pintura en la ropa, justo en la zona que el delantal no alcanza a cubrir.

Un cuadro, nunca mejor dicho.

En mitad de ese caos me vinieron a la cabeza los vídeos que me enseñan las redes. Esos reels de artistas de la pintura que muestran todo el proceso: talleres de revista, luz perfecta, plantas bonitas en las esquinas y ni una gota fuera de sitio. Ellos pintan sin acabar pareciendo una obra de arte abstracta llena de manchurrones. Terminan con elegancia, se limpian las manos, limpias, con un trapo igualmente inmaculado, y detrás se ve el cuadro perfecto. Ni rastro de plástico protector en el suelo; justo lo contrario que en mi caso, donde cubro todo lo que se pueda manchar… y aun así algo siempre se escapa.

Y entonces me pregunto: ¿es realmente la realidad frente a las redes? ¿O soy yo, que todavía tengo que aprender a pintar con más orden y concierto… o aceptar, simplemente, que mi proceso creativo es un pequeño y feliz caos?

Expectativa Pinterest, realidad tostador ( y el olor a coliflor).

Expectativa: Quieres que la cama luzca como la de un hotel de lujo: muchos cojines de diferentes tamaños y un camino de cama perfecto sobre una colcha impecable.

Realidad: Cada noche tienes que destruir la muralla de cojines que no vas a usar, doblar el camino y la colcha y buscarles un sitio hasta el día siguiente. Y vuelta a levantar la fortaleza al otro día. Y al otro. Y al otro… Bonito, sí.


Expectativa: Una cocina minimalista: solo el exprimidor y la batidora a la vista, una planta en cesta de mimbre y un cuenco de fruta natural.

Realidad: Tienes más utensilios que usas y quieres tener a mano cuando cocinas. Y ese tostador horizontal, de bar, que te va de maravilla, te acompaña desde hace años y ya ni siquiera se fabrica. Es feo, sí, pero imprescindible.


Expectativa: Cocina abierta al comedor-salón. El espacio se ve más amplio y, cuando tienes invitados, puedes hablar con ellos mientras preparas la comida.

Realidad: Funciona si solo haces ensaladas y platos fríos, pero si guisas, te encanta el pescado a la plancha o la coliflor hervida, prepárate para abrir todas las ventanas y montar una ventilación cruzada para sacar el olor a comida de toda la casa.


La expectativa es lo que sale en las revistas y en los proyectos de interiorismo.
La realidad es la vida que pasa dentro. Y una casa vivida tiene vida. La tuya.

Expectativa vs Realidad.

-. Desayuno al aire libre

En la mesa, debajo del cañizo , viendo el campo… Estoy con una amiga y hemos puesto los mantelitos individuales, los vasos con agua y zumo. También pa amb tomàquet y una tabla con embutido de la zona. Ni nos hemos sentado que se acercan unas avispas revoltosas. Primero hay dos pero, después, el número se dobla. Yo , las temo. Mi amiga, también. Dando saltitos y haciendo aspavientos con un trapo, hemos conseguido sacar los platos , los vasos, y el pan. La tabla, ha sido más difícil. Les encanta la sumaia

Más bandadas de trapo y ya lo tenemos todo pero nos siguen al interior. Hemos cortado un trozo de sumaia y lo hemos dejado en la mesa, a medio sol, debajo del cañizo… Allí dónde debíamos haber estado nosotras…

Eso sí, desayuno con risas…

Foto de Mia de Jesus en Unsplash