Un neumático, una cuchara, una botella, una huevera…

Hay gente capaz de proyectar el uso de una cosa , en uno completamente diferente al ideado originariamente. Tienen esa capacidad creativa…

Ven un neumático e inmediatamente piensan : «Lo pinto de un color fluor y le pongo unas ruedecitas «…

Y , encima, queda bien.

rueda

O se encuentran con unos cubiertos desparejados y exclaman : ¡Mira, un perchero! (o un móvil, unas flores o un espejo…)

cubiertosDe Creative Ideas.

Dónde yo veo botellas de cristal, ellos ven  jarrones con flores.

botellas¿Botas de agua que ya no sirven? Nada, maceteros coloristas…

botas

Cajas, pallets =Mesas y organizadores. Y en colores pastel ( rosa chicle y mint)

lestoc

lestoc (2)De L’estoc

Unos escurridores, se convierten en fantásticas lámparas de cocina.

escurridorDe Creative Ideas

Y…. lo que se puede hacer con una huevera … Convertirla en un «mete-todo»., un contenedor para ese cajón en el que tenemos esas cosas que no sirven para nada.

una hueveraLa huevera da juego…

Chubasquero amarillo, botas azules.

Aviso Urgente: Se busca mujer de mediana edad, ataviada con un chubasquero amarillo y unas botas de agua de color azul.

Zona Puerto.

Paciente del Centro Psiquiátrico Luces.

Telef….

Donde yo vivo, llueve muy poco. Tan , tan poquito que no es necesario tener unas botas de agua . Esta se evapora, rápidamente y tamiza la tierra pero no la encharca…Nunca , jamás, he necesitado unas botas de agua así que considero un fenómeno inexplicable , la irresistible atracción que sentí por esas , las de color turquesa… Me sorprendí a mi misma, babeando delante del escaparate de aquella tienda de prendas de segunda mano. Vintage, me corregiría mi hermana…

Cuando entré, decidida a probármelas, un chubasquero de un color amarillo estridente captó mi atención. Era de mi talla y me lo puse, mientras me calzaba las botas de agua. La imagen que me devolvió el espejo del probador, era impagable. Estaba a medio camino entre un pescador y un payaso… Ridícula en esta tierra seca… No obstante sentí que me daba igual y que tenía que adquirir ambas piezas. Lo hice. Es más, salí de la tienda “vintage” con ellas puestas…

De camino a casa, me encontré con una vecina especialmente odiosa, conocida por saber todo de todos y de todo y criticar a destajo a esos todos. Me inspeccionó, observándome de arriba abajo y con voz despectiva me preguntó por qué llevaba un chubasquero. Sin dar tiempo a articular mi respuesta del cerebro a la boca, me oí decir : Por qué me da la gana, señora. La vecina, tiesa como el palo de una escoba, me respondió que me quedaba horrible y que hacia el ridículo, en un día tan radiante. Y me pasó lo mismo. Mi voz se activó y dije : Me da igual lo que tú creas, vecina cotilla. Seguí caminando, haciendo un extraño chof –chof con mis botas de agua y un suave frus-frus con mi chubasquero. Deseé llegar a casa y , como por arte de magia, me encontré a las puertas de mi edificio…

En el rellano de mi casa, me estaba esperando mi hermana. Por la postura defensiva, supe que su visita era problemática. Me acerqué a ella y me lanzó su discursito habitual sobre asuntos domésticos. Su voz me llegaba lejana. Sentía como todo lo que me decía, me resbalaba literalmente…A su inquisitoria pregunta ¿Me estás escuchando? , mi voz renovada la invitó a irse y le confirmó que lo que me estaba diciendo no me importaba ni lo más mínimo. Un pimiento, para ser más exactos.

Ya en casa, recibí varias llamadas telefónicas. Mi ex, mi ex suegra, mi jefe…Quejas, reproches o amenazas…A todos, les indiqué que no tenía ningún interés en lo que me decían. Cada vez que colgaba el teléfono, me invadía un estado de suprema satisfacción.

Me percaté que durante todo este tiempo, no me había sacado el chubasquero…Acaricié el plástico rígido y brillante y pensé que sería una buena prenda para los lluviosos Highlands Escoceses, por ejemplo. Siempre había deseado ir allí. Y, claro, fue abrir los ojos y estar en el centro de un paisaje verde profundo, con unos acantilados preciosos y una lluvia densa que resbalaba por el cuerpo, enfundado en el chubasquero amarillo.

Empecé a andar, sin saber muy bien qué hacer a continuación cuando mi mirada se demoró en mis chorreantes botas de agua…Pensé que en casa, estaría seca y calentita… Y allí aparecí.

Tarde unas horas en darme cuenta … Lo que me ocurría era tan, tan prodigioso que me parecía imposible. ¿Me estaría volviendo loca? Decidí confirmar mis sospechas: Mi ex. Un ser odioso. Sus palabras me irritaban. Todas. Un simple “Hola”. Lo llamé y provoqué su ira. Como era de esperar, su respuesta fue desmesurada y…odiosa . Lo que siempre me dejaba hecha un ovillo, un mar de lágrimas con ataque de ansiedad incipiente, se convirtió en indiferencia. Lo que me decía aquel tipo me traía al pairo.

La segunda prueba fue más divertida . Me imaginé en Nueva York, París y Tokio y…allí estuve.

Así que, finalmente, me di cuenta que el chubasquero me protegía emocionalmente .Lo positivo, lo seguía percibiendo con la misma intensidad pero lo negativo… resbalaba , literalmente. Y, después, estaban las botas. En realidad, un artefacto mágico para tele-transportarse por el mundo…El único inconveniente era que en el lugar al que me trasladaba, siempre, siempre estaba lloviendo pero tampoco era para ponerle pegas al invento.

Hice de mi chubasquero amarillo y mis botas de agua azules, mi uniforme de vida. Sólo me lo sacaba para dormir…

Al final, consiguieron internarme en este lugar. Al llegar , me vistieron con un horrible camisón de hospital pero, tras una semana simulando ataques de pánico, he conseguido que mi terapeuta acceda a realizar las sesiones con las prendas puestas. Cree que estaré más tranquila y relajada.

Se acerca la hora. Oigo a la enfermera . Abre la puerta y deja mi chubasquero y mis botas a los pies de la cama.”En 10 minutos, tienes la sesión con el doctor”. Cierra la puerta.

Ahora , sólo tengo que escoger un destino.

lluvia

NB : Este relato lo publiqué en el 2012. Aún están buscando a la mujer del chubasquero amarillo y las botas azules… Si la veis por ahí, no la delatéis…