¿Debo querer a mi hermano/a por imperativo sanguíneo?.
La condición de compartir mucha información común en nuestro código genético, ¿Es suficiente para sentir afecto por un pariente directo?.
La pregunta-resumen es ( y aquí nos podemos referir a todos los parentescos directos posibles): El «lazo de sangre», ¿es importante?.
Por casualidades del destino , nos vemos compartiendo la vida con una serie de seres humanos con los que ( si hay suerte) conectaremos o bien ( si no la hay) serán «muebles de nuestra existencia» hasta el día de nuestra independencia . A partir de ese momento, las vidas rigen independientemente y solo la tipología de «padres aglutinadores» podrán conseguir que la relación sea frecuente o fluída. Si no es así ( o sea, no hay efecto aglutinador) , nuestro lazo de sangre se irá diluyendo, entre compromisos familiares, navidad y el cuidado y muerte de los padres.
En ocasiones, el reparto es acertado y ese humano (el y ella) con el que te peleas, duermes, creces y heredas ropa y coche es un tipo normal o increíble y te rozas… y el roce , hace el cariño. Y el cariño dura esa vida entera , estando ahí , siempre.
Las veces que el destino quiere jugar a unir a seres dispares, o bien en los que la relación es mala, dañina, violenta…negativa, el lazo de sangre se puede convertir en una soga. Sientes culpabilidad por no sentir afecto ya que , lo que es normal, lo que es socialmente aceptado es que el lazo de sangre es suficiente para ligarte a otro ser humano, de por vida.
Pero la vida, es larga. Y variada.Y te hace sabio.
Descubres a la familia de vida , que te acompaña en todas tus peripecias , y que puede coincidir con tu familia sanguínea , o no. La familia de vida son esas personas que están de forma constante , de forma voluntaria y solo motivadas por el afecto de los unos hacia los otros.
Existan o no existan los lazos de sangre.
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