Te llevé al huerto…

Hace ya cinco años que inauguré mi huerto urbano. Esta es una crónica de su creación.

El primer día de mi Huerto Urbano…

La experiencia ha sido más liviana de lo previsto. He montado el huerto urbano sin demasiados problemas gracias a una organización minuciosa de las “cosas” que forman parte del proceso.

Parecerá una obviedad pero, la mayoría de veces que he montado algo (léase mueble del IKEA y de tamaño pequeño/mediano), me ha podido el ímpetu-bricolajeril  que es el espíritu inicial, un tanto descontrolado, antes del montaje, lleno de ilusión que va menguando, a medida que los tornillitos no encajan en su sitio…Se refleja en un ir y venir buscando herramientas, colocar las piezas en lugares incómodos o de difícil acceso, pasar –un poco- del manual de instrucciones dando una ojeada rápida, no preparar las “cosas”que componen el mueble, etc…

Esta vez, todo controlado. Era un reto. Ha habido muchas risitas a mi costa con “mi” huerto. Por todos los flancos de la familia y los amigos. Me he tenido que oír que gracias a “mi” futura cosecha, podremos sobrevivir…Bueno, me voy a acoger a la Quinta Enmienda de la República Independiente de Mi Casa , que reza así : “Quién ríe el último, ríe mejor” y verás que pasa cuando me haga mi ensaladita, con mi lechuga fresca y mis tomatitos cherry o saboree mis jugosas y aromáticas fresas…Por no hablar de cada vez que vaya a cosechar perejil o albahaca…

El único contratiempo (unos minutos, pocos) fue descubrir que el destornillador tenía dos posiciones y estuve intentando roscar un tornillo en la posición de desenroscar. Descubierto el ingenioso mecanismo, me centré y conté las piezas, las separé e inicié el riguroso seguimiento del Manual de Instrucciones ( por cierto, perfectamente legible!).

Sin contratiempos, monté mi mesa de cultivo. Lo he ido diciendo todo el fin de semana, en tono triunfal a todo el que me ha querido escuchar…

La segunda etapa de esta fase, ya me gustaba más. La podríamos categorizar como “ocio”. Trabajar la tierra, plantar, regar…Texturas y aromas. Ilusión y expectativas.

Ahora, entro en la fase del regar y el vigilar. No sé que tendré al final del camino: ¿Una lechuga pocha? ¿Un tomatito? ¿Un par de fresas?… Sea una cosecha final abundante o más bien minimalista,  por lo menos sé que ,caminando, me lo pasaré bien.

Además…nunca hubiese pensado que , a mi edad, iba a poder llevarme a alguien al huerto…literalmente. Eso es lo que haré con cualquiera que me visite.

Todo ventajas, pues. ; – )

Así empezó todo… ; – )

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